Jack White: “En The White Stripes, Meg tocaba la batería y yo hacía todo lo demás”

A punto de regresar a Buenos Aires para inaugurar el Primavera Sound, el músico habla del par de discos simultáneos que grabó en la pandemia.

Por  TYLER JENKE

octubre 9, 2022

Jack White, un rockero en estado de reinvención.

Paige Sara.

Cuando recibió el año nuevo en 2020, Jack White no sospechaba que poco más de dos años después lanzaría dos álbumes solistas seguidos. Después de todo, 2019 había dejado Help Us Stranger, el tercer álbum de The Raconteurs (su banda con Brendan Benson, en voz y guitarra; Jack Lawrence, en bajo, y Patrick Keeler en batería), y con giras internacionales agendadas para la mayor parte del año, probablemente habría continuado concentrado en esas cosas. 

Por supuesto, como todos sabemos muy bien, el tiempo nos deja en ridículo a todos.

Mientras el mundo se encerraba a partir de la pandemia global del Covid-19 y debía adaptarse a la nueva normalidad, muchos artistas encontraron su manera personal de abrazar las limitaciones. Para Jack White –que se presentará en el marco del festival Primavera Sound, el viernes 14 de este mes–, la crisis significó volverse aún más creativo y de manera novedosa.

Mirá el video de “Whats´s the Trick?”

“A los músicos de todo el mundo se les planteó que no iban a tocar en vivo. Eso les puso un buen freno a un montón de cosas”, explica White desde su casa, vía Zoom, adecuadamente vestido con una camisa a rayas blancas (“white stripes”, en inglés). “Y si no estás tocando en vivo, entonces probablemente no vayas a sacar un disco nuevo. Y si no vas a sacar un disco, probablemente no compongas canciones”.

“Así es que mucha gente que conozco entró en modo crisis. ‘¿Cómo voy a pagar las cuentas? ¿Y ahora qué hago?’”, recuerda. “Entonces decidí cambiar mi perspectiva con este tema. Simplemente lo aproveché para ser más creativo, y tuve la suerte de estar en una posición en la que podía hacerlo funcionar. Fue todo un renacer para mí”.

Sin embargo, mientras algunos colegas entraban en un período de creatividad desenfrenada (aunque aislada), White optó por algo distinto. En lugar de componer y grabar música que no vería la luz ni llegaría a los escenarios, se replegó en… su pasión por la carpintería.

“No escribí música durante los primeros ocho o nueve meses de 2020”, admite. “Pensaba: ‘Si hago esto, corro el riesgo de que quede en un cajón durante un año y medio hasta que pueda tocarlo. No quiero hacer eso, sería medio raro’. Porque para cuando pudiera tocar en vivo ese material, yo ya estaría en otra cosa”.

Así que a White el plan de componer no lo atrajo durante un buen período. “Pero no había problema porque de pronto me di cuenta de que al fin tenía tiempo para trabajar en estos muebles que venía postergando desde hacía un par de años”.

Se sabe, White fue aprendiz de tapicero en su juventud. En 2000, formó el dúo The Upholsterers (Los Tapiceros, en inglés), con el baterista Brian Muldoon, precisamente su maestro en estas artes. El grupo duró poco, pero cuenta la leyenda que White ocultó a su tiempo algunos singles en vinilo de siete pulgadas, de The Upholsterers, en muebles del taller de tapicería donde trabajaba con Muldoon.

A decir verdad, el guitarrista no pasó la cuarentena solo con sus muebles. Aunque para 2020 estaban previstas más giras de The Raconteurs, la pandemia le dio a White tiempo para abrir, al fin, el primer local internacional de su disquería-sello Third Man Records. White fundó su compañía en 2001, pero recién tuvo en 2009 su primera locación física, en Nashville, Tennessee. En 2015, White inauguró una segunda tienda en su ciudad, Detroit, Michigan. Sin embargo, debió postergar el plan de desembarcar en Londres por las dificultades de la pandemia.

“Todo el mundo decía: ‘Bueno, quizás no deberíamos hacerlo ahora. Hay una pandemia. Está todo cerrado. Hay cuestiones impositivas a resolver cuando abrís un negocio. Nunca hicimos algo así’”, recuerda White. “Es decir, había muchas razones para no hacerlo. Pero yo me mantenía firme: ‘Man, es una idea buenísima. Quiero intentarlo…’”.

El guitarrista abrió el año pasado, en Londres, la primera sucursal internacional de su disquería-sello, Third Man. Foto: Instagram.

Eventualmente, White encontró la solución: manejar la locación como si se tratara de pop-up extendido y así, en septiembre de 2021, Third Man Records Londres abrió sus puertas. White tocó un set solista para celebrarlo, y esa fue su primera performance pública desde fines de 2019.

Desde entonces, el local se convirtió en una especie de suceso, frecuentado por fans de Third Man de toda Europa. De paso, el sello firmó a la banda londinese Islands of Love. “Quizás dure solo un año”, dice White. “No lo sé, pero por ahora nos va muy bien”.

A fines de 2020, White volvió a encontrarse dedicando parte de su tiempo a crear música. Todavía con restricciones importantes, no tenía la posibilidad de colaborar con ninguno de sus compañeros de banda, así que solo podía trabajar bajo el paraguas de “Jack White”.

“En The White Stripes yo era el compositor y arreglador. Era así”, recuerda. “Meg (White) tocaba la batería, yo hacía todo lo demás. Así que aquellos eran todos ‘temas de Jack White’. En The Raconteurs, Brendan (Benson) y yo componemos juntos. Así que esas son canciones de Brendan y Jack. Y en The Dead Weather, componemos los cuatro. Así que se podría decir que mi faceta solista es lo mismo que The White Stripes, donde hago todo yo solo”.

“Así que tenés un determinado punto de partida y te toca aprovechar lo que puedas de la situación”, explica. “Tengo que asumir que las cosas son lo que son. Esta situación la podemos resumir en: ‘No hay apuro’ [risas]. No es que en un par de meses va a haber shows o que tenés que sacar un disco para Navidad ni cumplir con ninguna otra estrategia del negocio. Así que no hay apuro”.

Eventualmente, la pandemia dio sus frutos: dos discos nuevos, los primeros de White desde Boarding House Reach, de 2018. El primero, Fear of the Dawn, salió en abril y presenta un sonido más cercano a lo que los fanáticos de White podrían esperar.

“Si alguien me pregunta, ‘¿Como guitarrista, cuál te parece tu trabajo más interesante?’, le respondería Fear of the Dawn”, admite White. “Creo que es lo más interesante que he grabado, desde mi pequeña burbuja, mi pequeño garaje. Tiene la mayor variedad de técnicas que jamás haya usado, distintos tipos de edición y de grabación en computadora. Digital y en cinta, y todo junto. Y toco todos los instrumentos. Empiezo una canción en el bajo y después meto un solo de guitarra. Antes no hubiera hecho algo así. Como guitarrista, realmente me animé a ir más lejos que nunca”.

Con Robert Plant, en el Lollapalooza 2015.”Si sabés que no vas a tocar en vivo, no componés”, dice White sobre los efectos de la cuarentena, aunque él mismo terminó grabando dos discos durante el Covid. Foto: Agustín Dusserre.

Desde el arranque con el incendiario “Taking Me Back”, las influencias del blues clásico de White suenan por todo el disco, aunque es en tracks como “Into the Twilight”, “Morning, Noon and Night” y “Eosophoia” donde realmente lleva las cosas al límite, trascendiendo con naturalidad géneros y sonidos.

 “Ese track, ‘Eosophobia’, alguno podría decir: ‘Esto suena como algo que harían The Upsetters [la banda de reggae de los años setenta]. O quizás es The Police’; los Police de fines de los setenta podrían haber hecho un tema así”, dice. “Yo diría: ‘Sí, bueno, ¿sabés qué? Amo The Police y ese estilo de música, podría pasarme el resto de la vida tocando eso’, pero a veces me salen otras cosas. Tengo la suerte de ser una especie de antena receptora de distintas cosas por acá y por allá”.

“Pero en canciones como ‘Hi-De-Ho’, ‘Eosophobia’ e ‘Into The Twilight’, no sé ni cuántos géneros hay ahí”, continúa. “Tenés swing de los años cuarenta, hip-hop de los noventa, samplers de William Burroughs a Manhattan Transfer, y un sonido de Frank Zappa combinado con Captain Beefheart. Creo que hasta puede llegar a espantar a alguna gente porque no es todo el tiempo lo mismo. Pero siempre digo que mi disco favorito de los Beatles es The White Album, y me encanta cuando un tema termina y el siguiente es algo totalmente distinto”.

Una de las canciones más interesantes y destacadas del disco es la antes mencionada “Hi-De-Ho”, en la que White colabora con la leyenda del hip-hop Q-Tip, de A Tribe Called Quest. Aunque no es la primera vez que White trabaja con Q-Tip (ambos han actuado juntos en vivo y White participa en el último disco de A Tribe Called Quest, de 2016), sí es la primera vez que incluye un feat. en un tema propio.

White y Q-Tip empezaron a trabajar enviándose material a distancia. “Hi-De-Ho” resultó el track más apropiado para la sensibilidad del artista de hip-hop. Sin embargo, la pista permaneció inconclusa por un buen tiempo. Eventualmente, White le cambió el final y ambos colegas le pusieron los puntos finales a uno de los momentos más peculiares del disco gracias a la combinación de estilos.

Nunca fue la intención de White sacar dos discos. A medida que avanzaba en el proceso creativo, se encontró inconscientemente componiendo dos discos separados, aunque conectados, que en ningún momento pretendió editar en un paquete único.

“Me parecía que la gente no se copaba tanto con los discos dobles”, explica. “Simplemente no. Así que mi primer impulso fue: ‘Supongo que podría sacar el primero y después editar el resto, uno o dos años más tarde’. Pero eso era justamente lo mismo que no me gustaba de la pandemia. ¿Para qué molestarte en escribir temas si no van a salir por el próximo año y medio? Para entonces, ya estaría con la cabeza en alguna otra cosa. Entonces pensé: ‘Si no lo saco ahora, apuesto a que va a quedar ahí y se va a convertir en un disco perdido o en una serie de lados B’”.

Los dos discos, a pesar de haberse grabado al mismo tiempo, terminaron divididos en dos categorías. Mientras que los temas “muy pesados” se ubicaron en Fear of The Dawn, los “más tranquilos y sueves” acabaron en Entering Heaven Alive

“Últimamente vengo diciendo que Fear of the Dawn es como un disco de sábado a la noche y Entering Heaven Alive es un disco de domingo a la mañana”, describe White. “Me parece interesante que hayan sido compuestos simultáneamente y que las canciones hayan elegido dónde querían estar. Ni siquiera hizo falta que se lo indicara. Quiero decir, esos temas más duros como que gravitaron y fueron magnéticamente atraídos a un lado, mientras que los más tranquilos… formaron su pequeño grupito aparte”.  

“Siempre digo que el orden de los discos se arma solo”, continúa. “‘Taking Me Back’, el pesado ‘Taking Me Back’, solo puede ir al comienzo del álbum. Y, después, claro, va ‘Taking Me Back (Gently)’. ¿De qué otra manera los vas a poner? Es un gran final para estos dos discos y muestra que tienen una especie de unidad, aunque por otro lado sean criaturas independientes”.

Mientras que Fear of the Dawn comienza con esa monstruosa celebración rockera que es “Taking Me Back”, Entering Heaven Alive, con su producción más sutil y su instrumentación tradicional, termina con una versión alternativa, adecuadamente titulada “Taking Me Back (Gently)”. Incluso más adecuado es el hecho de que ese track fue el único grabado con equipo “tradicional”, resaltando definitivamente su sonido vintage.

“Está bueno tener dos versiones diferentes de ‘Taking Me Back’ porque le demuestra al oyente que al final no importa en qué estilo toques una canción”, explica. “Quizás estemos demasiado obsesionados con el género de una canción en lugar de prestar atención a su verdadera esencia, sus cimientos, sus raíces”. 

“Taking Me Back (Gently)” se grabó con un preamp RCA de 1930 que White consiguió en una antigua emisora radial. “Pasar el micrófono por un preamp de los años treinta para grabar un fiddle o una guitarra acústica hace que el tema suene más vivo. Mientras que para la versión heavy toqué yo mismo todos los instrumentos y grabé con Pro Tools. Es como si las dos versiones se hubieran grabado en dos momentos diferentes del último siglo”. 

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