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Future of Music: Silvana Estrada

La música de la veracruzana es el resultado de la mezcla de un entorno inspirador, una gran sensibilidad y un talento sin igual

Por  PABLO MONROY

mayo 8, 2024

Izack Morales

Silvana Estrada creció rodeada de son jarocho en Coatepec, en el estado de Veracruz, en México. Desde chica presenció cómo sus padres, además de ser artistas, creaban instrumentos de cuerda frotada en su taller, así desarrolló una mayor apreciación por la música por sus procesos y por el esfuerzo que había detrás de ella. 

“Crecí en una familia de músicos, de luthiers. Mi papá construye contrabajos y cellos, mi mamá violas y violines, que les dicen instrumentos de cuerda frotada. Es toda la primera línea de las orquestas, las cuerdas frotadas de metal. Al mismo tiempo, mi madre es clarinetista y mi padre es contrabajista. Entonces, yo crecí en un ambiente muy musical, y desde una perspectiva distinta porque me tocaba ver cómo se hacían los instrumentos, la parte más artesanal de la música. Generé una relación de mucho agradecimiento con la música porque para que yo haga música tiene que haber alguien que se para muy temprano a construir este instrumento”, comenta para ROLLING STONE en Español. 

Además de crecer rodeada de música tradicional, Silvana tenía una gran sensibilidad que hoy se traduce en sus letras. Estrada se describe de pequeña como muy alegre, pero también muy sufrida. “Me conmovía mucho, lloraba de felicidad y lloraba de tristeza”, relata. “Me acuerdo de estar muy chiquita y leer Elegía de Miguel Hernández, un poema que le escribe a su amigo que lo matan y recuerdo deshacerme en lágrimas muy chica, y así con un montón de autores”.

Reflexionando sobre algunos discos que la formaron, habla sobre Mercedes Sosa en Argentina (En Directo): “Este disco para mí es el que más me impactó de pequeñita. Que una voz así existiera y cantara canciones fuertes, llenas de amor y de humanidad, me caló hasta el alma. Mis papás lo escuchaban mucho en Coatepec y luego lo cantaban en las fiestas”. Otros discos, como Arvolicos d’almendra de Soledad Bravo, Bachata Rosa de Juan Luis Guerra, Lady in Satin de Billie Holiday,  Ella Fitzgerald Sings the Cole Porter Song Book  de Ella Fitzgerald, de julieta Venegas, y más, le dieron una gran perspectiva de diferentes sonidos y ayudaron a formar como una de las artistas más aclamadas de su generación. 

Silvana había tenido acercamientos con la canción latinoamericana desde muy pequeña, pero fue cuando conoció el jazz que su relación con la música se volvió mucho más estrecha. A partir del jazz, con la inspiración de Nina Simone y otras abanderadas, aprendió a improvisar y a estructurar armonías. Adicionalmente, empezó a estudiar trompeta: “Fue un instrumento complementario. Le dediqué mucho tiempo a la trompeta. Curiosamente dejé de tomar la asignatura de canto y estaba nada más con la trompeta. Siento que también eso me liberó mucho y muy rápido encontré mi voz”, asegura sobre su relación con este instrumento de viento.

Reconoce que en una etapa de su vida aceptaba todo tipo de propuestas musicales, era muy difícil para ella decir no a cualquier idea, y por eso terminaba involucrada en cosas tan disímiles como un tributo a Pink Floyd y un conjunto de flamenco.

Por otra parte, en un momento dado, el cuatro venezolano llegó a cambiar totalmente su perspectiva ante la composición, pues al sentirse limitada, se volvió a aproximar a la música desde la experimentación. “Fue mi llave a la libertad. Al no saber tocarlo, tenía toda la libertad de explorarlo y hacer cualquier cosa sin esperar nada. En el piano estudiaba mucha teoría, pero en el cuatro sentía que inventaba todo”, recuerda Estrada. “Por primera vez pude tomar un poco de mis poemas y universo melódico, y por fin hacer canciones. Fui muy feliz cuando encontré el cuatro y pude juntar esos dos universos a los que les he dedicado más tiempo y me hacen más feliz”. 

Siendo apenas una niña empezó a escribir sus primeros poemas y cuentos. Ahorraba para comprarse libros que engrosaban una colección a la que en la Navidad y los cumpleaños llegaban cosas de José Carlos Becerra, Alejandra Pizarnik o Pablo Neruda. “Yo creo que nunca pensé que se pudieran unir la poesía y la música, no sé por qué. Yo era una niña bastante entregada a la canción latinoamericana”, asegura.

En 2022, Silvana lanzó su álbum debut de larga duración en solitario, Marchita, un conjunto de canciones que -como ella misma explica- escribió desde su habitación sin ninguna expectativa de que fueran escuchadas. En esos temas, Silvana lidia con una ruptura, se reconcilia con la tristeza y hace un proceso muy catártico y sanador. La mexicana describe el álbum como un “antes y un después”. 

Con su lanzamiento, Silvana cerró un ciclo y comenzó a reinventarse. “El proceso de reinventarse en mi caso ha sido muy extremo por lo que soy yo ahora. No sé qué va a pasar musicalmente, no sé qué va a pasar estéticamente, evidentemente va a haber un cambio, pero simplemente yo lo que soy ahora es súper distinto”, reflexiona. Silvana Estrada está en el proceso de crear su próximo material de estudio, el sucesor de Marchita, pero la artista ha decidido no apresurar las cosas. “Tengo todas estas canciones, pero necesito saber quién soy yo ahora frente a estas canciones”, dice, pero sabemos que sin duda seguirá trazando nuevas rutas de cara al futuro de la música con su próximo material, mientras continúa conectada con artistas de distintos orígenes, como Natalia Lafourcade, David Aguilar, Álex Ferreira o Guitarricadelafuente, para fortalecer día a día la buena música que se hace en Iberoamérica.