“No quieres saber lo sola que he estado”, canta Billie Eilish en medio de su nuevo y extraordinario álbum, Hit Me Hard and Soft. Esa sola frase resume la paradoja de su vida: una niña “rara” que se convirtió en una superestrella pop rápidamente, una romántica que nunca ha tenido el lujo de mantener su vida amorosa en privado y un blanco para la misoginia desde su adolescencia. Con 22 años, ya ha revolucionado la manera en que se vive el pop y tiene el poder de tener al mundo de su lado, incluso cuando está luchando en su contra.
Billie ascendió a la fama a los 17 años con su aclamado álbum debut, When We All Fall Asleep, Where Do We Go? –su diario de desagradables pesadillas de adolescente–, el cual creó en compañía de su hermano y gran colaborador Finneas O’Connell. Pero tras cinco años de estar en la cima, todavía tiene ese toque excéntrico que imprimió en su música cuando era apenas un jovencita experimentando con el bedroom pop solo por diversión. Tal como canta en la canción que abre el disco, ‘Skinny’, “La vieja yo continúa dentro de mí y quizás en mi yo real”.
Han pasado tres años desde su último trabajo, el catártico Happier Than Ever. Pero este nuevo se percibe bastante distinto en el sentido en que es más pícaro y enfadado. La música aquí pasa de synth pop melancólico en cortes como ‘Birds of a Feather’ o ‘Blue’, a baladas confesionales como ‘The Greatest’ o ‘Skinny’. Pero inclusive en un año tan bueno para el pop que ya ha dejado obras magníficas de otras reinas del género, Hit Me Hard And Soft destaca como algo singular.‘Skinny’ es una forma intensa de abrir pues parte desde el punto en el que nos dejó Happier Than Ever, pero posee la misma vulnerabilidad de su conmovedora balada para Barbie, ‘What Was I Made For?’. La letra alude a un trauma con la imagen personal, así como a una relación arruinada por el escrutinio público: “La Internet está hambrienta por el tipo más cruel de diversión, y alguien debe alimentarla”, canta.
Billie y Finneas conforman uno de los dúos de hermanos más asombrosos de la historia del pop, y siempre están alentándose mutuamente para crear grandes sorpresas. Juntos crearon la mayoría de sonidos de este LP, aunque los arreglos de cuerdas de Finneas son interpretados por Attacca Quartet, lo cual es una gran excepción teniendo en cuenta que la familia casi nunca invita terceros a su mundo sonoro. Es un álbum claro y conciso cuyos 44 minutos están divididos entre 10 canciones; ninguna de ellas destaca más que las otras, pero aún así ninguna es monótona. ‘Bittersuite’ resume la manera en que fluye el disco con temas que en ocasiones cambian de ritmo a la mitad y se convierten en uno completamente diferente. ‘L’Amour de la Vie’ comienza como una entretenida balada de Edith Piaf, pero luego se transforma en un enérgico hit disco. En cambio, ‘Bittersuite’ comienza siendo dinámica y se ralentiza de repente para terminar con un zumbido tétrico de sintetizador, como si se tratase de la banda sonora de la caída de HAL 9000.
‘Birds of a Feather’ es una canción de amor con vibras ochenteras que bien podría atribuírsele a Sade o George Michael gracias a su emotiva interpretación vocal. “Quiero que te quedes hasta que yo esté en la tumba”, implora. “Hasta que me pudra/Hasta que esté en el ataúd que estés cargando”. Sin embargo, la canción más poderosa es ‘The Greatest’, en donde pasa de su usual voz susurrada a un clamor intenso al cantar sobre una decepción amorosa en la adultez. “Todas las veces que esperé para que tú me desearas desnuda/Hice que no pareciera doloroso ”, gruñe.Hace tres años, en Happier Than Ever, uno de sus momentos más vulnerables ocurrió en ‘My Future’, donde cantaba: “Estoy enamorada de mi futuro/No puedo esperar para conocerla”. Su yo del futuro se ha convertido en una obra maestra, y es todo lo que la Billie de 19 años pudo haber deseado. Hit Me Hard And Soft te hace pensar en lo mucho que ha avanzado como artista pop y, de todos modos, es un presagio de que lo mejor de Billie está por llegar.