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“Este es el mejor momento de la historia para ser actor”: Luis Gerardo Méndez

El actor mexicano protagoniza la apuesta más importante hablada en español de Paramount+. Se trata de Los enviados, un thriller latinoamericano que se convertirá en uno de los títulos definitivos del primer semestre del 2022

Fotografías por Ricardo Ramos

diciembre 13, 2021

En esencia, Luis Gerardo Méndez sigue siendo el mismo tipo divertido de siempre. Nos conocimos hace más de diez años, cuando colaboramos en un montaje teatral titulado No sé si cortarme las venas o dejármelas largas, de Manolo Caro, esto mucho antes de sus éxitos con Nosotros, los Nobles o Club de cuervos.

Lo curioso es que ni sus logros artísticos y de taquilla, ni su carácter de celebridad, han mermado esa personalidad auténtica que siempre lo ha distinguido de los actores de su generación. “Prometo llevarte al próximo concierto de Tame Impala”, me dice Luis Gerardo cuando sabe que cambié mi asistencia a un festival de música por la oportunidad de platicar con él para Rolling Stone En Español.

Ahora combina su residencia en Los Ángeles, California, con su casa en la Ciudad de México, y a pesar de tener una apretada agenda de trabajo, continúa en contacto con sus amigos de siempre. La cita para nuestra conversación se dio un sábado frío por la tarde, en un hotel del centro en la Ciudad de México. Luis Gerardo arribó puntual; “Me salí del cumpleaños de una amiga, pero aquí estamos. Platiquemos de lo que quieras”.

CHAQUETA: THE PACK; ANILLOS: Thalantha

Los enviados o el destino que construyes

A pesar de los efectos de la pandemia, el breviario de trabajo de Luis Gerardo siempre ha estado completo. Estrenó Medios hermanos, una película que protagonizó y produjo, además de tener lanzamiento en salas cinematográficas a pesar de la contingencia de salud. Esta es una característica más del intérprete, es un soldado del entretenimiento que ve como desafíos los obstáculos que enfrenta. Adicionalmente, llegó la tercera temporada de Narcos, serie a la que se afilió en su último bloque de episodios, interpretando el personaje de Víctor Tapia. Sin embargo, ahora los ojos están puestos en Los enviados, el thriller policiaco que combina asuntos de fe con crímenes por resolver, todo en el ambiente de la provincia en la república mexicana. La serie constituye la apuesta en español más ambiciosa para Paramount+.

“Lo más interesante de Los enviados es el efecto de la globalización del entretenimiento, que se ha acentuado con la llegada de las plataformas. Los views se mezclan de una forma tan interesante, que no solamente haces contenidos para México, sino también para Argentina, Colombia o España. Esta es la primera serie en donde la parte central creativa y técnica está integrada por personas de Argentina, sin embargo, se rodó en México con un reparto espectacular, desde Irene Azuela hasta Raúl Briones. Y de España traen a Miguel Ángel Silvestre, entonces de repente te encuentras en un set donde estamos personas de tres distintos países trabajando en conjunto. Es curioso, porque creo que somos muy diferentes, y vemos el mundo de forma distinta, sin embargo, el oficio es el mismo. De esta manera se crean cosas muy interesantes”, comenta entusiasmado, mientras resalta el carácter internacional de la producción.

A diferencia de otros proyectos, Los enviados no fue generado por el mismo Méndez o su casa productora, para él fue el resultado de una invitación, una convocatoria liderada por el reconocido director de cine argentino Juan José Campanella, ganador del Óscar a mejor película extranjera con El secreto de sus ojos en 2009.

“Yo creo que la vida se hace de las dos cosas: el destino y lo que tú construyes. Recapitulando y observando hacia atrás, recuerdo perfectamente el ver una película o una obra de teatro y sentir algo muy cabrón. Eso no pasa seguido en mi vida. Me sucedió cuando vi Y tu mamá también. Me sucedió cuando seguía la serie Friends, y, por supuesto, me pasó cuando vi El secreto de sus ojos”, confiesa. “Me estoy refiriendo a cosas específicas. Fueron experiencias que me cimbraron y que me llevaron a decir: ‘Yo quiero hacer eso. Yo quiero trabajar con estas personas’. Hablo de la gente con la que quieres colaborar. Son directores, actores o creativos que te tocan tan cabrón que algo se mueve. Eso si lo quieres ver de una forma energética, que invariablemente provoca una atracción”. La experiencia que acaba de vivir bajo la dirección de Campanella fue algo así. El secreto de sus ojos es una de las películas que más le han impactado en una sala de cine. Recuerda perfectamente la sensación que le produjo la escena del estadio, el uso de la cámara en el plano secuencia.

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“Se trataba de una película latinoamericana. Estamos acostumbrados a ver este tipo de cosas en el cine norteamericano, pero aquí era una verdadera novedad”. Inmediatamente quiso saber quién era ese director”. En medio de la crisis de la pandemia, atrapado en su casa en Tulum, pensando que probablemente nunca volvería a actuar y que “todos íbamos a perecer”, recibió una llamada en la cual le dijeron: “Campanella te quiere para su serie”. Ese fue el comienzo de su participación en Los enviados.

La invitación a participar en esta producción no daba lugar a dudas. Era la oportunidad de compartir una experiencia con un director que admira desde hace años. Además, estaba consciente de la extensa y fructífera carrera que Campanella tiene en los seriales policiacos. Se trata de algo que el director ha perfeccionado gracias a su estadía en los Estados Unidos, donde trabajó en producciones como Law And Order y Colony, solo por mencionar un par.

Campanella debía decidir entre él y otro actor. Inmediatamente Luis Gerardo le dijo que quería estar en el proyecto sin importar la temática o de qué trataba la historia. “Él quería conocerme por Zoom. Poco tiempo después logramos conectarnos y ahí fue cuando me relató de qué iría la serie. Inmediatamente le dije, ‘Soy yo a quien buscas. No tienes que encontrar a nadie más, pues vengo de una familia ultra católica; mi madre es la persona más religiosa que conozco, fui a colegio marista, crecí entre sacerdotes. Conozco perfecto ese universo. Toda la familia por parte de mi padre son médicos’”.

El personaje que interpreta en Los enviados es un sacerdote que estudió medicina y gravita entre la ciencia y la fe. Luis Gerardo entendió que el personaje estaba estrechamente vinculado con él y expuso esos argumentos frente a Campanella.

Entre creencias y crímenes por resolver se traza una íntima travesía

Los enviados se diferencian de otras ficciones similares en que no aborda únicamente un enigma por esclarecer, va más allá de la tradicional serie policiaca. En ella hay lugar para poner en la mesa algunas reflexiones sobre el fanatismo y el fundamentalismo religioso, manifestaciones más que presentes en el panorama político y social del planeta en la actualidad.

“No practico ninguna religión, aunque me quedo con muchas ideas y filosofías de varias creencias. Sustento lo que me sirve, las cosas que me funcionan. Ideas esenciales como el amar a tu prójimo como a ti mismo, el ser respetuosos y generosos con los demás, el acto de compartir en esencia. Son cosas que están en la Biblia, pero también en la cábala e incluso en el budismo. Finalmente, creo que quién jode todo es el mismo ser humano. Son las jerarquías y juegos de poder, en donde los humanos quieren ocupar el rol de un dios y de esta forma hacer que todas estas ideas se corrompan. Ahí es donde todo se echa a perder y precisamente la serie trata de esto”, señala Méndez.

La historia gira en torno a dos sacerdotes que deben trasladarse del Vaticano a México. Una vez allí, los dos personajes se ven obligados a comprobar o desmentir unos supuestos milagros que fueron llevados a cabo por un sacerdote que desapareció misteriosamente días antes a su llegada. Alrededor de estos acontecimientos está una comunidad psiquiátrica que puede o no estar involucrada en la desaparición y en los extraordinarios acontecimientos que tienen lugar en el pueblo.


“Soy yo a quien buscas. No tienes que encontrar a nadie más, vengo de una familia ultra católica. Mi madre es la persona más religiosa que conozco, crecí entre sacerdotes. Conozco perfecto ese universo”.


“Es fantástico que Campanella haya trabajado durante años en series de este género en los Estados Unidos y que finalmente en Los enviados haya querido hacer algo totalmente diferente. Es completamente distinto a lo que podría esperarse”. Desde la perspectiva de Méndez, el director quería que los personajes no se limitaran a ser un par de sacerdotes descifrando un misterio; los protagonistas no solo están preocupados por lo que sucede a su alrededor, sino por lo que sucede con ellos mismos.

Los enviados va del trayecto físico y emocional de los dos roles centrales. El detonador de todo es la forma en que reaccionarán los protagonistas ante esta serie de milagros que están sucediendo en el pueblo”, añade al referirse al núcleo veraz de la trama.

“Lo más sorprendente de colaborar con Campanella fue percatarme de su sencillez. Es alguien quien ya fue y vino, y por consiguiente resulta muy relajado a la hora de trabajar. Es un director quien da pocas indicaciones a sus actores”. Además, le sorprendió mucho su habilidad para colocar la cámara, fue algo que encontró verdaderamente alucinante.

“Sabes que me gusta dirigir, y cada decisión que tomaba Campanella sobre dónde poner su cámara, resultaba para mí una gran lección. En lo personal, eran determinaciones que nunca se me hubieran ocurrido. Creo que ahí radica parte de su genialidad”.

Otro aspecto que resalta es la confianza que pone en sus actores: “Te deja jugar e improvisar. Es muy contundente”, expresa al referirse sobre la experiencia de colaborar con uno de sus realizadores favoritos; un sueño hecho realidad gracias a su tesón, y a la fortuna de estar en el momento preciso y en el lugar adecuado.

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El mejor momento de la historia para ser actor

No hace muchos años atrás los actores en América Latina tenían únicamente la posibilidad de trabajar en dos ventanas audiovisuales: telenovelas o películas. Amén de la segmentación inmediata que existía en esa época; o eras intérprete de melodramas o colaborabas en la visión de un autor cinematográfico. Las dos cosas simplemente no se podían. Hoy la situación ha cambiado radicalmente para bien.

La aparición de distintas plataformas y la diversificación de la televisión, permiten en la actualidad que los intérpretes puedan transitar en distintos géneros y entrenarse en diversos tonos y estilos de actuación.

“Definitivamente este es el mejor momento de la historia para ser actor. Basta mencionar la tercera temporada de Narcos; esta última me conmueve mucho porque es nuestra infancia. Crecimos viendo las noticias y leyendo titulares que tenían relación con esta especie de prólogo al desmadre que vivimos hoy en este país; con este bloque de episodios queríamos entender las cosas desde otro lugar”, confiesa el actor.

Se trataba de comprender por qué en México han pasado las cosas que hemos visto en las últimas décadas, en una especie de “tragicomedia” que retrataba los intereses que se movían en esa época.  Por ejemplo, el asesinato del Cardenal Posadas. “Me parece una temporada muy dolorosa”, dice. “Probablemente la más dolorosa de todas”.

La historia de los feminicidios de Ciudad Juárez está presente; Carlo Bernard y Eric Newman, los showrunners de la serie, querían plasmar en la pantalla las consecuencias del crimen organizado, los daños colaterales. “Esa es precisamente la razón de mi personaje. He escuchado en tantas conversaciones la frase ‘Que se maten entre ellos’, cuando eso no pasa. El problema va más allá”. Para Luis Gerardo es claro que el tejido social se rompe y suceden muchas cosas alrededor. No es tan sencillo. Cada día en México mueren diez mujeres a causa de la violencia.

El enfoque de la serie y su tratamiento de la realidad han hecho que él siempre la haya seguido; “Jamás me compré esta cosa de ‘Es una apología del narco’, no me lo parece, para nada. Es un tratado económico, político y social de todo ese universo en particular”. Así habla Méndez de la producción que lo tuvo encarnando a un policía del norte de México [‘El parejón’], quien se encuentra en medio de una encrucijada moral. Su sorprendente interpretación lo convirtió en una de las razones para ver y admirar esta última temporada, con la cual la serie se despide de su versión mexicana.

Desde la telenovela Lola, érase una vez, pasando por XY, hasta Club de cuervos, si observamos detenidamente la carrera de Luis Gerardo Mendéz, podremos encontrar un mapa de la evolución de los contenidos y ficción en los últimos quince años. El intérprete es un ejemplo del tránsito de quienes laboran en la realización de producciones de entretenimiento a principio de este siglo.


“Lo único que me respondió fue, ‘El doctor que te está vendiendo las medicinas te está viendo la cara de pendejo’. Esas fueron sus últimas palabras”.


Y es aquí donde Los enviados aparece. Se trata de una apuesta novedosa que tiene muy entusiasmado al actor, probablemente como ningún otro proyecto en el que se haya visto involucrado a lo largo de su carrera. “Es una experiencia que me remonta a las expectativas que se crearon alrededor de Club de cuervos. Siento que ya viví este momento, y tiene que ver todo con la novedad y frescura de ser pioneros en algo. Tiene que ver con la emoción y libertad. Firmé un contrato de producción con Paramount+ con la finalidad de crear contenidos para Latinoamérica, y es una sensación muy parecida al principio de incursión en la creación de contenidos para plataformas. Prácticamente es aquí donde los ejecutivos nos instan a no preocuparnos de nada y a hacer lo que verdaderamente sintamos y queramos. Es un privilegio muy particular que tienes pocas veces en tu carrera”.

Para esta ficción, incluso exhortó a los realizadores a ser más oscuros y descarnados. Más valientes a la hora de la puesta en escena. Luis Gerardo espera que en esta ocasión esa impresión sea más duradera, pues cuando las cosas funcionan y se estabilizan, existe una tendencia a volverse al mainstream y copiar lo que ya funciona. “Es muy emocionante estar en los principios de los proyectos. En el prólogo de las cosas”, dice.

En un futuro no muy lejano… la dirección

No es noticia para nadie la intención de Luis Gerardo de incursionar en la dirección de cine. Incluso ya habría hecho su debut detrás de cámaras en algún episodio de Club de cuervos, pero es evidente su intención de liderar un largometraje en forma. Las intervenciones del actor en este tipo de series le han permitido reconocer las distintas voces que se encuentran detrás de cámaras y quienes abanderan las producciones.

“He tenido la oportunidad de trabajar con directores increíbles a lo largo de mi carrera. Para mí lo más importante es que vean a los actores como colaboradores. No me interesa trabajar con un realizador que crea que eres un títere, me interesa la colaboración; tener platicas profundas antes de iniciar y poder tener la libertad de ir con el director y proponerle cosas”, añade Luis al reflexionar sobre las características que le place encontrar en el carácter de un realizador.

Lo importante para él no es que un director te diga qué hacer, sino qué no hacer en una secuencia. “Campanella es el típico ejemplo de esto. También fueron cinco directores en Narcos, por ejemplo, desde Wagner Moura hasta Alejandra Márquez Bella. Creo que ella es la mejor directora con quien me ha tocado trabajar en mi carrera. Vamos a escuchar mucho de ella en el futuro. Es inteligente, irreverente, sensible y sobretodo, muy divertida” agrega.

PANTALÓN: MAURICIO CRUZ.

Pero, ¿cuál podría ser el tema y posible argumento de su primera película como director? “Tengo clarísimo de qué irá mi ópera prima. Tiene que ver mucho con mi vida. Nunca voy a olvidar que alguna vez, en una reunión con ejecutivos de HBO en los Estados Unidos, me dijeron: ‘Nos interesa empezar a colaborar contigo en la creación de proyectos. Nos gustaría que desarrollaras lo que hablas en terapia’. Eso se me quedó muy grabado porque tienen toda la razón y tiene sentido. Es igual que con un escritor. Al principio tiene que escribir sobre lo que sabe, después puede intentar otras temáticas. Yo tengo mucho que contar. Estoy agradecido porque he tenido una vida muy particular, he visto muchas cosas desde muchos lugares, y eso es lo que quiero relatar con mi primer largometraje”.

Un chico que llegó a Ciudad de México desde Aguascalientes

Hace algunos años Luis Gerardo me platicó de un proyecto que se nos antojaba mucho, la idea era que él la produjera y protagonizara para una plataforma. Se trataba de una bioserie sobre la vida de Gustavo Cerati y la época de resplandor de Soda Stereo. Una idea que pareciera estar diseñada para el lucimiento y talento del actor, sin embargo, los planes se vinieron abajo por cuestiones de derechos y propiedad.

“Abrimos la conversación hace poco sobre este tema con algún ejecutivo. Finalmente la familia se ha mostrado reticente al respecto. No sé si ahora me lo aventaría. Creo que con los años te vas volviendo más precavido, aunque no quiere decir que no sea valiente”.

Luis Gerardo también deja claro que no buscaba otra cosa en el desarrollo de esta idea que no fuese una experiencia lúdica y de exploración; “Mi único interés era subirme al escenario con una luz morada detrás del pelo chino y poder cantar ‘En la ciudad de la furia’, no pienso en todo lo demás”, manifiesta sobre este sueño incumplido que se queda en el tintero.

PANTALÓN: MAURICIO CRUZ.

Para él, el hecho de actuar implica jugar. En la actualidad divide su vida en los diferentes sets donde labora prácticamente todo el año. Su vida se asemeja al transitar de un gitano quien disfruta trasladarse a diversos países con la intención de colaborar con artistas y creativos de distintas nacionalidades. “Me pasa cuando escucho a todos mis amigos que tienen hijos y manifiestan estar felices y agotados a la vez. Yo tengo una sensación similar, estas producciones son una especie de vástagos. Hay mucho trabajo detrás de cada una de ellas. Los enviados fue un rodaje verdaderamente agotador. Narcos fue increíblemente desgastante para mi cuerpo y alma. Estuve rodando esa serie cuando mi padre moría de COVID. Subí trece kilos. Creo que metí a mi cuerpo en un estado sumamente particular y nunca pensé en las consecuencias de lo que estaba haciendo. Pero luego ahí están ‘los hijos’, y te das cuenta de que todo vale la pena”.

El compromiso de Luis Gerardo con cada uno de sus proyectos laborales es tal, que le ha costado separar la responsabilidad laboral de su vida personal. La muerte de su padre durante la filmación de Narcos es un ejemplo de esto. “Fue muy cabrón lo que sucedió ahí porque la noche que él murió, yo sabía que iba a fallecer”. Perfectamente habría podido pedirle el día libre al equipo de la producción para estar con él, pero también sabía que no le permitirían verlo porque estaba entubado. Además, confiesa que seguramente su padre le habría pedido que fuera al set porque habría más de 200 personas en una locación en medio del desierto de Pachuca. “Él me hubiera dicho: ‘Termina lo que estás haciendo’. Finalmente, después del llamado fui al hospital, me puse el traje de astronauta, y mi hermano y yo tuvimos una plática con él de quince minutos”, nos cuenta sobre lo sucedido en ese día que no olvidará.

“En el camino hacia Aguascalientes les hablé por teléfono a todos mis amigos que ya habían perdido a sus papás. A Zuria y Marimar Vega, Toño Serrano… La cuestión aquí es: ¿Qué le dices a tu papá en una situación así?  Todos a quienes les pregunté me contaron estas conversaciones increíbles que tuvieron con sus padres. Pláticas profundas en los últimos minutos que puedes compartir con tus padres. Yo preparé un discurso pensando en todas las cosas que le iba a decir. Cuando entramos a la habitación finalmente nos vimos. Estuvo muy cabrón. Entonces le agradecí por todo lo dado a través de los años, además de preguntarle, ‘¿Qué necesitas de mí? ¿Dónde dejaste tus cosas? ¿Tu testamento?’. Lo único que me respondió fue, ‘El doctor que te está vendiendo las medicinas te está viendo la cara de pendejo’. Esas fueron sus últimas palabras”, recuerda Luis Gerardo entre la nostalgia y las sonrisas.

VESTIDO MALLA: ATELIER CRUMP

Un porvenir promisorio

“Me encanta el estilo de vida que llevo. Siento que mi base es Los Ángeles, pero jamás dejaré de venir a México, simplemente porque aquí están todas mis historias de amor”. Lo que más disfruta de su trabajo es la oportunidad de viajar e involucrarse en producciones en otros países, colaborar con actores de otros lados. Y siente que no solo está en un buen momento para su carrera: “Creo que estoy en el más cabrón, porque al fin me están llegando los personajes que quería interpretar. Nunca vi venir esta cosa, entre más edad tienes, más interesantes son los roles que te ofrecen. Tienen problemas y conflictos que cada vez se parecen más a los que a ti te están pasando”, reflexiona sobre el lugar que actualmente ocupa en el mundo del cine y la televisión.

Luis Gerardo Méndez toma un último respiro, muy profundo, antes de concluir la conversación y dice: “Lo mejor que le podría suceder a Los enviados es que sea un madrazo. Que el público la descubra y la vea. Soy un fiel creyente de la sana competencia; entre más opciones hay, la calidad tiene que ser mejor. Es aquí donde todos ganamos, principalmente el público”.                           


Créditos:

Fotografía: Ricardo Ramos; Locación: Museo Franz Mayer; Producción Ejecutiva: Alejandro Ortiz; Fashion Director: Angelica Diazgranados; Grooming: Gustavo Bortolotti; Asistente Fotografía: Juan Luis Lemus; Asistente Técnico Fotografía: Diego Carrasco; Producción: Daniela Garcia, Karla Barreda.

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