Fue por las redes sociales que Dante Spinetta descubrió el trabajo de Francisco Frugoni (podés ver su trabajo acá). “Flashée con lo que hacía y dije ‘uy, ¡qué zarpado esto!’. Y de golpe, apareció esta guitarra verde, que es un dragón”, se entusiasma el héroe del funk vernáculo.
“Me convocó la energía de la situación, porque es un instrumento que tiene láminas de oro y está pintado por arriba. No es por el lujo, sino por el poder del elemento. Me pareció faraónica y redeforme”.
Apenas se pusieron en contacto, el músico y el luthier pegaron una amistad instantánea. “La guitarra parecía que estaba hecha para mí, directamente. Porque tiene el mango más ancho que una Strato normal, y automáticamente se convirtió en una de mis favoritas”.
Fue amor a primera vista: “Técnicamente es increíble. Los mix, los pickups, suenan increíbles. Es un trabajo artesanal a otro nivel. Pero es la energía del objeto la que me inspiró a funkear más, ¿no? Y eso es lo que busco en un instrumento, algo que me acompañe en este viaje. No la perfección total, sino justamente lo humano. Por eso le veo una conexión muy linda, conecté espiritualmente con esta viola”.
