Doja Cat y Kehlani dieron una lección de dinámica y magnetismo en el Lollapalooza Argentina 2022

Las figuras de la escena actual de R&B y hip-hop en Estados Unidos actuaron en el Lollapalooza Argentina y ofrecieron de los mejores shows del Día 2

Por  FEDERICO MARTÍNEZ PENNA

marzo 20, 2022

Doja Cat en el Lollapalooza Argentina 2022

Agustín Dusserre

Ocurrió a metros de distancia. Entre el escenario Samsung y el Alternative, Doja Cat y Kehlani midieron sus credenciales R&B y hip-hop de plana anglosajona. Ambas lo hicieron dentro de una narrativa de empoderamiento, desfachatez y sexualidad que opera en un mismo contexto, aunque con diferencias sustanciales. Las dos se apoyaron en bandas inquebrantables, aunque la dinámica del combo all-women de Kehlani dejó en claro que quizás en materia neo-soul los laureles del fin de semana son todos suyos.

Ya resulta ridículo enumerar su pasado en los reality shows de talento musical o de su grupo Poplyfe; Kehlani es una chica superpoderosa del R&B con nombre propio. Lo hizo a través de unos mixtapes validados por el under y con un puñado de discos esenciales para la modernidad del género. Por eso canciones como “Toxic”, “Nights Like This” y “Serial Lover”, se completan de otra forma en vivo; mucho más punzantes, multi sensoriales. El amor, la dinámica de las relaciones y el sexo son su tesis verbal, pero verla cantar con precisión quirúrgica es lo que hacen de su escénicamente modesto show haya sido una de las perlas de la segunda jornada.

Kehlani en el Lollapalloza Argentina/Fotografía de Agustín Dusserre

Puede que a ojos comunes Doja Cat parezca más prefabricada que Kehlani. Lo suyo es la teatralidad, su complicidad con el squad de bailarines y la coreografía, pero también trae consigo un arsenal de rimas y ganchos irresistibles. 

Más cerca de Cardi B, Nicki Minaj y, por supuesto, Lil Kim, lo de Doja Cat es puro estímulo. Ver como todos se mueven y corean cada palabra del rap oscuro de “Tia Tamera” es sorprendente. Doja Cat se pavonea con un magnetismo obvio, al menos por como lo ofrece ella; lo cree, lo cultiva y lo disemina a todo el campo. Cada acción produce un huracán; todos pueden enloquecer con un sacudón de cadera en el baile a un simple bajar de la escalinata del escenario, una metralleta verbal, un manoseo, una mirada lasciva o bien acomodarse el sostén. El público desató entre aullidos constantes la Dojamanía (ya había ocurrido en el comienzo de la triada “Rules”, “Juicy” y “Like That”). Inclusive hasta gritaron en su cara cada sílaba del lento “Streets”.

Por eso, para el final con “Say So”, el grupo de personas que salieron caminando o corriendo parecían satisfechas. Ya fuera con pasos directos a la salida del hipódromo de San Isidro o a matar la curiosidad con los Strokes en el escenario Flow. Su álbum ya tenía todas las fotos necesarias.

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