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¡Dios bendiga a The Mars Volta!

Omar Rodríguez-López, guitarrista de la banda, nos ayuda a entender un poco el funcionamiento de este organismo, que por momentos parece indescifrable y misterioso

FOTOGRAFÍA POR CLEMENTE RUIZ

junio 5, 2023

Por más de 20 años, con ires, venires y At The Drive In en el medio, Omar Rodríguez-López (guitarrista y productor) y Cedric Bixler-Zavala (voz y letras) han estado al frente de The Mars Volta, que hace algunos meses lanzó un sorprendente disco autotitulado. Casi nadie esperaba un álbum así, pero Omar dijo esto a The Quietus en septiembre pasado: “Les habíamos advertido, hace 10 años decíamos que lo más revolucionario que podíamos hacer era un disco pop”.

Más allá del desconcierto y las críticas, The Mars Volta es un álbum fascinante porque –aunque no parezca– refleja el espíritu de la banda, su naturaleza mutante, su convicción artística y su elaborada propuesta musical. La misma mentalidad, que después de 40 años pide a Metallica un nuevo Kill ‘Em All, es la que piensa que The Mars Volta “se ha vendido”; sin embargo, hay que tener las orejas llenas de greda para creer que en estas últimas producciones hay intención de conquistar las listas en Spotify.

Y hablamos de “producciones” en plural porque TMV lanzó hace poco Que Dios te maldiga mi corazón, una reinterpretación del disco de 2022 que Omar describe de esta forma: “No me gusta decirle ‘acústica’, es una versión de Mars Volta de nuestra música tradicional”.

Si eres fan, debes entender que De-Loused in the Comatorium (2003) u Octahedron (2009) no pueden ser los únicos caminos para gente que explora continuamente y entiende que tienes derecho a odiar parte -o la totalidad de- su música.

Aunque en la primera década del siglo The Mars Volta parecía un crisol en el que se amalgamaba el primer Santana con Black Flag y el espíritu de King Crimson, sus canciones más recientes se muestran mucho más sofisticadas y concisas, sin perder del todo la complejidad y profundidad de los comienzos. Lo que pasa es que necesitas prestar más atención, ahora nada es tan evidente.

¿Por qué hacen las cosas de esta forma? Porque quieren y pueden, sin soberbia y con mucha gratitud: “Uno se siente súper agradecido porque no tiene que trabajar en un fucking Pizza Hut, o limpiando toilets, o contestando el fucking teléfono”, dice Omar.

Clemente Ruiz

Actualmente, la banda se encuentra en medio de una gira que pasa por los Estados Unidos, Canadá, Alemania, Polonia, Inglaterra, Bélgica, Holanda, España, Portugal, México, Chile y Brasil, confirmando su enorme relevancia en grandes festivales, afinando aún más una maquinaria sonora que en los últimos 20 años se ha convertido en referente para gente que hace música en todo el mundo.

Aunque no le gustan mucho las entrevistas, Omar habla generosamente, divaga buscando argumentos para llegar a su punto, se ríe y suelta palabrotas con frecuencia, por momentos se disculpa, y hace evidente que su obra es un vehículo para propósitos mayores. Al hablar con él, uno quisiera que más artistas siguieran su ejemplo en términos de ética creativa e inquietudes frente a la política y la cultura.

Después de un silencio prolongado, más o menos entre 2013 y 2022, The Mars Volta ha regresado para desafiar a sus fans. “Mars Volta pa’ mí es un ser viviente”, dice el guitarrista, pero más adelante propone nuevas incertidumbres, esas que hacen tan interesante su universo: “No todo puede ser para siempre. Todo tiene que morir”.

Has sido claro en que The Mars Volta no podía, ni tampoco quería, seguir haciendo lo que había hecho siempre, pero, ¿cómo decidieron hacer un álbum tan diferente a los que conocimos en la primera década de este siglo?

Para serte sincero, no sé cómo contestarte eso, solo que es una cosa natural. Explicar que no quieres hacer lo mismo que habías hecho antes, esa es la parte tediosa; debe ser obvio, cualquier persona que ha vivido una vida, no tiene el mismo gusto en música a los 17, que ahorita, ¿verdad? Pero la respuesta sería: “Porque mi vida ha cambiado”. Tengo 47, escucho otra música, leo otros libros, veo otro cine. Ya falleció cierta gente, nacieron otras personas en mi familia, así que la música va a salir de un sonido diferente.

Creo que es un proceso; lo no natural sería repetir lo mismo. Decir: “Ah, mira, voy a hacer este disco igualito como lo hice a los 17”; eso sería difícil, sería un esfuerzo. Los grupos que hacen eso, hacen un gran esfuerzo.

Claro, y ¿cómo han cambiado tus gustos en relación con la música que oyes ahora?

Pues no sé, siempre me ha gustado de todo, pero hay una gran diferencia cuando ya empiezas a tener mi edad, estás grande, empiezas a notar que tienes muchas amistades que se quedan trabadas en una época de su vida, en la nostalgia, ¿no? Todos tenemos estos amigos.

Yo tengo un amigo que solo escucha a Black Flag, cabrón, todavía tiene la camiseta, y a mí me encanta, pero no estoy escuchando a Black Flag todos los días. Respeto a Black Flag, y puedo escucharlo en cualquier momento, pero no estoy ahí todo el tiempo, cantando la canción, ¿sabes?

Y tienes otra gente que está súper abierta a lo que está sucediendo en el mundo. Cuando éramos chamaquitos, siempre nos reíamos de los adultos que decían: “No, pero eso no es música, eso es una mierda”. Yo espero nunca decir esas palabras, ¿me entiendes? A mí me encantan los cambios que han sucedido.


“En los Estados Unidos hay la ilusión de dos partidos políticos, pero solo hay un partido, como en todo el mundo, y es el partido del billete, ¿verdad?”


Obviamente hay mierda, en cada género hay mierda, y de cada género hay cosas súper bonitas. Hay cosas que yo, en particular, no voy a disfrutar, y otras que sí. Pero me siento súper triste cuando voy a cenar con un amigo mío, y dice algo así; tiene mi edad, 45 o 47, y empieza a decir: “No, mano, es que eso no es música, en nuestra época…”; y yo digo: “Uy, pobrecito, este se quedó trabao’”.

Pero esto, más que nada, es una respuesta súper larga para sencillamente decir que uno tiene que estar abierto a los cambios, cabrón; hay instrumentos nuevos, está la tecnología, las cosas cambian, el mundo está cambiando, uno solo tiene que fluir.

Supongo que ustedes tenían claro que mucha gente se iba a sorprender con este nuevo sonido y que otra gente, de pronto, no lo iba a tomar bien.

Pues no sé, no tanto. Lo que pasa es que cuando hago música, lo hago porque amo la música. No amo un género, no amo cierto instrumento, amo la música, la energía creativa y viva que es la música.

Pensar en otra persona nunca me entra a la mente, ni los fans, ni nadie. Hay solo una persona, y es Cedric, a ver si le gusta esto a Cedric. Yo ando viviendo una vida de verdad, hago el disco, y si estoy pompeado, si me gusta lo que está saliendo de las bocinas, pues sé que es el camino correcto. Después, sacamos el disco, y la gente nos dice: “Ah, mira, es muy diferente”. Si alguien comenta eso, entonces digo: “Pues sí, tal vez sea bien diferente”. ¿Qué es lo que te puedo decir? Uno no piensa en eso, es obvio que, si estás haciendo algo nuevo, va a haber gente a la que no le gusta y gente que a la que sí.

Es parte de la vida, aunque no fuese algo nuevo, aunque fuese un sonido viejo. Si me pongo a escribir el primer disco otra vez, por naturaleza de la vida hay gente a la que le gusta y gente que no, la respuesta es obvia. No se pueden separar las dos cosas, como cualquier otra cosa en el universo, noche y día, frío o caliente, las dos cosas tienen que existir para que sea una realidad completa.

No existe el radar en donde una persona, un artista, un político o un amante hace una cosa y a todos les cae bien y todo el mundo dice: “¡Bravo, me encantó!”. Obvio que no, el mundo no funciona de esa manera, la realidad no funciona de esa manera.

Entonces, cuando uno acepta esas cosas, entiende que está viviendo y dice: “Qué lindo, qué lindo que a la gente le gusta”, que es igual a: “Qué lindo que a la gente no le gusta”, para mí es lo mismo; qué lindo que esta cosa tiene vida y puede participar en el mundo. No hay un consenso, nunca hay un consenso en nada. Imagínate, en los Estados Unidos ya una mujer no puede… anyway, no tenemos por qué entrar a la política.

¡No, pero está bueno hablar de política también! Tú lo debes tener más claro que nadie, viniendo de Puerto Rico y viendo que la música latina se ha tomado el mundo con el reggaetón; esa fuerza de la música latina en el mundo, ¿tuvo algún impacto en el proceso creativo de este disco?

Pues no, no creo, ¿quién sabe?… la relación de Latinoamérica con los Estados Unidos obviamente es parte de la vida cotidiana y está adentro de uno. Ahora que me lo preguntas, pues sí, porque uno se mantiene fastidiado con el estatus de Latinoamérica y el hecho de que Estados Unidos desestabilice a Latinoamérica. El arquitecto de eso fue Henry Kissinger, para que me entiendas. Henry Kissinger es el mentor de Hillary Clinton, ella apoya a un tipo que diseñó todo esto para joder a Latinoamérica, y en los Estados Unidos están celebrando a Hillary Clinton como si fuera una buena opción, ¿no? Como que este es malo y esta es buena, pero todos son una mierda, en realidad; todos son unos corruptos, todos reciben el dinero de las mismas compañías.

Bryan McCabe

En los Estados Unidos hay la ilusión de dos partidos políticos, pero solo hay un partido, como en todo el mundo, y es el partido del billete, ¿verdad? Cuando uno piensa en todo esto y ve el estado de Latinoamérica, o ve la inseguridad en México, por ejemplo, en Colombia también, uno dice: “Coño, nos merecemos más que esto, cabrón”. 

Y qué interesante que, desde el medio del Caribe, este país, que es tan pequeño, ha tenido una influencia mayor en la música pop de todo el mundo. Acabo de regresar de Londres, y en Londres tenían reggaetón, Ed Sheeran con reggaetón, esta otra persona con reggaetón, y obviamente, todo eso viene de África, ¿no?

Hay ese orgullo, por un lado, de que un país tan pequeño pueda llegar tan lejos. Por otro lado, está cabrón porque la gente ni siquiera nos considera un país. En los Estados Unidos hay gente tan bruta que ni siquiera sabe que esto es una colonia, no entienden que somos la colonia más vieja del mundo.

Por un lado, está todo el woke de los derechos y ni siquiera saben tres carajos de Puerto Rico. No saben de todas las injusticias que han hecho los Estados Unidos, no saben sobre la injusticia que sigue, no saben que después de [el huracán] María, y después de no ayudarnos, el gobierno fue a cobrarnos tres veces más por arreglar el sistema eléctrico; todo es una corrupción masiva.

Como puedes escuchar, me enfogona, me apasiona; así que en ese aspecto sí está la influencia [Risas]. Pero en otro aspecto, regreso a lo mismo: uno solo está haciendo, artística o musicalmente, en términos de sonido, lo que le conmueve. A menos de que estés pensando en otra persona o en un público… ese es un entertainer, y es otra cosa.

Yo vivo mi vida como una persona expresiva que tiene tanto adentro que no sabe qué hacer con toda esta frustración, con todo este amor y todo lo demás. Y lo pongo aquí, porque, ¿qué puedo hacer? O sea, todo sigue igual. Aquí, en la isla, tenemos que pagar el 30 % más de impuestos; pero si viene un gringo para empezar un negocio, acá no paga nada en impuestos, hay una explotación total. Ahorita, acá en Condado, están vendiendo todos los edificios a los gringos, están sacando a toda la gente, y cobrando no sé cuánto para convertirlos en Airbnb, y la gente no puede vivir… En Condado, Río Piedras, y de ahí pa’ abajo… no sé qué decirte.

¿Qué representaron para ti los cuatro años de Trump en la presidencia de EE. UU.?

Hermano, fue una mezcla de cosas. Al principio, yo insistía en que iba a ser un cambio bueno, pero déjame explicarte lo que digo: cuando vi ese primer debate en el que salió un billonario y frente al público de Estados Unidos, en live TV, le dijo a todo el mundo: “Yo he pagado, les he echado dinero a los dos partidos, a los demócratas y también a los republicanos, porque así es que se hacen las cosas en este país, y yo pago para que pasen las leyes”. Lo dijo ahí mismo, le contó a todo el mundo la corrupción que está sucediendo. Yo dije: “Wow, por primera vez en la vida toda esta gente se va a despertar”, porque, bueno, we take it for granted, ¿no? Nosotros, que sabemos esas cosas de la corrupción, como que no lo apreciamos. Lo mismo cuando trajo a las víctimas de Clinton, ¿no? Era un predador cabrón, épico. Y las trajo ahí al debate, las puso ahí mismo, como que dije: “Wow, algo está pasando”. Lo que no entendía era lo divididos que estamos.

Aunque hay la apariencia de que las cosas están cambiando, en realidad no están cambiando tanto. Está cambiando la parte más linda: “Mira, no uses estas palabras, mira, no hagas esto”, pero en la raíz, la gente del dinero sigue con el mismo juego; el racismo sigue más [fuerte] que nunca, el sexismo, el machismo, la homofobia, todo. Es solo que tenemos las burbujas que están en las redes, en la tele, que nos hacen pensar que de repente hay gran cambio. No hay gran cambio, los Estados Unidos son un país 51 % racista, digámoslo de esa manera.


“…como nunca estudié música, como no entiendo nada de lo técnico, no entiendo si algo es complicado o no, solo entiendo si me conmueve, y eso es lo más importante: si me conmueve y si me emociona”.


Déjame decirte una cosa más, después de María, Trump vino pa’ acá y lo famoso fue que tiró papel de toalla, y todos los demócratas se indignaron, ¿verdad? Y el punto que quiero hacer es que todos los partidos nos han hecho lo mismo desde 1898.

Obama hizo lo mismo. No hubo la imagen, pero Obama nos hizo lo mismo. Ocho años y no hizo tres carajos por este país, ¡ocho años! Bill Clinton no hizo tres carajos por este país. Ni siquiera han hablado del colonialismo, de que somos una propiedad, tú sabes… ni al tema. Y ese es el punto, cuando sucedió eso con Trump, por ejemplo: “Ah, mira, qué bueno que el mundo pueda ver que existe Puerto Rico”, fue la primera vez que empezaron a hablar de eso. “Oh, Puerto Rico es parte de los Estados Unidos, y ¿por qué los tratan así?”, pero solo fue por dos semanas. Después de esas dos semanas la gente pasó a lo próximo.

Es lo mismo, yo vivo entre mi pueblo, aquí, en Puerto Rico, y El Paso, Texas, y es lo mismo; toda la gente dice: “No, es que Trump, y el muro, está bien hijueputa, qué cosa fea, ¡es un loco!”. ¿Tú sabes quién puso ese muro ahí? Eso lo puso Obama, eso lo pusieron los demócratas. Eso es, tú sabes, información común, pero ¿tú crees que eso sale en las noticias de CNN? ¿En las noticias liberales? No, porque son igual.

Me frustro bien cabrón, porque en los Estados Unidos la gente sigue pensando que hay dos partidos, piensan que uno es bueno y el otro es malo, ¡qué estúpido! Entonces, tenemos que luchar contra la corrupción y contra esta cosa del billete, tenemos que trabajar los valores, pero no, la gente quiere el fix más sencillo: “Ah no, yo soy del partido azul”, “No, yo de los rojos”, “Ah, ustedes son los malos”. ¿En serio crees que el mundo es tan sencillo y funciona de esa manera? ¡Qué cosa estúpida!

Pasando a otro tema, ¿para ti qué han representado las letras de Cedric en este álbum más reciente, The Mars Volta?

Ah, es una cosa medio abstracta, porque, por un lado, sé de qué están hablando las letras porque Cedric es uno de mis mejores amigos, ha pasado por todas estas cosas con la Iglesia, si se puede decir así, la Iglesia de Cienciología, todos sabemos y leemos un poquito sobre lo que él dice. Pero yo jamás he visto sus letras en blanco y negro, aunque él mismo diga “No, se trata de esto”, yo puedo interpretarlas de otra manera, y eso también se me hace lindo del arte en general.

Por ejemplo, ‘Graveyard Love’, sé de qué se trata particularmente, pero la he interpretado bajo mi propio filtro de la relación entre los Estados Unidos y Puerto Rico, el hecho de que no quiere incorporarlo totalmente, pero tampoco lo quiere dejar ir. Prefiere joder el país por completo y que sea un oasis para los billonarios, pero que se jodan los puertorriqueños.

Aunque este último álbum puede parecer un disco mucho más pop, más sencillo aparentemente, siento que conserva mucho de la complejidad instrumental que siempre ha tenido Mars Volta. ¿Lo sientes tan complejo como los álbumes antiguos?

Sí, yo lo siento igual, porque no entiendo qué es complejo y qué no. O sea, siendo el compositor de la banda, la persona que está generando todo esto, como nunca estudié música, como no entiendo nada de lo técnico, no entiendo si algo es complicado o no, solo entiendo si me conmueve, y eso es lo más importante: si me conmueve y si me emociona.

Pero, de repente, las cosas se vuelven complicadas solo porque uno se aburre bien rápido, cabrón, ¿me entiendes? Si a los 14 o los 12 están tocando estas cuerdas en 4/4, whatever, ta ta ta ta ta, empiezas eventualmente a aburrirte y dices: “¿Qué pasa si le agrego una nota? ¿Qué pasa si le quito la nota? ¿Qué pasa si le agrego un beat? ¿Qué pasa si le quito un beat?”. Pero no es por ser complejo, es decir, “OK, ya hice eso, déjame experimentar por acá”. La búsqueda, y el experimentar las cosas, es lo más importante. Tener curiosidad, es eso, si uno tiene curiosidad, las cosas suceden.

Puede ser que desde afuera se vea como algo complejo, pero en realidad es solo que quieres seguir dándole y quitando las capas para ver qué es lo que hay debajo. Para mí se me hace igual de complicado, o igual de sencillo, no sé, pero se me hace igual de conmovedor, y eso es lo importante. Es la vibra, es el feeling, porque para mí no son notas, no son tiempos técnicos, o lo que sea; son colores o formas, y al final es una energía que se está transmitiendo a través de nuestro cerebro, la sinapsis, y si sientes algo en cualquier parte de tu cuerpo, en el corazón, en el estómago, en el cerebro, lo que sea, pero que sientas algo.

Hay unas partes del álbum donde, al menos yo, sentí unas guitarras que me hicieron pensar en alguien como Steve Howe, de Yes, ¿qué guitarristas o compositores han sido referentes en tu carrera?

Oh, pues no sé… entre los guitarristas estaría Yomo Toro, que toca el cuatro, pero desde chiquito esa fue la primera vez de tener la sensación, “Wow, mira, está tocando ese instrumento con estas cuerdas, es zurdo también, como yo, y su estilo, está tocando música tradicional, guajira, son montuno, guaguancó, ¡qué interesante!”. Es como la primera imagen, ver a Yomo Toro en uno de los conciertos de la Fania, en esta película setentera de los puertorriqueños en Nueva York, Nuestra cosa [Our Latin Thing, 1972]. Obviamente ya había visto esos instrumentos toda la vida, todos tocan música por acá, pero viendo esa película por primera vez… es el momento que puedo recordar en el que me volví consciente de algo que era tan común, de la música, ¿no?

Clemente Ruiz

Siempre me preguntan: “¿Cuándo empezaste a pensar en música?”, sería como pensar en cuándo empezaste a comer arroz y habichuelas con plátano. Uno no piensa en esas cosas, solo suceden. Pero sí me puedo acordar particularmente de esa película: “Ah, mira, es un zurdo”, y eso como que hizo un clic en mi mente.

De compositores, no sé, es que hay tantos… Ya sabes cómo es, cuando te preguntan eso, de la mente se te borra todo, pero todos los grandes, está ‘Tite’ Curet [Alonso], que escribió ‘Anacaona’, y todos esos hits de los 70 de Cheo Feliciano…

Pero, además de esa música tradicional del Caribe, está también lo que hablabas ahora de Black Flag y seguramente eso también se encuentra con el progresivo, ¿no?

Sí, yo creo que para mí es parte de lo mismo, porque yo no pienso en géneros. Pienso en la música que me conmueve. Porque cuando era chamaquito, cuando era teenager, los medios de comunicación nos decían que el punk y lo progresivo eran enemigos, que el punk sucedió porque odiaban lo progresivo y qué sé yo… Después de leer un poquito más, uno se da cuenta, ¿de qué carajos estaban hablando?

A toda esta gente, que era punk, le encantaba la música progresiva, solo que no podían tocar en ese estilo y lo hicieron a su propia manera, ¿no? Al tipo de Black Flag le encantaba eso; el baterista de Pink Floyd [Nick Mason] produjo a The Damned [Music for Pleasure, 1977]; hay un montón de conexión ahí entre el punk y el progresivo.

Pero, repito que no pienso en géneros, y se me hacen súper chistosas esas etiquetas… “Ah, esto es algo progresivo”. No sé, la palabra es súper linda, de algo que está cambiando, que está proponiendo algo diferente, bueno, si esa es la etiqueta que nos van a tirar, pues está bien, chévere, es interesante la etiqueta, progresar.

Por ejemplo, para mí lo más progresivo sería el cambio que sucedió en 1967 en Europa, en Alemania en particular, con esta generación de cineastas y músicos después de la Segunda Guerra Mundial, veían a su sociedad y decían: “Pero si estos son los mismos nazis que estaban aquí antes, siguen siendo nazis”. Por eso rechazaron todo lo tradicional y empezaron a usar esta invención nueva del sintetizador, del Moog, y empezaron a hacer cosas súper diferentes con máquinas, con drum machines, porque estaban rechazando a la sociedad llena de nazis que estaba envejeciendo. Perdieron la guerra, pero no mataron a todos los nazis en sus tierras. Solo mataron a los que fueron a los juicios de Nuremberg, los demás siguieron siendo doctores, abogados y científicos. Me interesa mucho esa progresión, siento que casi toda, si no literalmente toda la música moderna, viene de ahí.

Tú puedes agarrar a Radiohead, Björk, no sé, hasta grupos pop, lo que sea, ese sonido viene de ahí, hasta el hip hop, ¿sabes? Obviamente no el MC, que está escribiendo las letras, pero los primeros MC de hip hop, como bien sabemos, lo hacían sobre discos de Kraftwerk en esa época.

Casi toda la música moderna, especialmente la música rock y la música electrónica, todo viene de ahí. Piensa en los 80, es el sonido de un pueblito de una gente en Alemania, que estaba rechazando a su sociedad. Ese momento se me hace súper interesante, y en este momento se está mezclando con este sabor latino, y en particular caribeño. De repente, todo el mundo está viendo lo que hace Latinoamérica y el Caribe, eso está bien cabrón, y me interesa mucho.

Por otra parte, me parece muy interesante que, en este momento, la sección rítmica de la banda esté liderada por dos mujeres, Eva Gardner en el bajo y Linda-Philomène Tsoungui en la batería, ¿sientes que hacen un aporte distinto al que haría un hombre en términos musicales y del funcionamiento de la banda?

En términos más importantes, es decir, en la personalidad, sí. Porque un buen músico lo puedes encontrar con los ojos cerrados, tirando una piedra, pero para encontrar a una persona, tienes que meterle mano e investigación. Yo puedo ir a Los Ángeles y encontrar un músico que pueda tocar mi música en tres segundos, pero lo difícil es encontrar una persona redonda, una persona versátil, que siente, que es sensible, que está pensando en los demás, que está escuchando, que está participando… es otra cosa.


“Yo puedo ir a Los Ángeles y encontrar un músico que pueda tocar mi música en tres segundos, pero lo difícil es encontrar una persona redonda, una persona versátil, que siente, que es sensible, que está pensando en los demás”.


Seguramente, por lo que comentabas antes, para ustedes también es importante reivindicar ese espacio de la mujer en la música.

Sí, no sé, nunca lo había pensado tan conscientemente, nunca hemos tenido ese problema. Eva es la bajista original y nunca he pensado: “Ah, ahora sí hay que apoyar”. Siempre he visto que las mujeres son artistas, son grandes, nunca ha habido esa separación, yo estoy pensando en gente, básicamente. El punto es encontrar una persona que tenga el mismo camino, con la que puedes compartir y saber que van a tener sentimientos parecidos…

Los mismos valores.

Sí, los mismos valores. Gracias. Son valores y crecimiento, estar abierto a las cosas. En ese aspecto ya sabemos que hay una diferencia con el approach de los hombres, no todos, obviamente, pero en general, con sus métodos medio agresivos y su testosterona, pues sí, hay esa diferencia, como podemos ver. Pero no, nunca lo había pensado porque me crie de entrada con La Lupe, con Celia Cruz y María Félix; me crio mi abuela con un montón de mujeres, me crio mi mamá. Sé que ahorita es un tema en el mundo y ¡qué bueno! ¡Por fin, Dios mío! Esa conversación está sucediendo, y hay más oportunidades para mucha gente.

Al entender que por encima de todo está la música que te conmueve, en términos estéticos, estas dos etapas sí son muy diferentes. ¿Cómo es la experiencia de tocar en vivo esos dos estilos de épocas tan distintas?

Es lo que te quiero decir, que casi, casi, se siente igual, porque el sentimiento es el mismo ahí. Lo viejo vino de un lugar súper puro, desde adentro, súper genuino, ahí está. Lo nuevo, viene de un lugar súper puro y súper genuino, desde adentro, ahí está. Vas tocando las canciones, y no son notas, son sentimientos, son un momento en la vida.

Podemos meternos a lo técnico y decir: “Pues claro, cuando tocamos lo viejo se siente más rápido y hay más notas”; cuando tocamos lo nuevo, se siente que hay más espacio, pero esas son cosas técnicas, no se siente, lo estás pensando: “OK, intelectualmente esto está más rápido y tiene más notas”. ¿Tú crees que yo estoy pensando algo intelectual cuando toco en el escenario? None of that matters, no tiene ni pies ni cabeza, no es parte de la conversación. Lo único que estoy sintiendo cuando subo al escenario y cierro los ojos, cuando me pongo a tocar, son mis sentimientos, mis ancestros, mi familia, mi amor, mi pérdida, la audiencia que está ahí, la gente con la cual estoy compartiendo el escenario, la energía que está en el cuarto, y todo eso para mí es un feeling, un sentimiento, no es intelectual.

Por eso no se siente tan diferente, porque el origen sigue siendo lo mismo. Vino de mí o vino de ahí afuera, pero vino de mí porque yo sí lo traduje a esta dimensión. Me acuerdo del momento en que escribí cierta canción, dónde estaba, quién estaba en mi vida, quién había fallecido, son sentimientos. Algo más allá de eso sería un ejercicio intelectual.

Cuando las personas que vivimos en Bogotá, o en Colombia, pensamos en The Mars Volta, lo recordamos con un poco de vergüenza porque ustedes vinieron acá en 2008 para un show con R.E.M. …

¡Ah, ya sé lo que me vas a decir! Cuando intentaron robarse nuestro equipo…

¡No! No sabía que les habían intentado robar el equipo.

Ah, pues ¿qué otra cosa? ¿Por qué vergüenza? Perdón interrumpirte…

Oye, pero ¿trataron de robarles el equipo?

Si, cabrón, nunca nos había pasado esto; estábamos tocando el show, y cuando era tiempo del load out, habían escondido nuestro equipo en cierta área para que pensáramos que se lo habían robado, para ellos llevárselo después. Y entonces el tour manager lo encontró. Fue todo un revolú: “Wow, OK, ¡otro nivel de corrupción!”.

Es decir, ¿la misma gente de la organización del show escondió el equipo de ustedes?

Quién sabe, no quiero decir la misma gente de la organización, porque está cabrón eso. Pero, digamos que había gente que estaba trabajando ahí, que se le ocurrió no sé qué plan de esconder el equipo y decir: “No, no, aquí no está, creo que alguien se lo robó”, para después llevárselo ellos.

Bueno, más vergüenza. Perdón. El asunto es que, además, era un coliseo terrible, con un sonido malísimo; quienes estábamos ahí no los podíamos oír bien y veíamos que estaban muy incómodos, Cedric en particular. ¿Es muy difícil controlar el sonido de una banda como de The Mars Volta?

Pues sí, pero creo que no somos especiales tampoco. Para cada banda es súper difícil organizar un sonido adecuado, especialmente cuando estás viajando afuera de tu país o de lo que conoces.

Todos los venues son diferentes, por ejemplo, a mí me gusta tocar en los lugares antiguos, se ve fucking hermoso cuando vas a los teatros viejos. Hay uno en San Francisco que es así, de otra época, pero el sonido es una mierda porque el promotor no quiere pagar para que se haga algo acústicamente, ahí va la contradicción, ¿no? De repente puedes ir a un venue recién hecho, que lo pagó Live Nation y que está bien hijueputa con todo el sonido, pero no tiene alma, no tiene chiste, está súper frío el lugar, y esas son las opciones.

Bryan McCabe

Las cosas se complican si va creciendo el venue, es más difícil controlar el sonido porque el promotor o el dueño del edificio tiene que invertir un montón para que ese venue suene bien, ¿verdad? Y si es súper grande el lugar, pues menos chance hay de que el tipo quiera pagar eso, porque todos están pensando lo mismo, ¿no? “¿Qué es lo mínimo que puedo pagar, y lo más que puedo cobrar para sacar mi billete?”. Se entiende, es el capitalismo…

Entonces, de repente, te tocan unos lugares… y los promotores saben que el fucking lugar rebota. Los fans se quejan de que ese lugar rebota, pero la gente que viene de afuera no va a saber nada, ¿entiendes? Tampoco me estoy cagando en eso porque, hay que decirlo, no es fácil traer una banda, no es fácil ser un promotor, no es fácil poner todo el dinero de adelanto…

Mayormente, en términos de bandas de rock y esas cosas, hay músicos que son malagradecidos, no entienden tres carajos, son unos incultos que nunca leen, y no entienden nada del mundo, y no entienden el gran esfuerzo del promotor, no entienden el gran esfuerzo de los fans para llegar a esa locación.

Seguro tú lo sabes, has hablado con un montón de músicos, la mayoría son unos brutos, ¿entiendes? [Risas] No son gente sensible, son bien comemierdas, solo están pensando en su ego, o en su grandeza, o en el último disco que hicieron, no están pensando en la vida real. Se tiene que mencionar eso, que no es fácil, cabrón, no es fácil hacer un show y que llegue la gente. Por otro lado, es súper fácil juzgarlo, todo requiere infraestructura, y dinero, y cómo hacer que la gente llegue y sienta que está pagando el precio adecuado, pero que el tipo que te trajo también gane lo suyo.

Con lo de Cedric va a ser mucho más difícil, porque nosotros tenemos amplificación, nuestro amplificador, nuestra batería, de alguna manera nos podemos esconder detrás de eso, detrás de todo el ruido. Pero es su voz, va encima de todo, y todos lo están escuchando. La mayoría de la gente no sabe quién carajo es baterista, bajista, o whatever, tú sí, porque eres fan, y escribes, y eso. Pero la mayoría de la gente solo quiere ver a esa persona, y cantar con ella. Si esa persona está incómoda y no se escucha bien, o siente que están cantando fuera de tono frente a no sé cuántos miles de personas, pues está difícil. Es un juego súper complicado y no puedes controlarlo. Solo puedes decir: “Va, yo le entro, fuck it. Quiero ir, le entro, vamos a tocar”. Entonces llegas, haces el soundcheck y dices: “¡Rayos, en este lugar no se entiende na’! [Risas] ¿Cómo carajos toca la gente?”. Pero, por otro lado, estás diciendo, “¡Cabrón, papi! ¿Sabes qué? ¡Llegamos a Colombia!”. En el 2001, cuando empezamos la banda, yo jamás en la vida hubiese pensado que nos invitarían a Colombia a tocar con R.E.M., ¿me entiendes? Hay eso también, y uno dice: “¡Wow, qué cabrón! ¡Estamos en Colombia! ¡Qué vida magnífica, qué lindo!”.

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