De la polémica a la gloria: la redención de Rodrigo De Paul

Resistido pese a su gran actuación en la Copa América de Brasil, el volante se convirtió en el "motorcito" de la Scaloneta con la entrega como bandera

Por  MARTÍN SANZANO

diciembre 19, 2022

Rodrigo De Paul en la producción de fotos para la revista Rolling Stone

FOTO: FACUNDO PECHERVSKY

Rodrigo De Paul fue el protagonista de la tapa de la revista Rolling Stone #296 que llegó a los kioscos a comienzos de noviembre, cuando el Mundial de Qatar 2022 era apenas una ilusión y los jugadores de la Selección argentina empezaban a armar las valijas para instalarse en la que sería su casa durante los siguientes 30 días. Héroe en la final ante Brasil por la Copa América 2021, con un pase kilométrico que el talento de Ángel Di María transformó en golazo, De Paul se convirtió en uno de los grandes aciertos del “inexperto” Lionel Scaloni.

FOTO: FACUNDO PECHERVSKY

Surgido de las inferiores de Racing, todavía era el “10” de Udinese, equipo que milita en la mitad de tabla de la Serie A italiana, cuando recibió el llamado del refundador del conjunto albiceleste. Y desde el primer minuto que se puso la camiseta no le pesó. Sin embargo, meses antes del arranque de la competencia más esperada, el crédito parecía agotado.

La incipiente relación con Tini Stoessel lo llevó de las páginas deportivas a las de chimentos. Rumores, acusaciones, polémicas, cualquier excusa lo convertía en trending topic. Para colmo, su flojo desempeño en Atlético de Madrid, el club que lo fue a buscar luego de la consagración en el Maracaná, conspiró contra la imagen positiva que él mismo se había encargado de construir. “No me afecta, soy un profesional y puedo manejarlo. En el fútbol convivís con la crítica y el elogio constantemente, va oscilando de un lugar a otro. Pero al final todo depende de lo que hagas dentro de la cancha. Si el domingo hago un golazo, mi vida cotidiana pasa a un segundo plano y me van a llenar de elogios. Y si juego mal, la crítica puede ser muy dañina”, le había dicho De Paul a Rolling Stone.

“Mucha gente cree que el jugador de fútbol es un robot. Como no se sabe mucho de la vida íntima de un futbolista, se inventan cosas. En relación a mi vínculo con Tini, al principio me costó entender cómo funciona todo porque yo vengo de otro palo, pero ya no me afecta demasiado. Tengo las cosas bastante claras. Sí me afectó cuando se puso mal ella o sufrieron mi mamá y mis hermanos por alguna mentira que se dijo. Se dicen falsedades para generar escándalo. Tanto yo como mi familia tuvimos que entender esa lógica y hacer oídos sordos a las pavadas”, agregó.

El paso en falso en el debut ante Arabia Saudita no hizo más que volver a poner en tela de juicio al volante otrora indiscutido. Los memes mostraban al aguerrido número “7” de la Selección como uno de los principales responsables de la sorpresiva caída y las críticas fueron despiadadas. Su respuesta, como no podía ser de otra manera, se vería en el campo de juego. Tini hizo oídos sordos y viajó a Qatar para acompañarlo. A partir de ese momento, De Paul en particular, y el equipo en general, levantaron el nivel y le ganaron a México y a Polonia para garantizarse el pase a la siguiente ronda. El punto justo de Rodrigo llegó en los octavos de final, frente a Australia, haciendo la presión necesaria para que Julián Álvarez anote el segundo gol del partido. No obstante, todavía le faltaba un capítulo más a esta historia de redención.

En la previa del cruce por los cuartos de final, ante Países Bajos, los medios de comunicación vistieron sus pantallas de rojo alerta para dar una noticia terrible: Rodrigo De Paul estaba lesionado. Algunos incluso llegaron a decir que se trataba de un desgarro y que el futbolista se perdería el resto de la Copa del Mundo. La desmentida de Scaloni no fue suficiente. Tampoco la inesperada titularidad del mediocampista en ese partido que sería clave. “En el último año, fueron muchas las burradas que dijeron sobre mí. El trabajo del periodismo, hecho en serio, es muy respetable. Hay que ser muy inteligente para hacerlo. Pero no sé si todos están preparados, si son inteligentes. Muchas veces se desvirtúa ese trabajo, hacen que pierda valor. La función del periodismo es informar, no desinformar”, le había dicho a Rolling Stone. 

Después del sufrido triunfo -y del histórico “andá pallá, bobo” de Messi-, De Paul retomó el contacto con la prensa y admitió que había sentido una molestia, pero que su intención fue mantenerla en secreto. Además, ratificó que estaba bien físicamente y que haría lo imposible para seguir jugando. Y vaya que lo hizo. Con la entrega como bandera, fue titular en los siete partidos que terminaron con la consagración del equipo, aunque desde aquella molestia no pudo completar todos los minutos que hubiese querido. Sin embargo, sus compañeros lo rebautizaron como el “motorcito” del equipo para hacerle saber el rol fundamental que ocupa en la estructura de la Scaloneta. 

Le tocó observar los penales ante Francia, después de un 3 a 3 que quedará guardado para siempre en la memoria de los futboleros, desde el banco de suplentes. Salió al comienzo del primer tiempo suplementario, bañado en aplausos y reemplazado por su amigo Leandro Paredes. Sufrió la definición como un hincha más y recién cuando Gonzalo Montiel anotó el penal decisivo, ese que le bordó una estrella más al escudo, fue en busca del abrazo más esperado, el de su ídolo Lionel Messi

“Yo creo que esta Copa del Mundo se va a definir por detalles: por acumular dos amonestaciones y quedarte afuera, porque un jugador se lastime… Son las cosas que pueden terminar pesando cuando el nivel es tan parejo. Van a ser siete finales, un mes muy duro. Hay que estar en óptimas condiciones físicas y mentales. Nosotros llegamos bien”, auguraba De Paul en la previa de Qatar. Y no estaba equivocado.

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