Darwin: editan los demos de una de las gemas perdidas del post-punk argentino

Tres décadas más tarde, se publica una serie de canciones inéditas del enigmático Hernán Reyna, voz de bandas de los 80 como El Corte y Frappé

Por  DANIEL FLORES

agosto 22, 2023

Darwin Reyna, junto a Federico Oldenburg, en Jávea, Valencia, a principios de los 90.

GENTILEZA F. OLDENBURG

El rock porteño redescubre por estos días (noches, sobre todo) algo que no sabe bien qué es, pero por las dudas llama “post-punk”. Definámoslo, para salir del paso, como un rock de tendencias oscuras, con mayor o menor grado de pop, vocación experimental, ecos de los 80 y una visión del mundo no particularmente optimista. Una bolsa en la que entran muchas cosas demasiado diferentes, pero distinguibles por cierto pulso que hoy vuelve a resonar en una camada de bandas y oyentes jóvenes.

En tal contexto, la edición de Darwin es particularmente oportuna. Con su tapa casi completamente negra, este CD, lanzado por el sello independiente Mucha Madera, incluye una decena de temas hasta ahora inéditos de un personaje del rock nacional tan singular y valioso como poco conocido. Se trata de Hernán Darwin Reyna, un músico que en los 80 integró dos bandas, Frappé y El Corte, junto a Javier Calamaro (ambos, en voces y guitarras), con las que registró uno y dos LP. Frappé fue una banda más adolescente, pop y de cortísima existencia, con más de un rasgo cercano a Los Abuelos de la Nada de ese momento. El Corte, en cambio, fue un proyecto radicalmente distinto. Además de la dupla Reyna-Calamaro, contó en sus filas con Federico Oldenburg (teclados), Pablo Martín (bajo) y Leo Ramella (batería), para dejar un debut áspero y autotitulado (1986) y un sucesor más cancionero y luminoso, El camino contrario (1987), dos de los vinilos esenciales del under porteño en los 80.

Con su tapa casi completamente negra, este CD fue lanzado por el sello independiente Mucha Madera.

Estas otras grabaciones, sin embargo, datan de principios de los 90 y son posteriores a la separación de El Corte, producidas durante un período en el que Reyna, después de pasar brevemente por la banda de Daniel Melero, se había radicado en Europa. Una mitad de los temas de Darwin fue registrada en Alemania y la otra, en España, donde Reyna montó su propio estudio de grabación. En enero de 1994, no mucho después de trabajar en los tracks españoles de esta selección, el músico porteño falleció ahogado en el Mediterráneo, tras un accidente náutico frente a la costa de Jávea, Valencia.

Así fue que todas estas canciones permanecieron archivadas hasta hoy. Federico Oldenburg, de El Corte, también participó de estas otras sesiones junto a Reyna y fue quien rescató las cintas, restauradas luego por Mario Breuer (quien justamente había trabajado con El Corte en los 80). “Uno arrastra cosas en las mudanzas a lo largo de la vida sin saber muy bien para qué. Durante muchos años trasladé una caja con casetes, que son parte de mi historia, grabaciones con Daniel Melingo, con Andrés [Calamaro], cosas así, de las que nunca quise desprenderme, aunque hace tiempo no tenga dónde reproducirlas. En el caso de las grabaciones de Hernán, sabía que los DAT se habían perdido, así que las preservé y, afortunadamente, cuando les llegó su momento, los mecanismos no fallaron”, dice desde Madrid, donde reside desde hace más de treinta años.

Estas grabaciones encontradas (la referencia no es casual: Reyna aparece justamente en el disco con ese título y concepto de Andrés Calamaro) no suenan a Frappé ni a El Corte. Si bien entre los tracks alemanes hay una nueva versión del tema “Cuero de serpientes”, canciones como “Hacia las espinas”, “Será hongo, será flor” y “Aros de cebolla” exponen una sensibilidad pop, incluso beatlesca, que no se había traslucido en la música de El Corte. Los tracks del período madrileño, en cambio, como “A ningún sitio” y “Que el viento nunca nos perdone”, vuelven a dar un salto, en este caso hacia un sonido más noventero, superponiendo el rock alternativo de entonces con guiños al blues e incluso el rock nacional clásico al que El Corte parecía más bien ansioso por enterrar lo antes posible.

La edición de Darwin no es un hecho aislado. En los últimos años, los dos discos de El Corte se reeditaron al fin en CD (vía Twilight Records, que también reeditó a Euroshima, otro referente de los 80). Se encuentra en plena producción un documental sobre Hernán Darwin Reyna y El Corte, y otro sobre Don Cornelio y la Zona. Viajar lejos, de Los Pillos –compañeros de camada, producidos por Javier Calamaro en 1988–, se relanzó en vinilo. El sello Calar prepara un disco con material de Los Corrosivos, otra leyenda urbana del under más oscuro de la postprimavera democrática, cuyo cantante, Fellini, lanza precisamente en estos días Los Corrosivos 1984-1989, un libro autobiográfico sobre “los años que cambiaron la historia (la nuestra al menos)”, por editorial Piloto de Tormenta.

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