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Crítica: Romper el círculo (It Ends With Us)

La adaptación del popular libro que nos habla sobre violencia doméstica obtiene una adaptación bien intencionada, pero…

Justin Baldoni 

/ Blake Lively, Justin Baldoni, Penny Slate, Brandon Sklenar, Isabela Ferrer, Alex Neustaedter

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

Cortesía de Sony

It Ends With Us publicada en 2016, ha tenido un impacto significativo en la carrera de Colleen Hoover, consolidándose como una autora importante en el mundo editorial actual. La novela se ha convertido en un best seller y ha atraído a millones de seguidores (en su mayoría mujeres, aunque no debería ser así), quienes han elogiado su valentía al tratar temas tan desafiantes y su habilidad para abordar una historia de por sí difícil de contar. 

La novela es protagonizada por Lily Bloom, una joven que ha trabajado duro para construir la vida que desea, incluyendo un negocio exitoso como florista en Boston. Sin embargo, su pasado es complicado y marcado por el abuso doméstico que presenció en su infancia cuando su padre maltrataba a su madre. Esta experiencia deja una huella profunda en Lily, influenciando sus decisiones y su visión del amor. 

Luego conoce a Ryle Kincaid, un atractivo y carismático neurocirujano. Aunque Ryle inicialmente parece ser el hombre perfecto, su relación con Lily rápidamente revela aspectos más oscuros de su personalidad, incluyendo una tendencia a la violencia. A lo largo de la historia, Lily también se reencuentra con Atlas Corrigan, su primer amor, un joven que fue una fuente de consuelo durante su adolescencia. La aparición de Atlas en la vida de Lily complica aún más sus sentimientos y decisiones, creando un triángulo emocional que la obliga a confrontar su pasado y a tomar decisiones difíciles sobre su futuro. El triángulo amoroso entre Lily, Ryle y Atlas se convierte así en el eje central de la novela, explorando las complejidades del abuso doméstico y la dificultad de salir de una relación abusiva, incluso cuando las señales de advertencia están ahí.

Estamos hablando de una novela que busca comunicar un mensaje honesto y emotivo sobre el amor, el abuso y la necesidad de romper ciclos destructivos para crear un futuro mejor, pero que también hace parte de los típicos libros dirigidos a los adultos jóvenes, con sus triángulos amorosos, sus hombres físicamente hermosos e idealizados y la abundancia de dinero. Piensen en esta novela como una versión un poco mejorada de las sagas de Crepúsculo, After y Cincuenta sombras de Grey.  

Cuando se inició el proceso de llevar al cine la exitosísima novela, el reparto conformado por Blake Lively y Justin Baldoni como Lily y Ryle causó controversia entre los fanáticos porque en el libro Lily tiene 23 años y Ryle tiene 30, mientras que Lively tiene 35 años y Baldoni 39. Colleen Hoover, también productora de la cinta explicó en una entrevista que apoyaba la decisión de que los actores fueran mayores que sus personajes: “Cuando escribí It Ends With Us, el género Young Adult era muy popular. Tenías que escribir sobre personajes en edad universitaria. Eso era lo que la editorial me había puesto a hacer. Hice que Lily fuera muy joven. No sabía que los neurocirujanos iban a la escuela durante 6 a 12 años. No hay neurocirujanos de veintitantos años. Cuando comencé a hacer esta película, pensé que necesitábamos hacerlos mayores, porque cometí un error”. 

La cinta, dirigida por el mismo Baldoni (director de la dulzona cinta romántica juvenil Five Feet Apart), no rehúye a la idea de que esta cinta está dirigida a un público joven. Por eso utiliza las estrategias que los cautivan para transmitir su mensaje y no hay nada malo en ello. Asimismo, el guion de Christy Hall (escritora de Daddio, la emotiva cinta protagonizada por Sean Penn y Dakota Johnson como un taxista y su clienta), es elaborado con mucho cuidado y sensibilidad, pese a lo edulcorada que resulta ser la película y a su enfoque en cómo lucen por encima de quiénes son y por qué actúan así. Estamos hablando de tres protagonistas con una belleza tal (Brandon Sklenar como Atlas no se queda atrás), que hace que nos olvidemos por momentos del tema central: el círculo vicioso de la violencia doméstica, sus causas y sus consecuencias.

Cuando Baldoni entra en escena, lanzando un par de sillas por la azotea en un ataque de ira, Lily, al igual que sucede con el personaje de Anastasia Steele encarnado por Dakota Johnson en la trilogía de Cincuenta Sombras, se siente intrigada y atraída por el encanto salvaje y viril, la conversación seductora y el coqueteo de este neurocirujano millonario y atractivo. Sin embargo, las circunstancias los llevan a separarse sin la intención de volverse a ver.

Como pasa en este tipo de novelas y películas, el reencuentro es inevitable. Resulta ser que Ryle es el hermano de Allysa (Jenny Slate), un ama de casa que Lily contrata para ayudarle a administrar la floristería de ensueño que ella está inaugurando en Boston. Lily quiere enfocarse en su trabajo y le insiste a Ryle que tan solo quiere ser amiga, pero él continúa con sus flirteos y se porta como todo un caballero. Es así como Lily termina cediendo ante las súplicas de este supuesto príncipe azul. 

Las escenas del inicio de la relación entre Lily y Ryle se entrelazan con flashbacks en los que Lily adolescente (Isabela Ferrer) se enamora por primera vez de un compañero de escuela llamado Atlas (Alex Neustaedter). El joven noble y honesto se refugia en la casa abandonada al otro lado de la calle, huyendo del novio abusivo de su madre para vivir como un indigente. Lily le ofrece ayuda y amistad cuando Atlas más lo necesita y a su vez, él le ofrece comprensión para que exprese el miedo que siente al ver a su padre (Kevin McKidd de Grey’s Anatomy) abusar físicamente de su madre (Amy Morton) una y otra vez.

De vuelta en el presente, la caballerosidad y galanteo de Ryle se transforman gradualmente en celos enfermizos cuando Lily descubre que Atlas es el dueño del famoso restaurante al que acude junto a Ryle. Lo realmente interesante de la cinta de Baldoni y del guion de Hall no está en esas casualidades de telenovela de pacotilla, sino en los pequeños detalles de la relación, como la preocupación obsesiva de Ryle por la historia detrás del tatuaje de Lily o en usar por primera vez la palabra “amor” solo hasta cuando la madre de ella está presente. 

La ira y los celos acumulados hacen erupción en dos escenas domésticas. La primera, ambientada en la cocina y la segunda en una escalera. No es gratuito que se utilice para la banda sonora de la película los temas My Tears Ricochet de Taylor Swift y Everytime de Britney Spears. Además de ser grandes amigas de Lively en su época de Gossip Girl, estas piezas musicales hablan con elocuencia sobre relaciones abusivas y fallidas. 

Gracias a su director de fotografía Barry Peterson (Mi gran boda griega 3), esta es una película visualmente atractiva en la que se registran los mejores ángulos de los actores y se resaltan los vestidos despampanantes de Lively. Pero quizás ese es el mayor defecto de la película. El maltrato doméstico no es para nada bello y mucho menos debe asociarse a una práctica sexual ardiente, como sí lo hicieron tanto los libros como las películas de Cincuenta sombras, mandando unas señales terriblemente equivocadas. 

En la brutal cinta neonoir The Killer Inside Me de Michael Winterbottom y basada en el aterrador libro narrado en primera persona de Jim Thompson, Casey Affleck logra un impresionante retrato de un hombre dominante, manipulador y maltratador en una cinta difícil de ver pero que transmite su mensaje con fuerza y contundencia. Y en la estupenda Alice, Darling de Mary Nighy, el personaje interpretado por Anna Kendrick va perdiendo su belleza, para encontrarse asfixiada y marchitada en una relación psicológicamente abusiva. Como la película de Baldoni está dirigida a los Young Adults, la violencia se reduce al mínimo y se explica la actitud de Ryle con un trágico accidente de la niñez que no se conecta para nada con las razones de los millones de hombres abusadores que existen en el mundo. 

En It Ends With Us, la psicología se deja a un lado al igual que los factores económicos. Y lo que es peor, no se ofrecen respuestas al porqué muchas mujeres a menudo prefieren quedarse con sus parejas abusivas. Ese es el tema que debería ser el centro de toda la historia y no un forzado triángulo amoroso. Ese fue el verdadero error de Hoover como también el gran error de la adaptación de Baldini. Además, ese final feliz de reencuentro con Atlas (perdonen el spoiler) nos lleva a pensar de una manera errónea que toda mujer siempre debe tener a un hombre en su vida para ser feliz. Nada más lejos de la verdad.

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