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Crítica: Criaturas asombrosas (Le règne animal)

Criaturas asombrosas transforma a los X-Men en una poderosa reflexión sobre identidad y aceptación en un mundo donde los humanos mutan en bestias.

Thomas Cailley 

/ Romain Duris, Paul Kircher, Adèle Exarchopoulos, Tom Mercier

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

Cortesía de Cine Colombia

Estamos ante una fascinante reflexión sobre un futuro cercano, donde la ciencia ficción se mezcla con el drama para contar una historia que explora la transformación humana en algo más que un monstruo. A diferencia de lo que podría haber sido una película de acción, terror, fantasía o ciencia ficción, Criaturas asombrosas es todo lo anterior y además aborda temas psicológicos, sociales y políticos como la pubertad, el dolor, la enfermedad mental, la diversidad y la tolerancia, lo que la posiciona como la película que The New Mutants de Marvel debió haber sido.

En Criaturas asombrosas, la mutación no es solo un fenómeno físico, sino una metáfora para las luchas de identidad, la exclusión y la aceptación. La cinta retoma el legado original de los X-Men, quienes desde sus inicios en el cómic funcionaron como una representación de los grupos marginados. En lugar de centrarse en escenas de acción, como lo haría una típica película de superhéroes o de horror, Criaturas asombrosas opta por el desarrollo emocional y la empatía con los personajes que se ven forzados a lidiar con su transformación en “bestioles”.

La película plantea preguntas sobre la identidad, la aceptación y el miedo a lo desconocido: ¿deberían los mutantes ser vistos como seres de igual valor que los humanos no mutados? Este conflicto se refleja no solo en la tensión entre humanos y criaturas, sino también en los dilemas internos de los personajes. La película utiliza estas mutaciones como un recurso narrativo para abordar el racismo, la xenofobia y la homofobia, pero también para hablar sobre la pubertad, esa dolorosa etapa de la vida donde el cuerpo cambia y la identidad se vuelve borrosa.

Aquí es donde la película se compara de forma directa con The New Mutants. La película de Marvel, aunque con una premisa prometedora sobre adolescentes con poderes, quedó corta en su exploración de estos temas complejos y optó por la vía fácil. En cambio, Criaturas asombrosas trata el mismo tema con sensibilidad y humanidad, permitiendo que el tema central de la película sea el viaje emocional de los personajes y la aceptación de su nueva condición.

Romain Duris (Los tres mosqueteros) interpreta a François, un hombre que debe enfrentarse a la pérdida de su esposa, quien se ha convertido en una bestia, mientras lucha por mantener una relación con su hijo adolescente, Émile (Paul Kircher). Duris logra transmitir el estrés y la contención emocional de un hombre que enfrenta la tragedia, pero lo que realmente brilla es la actuación de Kircher como Émile. El joven actor consigue que su personaje se sienta auténtico y vulnerable, mostrando sutilezas que sugieren que él mismo podría estar mutando. Sus gestos caninos están inteligentemente camuflados dentro del comportamiento típico de un adolescente, lo que hace que su transformación sea inquietante y profundamente emocional.

Adèle Exarchopoulos, en el papel de Julia, una oficial de policía tiene un rol más secundario, pero su presencia, siempre bienvenida, añade una capa de tensión y conflicto en la relación entre François y su hijo. Sin embargo, su interpretación se siente algo desaprovechada en comparación con las poderosas actuaciones de Duris y Kircher.

El director Thomas Cailley, la persona detrás de la cinta Amor a primera vista y de la serie de ciencia ficción Ad Vitam, demuestra ser un director con una visión clara, balanceando lo fantástico con lo humano de manera delicada. Aunque Criaturas asombrosas contiene elementos típicos del cine sobre criaturas y mutaciones (su película nos recuerda mucho a la reciente Joven vampiro busca…), la sensibilidad con la que Cailley maneja el tema lo separa del montón. Criaturas asombrosas evita el sensacionalismo, y esto la ayuda a convertirse en una obra reflexiva y medida. Algunos podrán señalar que esto puede restar su impacto en términos de emoción visceral (pensemos en la reciente The Substance), pero es precisamente esa “contención” lo que le otorga su valor emocional.

El trabajo de diseño de las criaturas, desarrollado durante dos años en colaboración con el artista de cómics suizo Frederik Peeters (El hombre garabateado), se enfoca en crear seres que se sientan genuinamente únicos, evitando los clichés visuales del género fantástico. Los efectos especiales, que incluyen prótesis y CGI, están cuidadosamente integrados en la narrativa, añadiendo una extraña belleza e imponencia visual sin sobrepasar la historia central. Esto se ve claramente en el personaje de Fix, un hombre que mutó a ave y que está  encarnado maravillosamente por Thomas Mercier. 

Criaturas asombrosas es una película de efectos especiales y mutantes cuya intención es la de invitar a la reflexión. No es la típica cinta que algunos podrían esperar, sino una obra que utiliza la ciencia ficción para hablar de las complejidades de la experiencia humana. En muchos sentidos, logra lo que las adaptaciones cinematográficas de los mutantes creados por Stan Lee no han podido hacer de una manera contundente: ofrecer una narrativa donde los poderes y mutaciones de los personajes sean tan solo una excusa para explorar temas humanos universales.

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