Antes que nada, un poco de contexto. El Adventure Team Racing es una de las actividades deportivas de resistencia más extremas y exigentes. Involucra correr cientos de kilómetros, montar en bicicleta a campo traviesa, escalar peligrosas cumbres, remar en kayak en contra corrientes impredecibles, todo ello a una gran velocidad y sobre cualquier tipo de terreno peligroso. Las carreras pueden durar varios días, tan solo se permiten paradas breves y hay penalizaciones de tiempo por ayudas.
Simon Cellan Jones, director curtido en series como Ballers, Jessica Jones y Power, regresa a trabajar con Mark Wahlberg, luego de la comedia de acción The Family Plan, en una cinta basada en una historia real ocurrida en una de esas carreras, con un equipo estadounidense corriendo a través de las selvas, montañas y ríos de la República Dominicana (la verdadera historia involucró a un equipo sueco en Ecuador).
Wahlberg encarna a Michael Light, el líder del equipo, quien crea un vínculo con un perro callejero al que llama Arthur. Este perro, apaleado, hambriento, enfermo y plagado de gusanos decide, de una manera inexplicable, acompañar a un hombre llamado “el mejor corredor de equipo de aventura que nunca ganó un campeonato”, en una última oportunidad de demostrar su capacidad y tenacidad como atleta extremo.
En el primer acto, veremos como Michael ama a su esposa Helen (Juliet Rylance), una ex corredora como ella y a su pequeña hija Ruby (Cece Valentina), quien tiene como pasatiempo pintar de rosa las uñas de su padre. Michael es un buen padre de familia, pero detesta trabajar para su padre Charlie (Paul Gilofoyle), un ex militar convertido en agente inmobiliario. Su legado como corredor se estropeó por una mala decisión causada por su terquedad y por una imagen viral de su equipo perdedor atascado en el barro.
Michael quiere volver a las carreras, pero nadie lo quiere patrocinar después de su último fracaso. Con tan solo la mitad del dinero que necesita (auspiciado por su pareja), el veterano atleta de barba descuidada reúne a un equipo conformado por amigos que quieren demostrar que pueden lograrlo una última vez. Chick (Ali Suliman, quien trabajó con Wahlberg en la estupenda Lone Survivor), es el navegante, un hombre que fue despedido del equipo campeón por su mala rodilla; Olivia (Nathalie Emmanuel de Rápido y furioso), es la escaladora e hija de un antiguo campeón que ahora está enfermo de cáncer terminal; y Leo (Simu Liu de Shang-Chi), es la estrella de las redes sociales quien publicó la foto viral de su equipo perdedor y que todavía guarda resentimiento hacia Michael por las malas decisiones que les costaron el premio en la carrera anterior.
El segundo acto nos muestra la emocionante carrera llevada a cabo en un agreste terreno selvático. El primer evento es una caminata de 39 kilómetros a través de la jungla. No hay un camino definido, por lo que uno de los desafíos del deporte es encontrar atajos a través de terrenos peligrosos e inexplorados. Bellamente fotografiada por Jacques Jouffrett (Lone Survivor, Into The Wild), la cinta incluye una secuencia muy emocionante y que crispa los nervios, relacionada con un incidente en un cable de tirolina desgastado (¡Aplausos para los dobles de acción!).
Paralelo al primer y segundo acto, conoceremos la historia de Arthur, el maltrecho perro callejero (¡aplausos al actor canino!) que se encuentra con Michael en una de las paradas. Este le da una albóndiga y basta con ese acto de generosidad para que el perro siga al equipo durante cientos de kilómetros (incluso salvará a Leo de caer por un acantilado). Arthur y Michael son unas criaturas solitarias y de aspecto muy similar (la barba, las heridas mal curadas), que comparten la actitud de no dejarse aplastar por las adversidades. La conexión entre Michael y Arthur, y la forma en que Michael transfiere su determinación de ganar la carrera a la lucha por salvar al moribundo Arthur, son tremendamente conmovedoras y harán derramar más de una lágrima.
Arthur – Una amistad sin límites es una gran cinta colmada de emoción, humanidad y “caninidad” que merece estar en el panteón de las mejores películas protagonizadas por perros (¡Hazte a un lado Hachiko!) y nos muestra a Wahlberg en un intento por hacer de nuevo una cinta para toda la familia, pero esta vez con los elementos muy bien ajustados para convertirse en una fórmula ganadora.
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