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Cabra al ruedo

Al dejar de ser la contraparte de Residente, Eduardo Cabra ha tomado las riendas de un personaje que sale de las sombras y da la cara para enfrentar al algoritmo

abril 23, 2021

Cortesía de Peace Music Management

A Eduardo José Cabra Martínez no le cabe un Grammy más, o tal vez sí. Sin embargo, esa no es la prueba de su talento, ni más faltaba. Los premios de la industria musical, y de cualquier otra, deben ser vistos siempre con el beneficio de la duda, pero el caso de este puertorriqueño es muy especial. Su sorprendente capacidad creativa como compositor, intérprete y productor es algo que puede constatarse al oír el trabajo que en las últimas dos décadas ha hecho con Calle 13, Monsieur Periné, Vicente García o El Cuarteto de Nos.

Hay una versatilidad poco frecuente en lo que Cabra ha hecho; su historia da cuenta de una gama muy amplia de sonoridades y estilos, que van desde la cumbia punk de Mario Neta con la banda de Roberto Musso, hasta el merengue de Candela con García, su amigo dominicano y aliado en Trending Tropics. En medio de todo eso está también la colorida y sofisticada tropicalidad de un álbum como Encanto tropical [Monsieur Periné], o el testamento urbano y transgresor que escribió con Calle 13.

El problema, por decirlo de alguna manera, fue que durante años estuvo en el papel aparentemente secundario que desempeñó en todos esos proyectos, que habrían sido una cosa muy distinta sin su participación y su sello personal. A finales de 2020, por razones que conoceremos a lo largo de la siguiente entrevista, decidió acabar con su alter ego, y Visitante salió del escenario para dar paso a un tipo que puede colaborar con el artista que sea, pero no parece interesado en seguir a la sombra de nadie.

En los últimos meses Cabra ha lanzado La cabra jala pa’l monte, La ventana y Gris, que serán parte de lo que toque en vivo cuando tenga la oportunidad. Pero no solo será esa música lo que ofrezca sobre el escenario; interpretará nuevas versiones de Calle 13, de Trending Tropics, además de cosas que ha creado para películas y piezas en las que ha sido productor.

Planea lanzar un EP (o la mitad de un álbum) en mayo, para presentar una segunda tanda en noviembre. La idea es consolidar su trabajo bajo una sola cara, aprovechando la experiencia que ha tenido asesorando a otros artistas en sus discos, entendiendo su voz, y desempolvando el espíritu del intérprete. “No es que ahora, de repente, me metí a cantante, no”.

No parece ser un asunto de ego, es simplemente que “al César lo que es del César”, y a Eduardo lo que es de Cabra.

¿Hubo algún detonante que disparara esa decisión de “ahora voy a ser Cabra”?

Sí, yo creo que también es parte de cruzar la línea de los 40, y que uno entra en una fase de empezar a organizar las cosas que ha hecho en la vida, de hacer las cosas que uno dejó de hacer. Yo creo que eso fue el detonante, pero he dicho con este proyecto que Cabra siempre estuvo; Cabra era el que componía, el que producía, el que dirigía la banda, el que hacía música para películas… Era simplemente destaparle el velo y que dé la cara de una vez por todas, por eso es que también le estoy dando frente al asunto de la interpretación. Todo es una acción de comunicar que Cabra siempre estuvo detrás de todo.

LEJOS DEL ALGORITMO: Eduardo Cabra conserva intacto su espíritu innovador sin rendirse a la dictadura de los números y las plataformas. Cualquiera, tanto como él, tendrá claro que es lo que ha hecho a lo largo de toda su carrera. @CESARBERRIOS

A propósito de cruzar la línea de los 40, ¿qué relación tienes con tu edad?

Eso está bien complicado porque yo siento que el arte te para en el tiempo de cierta manera, es como una nevera. A mí en su momento la paternidad me cambió mucho, y creo que hay un antes y un después de la paternidad.

Pensando en el Eduardo de hace 20 años y en el de hoy, yo creo que el de hace 20 años quizás no se cuestionaba mucho el método al momento de conceptualizar y producir una canción, era más en función de las emociones, de ejecutar y tratar de llevar a cabo una idea sin ningún método, o con un método muy básico. Lo que me ha dado la experiencia es un método, y ahora quizás lo que estoy haciendo es combatiéndolo para tratar de mantener esa espontaneidad.

Antes quizás me tomaba más tiempo un tema, ahora es más rápido porque hay un método, pero a la que entran esos métodos, me empiezan a sonar iguales a cosas que ya existen o que ya he hecho, entonces quiero romper con el método para que cada canción tenga su personalidad… No es una persona la canción, pero tú me entiendes.

Claro que sí. La última vez que nos vimos personalmente estábamos en Gaira hablando de Trending Tropics, y ahí estaba el robot. En mi opinión, ese proyecto fue una de las cosas más interesantes que he visto en la música latina de los últimos años.

Gracias, brother.

¿Esta nueva forma de trabajar le da espacio a algo así?

Total. Trending Tropics forma parte fundamental del asunto de Cabra, es un proyecto súper importante y que todavía está vigente. No siento la necesidad de volver a trabajar un ‘disco concepto’ como el de Trending porque siento que ese concepto todavía está ahí, y más con esto del COVID, que agudizó y puso más cabrón este asunto de la dependencia a la tecnología.

Yo estuve hablando de eso con Vicente [García] cuando empezó la pandemia. Lo que pasó con Trending era una cosa medio Walter Mercado [risas].

Como visionarios, adivinos…

Sí, porque ya se veía venir por el asunto de cómo estábamos viviendo, pero esto del COVID lo puso en un patín. Lo aceleró.

Cuando empezó lo del coronavirus, que de repente abrías el Instagram y había como cinco lives corriendo, todo el mundo estaba haciendo lives. Había una necesidad brutal de hablarle a la gente, de que hubiera un
feedback dentro de la soledad.

Ahora que mencionas eso, ¿cómo crees que la pandemia ha afectado, está afectando y afectará el aspecto artístico y creativo en la música?

Yo creo que el asunto de los algoritmos ya venía afectando y de eso se habla en el proyecto de Trending, este asunto de la compra de likes, de trabajar en función del algoritmo más allá de trabajar en función de las necesidades emocionales y de las ganas de comunicar algo. Lo que pasó es que el COVID aceleró eso, lo puso más obsceno.

Muchas de estas canciones que se están moviendo en la industria, hay muchos exponentes de esos que no saben lo que es treparse a un escenario o que tienen muy poca experiencia con eso, yo creo que cuando todo se normalice, esperemos sea de aquí a un año, va a haber una explosión de salir a la calle a defender todas estas propuestas en vivo. Creo que hay un instinto que está ahí comprimido, y es que nosotros como especie vamos a necesitar, volver a retomar los shows en vivo, los festivales. Tenemos que estar listos para eso, para defender estas propuestas en el escenario.

Creo que va a quedar como un momento awkward, muy especial, dentro de la historia de la industria, pero entiendo que hay una necesidad brutal de salir a la calle y tocar. El que no quiera salir a tocar, pues que no salga, pero igual hay unas bandas y unos proyectos o propuestas que es fundamental su defensa en un escenario. Yo vengo de esa escuela, usando de ejemplo a Trending y a Calle 13, donde la fuerza que tenía en vivo se sumaba a la propuesta.

¿Cómo ha afectado esto a la creación y a la composición, más que a la ejecución y la difusión? ¿Qué piensas desde esa perspectiva creativa de la música?

Este tiempo nos ha dado un espacio para ser un poquito más honestos, en mi caso ha sido así, en el circuito de panas también. Tengo muchos panas que no se atrevían a hacer algo y lo están haciendo; en cierto modo a mí me pasó más o menos igual, aunque esta era una propuesta que ya tenía pensada antes del COVID. De hecho el primer video de Cabra, que es La cabra jala pa’l monte, se grabó en el último viaje que hice antes del COVID. Salió en junio pero estaba grabado desde febrero.

Creo que nos ha dado espacio para buscar nuevas maneras de comunicarnos. Hay mucha gente que tiene muchas composiciones y que ha sido bien productiva, pero están esperando a que pase el asunto del COVID para lanzarlas.

Es valiente la gente que está lanzando temas en esta época. No estoy hablando del grupo que está buscando el hit del verano, porque esos ya trabajan en función de los views y los likes; hay otro circuito que está en otra, que no apuesta a eso y está siendo super honesto y productivo, y cuando se abra todo el asunto en vivo, va a explotar con todo lo que están haciendo ahora, y se va a complementar bien.

Pero yo creo que el asunto de la industria se ha puesto un poquito dark porque también veo como que todo está sonando igual. Creo que tenemos que promover la diversidad pero se complica si todo el mundo, los sellos y las multinacionales, están buscando el hit del verano, eso no ayuda a la diversidad.

Es parte de lo que estamos viviendo, y es raro también porque en la música anglo se siente una diversidad; pero es una cuestión latina… es una secuencia armónica similar, líneas melódicas similares, producción similar, hasta los videos, todo es como una sola manera de triunfo.


“He hablado con panas del género urbano que ya están cansados de estar escribiendo de lo mismo, de las jevas, de los carros, de todo eso…”.


Las letras tienen tres o cuatro moldes y con eso se hacen todas…

Claro. Y no creo que eso deba desaparecer, eso es parte del universo de las diferentes propuestas porque hay momentos para eso. Es como la música de las bodas, en las bodas ponen de todo y ponen el momento del perreo súper cabrón, tú sabes. La diversidad es algo que se vio afectado en este momento, pero es parte del proceso también, de la falta de shows y todo eso que está medio raro.

Estructuralmente, esto de hacer todo igual puede tener relación con los costos al producir la música; ya no recurren a una gran orquesta de 20 o 30 músicos, que es muy cara, porque tienen a un tipo con un beat y ya está, ¿hasta qué punto tendrá que ver con eso?

No sé si los costos sean un tema porque sé que los productores que están bien cotizados en el ámbito urbano están cobrando su pasta. Un disco de alguien que esté chévere no sale barato.

Pero a veces salen propuestas que son muy orgánicas, por ejemplo, lo que está pasando con el dembow dominicano, que son propuestas que están saliendo de computador, pero también hay una cosa orgánica. Son ideas que desde abajo van cambiando lo que suena mainstream, es parte del nacimiento de ideas nuevas, de productores, pero de repente esas letras se van complicando, que es lo que estaría cabrón, que las letras se fueran complicando con este sonido, entonces se forma esta mezcolanza y volvemos a lo mismo…

Es un problema de falta de diversidad, pero no lo veo por eso, el problema es que si a alguien le sale bien un sonido nuevo, de repente vienen como 20 a hacer lo mismo. Es como cuando te pones una camisa con una marca y esa marca pega, y de repente todo el mundo empieza a comprarse las camisas para ser cool. Como el chico popular de la escuela que se pone algo y todo el mundo quiere copiarlo, ‘¿Le funcionó?, vamos a apostarle’.

Lo que pasa es que la industria se ha movido a algo medio Wall Street, creo, si algo funciona, apuestan a ese sonido. Es como comprar un share de Tesla ahora, que sabes que va a seguir subiendo, pues es el sonido Tesla, y compran stocks hasta que en un momento todo se satura y se va abajo.

Claro, no es que sea malo que se esté haciendo con un computador y un micrófono, el problema surge cuando eso se convierte casi en una metodología, en una política de la industria, porque funciona y porque puede resultar más barato de producir en ciertos casos; se convierte en el molde que todo el mundo debe seguir.

Claro, porque la opción para ser exitoso en la música es un sonido, entonces la industria misma te abre o te cierra la puerta dependiendo de si estás dispuesto a trabajar ese sonido o no. Pero no sé si sea [sobre] lo barato, porque a los productores que están en este circuito les va súper bien, y felicidades. Pero con lo que les pagan a ellos se pueden hacer un montón de cosas, si estamos hablando de gastos de músicos, se puede hacer un montón.

Pero es lo que te decía, es como lo del stock market… porque hubo un momento, hace 10 o 15 años, hasta que entró Spotify Latinoamérica, hubo como 10 años en los que había cierta anarquía musical. Había una incertidumbre, pero sí se vivía una diversidad; tú sentías que había propuestas diferentes, y ahora es el sonido del éxito, que no necesariamente es real, es algo que se construye y se manipula fácilmente con los algoritmos, tratando de empujar, de mover, y lo que está pasando es que se está apuntando a un solo sonido.

Usemos el ejemplo de Billie Eilish; es una propuesta que le gusta a mi hija, ella consume a Harry Styles, que es una onda noventosa, y es parte de este universo anglo que promueve una diversidad que no se promueve en esta región. No lo estoy criticando, a mí me encanta trabajar electrónica y sonidos urbanos; esta mañana estaba haciendo un dembow dominicano, pero sí entiendo que la cantidad de propuestas que he hecho son bastante eclécticas. Y me gusta trabajar en eso, tratar de estar en diferentes lugares.

Yo he trabajado con diferentes corillos de distintos géneros, y siento que a veces se tienen que mover un poco hacia el lado urbano, quizás es algo que tienen que hacer porque los están empujando a eso, no necesariamente es porque quieren.

Y del otro lado, he hablado con panas del género urbano que ya están cansados de estar escribiendo de lo mismo, de las jevas, de los carros, de todo eso. Y lo que yo entiendo es que la misma industria, y sus responsabilidades económicas, los obligan a quedarse ahí, están esclavos a seguir alimentando el algoritmo.

Cortesía de Peace Music Management

Sería muy triste que después de todo esto que hemos tenido que vivir, sigamos cantando a lo mismo. Habríamos perdido una gran oportunidad, tal vez…

Yo creo que es una cuestión de cantidad y diversidad. De eso se trata la vida, la vida son diferentes emociones en un mismo día, y hay momentos en los que te sientes bien, te sientes mal, que te molesta lo que está haciendo tu presidente, que sientes amor, odio, frustración, y eso promueve la diversidad. Es parte de la cotidianidad. Entonces se les canta a esas diferentes emociones.

Por ejemplo, Amy Winehouse tenía unas canciones que eran autodestructivas, y a la misma vez eran mainstream, conectaban, se le dio la oportunidad a esa propuesta. Ayer mismo me puse a ver un video en vivo de Rage Against The Machine, y Rage tiene una propuesta que denuncia trucos y problemáticas sociales, simplemente están exponiendo su punto de vista de los problemas y fue una propuesta súper exitosa. Son dos propuestas que llevan sus años ya, pero yo estoy seguro de que hay un montón de gente que tiene todo ese material listo para lanzarlo, pero a veces se complica.

Esto no es algo de disqueras y de multinacionales, esto es algo de autogestión, y va a llegar el punto en que los mismos músicos se van a tener que organizar, y va a tener que dársele espacio a la diversidad. Es la única manera.

Actualmente el mainstream ofrece todo el tiempo música hecha a partir de colaboraciones, en tu TED Talk hablabas sobre la importancia del trabajo en equipo y la comunicación. Sin embargo, hoy vemos también mucho individualismo, no se ven casi nuevas bandas triunfando, ni encabezando grandes festivales. ¿Por qué estamos viendo por un lado todas esas colaboraciones, pero por el otro lado a tantos artistas en solitario?

Yo creo que son dos cosas: la primera es de las colaboraciones, claramente se han convertido en un intercambio de seguidores, es parte del marketing, es parte del negocio. Yo creo que dejó de ser colaborar por compartir, por tratar de hacer algo que tenga algo que ver con la admiración, que se forme este encuentro en el cual vaya a salir un tema random o que no se sepa lo que vas a hacer. Te hablo de esto porque a mí también me ha pasado, en colaboraciones con Silvio Rodríguez o Rubén Blades… nosotros propusimos esos featurings (que por suerte los pudimos lograr), pero también era una incertidumbre de cómo iba a quedar eso. Era como un acto de amor, y de arriesgar, para poder tratar de unir esas dos propuestas que son completamente diferentes. Entonces el asunto de las colaboraciones cambió bien brutal, y creo que ahora es un intercambio de likes y views.

Con el asunto de las bandas, es bien complicado trabajar en equipo. Lo que yo hablaba en la TED Talk era en función del rol del productor, y cuál es la visión que doy a que haya buena comunicación, al trabajo en equipo. Pero es bien complicado el asunto de las bandas, y mientras va pasando el tiempo se va complicando más y más. Los mismos Beatles son ejemplo de eso, yo soy seguidor del trabajo de ellos, gracias a mi padre; ayer mismo estaba viendo una entrevista de Ringo [Starr], que está lanzando disco, y el trabajo en equipo para ellos fue un problema porque empezaron a cruzar líneas. Y te digo yo, que trabajé y estuve con una banda, que trabajé en equipo como líder de un proyecto, es bien complicado cuando pasa el tiempo y los intereses y la visión empiezan a cambiar, y uno se empieza a alejar.

Hay que darle una medalla de reconocimiento heavy a los proyectos que perduran en el tiempo, por ejemplo, Café Tacvba, que todavía están activos, que siguen haciendo discos, que se toman su tiempo y hacen cosas en solitario en esos hiatos que tienen. Al final es saludable y es súper bien también para el seguidor y los fanáticos, que los vean en diferentes contextos sin tener que llegar al punto de dejar de trabajar en la propuesta.

En la TED Talk hablabas del trabajo en equipo en general y de la comunicación, y lo pensaba llevándolo al espacio de una banda. Los Beatles en su momento sí o sí habrían necesitado un baterista, en cambio ahora el tipo dice, “puedo ahorrarme el esfuerzo de entenderme con un baterista, y hacemos todo con máquinas”.

Claro, pero hay corillos que no. Voy a destacar el trabajo de Vicente García, que él mete mano en el asunto de la producción y que él defiende eso. Con él tuve la oportunidad de trabajar en tres discos, incluyendo el de Trending, y es una persona que se vive la música. Lo que pasa es que hay dos cosas bien diferentes y esto está bueno hablarlo. Una es que este asunto de la pandemia y lo que estamos viviendo, ahora agudizó y separó un poquito más lo que es entretenimiento, lo que es música y lo que es arte. Entonces ahora estamos viendo el entretenimiento que es el amarillismo, el bochinche, los titulares de intérpretes que no tienen nada que ver con la música, y está otro corillo que está haciendo arte y música.

Si uno llega a tener clara esa diferencia… Yo creo que yo estoy bastante claro con eso, de que lo mío es la música, y a estas alturas todavía me cuesta dar cara. Si fuera por mí ni daba cara, ni salía en los videos ni nada, pero es como un ejercicio de entender toda esta cuestión de que la gente le ponga cara a un sonido, que no es tan necesario. Hay que destacar propuestas como Bon Iver, un tipo que siempre está en la oscuridad, y Daft Punk también que se inventaron estos personajes. De cierta manera yo traté de hacerlo con Trending, con Vicente, que era lo de la música sin rostro en la época del selfie. Era también joder con ese protagonismo, que no hubiera un protagonista, pero igual siento que la misma industria alimenta eso.

Según tengo entendido, si tú te tomas un selfie en las redes sociales, el algoritmo reconoce que es una cara y le da más exposición a ese post que acabas de hacer. Eso es un tema, el ponerle cara a las cosas.


“Una de las ideas originales de lo de Cabra es desintoxicarme, hablar de estas emociones que no son tan felices…”.


Ahora hablábamos de la edad, y recordaba lo que hiciste con El Cuarteto de Nos, que es un caso de éxito muy interesante para unos tipos que ya eran mayores cuando triunfaron masivamente, ¿cómo fue la experiencia de trabajar con ellos, y qué papel llegaba a jugar la edad ahí?

Creo que cuando uno entra al estudio, el asunto de la edad no juega ningún papel. En el estudio comienza, si estás trabajando en equipo, una defensa de ideas. Todo el mundo empieza a mandar ideas y se forma un debate más allá del asunto de la edad. Yo creo que lo de la edad son planteamientos que uno se hace fuera del estudio, pero cuando uno ya está en el estudio trabajando en equipo, eso se cancela.

El trabajo del Cuarteto de Nos es un maratón, también es un proyecto muy actual que está constantemente tratando de conectar con lo que está pasando. En uno de los temas que trabajé con ellos, Mario Neta, me acuerdo de que hay una frase que está diciendo algo muy actual: “Si en marzo es novedad, es viejo en abril”. Eso me parece muy cabrón de bueno porque de lo que está hablando es de los lanzamientos, del arte, de la música que envejece rápido. Por eso es que yo también estoy dividiendo el disco en dos pedazos porque saco el disco y a las dos semanas ya es viejo.

Trabajar con ellos fue bien nítido, se cancela el asunto de la edad.

Lo interesante es que tú siendo más joven, tenías más experiencia que ellos en las grandes ligas…

Claro, pero a mí me da mucha alegría que no me haya agarrado el asunto de Calle 13 y Atrévete a mis 20 años, a mí me agarró a los 28. Yo empecé a tocar en la calle a los 15, entonces estuve 13 años dando tumbos, tocando en bodas, en la calle, tuve dos bandas previo a Calle 13, entonces eso fue una preparación porque si te coge sin esas horas de vuelo, te agarra fuera de base, es mucha data. Yo entiendo que eso también es parte del crecimiento y que El Cuarteto de Nos es lo que es y se respeta también por esas horas de vuelo previas. Cuando ellos explotaron lo hicieron más o menos a la misma vez que Calle 13, cuando pegaron este tema…

El álbum Raro es de hace 15 años, que fue el que los llevó lejos…

Y el primer disco de Calle 13 salió en el 2005, el de Atrévete.

Ese momento en el que llega el éxito es muy complicado cuando se es demasiado joven para manejarlo…

Es mucha data, mucha validación, demasiada. Y es bueno que la gente que uno tiene alrededor le hable claro a uno, no solo en cosas de la vida sino de producción y trabajo. Eso también era parte del trabajo en equipo que se hacía en Calle 13, que somos hermanos, y en el estudio nunca paró; siempre fuimos los mismos tipos que estaban trabajando antes de hacer ese proyecto. Entonces si uno no quería hacer algo, pues no lo hacía, y también estaba la crítica y se hablaba bastante claro.

Es mucha validación al llegar al punto en que tú construyas el orden de un show en dependencia de cuándo es que la gente va a excitarse más, a aplaudir más o se va a poner más contenta. Es una cosa bien fuerte.

Recuerdo cuando estaba en las bandas antes, era una cuestión de instinto y uno después iba construyendo esas emociones mientras iban pasando los shows. También ha cambiado todo en los últimos 20 años, ha pasado mucho tiempo, pero antes uno arrancaba tocando en la calle y ahora uno termina tocando en la calle. Defender un proyecto en un escenario es el resultado de que te vaya bien en las redes sociales y en las plataformas, a diferencia de antes, que uno tenía que salir a tocar para que te viera un A&R que te llevara a una disquera, y esa disquera hiciera tu disco. Hace 20 años el fin era sacar un disco y que a ese disco le fuera bien, pero venías tocando desde hace años, que es más o menos lo del Cuarteto.

¿Lo que tú ves es que se invirtió todo el orden del proceso?

Por las redes y las plataformas, claro. Es otra cosa, un panorama completamente distinto.

Y con la tecnología también hace rato porque hacer un disco es más fácil que hace 30 o 40 años.

Claro.

GRANDE POR DERECHO PROPIO: Eduardo Cabra ha entendido que llega un momento en el que es necesario correr el velo y dar la cara. Cortesía de Peace Music Management

Estás en un punto de equilibrio en el que no tienes todos los problemas del estrellato, pero sí los beneficios de un artista muy exitoso, ¿este enfoque de Cabra tiene que ver algo con aprovechar eso y consolidarte en ese equilibrio?

Total. Una de las ideas originales de lo de Cabra es desintoxicarme, hablar de estas emociones que no son tan felices, es una cuestión más dark. Es primero la muerte de Visitante, y allí donde se revela lo de Cabra; lo otro es como una limpieza, está hablando del éxito y del camino recorrido; y el de ahora es ese estado en el que muchas veces me siento cómodo, que es este lugar gris en el cual a veces hiero a las personas a mi alrededor por defender ese espacio y no tomar una postura.

Tirando todas estas ideas, que son cosas muy personales y tienen su pincelada dark, lo que quiero es que al final la gente baile y que pisotee todas esas ideas. Realmente ahí, cuando la gente pisotee eso en el movimiento del baile, del show, es que se cruza el umbral hacia algo nuevo que no sé todavía lo que es. Ese es mi viaje.

Te expliqué todo esto para que sepas qué es lo que quiero consolidar, qué es lo de la idea que tengo con el asunto de Cabra; no es querer ser el hit, de hecho tu escuchas la música y no sugiere el hit del verano. Para mí es un tema el asunto de la sobreexposición, siempre me he sentido cómodo del lado creativo; ha sido un esfuerzo bien brutal lo del proyecto de Cabra, pero soy de los que piensa que el trabajo y el seguir haciendo música es como un maratón. Es como que todo este grupo de composiciones y canciones, que todo esté en un mismo lugar. Eso al final es lo que se va a destacar más allá de las figuras, de la cara. Es más ese grupo de música, de arte y de un trabajo de vida que hace un año lo empecé a trabajar hasta el fin, porque realmente creo que es el último proyecto que voy a estar lanzando en mi vida. Lo que pasa es que empezó desde ahora para de aquí a 10 o 20 años poder seguir defendiéndolo, esto es un trabajo que va maratónico, de larga distancia.

No sé si la analogía funcione, pero hay un momento en el que los escritores publican una antología de sus cuentos o que un artista saca una recopilación, ¿esto es casi que tú mismo te conviertas en tu retrospectiva?

[Risas] Puede ser, pero no final, es algo que estoy empezando a conceptualizar para que de ahora en adelante se sigan sumando cosas, que vayan entrando temas nuevos, y se vayan descartando otros. Es algo que parece un fin de carrera pero no, al final yo creo que es comenzar a construir como una antología, pero no siento que estoy terminando, por el contrario estoy comenzando a construir eso. Mientras estoy haciendo temas, y cuando se calme todo espero salir a tocarlos.

Ya para terminar, cuéntanos una cosa valiosa que creas haber aprendido durante esta pandemia.

Quizás no es tanto un aprendizaje, es más el bonding que he hecho con mi hija. Ha sido lo más importante. Mi hija nació tres meses después de haber salido el primer disco de Calle 13, con todo lo que significó eso. Un cambio de vida al momento, porque le fue bien a Atrévete, los viajes… Yo creo que la pandemia me obligó a parar todo y estar más aquí en Puerto Rico, a realmente darme cuenta de qué es lo más importante. Estoy súper agradecido, y sé que a mucha gente también le pasó más o menos lo que a mí; el asunto les ayudó bastante a conectar con la familia.