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C. Tangana y J Balvin: Uvas y guayabas

El Festival Estéreo Picnic de 2022 pasará a la historia por presentar uno de los mejores shows en toda su historia, pero también por, ingenuamente, abrazar el karaoke por primera vez

Por  DIEGO ORTIZ

marzo 28, 2022

García-Santos; AP

C Tangana:

El español llegó a las 8:00 p.m. al escenario Adidas, su equipo, durante más de una hora preparó el set con una escenografía teatral. No tardaron ni un minuto más de las 7:59.

Su show, de sesenta minutos, presentó todo un repaso por su carrera, con énfasis especial en las canciones de El Madrileño; y más allá de su capacidad técnica, en donde músicos de calibre magistral soportan el mejor show en la música iberoamericana de este momento, representa un tributo al arte, al músico y al artista. Más que un concierto, es una obra de arte en donde cada músico tiene su espacio y protagonismo, en donde C Tangana, como director, entrega un poderoso statement de lo que debería ser un show en vivo.

Aquí no hay lugar para egos, ni para hablar con el público sobre cosas vacías. Fueron 60 minutos de arte escénico con una interpretación perfecta.  Alrededor de 30.000 personas cantaron una a una las canciones que, un año atrás, eran totalmente desconocidas en Latinoamérica y se despidió brindando con su público, entregado y seguro de sí mismo por su victoria.

J Balvin:

No hay mucho que decir. Y entrar en detalles descalificativos requiere de tiempo. En resumen, J Balvin, luego de recodarnos que tocó en Coachella, y precedido por uno de los shows más deslumbrantes en el mundo (Martin Garrix), desaprovechó la oportunidad de conectar con el público colombiano y mostrar que es más que sus grandes éxitos.

Mediante un karaoke, voces masculinas desafinadas en el fondo le responden como si fueran su alter ego, y un pito de fiesta de feria se repite durante todo el show; el colombiano presentó un show que se trató solo de él, aunque, para ser justos, su música no necesita de una banda, ni en vivo ni en el estudio.

Tampoco se le pueden pedir uvas a un árbol de guayabas. Seguramente Balvin, y quienes lo rodean artísticamente, pensarán que el problema es del público o que todos quieren criticarle en su propio país porque sí, pero aunque nadie quiera ir en su contra (el público continúa dándole muchas oportunidades), él hace todo por mantenerse en su propia e infinita esfera de mediocridad artística, un espacio del cual no le interesa salir.

Estéreo Picnic:

Con tres días de producción impecable, y con todos los desafíos que representa el booking internacional, el festival siempre ha intentado mantenerse, en gran parte, con la reputación en alto en cuanto a su curaduría y las ofertas artísticas vigentes. No obstante, mientras que C Tangana se presentó en un escenario secundario, Balvin fue cabeza de cartel, tuvo horario AAA y tocó en la tarima principal, dejando ver cómo en la industria de la música el poder del dinero es más importante que del arte, sucumbiendo ante la presión de mánagers y agentes, pero más allá de eso, abriendo un espacio importante para la mediocridad.

Y no es un tema de géneros, pero difícilmente veremos en el festival otros artistas del género urbano como Ozuna o Maluma, quienes en vivo presentan shows con más de 15 músicos en tarima. Probablemente para el festival, carecen del coolness necesario, y prefirieron sucumbir ante el poder comercial, permitiendo -por primera vez en su historia- que un headliner hiciera un show de karaoke para más de 50.000 personas. Ojalá este desacierto no le cierre las puertas en el futuro a otros artistas del mismo género que sí tienen mucho por mostrar.

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