Lyna Khoudri, a quien ya hemos visto en producciones destacadas como La crónica francesa de Wes Anderson y la última adaptación cinematográfica de Los tres mosqueteros, regresa a su nativa Algeria para volver a trabajar con Mounia Meddour, la directora que la hizo brillar en la hermosa Papicha.
En la cinta de 2019, Khoudri interpretaba a una chica que buscaba cumplir su sueño de convertirse en diseñadora de modas en un ambiente de fanatismo religioso, machismo y opresión. En Bailando en silencio, su nueva película, la actriz encarna a Houria, una joven que busca convertirse en bailarina profesional y unirse al Ballet Nacional de Algeria, hasta que la tragedia trunca sus ilusiones y la deja sin su voz.
La cinta dirigida y escrita por Meddour, la cual está hermosamente fotografiada por Léo Lefèvre, quien también se encargó de las imágenes de Papicha, es también producida por Troy Kotsur, el actor sordo de Coda, la cinta ganadora del Óscar inspirada en La familia Bélier, que nos contaba también la historia de una chica y su sueño.
En Bailando en silencio veremos como Houria se encuentra con un grupo de mujeres que, al igual que ella, están buscando superar sus propios traumas, tanto físicos como emocionales, y cómo encuentra un nuevo modo de expresarse con su cuerpo, inspirada en el lenguaje de señas que utilizan las personas que no pueden hablar.
Como se plantea también en Papicha, Meddour busca que entendamos cómo es necesario pasar del individualismo a la colectividad, si se busca generar un cambio real en una sociedad opresiva y violenta. Pero esta es otra cinta que le permite brillar a Khoudri. Sin llegar a tener que recurrir a la palabra hablada, la joven actriz nos entrega una compleja interpretación conformada por miradas, gestos, señas y baile. En esta cinta sencilla, bella y elocuente, la asociación entre la actriz y la directora ha vuelto a rendir frutos.