Un ensayo sobre Suárez y Rosario Bléfari, la autobiografía de Daniel Melero y más libros para buscar en la FED 2024

La Feria de Editores celebra una nueva edición y ROLLING STONE te propone un listado de lanzamientos que vale la pena rastrear

Por  HUMPHREY INZILLO

agosto 8, 2024

La FED se transformó en uno de los eventos culturales más importantes de la agenda porteña.

GENTILEZA FED

Este jueves comienza la edición 2024 de la Feria de Editores, que se realiza en el C Complejo Art Media, Avenida Corrientes 6271, CABA, hasta el domingo 11, de 14 a 21. La entrada para la FED, que se transformó en un clásico de la vida cultural de la ciudad, es libre y gratuita.  

Más de 330 editoriales de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela y España ofrecerán sus mejores títulos y novedades de narrativa, ensayo, poesía, música y cine, ciencias sociales y humanidades, periodismo, libros ilustrados y libros-álbum, novela gráfica, entre otros.    

En esta edición habrá 15 charlas en las que participarán referentes nacionales e internacionales. Se destacan temáticas como: la decisión de escribir, la relación entre el lenguaje textual y el de la imágenes, el lugar del arte en un mundo colapsado, los cruces entre literatura y terapias alternativas, cómo forjar la lectura y cómo curar un catálogo literario.

Todas las actividades, acá.

ROLLING STONE recomienda 10 lanzamientos recientes para adquirir en la FED y apoyar a las editoriales independientes.


1. La belleza del ruido: una aproximación al viaje de Suárez y Rosario Bléfari, de Walter Lezcano (Gourmet Musical Ediciones)

Al margen de las tendencias del rock de los noventa, como el Nuevo Rock Argentino, la movida sónica o el –más lejano aún– rock barrial, Suárez es una de las bandas más trascendentes de ese período. Su personal y disruptiva apuesta estética, –que combinó un imaginario de independencia total, las poéticas canciones de Rosario Bléfari (una frontwoman de linaje revolucionario), junto a un sonido tan propio como exquisito y experimental– es aún una referencia e influencia ineludible para sus contemporáneos y sucesores.

Como dice Lezcano, Suárez era “una piedra preciosa que todavía orbitaba en el corazón del rock argentino del siglo XX sin encontrar su verdadero lugar, por más que sus canciones moraban en los pensamientos de, a esta altura del tiempo, muchas personas”. A través de extensas charlas con sus miembros (y personas cercanas a ese algoritmo existencial en la música, las letras y el arte en general), este libro cuenta (y piensa) ese camino complejo y único de un grupo impredecible que ya tiene un lugar privilegiado en nuestra historia cultural.

2 Un tornado dulce. Un recorrido por la vida-obra de Gabo Ferro, por Sergio Sánchez y Lalo Ugarte (Marea)

“Gabo Ferro fue un creador popular ‘serio’, pero nutrido en igual medida de alta cultura y cultura camp:había leído a Antonin Artaud (lo revisitó junto al artista interdisciplinario Emilio García Wehbi en Artaud, lengua ∞ madre) y cantó en la ópera del compositor y ensayista Abel Gilbert El astrólogo (un cuadro), al mismo tiempo que reivindicaba al Leonardo Favio cantor y recordaba con amor los sobreagudos con los que Ginamaría Hidalgo perforaba el techo del Luna Park. Lo que en otros podía sonar a pose posmoderna, en Gabo estas afinidades eran honestas, en ellas estaba inscrita su propia biografía. Hijo de familia trabajadora de Mataderos, el intérprete de discos como La primera noche del fantasma y El lapsus del jinete ciego supo dibujar una parábola entrañablemente argentina. No fue un artista de fusión en el sentido de hacer de cada canción un posible esperanto. Prefería en cambio moverse con libertad por el rasguido folk, el vals criollo o cualquier otra referencia que se le cruzara por el camino, en la medida que con ello pudiera verter los interrogantes que lo acuciaban. Fue, al decir de Martín Graziano, un artista en estado de riesgo”, escribe Sergio Pujol en el prólogo de Un tornado dulce, un recorrido por la vida-obra de Gabo Ferro, que escribieron Lalo Ugarte y Sergio Sánchez, que forma parte de la colección Historia Urgente de la editorial Marea.

3 La leyenda de Toots Hibbert, por Tony Vardé (Colectivo Flora Negra)

Escribió Daniel Flores, director de ROLLING STONE, sobre este reciente libro: “Es uno fundamentales de Jamaica. Y también uno de los personajes más coloridos de una historia sobrepoblada por personalidades originales, excéntricas y desbordantes. Muchos señalan a Toots Hibbert incluso como el ‘inventor’ del término reggae. Lo cierto es que, con The Maytals, fue dueño de un estilo tan influyente como único, en el que el soul y el góspel tenían aún más poder que en otras voces de su dorada generación. El periodista y músico argentino Tony Vardé se lanza a investigar cada aspecto en torno de esta figura más escuchada (con megaclásicos como “Pressure Drop” y “Monkey Man”) que conocida por el público ‘no especializado’. Entrevistas, archivo y análisis para redescubrir una leyenda”.

4 Tu maquillaje de fuga se evapora con la luz, de Vera Land (Cerdos & Peces)

“El plan, el robo y la fuga de la recaudación de una disco. Una trama cristalina que implicaba un paneo por la noche porteña y permitía agregar color con personajes exóticos que despertaban con la caída del sol. Pero más que nada lo que me atraía era el mundo cerrado de la disco, en el que los relojes se detienen, las historias de vida quedan afuera, los problemas y las luchas se congelan suspendidos en un paréntesis y todo pasa a ser puro presente”, explica Vera Land, . “Quería sumergirme, describir y reflexionar sobre el ritual de la danza colectiva que tuvo efervescencia durante los años previos y posteriores al cambio de milenio. En Tu maquillaje de fuga se evapora con la luz retraté personajes marginales humanizados, inseguros, frágiles y asustados. No son delincuentes juveniles crueles. La disco es una excusa para transitar el universo nocturno de efímera eternidad, con un entramado de vínculos en ese territorio irreal de la fiesta. Los personajes buscan amor, viven el momento y despliegan filosofía barrial. Con nostalgia por mi ciudad y por mi pasado, en el año 2000, inventé este mundo de brillos baratos, pasiones instantáneas y máscaras que esconden la timidez y los fracasos”.

5 En el futuro seremos un objeto Retro, de Cris Zurutuza (Dábale Arroz)

“Crecí en una ciudad en la que es posible ver amigos a diario o visitarlos sin previo aviso. En ese contexto —con un poco más de tiempo posible de ocio que los que habitan ciudades grandes—,  en el que se llega caminando o en bicicleta a cualquier lado; se arman encuentros y cenas en mesas largas, en las que se cuentan anécdotas o se rememoran historias. Esos relatos orales son el puntapié inicial, la semilla germinal de ocurrencias que se encadenan de la mano de la fantasía.  Los protagonistas de estos cuentos tienen un origen real, con rasgos amplificados. Me atrae eso que tienen de distinto. Pongo el foco en eso que desafina un poco respecto a la normalidad. Cada uno atesora sus rituales, oficios y deseos; son el andamiaje que sostiene su día a día que transitan sin mucho sobresalto pero en el que viven pequeñas aventuras”, explica la escritora Cris Zurutuza, oriunda de Pehuajó.

En el futuro seremos un objeto retro, su segundo libro,  es un abanico de historias simples, habitadas por gente sencilla, con algunos rasgos curiosos en su modo de vida. Sus rituales cotidianos nos resultan extraños, pero también familiares. En cada cuento descubrimos un mundo y sus personajes: el crítico de cine que le pone estrellas a las noticias del diario, como si se tratara de películas; el chico dark de pueblo al que le gusta pasar el tiempo en los cementerios y del que todas están un poco enamoradas; el heredero que lucha por mantener con vida la sodería familiar o las dos hermanas ya ancianas que resisten la gentrificación del barrio donde les hicieron fama de brujas. También hay otras mujeres, más jóvenes, que deciden dar vuelta situaciones en apariencia desfavorables, como la que, atrapada con su pareja en un hotel de ruta deslucido, tras presenciar un accidente de tránsito, decide que es hora de empezar una nueva vida. 

6 Que pase algo pronto, de Agustina Espansadin (Editorial Sigilo)

En una época que exige productividad y progreso, la protagonista y narradora de esta novela toma una decisión a contracorriente. Con treinta y dos años, trabaja de asistenta de dirección en la industria audiovisual y vive con su perro Río en una casa alquilada en un barrio de Buenos Aires con más cuartos de los que puede habitar. Luego de ahorrar durante meses, un día deja de aceptar trabajos por un plazo indefinido. ¿Qué busca? Algo importante: averiguar a qué tiene sentido dedicarle el tiempo si está a su entera disposición. Lo que en un principio parece una fantasía introspectiva y algo individualista, que no está libre de ansiedades, se va convirtiendo en una experiencia de apertura y en el tejido de una red de lazos de afecto. En su debut literario, Agustina Espasandin ha escrito una novela involuntariamente generacional y pospandémica poniéndose en la piel de una heroína de barrio que persigue y entrega lucidez, ternura y gracia en cada encuentro. Con prosa inspiradisima y una convicción infrecuente en una primera novela, Que pase algo pronto es un grito ahogado, y también una canción feliz, contra la falta de ideas de futuro, la deshumanización y el eterno imperio de lo mismo.

7 Lo que resta de la vida, de Federico Jeanmaire (Híbrida Editora)

Federico Jeanmaire recorre cementerios de Berlín, Buenos Aires y su Baradero natal mientras reflexiona sobre el paso del tiempo, la familia, los vínculos, la vejez, la muerte. Una invitación íntima, conmovedora y vital. Dice Alejandra Kamiya: “Un flaneur de cementerios, tal vez la raza más exquisita de los flaneurs, que deja de ‘ser eterno’ porque piensa en ese momento en el que todos los seres humanos somos iguales. Que dejó atrás la infancia en la que ‘Dios existía’ y entra en la vejez que ‘comienza en la mirada de los otros’. Que define una y otra vez la palabra ‘resto’ apenas interactuando con algunos personajes entre los que hay una tortuga cuya dueña lamenta que no sea un perro mientras la acaricia en su falda o junta rosas chinas para darle de comer. Un paseo en el que Jeanmaire dice verdades del tamaño de ese Dios que ya no existe, pero como en voz bajita.” 

8. Los Tres, la última canción. Rock & Roll y Jazz Guachaca (1987-2000), de Enrique Symns y Vera Land (Gourmet Musical Ediciones)

Esta es la historia del grupo de rock más importante de Chile en los noventa. La amistad, las primeras composiciones, los conflictos, los amores, la traición y la mentira se van desmadejando a lo largo de esta biografía no autorizada.  Aquí se narran la infancia de sus miembros en Concepción, el encuentro en el colegio, la pasión de Pancho Molina por la batería, el viaje de Titae a Austria, los recuerdos de Ángel Parra sobre el golpe militar, Álvaro Henríquez y su trabajo con el director teatral Andrés Pérez, la grabación para el sello Alerce, el gran salto hacia Sony Music, el MTV Unplugged y las últimas tocatas que dejarían registradas en Freno de Mano. Este es un recorrido por la discografía, el rescate del folklore, la amistad de Álvaro con Roberto Parra, la aventura que significó La Negra Ester, la dupla Henríquez-Lindl, la exclusión de Pancho y Ángel en las composiciones, los conciertos, las giras, Javiera Parra, México y los desacuerdos que acabaron con la disolución de Los Tres. Pero este libro es más que la biografía de un grupo, es también la crónica de una generación talentosa que dejó una huella imborrable en la historia artística y cultural de Latinoamérica.  «Symns y yo nos complementábamos de manera única para trabajar. Primero con todo a favor y después con bastante en contra, escribimos la biografía, llegamos a puerto. Fue el último trabajo importante que hicimos juntos. Me volví y lo dejé a Enrique abandonado a su suerte en Chile. Revisando el libro descubro que el contenido sigue vivo, captura ese período tan especial de los eventos previos a la ruptura de Los Tres, cuenta la historia en forma de prisma, es coral, las voces se complementan y a la distancia, más que los desacuerdos quedan las pasiones». Vera Land

9. MUGRE o mil formas de estrellarme, de Gabriela Rádice (Hormigas Negras)

“Toda circunstancia de la vida de Paula, la protagonista narradora de Mugre o mil formas de estrellarme, es trascendente —leer un grafiti, evadir la mirada luego de sostenerla en un encuentro fortuito en el transporte público, recordar una huida de Cemento—, porque cada instante encapsula la posibilidad de ser otra, escapar, torcer el rumbo, o ratificar el propio y sumergirse en las aguas internas para rescatar a la otra Paula, la que quedó congelada en una escena idílica. Cada día es una batalla que requiere de la fortaleza suficiente para mantenerse en pie sin perder la sensibilidad ante el dolor de los otros y al fin llegar a la noche entera, habiendo buceado en las faltas y deseos propios, mientras la ciudad es un organismo voraz que se alimenta de la soledad y la angustia de los humanos que van y vienen, rotos y desbordados de anhelos”, explica Andrea Álvarez Mujica sobre MUGRE o mil formas de estrellarme, la primera novela de Gabriela Rádice.

Por su parte, el escritor Leandro Oyola aporta su mirada sobre el libro: “Resaca. Recuerdos como estocadas. Y la mugre como escudo/antídoto a todo lo abanderado por un grupo tecno alemán en uno de sus hits de 1989; el año de la lambada. Justicia por mano propia contra el espectador hereje que no respeta la experiencia religiosa de ir al cine. Y más canciones, muchísimas canciones, incluida una de Fricción sobre lo que es ir perdiendo el contacto. El Sr. Flavio, en uno de sus textos silver tape, cuenta que fue a hacerse una radiografía y que el experto al verla le dijo ‘salió esto’ y se puso a enumerar todo lo que lo marcó en su vida hasta ese momento”.

No existe especialidad clínica para poder indagar el alma. Quizás lo más parecido sea escribir. Nos vemos en el corazón de Gabriela. Nos vemos en la cabeza de La Radice. Nos vemos en el pogo.

10. Incierto y sinuoso. Una autobiografía, de Daniel Melero con Mariano Vespa (Caja Negra)

“¿Qué son los recuerdos sino implantes que todo el tiempo vamos modificando? ¿Y qué son esos implantes que luego alteraremos con las sucesivas experiencias? No hay respuesta para esta pregunta. O quizás haya miles. En todo caso, este es el relato de mi vida. Una memoria fractal: líneas quebradizas, imprevisibles, maniáticas. ¿Deberían ustedes, que leen esto, creer en la sucesión de todos estos acontecimientos personales? Problema suyo”, dice Daniel Melero.
Hay algo maravilloso en la Argentina que hace que la trayectoria de un artista sea una especie de deglución impropia de influencias, un trasplante algo insólito de ideas foráneas que se trafican de las maneras más inesperadas y se cruzan como un Frankenstein con el acervo cultural local. Una estrategia abiertamente desacralizante que implica aceptar que siempre se compone a partir de algo que ya existe, una bastardización del concepto de “original”.

Ni chamán ni gurú: Daniel Melero se asume como anfitrión. Alguien que acoge las ideas ajenas y busca expandirlas. Un niño del barrio de Flores que tiene las antenas afiladas para detectar en la radio y la tele canciones que le cambian la vida y que descubre en el parque Rivadavia discos de Yellow Magic Orchestra y Tangerine Dream. Un joven inquieto que asiste a shows under de rock nacional (de Los Gatos a Los Violadores) y también a recitales de música experimental. Que busca insaciable información en revistas como Expreso Imaginario y disquerías como El Agujerito, o intenta emular de manera casera los experimentos sonoros con cinta de Eno y Cage grabando hormigas de su jardín.

De pionero electropop con el infame grupo Los Encargados a asesor artístico de Soda Stereo e impulsor de Babasónicos, de fundador del sello de culto Catálogo Incierto a ecléctico compositor solista -cuya búsqueda conceptual lo lleva a oscilar entre la canción pop, el techno, el easy listening o el ambient-, Melero manipula la música, provoca con sonidos. Encuentra un itinerario experimental signado menos por el culto a la personalidad que por la permeabilidad con sus contemporáneos como Gustavo Cerati, Omar Chabán, Vivi Tellas, Pat Pietrafesa, Diego Tuñón, Juana Molina o Carca, entre otros. Este libro, armado minuciosamente con Mariano Vespa, no es un monólogo celebratorio ni una colección de anécdotas. Es la conjunción de muchas voces, algunos fantasmas, y archivos y fotos que no existen en internet, que se proponen narrar una vida y una obra sostenida por los deseos y caprichos de una ética de la acción.