“‘La rockera mayor del Brasil (Caetano dixit) dio un recital espectacular, demostró que es la suma sacerdotisa de esa particular relectura del rock que hacen en la tierra del samba y una sensible médium capaz de traer, cuando es necesario, la más ecléctica gama de citas de la música universal”. Hacía comenzaba la crónica de Fernando Mazzeo para ROLLING STONE del concierto que Rita Lee ofreció en el Luna Park, el mitico estadio de Buenos Aires, el 23 de noviembre de 2002, y que acaba de ser publicado en Spotify. Son 17 canciones en apenas una hora y nueve minutos. Sin embargo, Uma noite no Luna Park (Ao Vivo), es un exquisito registro en vivo que incluye como rareza (y atractivo principal) el cruce de Santa Rita con Charly García.
Rita Lee falleció el 8 de mayo de 2023, y su esposo, el músico Roberto de Carvalho, anunció esta semana este sorpresivo lanzamiento. De ese concierto, dijo también ROLLING STONE: “Hizo el paso del ganso de Chuck Berry y se agitó como Mick Jagger, cantó un bolero (‘Bésame mucho’) y coló a Tom Jobim en medio del más puro Lennon-McCartney (‘Lucy in the Sky With Diamonds’); tocó guitarra, cencerro, pandereta, theremin, silbato y cacerola. Cantó temas de su último disco, Bossa’n Beatles, pero también del resto de su carrera desde los inicios con Os Mutantes (‘Panis et circencis’). Dio una versión demoledora de ‘Agora so falta você’ y una ternísima de ‘Doce vampiro’. Y convirtió ‘I Wanna Hold Your Hand’ en una grosería desopilante (‘O bode e a cabra’). Y, aunque no hacía falta, en los bises recibió una pequeña ayudita de un amigo para que la ceremonia fuera completa: Charly García apareció en el escenario para compartir (yendo de la guitarra al piano) una gozosa mezcla de ‘Love Me Do’ y ‘Help’”.
La crónica de Fernando Mazzeo se deshacía en elogios para Rita y el concierto, pero tenía una mirada crítica sobre buena parte de la audiencia: “Para una parte del público, la magia se produjo, pero no alcanzó su más alto pico porque la comunión jamás fue completa: otra parte (importante) del público parecía estar ahí sólo porque se trataba de uno de los pocos recitales internacionales de este año pos-uno-a-uno y quizás había escuchado alguno de los covers de los Beatles en su FM ABC1 favorita. La verdad, daba asco: no sabían las canciones (excepto las de los Beatles, of course), no bailaron, no se pararon ni una vez para aplaudir. Rita es, ante todo, una rocker (como quedó demostrado en este recital), y este era un público para el que el mejor ejemplo de rock es Miguel Mateos. Rita es, además, una artista brasileña, y este era un público para el que el mejor ejemplo de música brasileña son esos “enganchados de carnaval carioca” con los que hacen trencito en algún casamiento. El único consuelo es que este Luna Park lleno a rabiar garantiza un regreso. En ese futuro recital, el público se habrá decantado, y entonces la fiesta será total”.
A más de 20 años de ese histórico concierto, Uma noite no Luna Park (Ao Vivo) ofrece un notable registro de un momento particular en la carrera de Rita, que a partir de revisitar en clave brasileña las canciones de sus ídolos de la adolescencia (o de toda la vida) había alcanzado una notable popularidad en el mainstream radiofónico de la Argentina (y de buena parte del mundo). Pero también entregaba piezas claves de toda su carrera, con su rebeldía característica y una presencia escénica que es posible apreciar en la grabación. Para los que estuvimos allí, en el Luna Park, revivir el encuentro con Charly es un plus emocional. Para los que no tuvieron esa fortuna, implica poder revivir parte de una historia, y de una noche, inolvidable.
