Bajar es lo peor (1995)
“The Cult, todo, y Lust for Life de Iggy Pop es lo que usé como banda sonora del disco (libro), que no es lo mismo que escuchaba para escribir porque no siempre está tan relacionado. Como Sandro, que es lo que escuchan los protagonistas en un momento”.
Cómo desaparecer completamente (2004)
“Tiene una cita de Nick Cave porque lo escuché mucho. Einstürzende Neubauten, The Bad Seeds y The Birthday Party. El libro es hiperrealista y en realidad tendría que haber tenido otra cosa como banda de sonido”.
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Los peligros de fumar en la cama (2009)
“Fue muy variado porque todos los cuentos los escribí en distintos momentos. Hay uno que escribí con Slayer, bastante black metal, PJ Harvey, la más etérea: Is This Desire? y Let England Shake. También Led Zeppelin IV”.
Las cosas que perdimos en el fuego (2016)
Como dice el título, lo escribí escuchando Things We Lost in the Fire de Low. De vuelta, Zeppelin, que lo uso mucho porque es muy sexy. Mucho slowcore, esa onda; Will Oldham, Cat Power también.
La hermana menor (2014)
“No escucho música para escribir periodismo, me desconcentra totalmente”.
Éste es el mar (2017)
Yo quería que él (James, el protagonista, cantante de la banda ficticia Fallen) lograra ser un Ziggy Stardust, pero es malo, entonces lo que yo escuchaba era David Bowie y 30 Seconds to Mars. Que es un poco la desgracia de Jared Leto: por cómo se ve debería ser hermoso y es un horror.
Nuestra parte de noche (2019)
Tiene obviamente un montón de Bowie, sobre todo Blackstar; mucho de Suede. Manic Street Preachers, de hecho hay dos capítulos con nombres de sus canciones. Después escuchaba mucho lo que ellos escuchaban, como folclore y chamamé o bossanova, que a mí no me gusta. Ahí escuché Houses of the Holy de Zeppelin porque es muy brujo, y el primero de Black Sabbath.
