Kiss contra los fantasmas: la historia de una gema del cine de ciencia ficción clase Z

La banda protagonizó la síntesis metalera de La guerra de las galaxias y A Hard Day's Night, y fue destrozada por la crítica

Por  JOSÉ TOTAH

abril 26, 2023

Este artículo fue publicado originalmente en el bookazine dedicado a Kiss de Rolling Stone Argentina

En los setenta, Kiss no solo vendía discos y agotaba entradas, sino que recaudaba cifras astronómicas en merchandising. En 1977 la banda registró ingresos por 10,2 millones de dólares. Los críticos, no así el núcleo duro de fans, dirán que el gran traspié llegó al año siguiente, cuando se dispusieron a filmar la síntesis metalera de La guerra de las galaxias y A Hard Day’s Night.

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El argumento era más bien sencillo, aunque oficialmente no hubiera guion; las escenas se filmaban sobre el pucho, cuando algún colaborador le acercaba una papeleta a los Kiss mostrándoles lo que debían decir. Todo transcurría en un parque de diversiones de California, llamado Six Flags Magic Mountain, con groupies que se metían de contrabando en el predio y excesos de todos los colores. Así de caótico era hacer una película que sería estrenada en 1978 en el prime time de la tevé de Estados Unidos, y en cines alrededor del mundo (en Argentina se proyectó el 7 de agosto de 1980).

A grandes trazos, la trama original decía así: el malvado doctor Abner Deveraux, creador de los juegos mecánicos del Magic Mountain, andaba furioso porque un concierto de Kiss iba a opacar sus invenciones “animatrónicas” para entretener a la gente. Furioso, ideaba una copia robótica de Simmons y encerraba a la banda, después de neutralizarla con una pistola láser. Con las copias robóticas de los músicos, trataba de sabotear el show, pero los miembros originales recuperaban sus poderes y salvaban el concierto. En la batalla, Deveraux se congelaba para quedar en estado catatónico, peor que Han Solo al final de El imperio contraataca.

En el ínterin, Simmons rugía como el león afónico (y visco) de Daktari, lanzando fuego por la boca; la voz de Peter Criss era doblada en su totalidad por el tipo que hacía de Perezoso en Los Pitufos; Paul Stanley disparaba rayos láser por un solo ojo (¿el otro no andaba?) y Ace Frehley decía lo que para algunos fue la línea más lograda del film: “Ack”.

Desde el vamos hubo problemas con los textos de Kiss Meets the Phantoms of the Park (traducida como Kiss contra los fantasmas o Kiss en el infierno del rock), con producción de HannaBarbera, que entre sus muchos hits creó a Shaggy, el emo neurótico de barba rala en Scooby-Doo. Los guionistas de la película, Jan Michael Sherman y Don Buday, se tomaron un tiempo especial para conversar con los miembros de Kiss y contarles de qué iba la historia. Pero el personaje de Frehley casi no tenía líneas y, con justa razón, se puso furioso con que solo lo dejaran decir cosas como “Ack”.

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Ninguno de los cuatro de Detroit sabía actuar y se ponían tan ansiosos con los tiempos de rodaje que preferían vagar medio ebrios por el Magic Mountain hasta que les tocara grabar. Cuando al fin se encendía la cámara, estaban de malhumor o completamente dados vuelta, según los testimonios. En una de las escenas, en la que la banda enfrentaba a judocas y luchadores de sumo, Frehley se empacó y abandonó el set, para ser reemplazado por un doble afroamericano. Nadie entendió el parecido.

Al parecer, el “hombre del espacio” (Ace) fue el que peor la pasó en esos días y se juntó con el “hombre gato” (Criss) para pudrirla a nivel Dios, mientras Gene y Paul trataban de salvar las papas, sin demasiado éxito. Una mañana, totalmente borracho, Ace se puso el disfraz de Gene y empezó a gritar que era “el Dios del Trueno”, pero se llevó por delante un cable de electricidad y dejó sin luz a todo el parque.

La cosa se puso tirante, a tal punto que Simmons y Stanley tuvieron que anunciar que iban a continuar con sus proyectos solistas para que la banda no se disolviera, porque Ace y Peter querían pegar el portazo. La única concesión que tuvieron con Criss fue dejarlo cantar una versión acústica de la canción “Beth”. Fue el único momento en que se escuchó su voz original, aunque es un dato que nunca se confirmó del todo (algunos creen que también es un doblaje).

“Cada día rodábamos escenas que no estaban en el guion y a la primera semana nos queríamos ir. Ni siquiera sabíamos cómo terminaba la película”, confesó Stanley mucho tiempo después. Tan malhumorados quedaron con el tema que, durante años, prohibieron a los empleados que trabajaban con Kiss que hicieran cualquier referencia al film.

“Eran cuatro tipos perdidos en un mundo que no era el de ellos y un director chiflado (Gordon Hessler) que escribía escenas una hora antes de filmarlas”, dijo la crítica especializada. Los más crueles podrán decir que la película es un desastre monumental, una lata de bajo presupuesto, demasiado mala para siquiera alcanzar el estatus de “bizarra”. Los fans acérrimos de Kiss, en cambio, siempre defendieron la pieza, elevándola a “clásico” del cine. A esto Simmons contestó en una entrevista: “Te va a parecer un clásico si estás muy drogado”.

Lo que no se podrá criticar son las maravillosas escenas de acción. En una de ellas, uno de los Kiss arranca las cabezas de dos robots-hombres-lobo-albinos (parecidos al orangután de Pie Grande y los Henderson, pero con ortodoncia), mientras Stanley le dispara un láser con su único ojo a otro que trata de escapar subido a un andamio. En otra escena de lucha de toda la banda, un judoca le tira una piña a Simmons, pero el Kiss amortiza el impacto con la parte superior de su bulto con lentejuelas plateadas y hace volar al adversario contra el decorado de telgopor. Ni hablar de Paul luchando contra Frankenstein y Criss enfrentando en el escenario a su clon, creado por el buen Abner, que solo quería usar a los falsos Kiss para dominar el mundo. Suena sencillo. ¿Quién no lo haría?

El 19 de mayo de 1978, Kiss dio un concierto gratuito en el Magic Mountain, al que asistieron casi 10.000 personas y que fue incluido en la película. El grupo tocó una versión alternativa del tema “Hotter than Hell”, rebautizado “Rip and Destroy” (se grabó sin público, después del show), en el que los clones de Kiss eran abucheados por el público (“¡Bájense del escenario! ¡Qué están haciendo!”, les gritaban).

En el último día de rodaje, Criss y el tour manager de la banda tuvieron un accidente de auto bastante grave. El hombre gato solo sufrió heridas menores pero su compañero terminó con quemaduras serias. Quizá no fue tan equivocada la frase que el director del parque le dijo al doctor Deveraux en los últimos minutos de la cinta: “Usted creó Kiss para destruir a Kiss. Y perdió”. A juzgar por las críticas despiadadas a la bizarra aventura fílmica, no estaría tan claro si Abner perdió del todo.

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