Exclusivo: El concierto íntimo de Fito Páez en una escuela de acrobacia aérea

En una presentación secreta, frente a unas 70 personas, el músico rosarino musicalizó una performace con artistas en la inauguración del espacio de arte independiente

Por  HUMPHREY INZILLO

abril 13, 2023

Fito Páez junto al staff de Koroleva, el espacio artístico de Lomas del Mirador.

Ailin Robledo Capraroli - gent. Koroleva

“He visto un montón de cosas y nunca termino de asombrarme”, dice Fito Páez. El martes, al anochecer, el rosarino participó en la inauguración de Koroleva, un espacio de arte y escuela de acrobacia aérea en la localidad de Lomas del Mirador. Es una presentación íntima del artista que, hace un par de semanas, convocó a más de 70.000 personas en sus dos conciertos en el estadio José Amalfitani. Y ahora, a unas treinta cuadras de la cancha de Vélez, musicaliza con sus teclados las performances de un grupo de acróbatas. Es un gesto maravilloso de Páez, que expande las fronteras de nuestra capacidad de asombro. 

Y, luego, Fito explica por qué decidió participar del evento. “Hay algo hermoso en todos estos reductos, y es que nos representan, definitivamente. Y que nos obligan por otro lado a refugiarnos en espacios así, que son los espacios y los pulmones de la libertad”.

Fito, concentrado en su performance (Foto: Ailin Robledo Capraroli – gent. Koroleva).

Ante la emoción de Amaranta Ge, docente y directora del centro cultural, Fito sostiene que él también está emocionado por estar compartiendo “una parte de la historio de este barrio, de esta ciudad, de este país. Porque así es cómo se hacen las cosas. O sea, así como lo estamos haciendo ahora. No importa si hay más o menos gente. Así es como se respiró siempre: en los 70, en los 80, en los 90, los lugares de resistencia siempre fueron los más divertidos, los más piolas, y donde uno podía amar con absoluta libertad”.

Confort y música para volar. Páez prueba sonido en la escuela de acrobacia aérea (Foto: Ailin Robledo Capraroli – gent. Koroleva).

¿Cómo llegó Páez a Koroleva? Lo explica Amaranta. “La pandemia fue durísima para todos. Tuvimos que inventar mil cosas para sobrevivir. Pero después, tuve un golpe de suerte y pude comprar mi espacio, para que la escuela tenga una sede propia, que sea nuestra. Así que cuando finalmente firmé la escritura, con la emoción increíble de saber que iba  poder vivir de lo que quiero, de un modo independiente y autogestivo, pensé en hacer una gran fiesta para mis colegas, profesores y alumnas que forman esta especie de familia. Imaginé una celebración a todo trapo, y le escribí a Fito un papiro egipcio contándole todo lo que habíamos atravesado, de un modo bastante poético y le proponía que fuera él quien lo inaugurara. Parecía un delirio que venga a tocar unas canciones al conurbano. Le propuse hacer una  coreografía aérea, con acróbatas por los aires al son de sus canciones. Y él, con su magia, en vez de venir a cantar propuso venir a musicalizarlo”.

Fito Páez y Amaranta Ge, la directora de Koroleva. (Foto: Ailin Robledo Capraroli – gent. Koroleva).

Aunque la performance se planeó con bastantes meses de anticipación, todo fue bastante improvisado. “Fito se había comprometido a venir, pero no hubo ningún ensayo. Le mandábamos los videos de los íbamos haciendo, y en el medio nos comunicábamos con sus asistentes y técnicos. Era como toda una gran incertidumbre, y al mismo tiempo teníamos mucha ilusión”, relata Amaranta. “Y finalmente sucedió: fue una locura psicodélica, casi una jam. Además, dijo unas palabras muy lindas. Y se fue temprano. Después, tocó La Zetta, una banda de funk, y nos quedamos bailoteando, bebiendo y celebrando. Esta es nuestra casa, un espacio de arte independiente y autogestivo, y la humildad de Fito nos dejó con una sonrisa que no se nos va a borrar por mucho tiempo”.

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