En el año 2013, Migos (el trío de Atlanta conformado por Quavo, Offset y el fallecido Takeoff) lanzó su primer single “Versace” y sus barras le dieron al trap uno de sus ingredientes más reconocidos: el flow en tresillos. El recurso consiste, para simplificar, en subdividir el pulso en tres partes cuando el oído naturalmente pide que se divida en dos. Los Migos no inventaron el tresillo ni el flow en tresillos, lo que sí hicieron fue volverlo marca de estilo. Tanto que se propagó como uno de los ingredientes indispensables del género, tanto como la 808 de bajos explotados, el hi hat obsesivo y las letras relacionadas a los excesos. Lo cierto es que gracias al Migos flow (así se lo llamó) el hip-hop de la última década tiene una herramienta para relatar su violencia & drama. La violencia está dada por la velocidad del tresillo, que suma una sílaba más a cada pulso, y el drama en ese desequilibrio que se provoca al contraponer 2 versus 3, ya sea sincrónica o diacrónicamente.
Con Atlanta como centro del mundo para el trap y el hip-hop de la última década, todos los ojos y oídos se posaron allí. En el remix de “Versace” a cargo de Drake, el rapero canadiense lanzaba: “Nací en Toronto, pero siento que Atlanta nos adoptó”. Y, claro, lo hacía con el flow atresillado de Migos. El cómo se dice apoya el qué se dice.
De Atlanta a Toronto pero también a Buenos Aires. En 2018, Ysy A, Neo Pistea y Duki formaron ModoDiablo a imagen y semejanza de Migos y ahora, a cinco años de aquel junte y a 10 de la salida de “Versace”, Duki rapea en “aPoLLo13”, uno de los adelantos de Antes de Ameri, su nuevo disco de estudio: “Bue-nos-Ai / res-sue -naaA / tlan / ta”. Y el tema no solo continúa la lectura geocultural de Drake sino que también lo hace con el flow atresillado de Migos y enfatiza eso de el cómo para respaldar el qué. Estos tresillos que todo lo unen pueden rastrearse en gran parte de los temas del Duki más traper, el que más frontea. En el último tiempo: la BZRP Music Session los tiene y también “Givenchy” ese tema que de reggaetón no tienen nada pero que Duki incluyó en Temporada de Reggaetón 2 y que ahora, con la salida de Antes de Ameri, suena a antesala de lo que contendría este disco.
Tanto es así que “01 dE ENEro”, el tema que abre el álbum, también comienza con el Migos flow, luego de los 15 segundos (lo que dura una story) de introducción instrumental: “Sa-líel-pri / me-ro-deE / ne-roa-la / ca-lle-gri /tan-do-miA /ño…”. Y así se planta Antes de Ameri, un disco que reivindica al trap como forma de contar y frontear sin grises (hasta el espacio y más allá) con los opuestos exaltados y atravesados sin mediaciones. Acá casi no hay canciones en su forma pura. Lo que hay es contenido, una expresividad, que determina la forma, no al revés. No hay sentimientos en forma de canción, hay sentimientos que se rapean hasta que ya no queda más nada. Así vive y así se relata la generación que más sabe y sufre de trastornos de ansiedad y bipolaridad. “Estoy caliente y estoy frío, no se llena ese vacío”, cantaba Duki en “She Don’t Give a FO”, el tema que lo llevó a la masividad en 2017. Ahora en “uNO DOs”, reformula: “Mostrándole’ mis polos y no hablo de la marca”. Porque entre un extremo y otro no hay puentes, no hay nada.
Y si bien las temáticas no han cambiado mucho para el traper de La Paternal, que hasta retoma la idea del “Rockstar” con Jayco de invitado a “RoCKSTAR 2.0” lo que sí ha cambiado es el modo de decirlo. Eso es lo que varía a gusto y placer desde hace seis años y sobre todo desde que su carrera puede dividirse entre hits, concesiones al mainstream (sus Temporadas de Reggaetón 1 y 2), rarezas nunca editadas oficialmente y discos concebidos como cono unidades de sentido (Desde el fin del mundo y Antes de Ameri). “Mi disco leyenda y hit mi sencillo”, rapea en “CSIpher”, como delimitando ambiciones según el formato en otro de los temas amorfos del disco. Acá el junte con Akapellah, Neutro Shorty y Micro TDH no suena enfocado a sumar reproducciones sino a recuperar el espíritu del freestyle, el cypher y las tiraderas: cada uno rapea su parte y a otra cosa. La producción de Asan, Yesan y Zecca apuesta esta vez por un sonido espacial que también tiene como punto de partida el año 2013. El Daft Punk de Random Access Memories (2013) se cuela en todo el disco con referencias a veces más directas como en el final de “don’t lIE” (feat. Quevedo) y Kanye West a quien Duki mismo le dedica líneas. En “JEFES DEL SUDOESTE” menciona a Yeezus (2013) y en “GiGi” a Mike Dean, el histórico productor de Kanye (para el amante de los easter eggs, Duki vio en vivo a Kanye West hace un par de años y ya lo había referenciad en “Givenchy”: “Le canto a la Sandra como a Donda”).
Si Desde el fin del mundo se valía de guitarras y hasta de una especie de sikus en “Malbec” para hacer base y marcar regionalismo, acá el regionalismo salta al espacio. Duki rapea en primera persona pero como portavoz de una escena que lidera y que como pocas veces en la historia de la música pop argentina tiene una proyección a nivel mundial que se traduce en números. Ameri, ese planeta que también es un estado de ánimo o de realización implica un viaje que se hace con la cabeza en el cielo pero los pies en la tierra. Aunque ese tener los pies en la tierra signifiquen para Duki y el trap regodearse en la autonciencia de ser generadores de dólares y fama. “Me llevé todo / se lo’ advertí / y con los mío’ lo repartí”, dice también en “GiGi”.
En las mil y una formas de decir “Soy el mejor”, Duki hace gala de su flow y los productores de sus beats. Termina el disco con un instrumental, en “N.C.L.C.” suena al Justin Timberlake de “Summer Love” fronteando, en “antes de perderte (OG VERSION)” recupera un tema de Temporada de Reggaetón 2 pero ahora con guitarras eléctricas y en “Último Tren a Ameri” samplea a “Last Train To London” como homenaje a la música que escuchaba su padre y él por carácter transitivo. Sin embargo, las referencias no son más que eso, partes de un entramado que le dan cuerpo a un trap de textura espacial.
Entonces, “aPoLLo13” suena como el tema autocontenido del disco y que resume toda una estética que ya lleva más de cinco años como la más popular de la región. Comprarse una UZI para matar a cupido. Secarse las lágrimas con un pañuelo Gucci. Pronunciar las doble L como centroamericano en “millón” pero como argentino en “huella” y “estrella”. Y de fondo, sintetizadores en reverso, secuencias que suenan a efectos especiales, descenso a los graves hasta desintegrar el beat y ascenso al dance más extasiado. Mientras Duki rapea enojado y soberbio cuando se le pega al beat y carga su garganta en “Esta noche el diablo viste fino / Valentino Valentino” pero también le saca lágrimas al autotune cuando canta: “Y cada vez que tomo botella’ de alcohol / Quedo gritando tu nombre hasta que salga el sol”. Violencia y drama para alcanzar el nirvana: “Blanco y negro como panda”.