Daniel Kessler, guitarrista de Interpol: “El Mató es una gran, gran banda”

Antes de su tocar en Buenos Aires (el domingo 2 de junio en el Luna Park), el guitarrista Daniel Kessler habló con Rolling Stone del presente de Interpol y de cómo fue girar con El Mató a un Policía Motorizado y The Cure

Por  JOAQUÍN VISMARA

junio 1, 2024

Interpol

A veces, por condiciones fortuitas de la creatividad y también del destino, algunos discos parecen dar cuenta del momento y el lugar en el que fueron creados. Dentro de esa lista, Turn on the Bright Lights y Antics, los dos primeros álbumes de Interpol, se perfilan como un testimonio sonoro de la Nueva York del cambio de milenio. Ahí donde The Strokes y Yeah Yeah Yeahs mostraban la nocturnidad inagotable de la Gran Manzana, la banda liderada por Paul Banks ofrecía una mirada más melancólica, pero no por eso menos enérgica, a mitad de camino entre Television y Joy Division, como lo evidencian “Obstacle 1”, “PDA”, “Slow Hands” y “Narc”.  Con el pasar de los años, ambos discos se volvieron piedras angulares del rock indie de las últimas dos décadas, y también un modelo aspiracional para toda banda que quisiera poner a las guitarras como protagonistas.

Después de haber homenajeado a cada álbum por separado en dos continentes distintos (el primero en Los Ángeles, el segundo en París), Interpol ahora se embarcó en una gira aniversario que comenzó en Latinoamérica y tendrá su escala porteña este domingo 2 de junio en el Luna Park para después continuar en Europa en la segunda mitad del año. “Muchas de las canciones de estos shows las estuvimos tocando todos estos años junto con temas de nuestro tercer disco o del cuarto, y pudimos ver cómo todo encajaba. Podés ver la progresión de la banda en veintipico de años, pero al mismo tiempo seguimos siendo las mismas personas, con las mismas sensibilidades, a lo largo de los años”, dice el guitarrista Daniel Kessler pocos días antes de aterrizar en Ezeiza.

Interpol, en Ciudad de México, en abril pasado

¿Cómo surgió la idea de celebrar dos discos a la vez?

Los dos salieron en un período bastante corto de tiempo, con solo dos años de diferencia, así que en cierto modo los dos están cumpliendo su aniversario. Se nos ocurrió que la mejor forma que teníamos de atravesar la fecha era haciendo algo que no habíamos hecho jamás, que es tocar Antics de principio a fin, y después una selección de canciones de Turn on the Bright Lights. Es algo diferente, y nos interesaba que el primer lugar donde arrancase la gira fuera Latinoamérica.

¿Se siente distinto tener que tocar un disco en el orden que fue grabado?

Absolutamente. Es bueno para nosotros, en el sentido de que nos obliga a hacer un tipo de show distinto. Obviamente tocamos estas canciones muchas veces, muchas de ellas siguen siendo parte de nuestras listas de temas, pero no en este orden. Cuando le das forma a un disco, secuenciás las canciones en función de la experiencia de la escucha, no tiene la dinámica de un vivo. Requiere un poco de adaptación para tocarlas bien y hacerles justicia, pero al mismo tiempo hace que nos tengamos que concentrar en el momento para dar una gran versión de cada tema.

El lugar común dice que cualquier banda tiene una vida para escribir su primer disco, pero solo un año para darle forma al siguiente. ¿Sintieron ese tipo de presión con Interpol?

Éramos bastante conscientes de lo que acá se llama “the sophomore slump” (N de R: traducible como “la caída del segundo año”, una expresión usada cuando los estudiantes fallan en su segundo año académico después de un buen comienzo). Era algo que teníamos en mente, pero cuando decidimos salir de gira con Turn on the Bright Lights, lo hicimos sin saber si la gente iba a estar interesada en escuchar nuestras canciones, entonces optamos por seguir haciendo lo nuestro. Componíamos en la gira, volvíamos a ensayar a Nueva York y después seguíamos trabajando. Nada cambiaba, si no hubiéramos sacado nuestro primer disco hubiéramos seguido componiendo de todos modos. Antics salió dos años después de …Bright Lights, pero en esos dos años nos la pasamos girando, componiendo y grabando. Tratamos de no pensar demasiado las cosas, y creo que eso ayudó.

Interpol, en 2022

El mes pasado compartieron una gira por Estados Unidos con Él Mató a un Policía Motorizado. ¿Cómo surgió esa unión y cómo salió la experiencia?

Fue increíble. Ellos son adorables y una gran, gran, banda, y el público también los recibió muy bien. Fue una idea de Paul: alguien se los hizo conocer y a él le encantaron, así que nos los vino a mostrar y todos los amamos. Teníamos unas fechas y eran una oportunidad ideal para invitarlos a tocar con nosotros, y por suerte pudimos hacerlo. Fue muy divertido, y también un gran honor.

Hablando de eso, en 2004 la situación fue al revés: The Cure los invitó a tocar en una serie de shows por Estados Unidos. ¿Qué recordás?

Parece que fue ayer, fue extremadamente divertido. Ellos son personas increíbles, obviamente una banda espectacular, y crearon esta especie de festival itinerante. Fueron muy hospitalarios, pasaban mucho tiempo con nosotros y el tour tuvo mucha camaradería. En esa gira también participó Mogwai, que eran amigos nuestros, y también estuvo The Rapture, Melissa Auf der Maur y Muse. Eran muchas bandas y fue muy divertido, había muchos partidos de fútbol en el backstage, así que te podés imaginar que había mucha camaradería.

Los dos discos están muy asociados a la escena neoyorquina del cambio de siglo. Veinte años después, ¿ves algún tipo de legado?

Creo que sí, en el sentido de que en el momento en que salió nuestro primer disco o The Strokes estaban empezando, no sabía nada sobre todas estas otras bandas. No estaba al tanto de The Rapture o the Yeah Yeah Yeahs. Conocía a The Walkmen porque era fan de Jonathan Fire*Eater, la banda que tenían antes, y compartimos algunos shows al principio. También conocía a Tunde (Baiyewu) de Tv on the Radio en la universidad, pero no supe de su banda hasta mucho tiempo después. Fue un período previo a las redes sociales, donde todavía estábamos tratando de entender internet, así que todas estas bandas pudieron crear su propio sonido y ser muy distintas entre sí. No estábamos al tanto los unos de los otros, y creo que debe haber sido la última vez que pasó algo así. Es muy difícil ahora en la era de las redes, y por eso mismo veinte años después todas esas bandas suenan tan únicas. Salimos de la misma ciudad, pero cada una suena a su manera, y cuando escuchás esos primeros discos, son todos muy frescos, vitales y urgentes.

Los dos últimos discos de Interpol toman mucha distancia de lo se puede puede considerar el sonido clásico de la banda. ¿Pensás que esta gira puede ser un regreso a las bases cuando regresen al estudio?

No creo, siempre tocamos canciones de estos discos. Esos temas y los de los últimos discos están unidos por una misma sensibilidad. No somos una banda que tome volantazos drásticos, puedo ver pinceladas de nuestra obra en el primer disco y en el último, y al mismo tiempo cuando pasa tanto tiempo creçés artísticamente, tenés más experiencias, querés tomar otras direcciones. No creo que hayamos hecho algo tan drástico de nuestro sonido, no es que estamos metiéndonos a hacer electrónica. Al mismo tiempo, si te mantenés en un mismo lugar queriendo hacer siempre lo de tus primeros discos, a la larga la gente va a empezar a irse porque te repetís. Amo componer música, así que no pienso de más las cosas. Es algo que me encanta desde que soy adolescente, y cuando lo hacemos para Interpol nunca nos quedamos cortos de ideas. Siempre tenemos mucha química y energía, todo pasa muy naturalmente, sin que esté forzado. Mientras eso siga pasando, vamos a seguir haciendo música, porque se trata de algo muy sencillo: documentar dónde estás en ese momento en especial.