Barco propone una pausa con canciones en medio del caos: “Hay un espíritu de buscar la luz”

La banda indie pop de Buenos Aires presenta su tercer disco de estudio, El viaje de la canción, este viernes 8 de septiembre en Niceto Club

Por  MARTÍN SANZANO

septiembre 7, 2023

Gentileza Barco

Siete años pasaron entre Era es será, el segundo disco de Barco, y El viaje de la canción, su flamante tercer álbum de estudio. Siete años en los que la banda de Buenos Aires, heredera del rock nacional de los 80, se tomó el tiempo de dejar madurar y concebir un nuevo puñado de canciones en clave indie pop de fibra bien argentina. Y, como si fuera poco, con el toque final de los productores venezolanos Héctor Castillo (David Bowie, Gustavo Cerati, Björk, Lou Reed, No Te Va Gustar) y Andy Daze en Nueva York.

No vamos a tardar tanto en sacar otro disco”, promete el cantante Alejandro Álvarez en diálogo con ROLLING STONE y confiesa que ya está componiendo algunas cosas nuevas. Sin embargo, aclara que su cabeza está enfocada cien por ciento en el show de este viernes 8 de septiembre en Niceto Club, que oficiará de presentación oficial del álbum (todavía quedan algunos tickets acá).

Ya pasaron algunos meses del lanzamiento de El viaje de la canción, ¿estás satisfecho con el disco que sacaron?

Sí, estoy muy contento. Primero, por el resultado y por cómo llegamos hasta ahí. Fue un proceso bastante largo, pero lindo, de casi dos años. Nosotros llegamos hasta un punto sonoro, digamos, y luego Héctor Castillo y Andy Daze, desde su base de operaciones en Nueva York, le metieron un chimichurri alucinante. También me pone muy feliz cuando lo ensayamos porque suena fiel, podemos representar el disco.

¿Cómo llegaron a trabajar con Héctor Castillo y Andy Daze?

La relación viene del disco anterior, Era es será (2016). Héctor participó en la mezcla final y fue impresionante porque le mandamos una latita de gaseosa y nos devolvió una damajuana de cristal. Y ahí quedó la onda. Cuando volvimos al ruedo de hacer un disco nos propusimos contactar a Héctor de nuevo pero esta vez para que, aunque sea a la distancia, sea parte de la producción también. O, como se dice ahora, de la postproducción. En Buenos Aires hicimos un laburo muy lindo en el estudio Aves con El Nono Di Peco y Gonzalo Pallas Spinetta [sobrino de Luis Alberto]. Después ellos [Castillo y Daze] le mandaron ese barniz cósmico y metieron mucha mano espectacular. La verdad es que nunca tuve muchas dudas con lo que iban haciendo, solté. Es un privilegio laburar con ellos. Tienen una mano tremenda, un currículum abrumador y realmente hicieron crecer al disco como tres o cuatro veces más de lo que era.

¿Qué devoluciones recibiste de tu entorno? 

Recibí muchos comentarios diciendo que les resulta agradable y que se vuelve a escuchar. De a poquito, en algunas personas es un disco de varias escuchas ya, de compañía. A mí me gustaba el concepto del disco de Tom Petty Highway Companion

Es una buena referencia.

Claro, un disco que pudiera funcionar en una onda medio rutera o también sentado en un balcón mirando a la nada. O, por qué no, en el medio del bullicio de un bar. Música que acompañe y que genere un momento de pausa. En el mejor de los casos, aquel que se toma el tiempo, media horita, pueda bajar un cambio y escucharnos un rato. 

(Foto: Lucía Olmos)

El viaje de la canción cierra con un tema bastante oscuro, “Nafta”, que dice: “Toda esa nafta mala que le meto a mi motor va a matarme”. ¿Cómo fue el proceso de composición de las canciones?

Y… el yin y el yang a full. También se escucha en el tema que abre el disco, “Me pierdo”, que es la historia de una persona que está ahí, medio gravitando entre la luz y la oscuridad, entre el día y la noche. La nafta puede ser la información, o la hiperinformación, los excesos. En las canciones hay un espíritu de buscar la luz diría, tal vez, el Flaco Spinetta. 

Volvemos al concepto de la pausa. Ponerle un freno a tanta mala noticia con música…

Claro, otro verso de “Nafta” habla de eso: “La esperanza a la mañana dura media hora/ como el programa de noticias horrorosas”. Esa sensación de que te levantás re copado, pero te ponés a leer las páginas de los diarios y no lo podés creer. El disco va por ahí, frenemos un poquito, pongámosle mute al outside y pongamos una musiquita. Barco o cualquier cosa.

A lo largo de los tres discos de Barco se sigue escuchando esa fibra de rock nacional muy presente, ¿estás de acuerdo con esa etiqueta?

Sí, totalmente. Desde el primer disco y hasta hoy, siempre mucho rock argentino. Rock yanqui también, inglés, los clásicos, pero sí, rock argentino desde los 80. Nosotros tenemos acá en casa [se refiere a su hermano Francisco, baterista de la banda] una relación directa con Suéter y Los Twist, nuestro padre fue batero durante años de esas bandas y nos criamos viendo eso. Grabaciones, ensayos, shows… y de ahí viene esa raíz, obviamente. Charly García, Gustavo Cerati y Soda Stereo, Andrés Calamaro y Los Abuelos de La Nada, Virus…

El sonido argentino que trascendió las fronteras del país.

Claro, y fue todo gracias a ellos. Abrieron el camino. Cada vez que fuimos a México, a El Salvador, a Chile, son las primeras bandas que nos nombran.

¿Cuál es tu diagnóstico actual de la escena en la que se mueven?

La escena, hoy por hoy, está espectacular. Vemos colegas que arrancaron prácticamente al mismo tiempo que nosotros que la están rompiendo y ese éxito nos beneficia a todos. Por nombrarte alguno, lo vengo diciendo en varias entrevistas, me encanta el laburo que están haciendo los Usted Señálemelo y la repercusión que están haciendo. Ahora van a hacer un Luna Park y eso es un triunfo de toda la escena. Lo que le pasa a Bandalos Chinos o al Ruso Sujatovich [Conociendo Rusia], los Isla de Caras, los chicos de Todo Aparenta Normal, los pibes de Silvestre y la Naranja, está todo muy floreciente. Nos consideramos parte de ese circuito. Y, aunque no es la misma línea, puedo nombrarte a Marina Fages, estoy fanatizado con lo que hace, me encanta. Acabo de ver un KEXP en vivo en el CCK y es tremendo. Ya quiero hacer un tema como los que hace ella. Tiene uno que se llama “Provincia” que me rompió la cabeza. 

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