Arctic Monkeys desató la tormenta de rock en Buenos Aires

Los cuatro de Sheffield dieron un show algo accidentado, pero que mostró el inspirado momento que atraviesan, poco antes del cierre anticipado del Primavera Sound por la lluvia

Por  MARTÍN SANZANO

noviembre 14, 2022

Arctic Monkeys en el Primavera Sound Buenos Aires (Foto: Ignacio Arnedo)

Arctic Monkeys, Buenos Aires, lluvia. Cada vez que los cuatro de Sheffield están por pisar suelo argentino, hasta los encargados del Servicio Meteolorógico se ponen a temblar. Es que la visita de este domingo, como headliners de la primera edición del festival Primavera Sound Buenos Aires, evocó los peores recuerdos de aquel diluvio inexplicable que se desató en el Estadio River Plate, allá por abril de 2012, cuando compartieron cartel con Foo Fighters en el Quilmes Rock.

Arctic Monkeys y una noche accidentada en el Primavera Sound Buenos Aires (Foto: Ignacio Arnedo)

El asunto arrancó complicado. Horas antes del show, originalmente pactado para después de las 11 de la noche, la organización anunció un cambio drástico en toda la grilla. Para intentar esquivar la lluvia, adelantaron el cronograma completo y en el nuevo cartel, Arctic Monkeys figuraba a las 7 y 10 de la tarde, con 15 minutos menos de tiempo de set. Por eso mientras Interpol disparaba su rock filoso desde el escenario Samsung, y las primeras gotas empezaban a caer, el público apuró el paso para reservar un lugar frente al escenario Flow.

Bajo una garúa que, se sabía, no estaba dispuesta a cesar, miles de capuchas contemplaban el escenario vacío con esperanza. Quizás, imaginaban que con su mera presencia Alex Turner y compañía no iban a poder evitar salir a dar el show. Que a través de una suerte de quórum festivalero, el recital más esperado del día se iba a llevar a cabo sin problemas. Pero no fue tan así.

El arranque a cargo de “Sculptures Of Anything Goes“, uno de los temas más radicales de su flamante disco, The Car (2022), fue el presagio de lo que se venía. Un concierto accidentado, con demasiadas interrupciones debido al amontonamiento de gente sobre las vallas delanteras que provocó desmayos y escenas que preocuparon a los propios miembros de la banda. Pero que así y todo, lograron redondear otra noche con épica en Argentina.

Alex Turner, frontman absoluto de los Arctic Monkeys (Foto: Ignacio Arnedo)

La nueva faceta de los británicos tiene a Turner como frontman absoluto, en un rol cada vez más ligado al micrófono y cada vez más desconectado de la guitarra. Apenas la agarró al principio, y luego se la volvió a colgar para hacerse cargo de su riff marca registrada en “Do I Wanna Know“. Ni siquiera se molestó en cerrar “Arabella” con ese solo frenético. A sus 36 años, el líder de Arctic Monkeys se ocupa casi exclusivamente de su voz, un instrumento que maneja cada vez mejor.

Hubiese sido injusto que el público argentino se quedase sin la posibilidad de asistir a una muestra tan precisa del estadio que atraviesa la banda. Las interpretaciones en vivo de las canciones de su último álbum fueron una buena muestra de cómo puede resonar el estribillo en loop de “Body Paint“, o lo ajustado que puede estar el cantante con sus falsetes en “There’d Better Be a Mirrorball“.

Si quedaban dudas de cómo se puede amalgamar la profundización del camino que tomaron en Tranquility Base Hotel & Casino (2018) con los temas más antiguos de su repertorio, el show de este domingo es una comprobación empírica de que es posible. De que las poderosas “Potion Approaching” y “Pretty Visitors” -dos de las más celebradas- maridan muy bien con “Snap Out Of It“, con el hitazo I Bet You Look Good on the Dancefloor” y también con “Four Out of Five“, una de la nueva era que se ganó un lugar fijo en el setlist.

Arctic Monkeys bajo la lluvia en el cierre del Primavera Sound Buenos Aires (Foto: Ignacio Arnedo)

En total, fueron 15 canciones en poco más de una hora de set. A la lista original de canciones, que circuló horas más tarde por las redes sociales, le recortaron “Crying Lightning“, “Don’t Sit down ‘Cause I’ve Moved Your Chair“, “Teddy Picker” y “R U Mine“, cuatro temas que probablemente hubiesen ocasionado más problemas por su velocidad e invitación al pogo. Sin embargo, sumaron a la dulce “Cornerstone” para calmar las aguas y el resultado fue efectivo.

Para cerrar, se despidieron con la versión 2022 de “505“, otra de las piezas que forman parte de la vieja era, pero que funcionó muy bien como epílogo de una noche que, aunque todavía no se sabía, estaba a punto de tener un final abrupto.

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