Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente
Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

Arcade Fire está de regreso para redimirnos en We

Su primer álbum en cinco años suena como una banda preparándose para la batalla

Por  JON DOLAN

Michael Marcelle

Arcade Fire

We

Cuando Arcade Fire emergió por primera vez de Montreal con su brillante debut en 2004, Funeral, prometió algo nuevo, emocionante y de algún modo contradictorio: indie rock heroico y culturalmente significativo, y un mundo privado de significado lo acogió de inmediato. Esta banda no solo honraría musicalmente a Springsteen, U2 y Bowie en los años venideros, sino que además se convertiría en colega y colaboradora de estos mismos artistas. Algunas veces ha cumplido con las altas expectativas que se ha impuesto a sí misma, y en otras no lo ha hecho. Álbumes como Neon Bible (2007) y The Suburbs (2010) eran expresiones potentes de su gusto latente por el rock. Reflektor (2013) dirigió su sonido en medio de dos discos con aires de disco, funk y electro, sugiriendo cualquier cosa desde The Cure hasta Talking Heads. Everything Now (2017) llevó las texturas dance de la banda de regreso a sus inicios rock, aunque de algún modo con menos éxito (la crítica lo juzgó con una uniformidad sorprendente). A la vez, el vocalista Win Butler perfeccionó (algunos dirán que se excedió) su temática principal de alienación y vacío en un mundo de placeres instantáneos, haciendo para la era del streaming lo que Springsteen hizo alguna vez por la preocupación de la clase obrera o lo que U2 hizo por el idealismo humanista.

Desde unos puntos de vista, el sexto álbum de estudio de Arcade Fire se siente como el sonido de una banda preparándose para atacar. Mucha de la música fue compuesta por Butler y Régine Chassagne, el matrimonio al frente del grupo, sin el resto de sus compañeros quienes no pudieron trabajar en conjunto debido a las restricciones de la COVID-19. A principios de este año, el hermano de Win y cofundador de la agrupación, Will Butler, la abandonó, por lo que la comunidad debilitada no solo es una temática aquí, es un hecho. Cuando el vocalista señala, “Es la era de la duda/Dudo que lo resolvamos”, en ‘Age of Anxiety I’, puedes escuchar un aire autobiográfico mezclado con un reportaje sociocultural.

A pesar de sus cinco años de gestación, We elige permanecer en la zona de confort en lugar de ir más allá. ‘Age of Anxiety I’ comienza como una balada con un piano que va construyendo tensión, y luego se torna en ese tipo de himno envolvente y heroico que es la salsa de Arcade Fire. A menor escala, ‘Age of Anxiety II (Rabbit Hole)’ comienza de forma similar y después se convierte en un synth rock envolvente. ‘End of the Empire I-III’ encapsula su mensaje de apocalipsis político, ambiental, tecnológico o lo que se te ocurra en una marcha decepcionante de glam progresivo al estilo de los inicios de Bowie en su faceta más lúgubre. Con el productor Nigel Godrich (Radiohead, Beck) a cargo, el sentido de espacio sonoro y el detalle pueden ser deslumbrantes, aun cuando el efecto final de la música es pro forma.

Aquí, Butler se encuentra en un espacio seguro lírica y musicalmente, manteniéndose firme contra las fuerzas del capitalismo tardío. “Lucha contra la fiebre con la televisión/En la era en la que nadie duerme/Y las pastillas no me hacen nada”, se lamenta. Cualquiera que haya terminado Reflektor o Everything Now está listo para el pronóstico del cantante sobre cómo podríamos escapar del estupor inducido por Netflix: “¡Me desuscribo!”, canta en ‘End of the Empire IV’, añadiendo, “¡A la mierda la quinta temporada!”, con una expresión tan exagerada que la sensación desenfadada de autoparodia resulta algo dulce.

We es más agradable cuando la banda se vuelve más radiante en lo musical y optimista en el tono. El rock n roll frenético de ‘The Lightning II’ exige una catarsis redentora y también la ofrece. En ‘Unconditional II (Race and Religion)’, Chassagne y Butler se juntan (Peter Gabriel aporta los coros) en un beat disco para, de alguna manera, convertir la frase “seré tu raza y tu religión” en euforia bailable. ‘Unconditional I (Lookout Kid)’ brinda consejos útiles al hijo menor de la pareja sobre una base de folk rock, y el tema que cierra el disco se enfoca en la intimidad romántica como un modo de encontrar la libertad y la cordura.

Todos estos gestos son profundamente sinceros, y algunos incluso parecen merecidos, pero es difícil no escuchar We como el sonido de una banda que espera poner las cosas en orden, con mejores aventuras por venir.

CONTENIDO RELACIONADO

It seems we can't find what you're looking for.