Andrés Ciro Martínez canta desde los palcos del tercer piso del teatro Libertador José de San Martín, un coqueto coliseo inaugurado a fines del siglo XIX en Córdoba, ideado por el mismo arquitecto italiano que diseñó el Teatro Colón, Francesco Tamburini. Los fans no dan crédito de tenerlo de este lado, a mano, mientras Los Persas tocan arriba del escenario junto a la sinfónica local, compuesta por más de cincuenta músicos, y con la dirección de Hadrián Avila Arzuza.
Es una de las tantas postales que dejó esta noche deluxe, con Ciro y Los Persas llevando su formato sinfónico a la capital cordobesa, con la excusa de presentar el disco Sueños-Un viaje en el tiempo, ante el millar de seguidores que consiguió hacerse de una butaca (las entradas se agotaron enseguida, y por ello el exPiojos programó dos shows más para los días subsiguientes, pero en formato rock, al menos para saciar la sed de su público).
Un concierto de dos horas que comenzó con “Pacífico” y cerró con “Astros” y que recorrió la extensa obra de Ciro en este plan: Una mixtura de rock y música clásica que lleva al repertorio a un nuevo estadío, acercando esos mundos aparentemente tan distantes. “Siempre fui un poco como un productor, ya desde Los Piojos y en Los Persas también”, le dijo el cantante a Rolling Stone dos años atrás, durante la grabación de Sueños, en Mendoza.
“Eso de escuchar y decir: ‘Vamos por acá’. De agarrar cosas al aire. Hay muchos tipos que son muy buenos músicos y pueden tocar 250 frases, pero no saben cuál tiene más valor, cuál rescatar, y muchas veces se trata de eso. Steve Jobs decía que el talento del tipo creativo es unir cosas que nadie unió antes, que estaban ahí. A mí me gusta combinar cosas. De hecho, algo que me copaba mucho de este proyecto era poder meter candombe puro, como en este tema nuevo, ‘Carrousel’, mezclado con la filarmónica. No sé si la palabra es prostituir, pero me gustaba la idea de que la orquesta tocara en clave candombe, lo básico de la música negra. Y a eso sumarle el bandoneón, un instrumento que es como una orquesta en sí mismo. Yo no tengo un conocimiento demasiado académico, pero esa mezcla que se logra acá, entre lo académico y lo intuitivo, me parece muy interesante”.
La apuesta de Ciro y Los Persas es por demás jugada, con la banda tocando sus canciones y algunos clásicos piojosos en total conjunción con la sinfónica. Aquí no se trata de “versiones orquestadas”, sino de la confluencia de ambas partes, durante todo el concierto (con la excepción de un set acústico en el medio). “Yo quería que la orquesta tuviera el protagonismo, que no sea una cortina tenue de fondo, pero también que la banda tenga su presencia. Por eso el foco está puesto en los arreglos”, contó el cantante en aquella entrevista de 2021.
En la noche cordobesa del miércoles se pudo ver y escuchar esa unión, lograda en parte gracias a la dupla de arregladores mendocinos compuesta por Joaquín Guevara y Juan Emilio Cucchiarelli, los mismos que se encargaron de hacer el trabajo para el álbum. “Barón Rojo”, “Agua”, “Pistolas”, “Antes y después”, “Ando ganas”, “Mirenla” y “Verano del 92” son algunas de las canciones que lucen su nueva ropa, tan delicada como impactante, dejando espacio para las sutilezas sinfónicas, pero también para el shock rockero. La postura de Los Persas no es solemne y de allí que la banda pueda permitirse bailar y saltar apoyados por un colchón de violines o que el mismo Ciro salga a caminar por los pasillos del teatro para cantar “Tan solo” con su público.
