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Apocalipsis Zombie

Luego de un documental y una cinta de bajísimo presupuesto, los hermanos Roache-Turner vuelven con sus zombies, en una desquiciada cinta heredera de los trabajos de Romero

Kiah Roache-Turner 

/ Luke McKenzie, Tasia Zalar, Shantae Barnes Cowan, Nicholas Boshier

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

Cortesía de Santa Bárbara Films

En el 2014 se  presentó por la internet, una curiosa serie documental llamada Wyrmdiaries, en la que dos jóvenes hermanos, ambiciosos y sin presupuesto, emprenden la tarea de convertir su sueño en realidad: Hacer una película de zombies en su nativa Australia.

Un año después, se estrenó esta cinta de bajísimo presupuesto y grandes cantidades de vísceras y sangre, filmada en los fines de semana y llamada Wyrmwood, en la que un mecánico se enfrenta a una horda de muertos vivientes, para descubrir que los zombies son una excelente fuente de combustible, siempre y cuando estén bien asegurados y alimentados.

De la misma forma que el fallecido George A. Romero, Kiah y Tristan Roache-Turner se han obsesionado por los zombies. Sin embargo, los hermanos no poseen el mismo talento que el autor de La noche de los muertos vivientes y El amanecer de los muertos. Pero algo sí es seguro, y es que ellos poseen una energía demencial.

Gracias al sorpresivo éxito de Wyrmwood, los hermanos emprendieron la tarea de realizar una secuela (con Kiah en la dirección y Tristan en la edición), la cual se estrena en Latinoamérica se estrena bajo el título de Apocalipsis zombie, para que los fanáticos del cine de terror, quienes desconocen la historia detrás de las películas de Wyrmwood, no se esperen para iniciar la búsqueda de la primera parte y acudan inmediatamente a las salas de cine. Esta es una muy mala estrategia, ya que la secuelaparte de los hechos sucedidos en la primera parte y si no se ha visto la cinta anterior, se entenderá muy poco de lo que sucede.

Apocalipsis Zombie también deja de lado la sátira sociopolítica (algo tan importante como la ultra violencia en las películas de Romero), para centrarse en una serie de disparatadas secuencias de acción, ahora realizadas con un mayor presupuesto, las cuales pertenecen más al mundo de los videojuegos que al cine de terror, emulando el estilo de la horripilante franquicia de Resident Evil, pero aumentando la intensidad en las mutilaciones, decapitaciones y evisceraciones. Si esta película se hubiera inspirado en la cintas australianas de Mad Max, o en la mezcla de splatter y slapstick de los primeros trabajos de Peter Jackson (Bad Taste, Braindead), las cosas hubieran sido muy diferentes.

Aquí Rhys (Luke McKenzie), el hermano gemelo del protagonista muerto en la primera parte, debe salir de su refugio, en donde utiliza a los zombies como combustible e inclusive como peras de boxeo. La razón es que decide rescatar a un chica nativa llamada Grace (Tasia Zalar), quien se ha convertido en una mujer mitad zombie y mitad humana.

Rhys había entregado a Grace al perverso “cirujano general” (Nicholas Boshier) un científico loco y sádico, quien aparentemente experimenta con zombies con un objetivo noble, el cual consiste en la búsqueda de la cura del virus que convierte a las personas en muertos vivientes. Maxi (Shantae Barnes Cowan), la hermana de Grace, le hace caer en cuenta a Rhys de las malas intenciones del científico (esto se asume inmediatamente, ya que Boshier no puede estar más sobreactuado).

El último acto parece un episodio de los Power Rangers filmado bajo los efectos de la Bufantoína, y que incluye a un cyborg zombie, el cual luce como si fuera el hijo bastardo del infame Robot vampiro, protagonista de la cinta de explotación de 1988 dirigida por el demente Godfrey Ho.

Todo parece indicar que habrá una tercera parte, probablemente protagonizada por las hermanas Grace y Maxi, quienes actúan como si Ripley y Sarah Connor decidieran unir sus fuerzas.  Pero lo cierto es que los zombies funcionan muy bien en los Estados Unidos y han logrado fascinarnos cuando migran a Italia (Zombie de Lucio Fulci), España (Rec de Paco Plaza y Jaume Balagueró) o Noruega (Dead Snow de Tommy Wirkola), pero en Australia no llegan a convencernos del todo. Tal vez ya sea hora de hacer un crossover con esas peligrosas ovejas zombie del neozelandés Jonathan King. Esas sí que eran disparatadas y aterradoras.

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