adidas x Ivy Park apuesta para que las denominaciones no opaquen el poder de quien se atreva a usar sus prendas; funciona como plataforma para celebrar a las mujeres y los cuerpos de todo tipo, con la guía de Beyoncé como mente creativa.
Colecciones híbridas con prendas que van perfectas en hombres y mujeres, una línea tonal que se permite contrastes crudos y cálidos, le han permitido al fotógrafo Juan Moore adentrarse en una idea que va más allá de la necesidad de vender un producto. Ante esta colección el reto ha sido transmitir una idea, identificarse con las premisas de celebración de la diferencia, inclusión y respeto que agitan como bandera las nuevas generaciones.
En este caso, las fotografías y videos son un retrato íntimo de tres personajes que, a través de diferentes disciplinas como el modelaje, la música y la fotografía, han abierto un camino para avanzar con autenticidad hacia el encuentro del poder interno.
ELENA MELENAA: El poder de la diferencia
Hay tres palabras para ayudarnos a contar brevemente la historia de la modelo plus size Elena Melenaa; amor, coraje y diferencia. Ella, mejor que nadie, logra convertir tres palabras tan trajinadas en un atuendo que combina y le cae perfecto a cualquiera; lo define precisamente mientras buscamos una enunciación para su trabajo como modelo curvy.
En sus palabras, “la diferencia es el poder que todos tenemos y del que no nos hemos dado cuenta”. Si Elena tuviera que delinear con una línea más fina el espíritu de su trabajo, diría que consiste en “hacer que la gente se sienta orgullosa de su normalidad”.
Según ella, la moda no es algo con lo que siempre haya soñado, pero empezó a interesarse por tener opciones para mostrarse como una mujer joven y sexy cuando se encontró con muy pocas prendas grandes, colores opacos y diseños que buscaban ocultar más que enseñar.
A la moda llegó huyendo de la resignación, empezó a buscar personas que cosieran lo que ella quería poner en su cuerpo y desarrolló un instinto que la guía tanto hacia lo bello como hacia lo auténtico. Así se convirtió en editora de moda, sus tips empezaron a convertirse en la conexión con la cotidianidad de mujeres y hombres que compartían la inquietud de sentir su realidad representada tanto en las portadas como en las pasarelas.
La oportunidad se presentó, y la llevó a ponerse frente a las cámaras, a conectarse con modelos curvy de todos los rincones; desde entonces nadie se ha atrevido a cuestionar que ese sea su lugar. Ver a Elena ante un lente es deconstruir con gracia y profunda pasión todos los mitos estéticos con los que nos han “mal alimentado” durante décadas. Literalmente devora la cámara. Su apetito por la autenticidad la ha llevado a transformar su experiencia en talleres de empoderamiento, y aunque siempre que aparece en campañas saltan las voces del pasado, sabe perfectamente que en su mirada tiene el poder para enviar a los haters al lugar oscuro del que nunca deberían salir.
LA RAMONA: Poder en tres canciones
Hay tres canciones que nos llevan a momentos diferentes de la carrera de Daniela Ramona. Esta cantautora bogotana ha ofrendado su voz y su vida a un sonido que repele las etiquetas, pero que podría encontrar abrigo bajo la denominación de un neo soul con espíritu rockero bogotano. En esta extraña definición hay que abrir espacio para una palabra clave que pretende retratar el envolvente hechizo que es su voz: balance.
El equilibrio entre dolor y esperanza le permite a La Ramona moverse entre los tonos de una potencia inusitadamente cálida y una sensación de devastadora honestidad. Las historias que viajan en sus canciones están cifradas en los más crudos matices. En esta ocasión, mientras se enfrentaba por primera vez como modelo a la lente de Juan Moore, compartimos un breve instante para conversar sobre tres canciones.
Brío puede considerarse su parteaguas, definitivamente un punto de partida. Una canción que fue escrita en 2014 y esperó años para ver la luz. El encuentro entre este tema y el público nos da la dimensión de una artista honesta que no se apresura. El ritmo en este tema de cadencia rebelde y catártica proviene de la curación, de un proceso interno que se ve traducido en una narrativa de poder, su letra proclama. “Después de este infierno de sangre y desprecio / Cambié mi pelaje, mi cuero, mi ser”. En palabras de Daniela, este encuentro con la fuerza la ha llevado a un encuentro singular con su público que se acerca a ella para decirle que esta canción en particular los ha ayudado a “sanar el dolor y el abuso del pasado”.
La segunda canción a la que nos referimos es Biutiful, que Daniela define como “una canción sobre la inclusión, la belleza en la diversidad y las ganas de amarse a uno mismo, a pesar de ser absolutamente diferente al resto”. Una canción que para ella se relaciona perfectamente con esta colección de adidas Ivy x Park, la cual define como “una declaración de autenticidad”.
Lo que nadie pudo es una canción que nos lleva al otro extremo del viaje, fue lanzada en diciembre de 2020 y es una oda a la música, al amor por la vida, a la mujer y al amor entre dos mujeres. Ramona está llena de fuerza y canciones; a pesar de los nervios logró una sesión de fotos magnífica en la que la conexión con Elena y Juan fueron claves.
JUAN MOORE: El poder de la mirada
Con adidas, Juan se siente en familia. Durante varios años ha sido parte de sus campañas como modelo, fotógrafo o influenciador. Al tener la oportunidad de retratar adidas x Ivy Park como una colección que se debe a la inclusión, a la celebración de la diferencia y el poder individual, se unieron las vertientes de la fotografía que alimentan su espíritu.
Tanto la fotografía editorial de moda, como la exploración de proyectos personales encontraron sujetos ideales en Elena Melenaa y La Ramona. La dinámica de la sesión le permitió a Daniela Ramona nutrirse de la energía desatada por Elena Melenaa ante el lente del fotógrafo.
En la dirección que imprime a ambas se reconoce la capacidad del joven fotógrafo bogotano, que sabe poner ritmo al obturador para alcanzar la amplia gama de miradas y poses que puede ofrecer alguien acostumbrada a embrujar la cámara, como es el caso de Elena. En el caso de La Ramona, que se confiesa “intimidada”, Juan simplemente la lleva, deja que pise y camine por donde se sienta segura y con una voz confidente dirige la sesión hacia donde su modelo invita.
Al tener la oportunidad de conversar con Juan, empezamos por hablar de una infancia en la que siempre se cuestionó por “ser muy diferente a los demás”, ser muy alto, moreno y tener “un apellido raro” eran cosas que lo distanciaba de los otros. Pero como él mismo se encarga de aclarar, “las diferencias que nos separaban cuando niños se han convertido en nuestros principales atributos”.
A partir de esta premisa ha construido una mirada y un discurso sobre el poder que recae en la multiplicidad de formas de ver las cosas. Para Juan es fundamental encontrar la forma de mostrar el mundo como él lo ve. La conciencia sobre esta celebración de la individualidad lo ha llevado a experimentar en talleres de fotografía donde ha podido darse cuenta y enseñar que dos personas nunca podrán tomar la misma foto; cada imagen revela un universo interno y cada foto en su caso es un statement que trasciende lo visual y sensitivo.
