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The Weeknd alcanza una nueva cima en ‘Dawn FM’

Menos melancólico y decadente que lo habitual, su más reciente album es refrescantemente ligero y accesible para los oídos

Por  WILL DUKES

Brian Ziff

The Weeknd

Dawn FM’

Han pasado algunos años desde que The Weeknd se convirtió en una verdadera estrella del pop. Temprano en su carrera, el cantante canadiense se negó a revelar su identidad y cantó canciones oscuras de sexo, drogas y anhelo. Su mixtape seminal de 2011, House of Ballons, parecía la banda sonora de un eterno y libidinoso loop de alguien planchado en el sofá deliberadamente. Si parecía que no siempre había confianza detrás de su música, probablemente era intencional, parte de lo que lo hace brillante. Parecía que quería armarse de valor para una noche de muy malas decisiones que estaba a punto de tomar una y otra vez. 

Sin embargo, desde que llegó a las grandes ligas, The Weeknd ha luchado por mantener esa autenticidad melancólica. Los fans de su álbum de 2012, Trilogy, se apegaron a la decadencia de su antihéroe, quien sonaba como si durmiera abajo del puente más frío de alguna sórdida ciudad donde las preguntas existenciales predominantes eran “¿Dónde estoy? ¿Qué estamos haciendo?”. Por el contrario, Starboy, de 2016, a pesar de sus momentos alegres, se empezó a sentir como una pesada y eterna pasarela de modas. Por fortuna, en su quinto álbum, Dawn FM, The Weeknd se enfoca en esas ambiciones interestelares que nos otorgan música encantadora a través del portal del purgatorio. 

Francamente, amamos cuando nuestros artistas están jodidos. Hay algo en los rincones profundos del sufrimiento autoinducido que parece sacar lo mejor de ellos. Pero todo es diversión y juegos hasta que se terminan convirtiendo en un pasillo de autoayuda que camina. Las 16 canciones de Dawn FM no abordan la idea de las adicciones en la manera en que esperaríamos de él. Y las infidelidades se convierten en momentos melancólicos, de vulnerabilidad en lugar de diatribas forzadas.  Si hay una vibra de autoayuda, es refrescantemente ligera y accesible. 

En ‘Gasoline’, el trovador de Toronto canta: “Yo sé que no dejarás que me dé una sobredosis”, en un tono que hace que su pareja suene como un ser iluminado que lo guiará en un camino espiritual. En ‘Out of Time’, hay un toque de soledad mientras confiesa, sobre una orquestación que recuerda a la era de Off the Wall, de Michael Jackson, “Te amo niña, pero no tengo tiempo. Ahora no puedo evitar que lo ames a él, lo decidiste”. El espíritu de Jackson está en todo el proyecto. ‘A Tale By Quincy’ muestra a Quincy Jones, en un interludio hablado, cada vez más introspectivo (recordar duele, ¿no?), tocando directamente los temas del éxito y la autoexposición. 

Narrado por Jim Carrey, quien se desempeña como locutor de radio benigno entre mundos, Dawn FM trata sobre libertades ilimitadas. The Weeknd se desplaza a través de un plano surreal de la existencia en ‘I Heard You’re Married’ (al lado de Lil Wayne) y termina con la esposa de otra persona. Pero a diferencia de ese alter ego como de Los Soprano que se encuentra en el limbo, Abel Tesfaye es optimista sobre la impermanencia “Dijiste que querías que tu novio estuviera celoso con un par de fotos / Y no esperabas enamorarte de mí…”. 

‘Every Angel Is Terryfying’ es una canción como de Vanilla Sky que tiene un monólogo sobre lo que hay después de la muerte, cuya jerga utópica (“Entrarás en un mundo más allá de tu imaginación/Un futuro fuera de control”), iguala los motivos del álbum, aunque ralentiza el momentum. ‘Less Than Zero’ es un éxito seguro. Pronto aparecerá en graduaciones, bodas y fiestas de quince años. The Weeknd ha dejado sus viejos lugares favoritos y está aún más lúcido. Esa sensación de claridad es profundamente gratificante.  

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