Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente
Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

10 cosas que no sabías de ‘A Typical & Autoctonal Venezuelan Dance Band’, disco de Los Amigos Invisibles

A 25 años de su lanzamiento, los secretos son revelados

Por  ROLLING STONE

diciembre 16, 2020

Los Amigos Invisibles

POR LOS AMIGOS INVISIBLES

El 2020 ha sido un año terrible para Los Amigos Invisibles después de que comenzaran los encierros y casi nos quedáramos encerrados en Australia –en medio de la gira– para luego enterarnos de que se nos cancelaban 40 shows en Estados Unidos, México y Colombia, en un año que venía con el impulso de un premio Latin Grammy que ganamos en el 2019 con el sencillo “Tócamela” y del cual se esperaba mucho pero que finalmente lograría hacer algo que nunca habíamos tenido tiempo de hacer: descansar. Pero el descanso no duró mucho. A mediados de año comenzamos a trabajar en el proyecto de remasterización de A Typical & Autoctonal Venezuelan Dance Band, disco que cumple 25 años desde su lanzamiento y que a pesar de este año 2020 fatídico,­­ ya tuvo su lanzamiento y respectivo festejo el pasado 10 de diciembre. En el marco de esta celebración les hemos preparado una lista de “10 cosas que no sabías de A Typical & Autoctonal Venezuelan Dance Band” de Los Amigos Invisibles.

1. Una portada particular

El disco fue descubierto por David Byrne en una tienda de Nueva York luego de que dejáramos 20 copias en un Tower Records durante nuestra primera visita a la ciudad en 1995. El ex Talking Heads comentó que al pasar por la sección de discos latinos de la tienda, le llamó la atención que era el único CD que no tenía una chica en bikini en la portada, y que en cambio tenía un anime japonés y un título en inglés y por eso no pudo dejar de comprarlo.

2. El error de tipografía

Como buena banda que hace su primer disco, el diseño estaba retrasado y la disquera había amenazado con que si no entregábamos el arte a tiempo, usarían al diseñador de la compañía, cosa que a nosotros nos horrorizaba. Por eso fue que fuimos a la oficina del diseñador a apresurarlo para entregar el diseño y así fue que logramos cumplir el deadline sólo con el detalle de que con el apresure, nadie notó que la fecha de producción del disco que aparecía era 1985 y no 1995. David Byrne luego cuenta que después de que compra el disco y lo escucha en su casa, ve que el disco es de 1985 y piensa: “¿Quiénes son estos genios? ¡están adelantadísimos!”, y eso es lo que lo lleva a llamarnos al número de celular que estaba dentro del disco y así comenzamos las pláticas para la firma con su sello. ¿La canción favorita de David del disco? “Dime». Años después quisimos hacerla a dúo con él, pero la colaboración no pasó de la fase “¿quién se queda con el copyright?”.

3. Su propio ritmo

Los Amigos ya teníamos cuatro años tocando por toda Caracas e incluso ya habíamos grabado varios demos, todo eso sin la ayuda del metrónomo o click. Cuando el co productor Boris Millán nos propone usar el click obtuvo un “’¡No!» rotundo al unísono de toda la banda. Nos negábamos a “matar la espontaneidad y el espíritu” de las canciones. Esta filosofía duró hasta la grabación de nuestro segundo álbum, The New Sound Of The Venezuelan Gozadera cuando el productor Andrés Levín (David Byrne, Aterciopelados, El Gran Silencio, etc.) nos dijo que no había manera de que hiciéramos un disco con él sin click. Actualmente, en los discos sí usamos el click pero todavía nos negamos a hacerlo en los shows en vivo.

4. La tecnología

El disco fue grabado en ADAT, que era un sistema análogo que usaba cassettes de VHS en el cual se podían grabar hasta ocho canales por máquina. Nuestro disco fue grabado en 36 canales por lo que se necesitaban cuatro ADATs que había que sincronizar. Para sincronizar los ADATs había que introducir las cuatro cintas de VHS al mismo tiempo y cruzar los dedos de que las maquinas se sincronizaran. En un día con mala suerte, podíamos intentarlo una y otra vez y gastarnos media hora antes de poder empezar a grabar.

5. “Rio porque no fue un sueño»

Para 1995 nuestro repertorio de canciones era bastante extenso, pero en un CD solo cabían 74 minutos de música en estéreo sin compresión por lo que tuvimos que hacer una votación y dejar varias canciones por fuera entre las cuales estaban “Arrogante», “Sabrosito», “Yo no quiero ser un feo» y “Rio porque no fue un sueño», canción que nos gustaba mucho pero no pasó la votación y sin embargo, la rescatamos 17 años después en nuestro disco Repeat After Me, pero esta vez con más años de experiencia en producción, en arreglos y por supuesto, con click.

6. ‘Intro’ y ‘Outro’

Hoy en día la gente tiene en la palma de su mano acceso a toda la música que existe en el universo ya sea pagando o con una pequeña suscripción, pero en 1995, la gente hacía un verdadero esfuerzo por conseguir (pagar) la música que te gustaba por lo que nos propusimos hacer el –mal– chiste de simular que el principio del CD (“Dame tu color») sonara defectuoso para que la gente se molestara y fuese a la tienda a pedir que se lo cambiaran, para que luego le dijeran de que no había defecto, que era así. También en la época se acostumbraba a comprar un CD y escucharlo de principio a fin, como si se estuviese yendo al cine, con lo cual muchas veces sucedía que uno se quedaba dormido escuchando el disco. Por ello, es que al terminar el disco, después de “Vámonos», dejamos el track correr unos segundos y le grabamos unos gritos de “¡A despertarse!”. Sí, éramos inmamables.

7. “Porno Song»

En 1995 Los Amigos escuchábamos mucho acid jazz de los años noventa y mucho funk y disco funk de los años setenta, lo cual coincidía con el soundtrack de muchas películas porno que pudimos descubrir durante nuestra infancia. ¿Nuestra estrella favorita? Ginger Lynn, y nos preguntábamos ¿por qué no combinar nuestro gusto por el funk con nuestro gusto por el porno? Vale la pena resaltar el foley que se mandó nuestro co productor Boris Millán para aclimatarnos en una de esas antiguas sesiones que se hacían antes con una cinta de VHS pero que ahora se hacen buscando YouPorn en el celular (ya saben a qué me refiero).

8. Los primeros apoyos

Antes que David Byrne, varias personas se acercaron a la banda para firmarnos. Uno de ellos fue nuestro gran amigo, Jorge Spiteri (QEPD) quién regresaba a Venezuela luego de haber compuesto varios éxitos en Inglaterra y el otro era Durban Laverde, quien había sido el bajista de la banda de Jimmy Page por un buen rato. Sin embargo, la persona que terminó poniendo el dinero para que grabáramos el disco fue un viejo amigo de Julio que era dueño de una panadería y que nos prestó 500 mil Bolívares (equivalente a tres mil dólares de 1995 y cinco mil de hoy). Era un presupuesto bien ajustado que nos alcanzaba para un máximo de dos semanas y eso contando que teníamos que entrar al estudio muy bien ensayados para poder poner las bases de las 16 canciones (que luego terminaron siendo 19) en cuatro días y usar el resto para over dubs y voces.

9. La carta de Acid Jazz

Al terminar la grabación teníamos un disco en un DAT (Digital Audio Tape) y nada más. Ahora venía el trabajo de ver como se publicaba. Para ello comenzamos a rodar el DAT con gente de la industria en Venezuela y al mismo tiempo hicimos unos cuantos paquetes internacionales a disqueras del mundo de las cuales éramos fans. Uno de los paquetes fue para nuestra disquera favorita, Acid Jazz Records, en Londres, con la sorpresa de que a los pocos meses recibimos un fax con el membrete de Acid Jazz Records que decía: “Nos encanta saber que el acid jazz está creciendo en Suramérica y nos encanta su música, pero en este momento no estamos firmando”. Fue una negativa, pero la mejor negativa que recibiríamos en nuestra carrera. Finalmente, fue nuestro amigo Caplís (bajista de la banda venezolana Desorden Público) quien puso todo su empeño y logró que una disquera local nos licenciara el álbum.

10. “Repollo»

Así le decíamos a Eduardo Rodríguez, culpable de las flautas en el disco. Durante nuestros shows en Caracas, mucha gente se montaba a jammear con nosotros y uno de ellos fue “Repollo» y así fue que lo conocimos. Nunca quisimos tener a un integrante más en la banda, pero como andábamos en la onda acid jazz, nos parecía apropiado invitarlo al álbum. A mucha gente le gustaba la flauta en nuestra música y otra gente no, pero decidimos apoyar la flauta hasta el final, hasta que cuando firmamos el contrato con Luaka Bop para nuestro segundo álbum el presidente de la disquera, Yale Evelev nos pidió por favor que no usáramos más la flauta.

Escucha la remasterización por el 25º aniversario de A Typical & Autoctonal Venezuelan Dance Band: