Steve Harris de Iron Maiden: “No me gusta que nadie intente imponer sus ideas a los demás”

En esta nota de 2019, el bajista, socio fundador y principal pluma de Maiden, revelaba anécdotas, influencias y algún secreto detrás de sus canciones

Por  KORY GROW

abril 28, 2024

Getty Images

Este artículo fue publicado originalmente en Rolling Stone USA, en julio de 2019, y posteriormente incluido en el bookazine de Rolling Stone Argentina dedicado a Iron Maiden, en 2021.

“Nuestro legado… realmente, es lo que vos descífres”, dice con indiferencia el bajista de Iron Maiden, Steve Harris, a punto de iniciar la etapa en Estados Unidos de la gira Legacy of the Beast, que comparte título con un juego para celular lanzado hace poco.

El tour se enfoca en las canciones más aclamadas por los fans a lo largo de casi 45 años de historia del grupo, como “Run to the Hills” y “The Trooper”, y en lo que anunciaron como una importante producción escénica, con un avión que cuelga sobre el escenario cuando tocan “Aces High”. Pero cuando habla con Rolling Stone desde Florida, antes de empezar la gira, Harris no parece interesado en hacer grandes revelaciones.

Para los fans, el lugar de Iron Maiden en el panteón del metal es obvio. La banda surgió de la Nueva Ola del Heavy Metal Británico, con un sonido más luminoso que el de antepasados como Black Sabbath y Judas Priest. Sus armonías para guitarras gemelas y sus ritmos galopantes inspiraron a Metallica y a Slayer, y las estructuras progresivas de muchos temas impulsaron hacia la aventura a una nueva generación de bandas como Dream Theater y Opeth.

Iron Maiden en el Reading Festival, agosto de 1982. (Foto: Steve Rapport/Getty Images)

Ganaron siete discos de oro y platino en Estados Unidos y sus dos álbumes más recientes estuvieron en elpuesto 4 del chart. Obtuvieron un Grammy en 2011 por “El Dorado”, de su disco Final Frontier. Y a lo largo de todas esas hazañas, el núcleo del sonido siempre ha sido Harris, que cofundó el grupo en 1975 y fue desde entonces su compositor principal.

Pero a pesar de todo esto Harris sigue siendo humilde, en especial si se trata de hablar de la historia de la banda y las anécdotas en torno a la creación de algunos de sus éxitos. “Si alguien me preguntara por qué me gustaría que me recordaran, diría simplemente que porque éramos una banda que sonaba muy
bien en vivo”, dice. “Eso es lo que me interesa, nada más”.

Eddie the Head en la tapa del bookazine de Rolling Stone dedicado a Iron Maiden.

Se cumplen cuarenta años del EP debut de Maiden, The Soundhouse Tapes. ¿Qué recuerdos tenés de esa época?

Recuerdo que estaba nevando. Lo grabamos durante Año Nuevo, porque era la única fecha que podíamos pagar el estudio de grabación. Quería tener un demo, más que nada porque nos estaba costando conseguir fechas en los pubs.

La primera canción fue “Iron Maiden”, que todavía tocan en vivo. ¿Te acordás de cómo fue escribirla?

Todo el mundo sabe que el título proviene del nombre de un instrumento de tortura que aparece en El hombre de la máscara de hierro [la novela de Alexandre Dumas]

Sí, pero la letra no trata del aparato de tortura. Se trata de que la banda va a “atraparte”, ¿no?

Sí, era una especie de actitud que teníamos. Queríamos salir a matar, como un ejército que no toma prisioneros. Obviamente éramos jóvenes y teníamos hambre y mucha adrenalina. Solo tratábamos de hacer lo nuestro, tocar música rápida y pesada con mucha melodía. No había nadie haciendo nada parecido. Aunque fuimos fuertemente influenciados por gente como Wishbone Ash, con guitarras muy melódicas.

¿También los influenció el punk de alguna forma?

No, algunas personas nos confundieron con algo medio punky, pero en realidad no nos gustaban los punks para nada. Los punks de entonces no tocaban como los de ahora.

¿Por qué tocar tan rápido?

Creo que éramos artistas naturalmente rápidos por esa adrenalina que te decía. No es que lo decidimos en una reunión alrededor de una mesa, “vamos a tocar super rápido”. Te empieza a subir la adrenalina y al final estás arriba del escenario y tocás todavía más rápido que en el estudio de grabación. A veces se
nos va un poco de las manos, pero la energía en un show puede ser realmente asombrosa. Nunca fue premeditado.

A los pocos años de The Soundhouse Tapes, escribiste el single que los llevó al mainstream, “Run to the Hills”. ¿Sentías una conexión especial con el Oeste americano?

Siempre nos fascinaron el cine y las novelas de cowboys. Aunque nunca había estado en Estados Unidos, solía leer muchos libros de un autor [de novelas de cowboys], Louis L’Amour, y me inspiré en él. Las primeras líneas de la canción definitivamente se inspiran en ese tipo de libros. Me di cuenta más tarde
de que lo que pensaba que era Estados Unidos en realidad era Arizona: cactus y áreas desérticas y cosas así [risas].

Esa canción tiene el clásico ritmo galopante por el que se conoce a Iron Maiden. ¿Está inspirada de alguna manera en las escenas de cabalgata de los western?

Sí, creo que sí, incluso si es algo inconsciente. Cuando creás una imagen, estás creando un sentimiento o estado de ánimo. Es lo mismo con “The Trooper”, donde están galopando hacia las fauces de la muerte. Creo que a la gente le gusta cuando la llevás de viaje hacia algún tipo de escena imaginaria.

¿Cuál fue la inspiración de “The Trooper”?

La carga de la brigada ligera [durante la guerra de Crimea en 1854], cuando reciben la orden de ir a pelear como sea. En esos días, no tenías permitido cuestionar una orden. Te subías al caballo y te lanzabas directo a la batalla, sin importar lo ridículo que fuera, contra cañones que te disparaban de frente. Varias canciones nuestras tratan de momentos así, en los que se da una orden sin ningún sentido, en medio de una batalla.

¿Por qué te ha fascinado tanto la guerra a lo largo de los años? Has escrito tantas canciones sobre eso…

Crecí como un amante de la historia. Era una de mis materias favoritas en la escuela, así que muchas canciones derivan de eso. Y es simplemente una fascinación por las cosas horribles que unas personas son capaces de hacerles a otras y la posición en la que queda la gente común y corriente que normalmente no tendría que pelear. Respeto a cualquiera que tenga que ir y hacer lo que sea necesario para proteger a su país.

También siguen tocando “The Number of the Beast”, que los metió en problemas en Estados Unidos en los ochenta, por sus imágenes satánicas. ¿Cómo fue ese tema?

Era como ver La profecía pero estaba más inspirado en un poema [de Robert Burns] llamado “Tam o’ Shanter”. Siempre me gustó leer libros y ver películas de terror.

Otra canción oscura es “Fear of the Dark”. ¿Surgió de una experiencia personal?

No. La escribí porque viví muchos años en una casa medieval británica, antiquísima. No “de estilo” medieval sino de verdad construida en 1400 y algo. Mis hijos siempre decían que daba un poco de miedo. Y yo decía: “Miren, lo más aterrador en esta casa soy yo”. Solíamos hacernos chistes así. Pero es una casa con una estructura de madera que cruje mucho. Si hace bastante calor o frío, la madera se deforma y todos los rincones de la casa empiezan a crujir. La gente que venía a veces se sentía un poco rara. A mí no me molestaba, vivía ahí, pero la imaginación no tiene límites. Alguna gente pensaba que había fantasmas allí. Quizás los hubo.

Hiciste muchas canciones sobre religión y cristianismo, incluida “For the Greater Good of God”. ¿Qué opinás de la religión en estos días?

Respeto la religión y la visión del tema que pueda tener cada uno, creo que todos deberíamos poder hacer lo que queramos con nuestra vida. No me gusta que nadie intente imponer sus ideas a los demás. Con esa canción, quise decir que hay personas que no hacen las cosas para el bien superior de Dios.

Esa canción es del disco de 2006, A Matter of Life and Death, que tocaron entero cuando salió. ¿Qué aprendiste de esa experiencia?

Creo que nuestra audiencia es capaz de escuchar el disco entero y que no se aburrieron en ningún momento. Bueno, tal vez una o dos personas se aburrieron. Pero fue bastante audaz, sin
dudas. Creíamos en ese disco. Cuando estábamos por salir al escenario, pensamos: “¿Qué vamos a dejar fuera? ¡No dejemos nada fuera! Hagámoslo todo, vamos a darle duro”. Era un desafío para el público, sí, pero nos fue fantásticamente bien. Me gustó mucho. Me gustan los desafíos.

¿Qué viene primero, la música o la letra?

Nueve de cada diez veces, la música. La parte más difícil es tratar de ajustar las palabras a la melodía, porque las melodías siempre tienen un ritmo muy metrado. No pueden estirarse como en el jazz y a veces hay que cambiar las palabras o las sílabas, para que se ajusten a la melodía. Mi argumento siempre ha sido que muchas personas que escuchan Iron Maiden ni siquiera hablan inglés como lengua materna. Pero incluso si no fuera así, primero escuchás la melodía de una canción, eso te llama la atención antes de saber la letra. Igual, siempre hay que tratar de asegurarse de que la letra signifique algo, que no sea una basura.

Me sorprendió ver que tocaban “Flight of Icarus”, de Dickinson y el guitarrista Adrian Smith. En su libro, Dickinson habla de una discusión que ustedes dos habrían tenido sobre el tempo del tema y sospecha que por eso no la habían tocado en vivo en 30 años. ¿Fue así?

Muchas canciones quedan fuera del repertorio por largos períodos y después vuelven. En cuanto a “Flight of Icarus”, pensé que el tempo era un poco lento, sí. La forma de tocarla en vivo ahora es mucho mejor, es como debería haberse hecho en primer lugar. Incluso disfruto al tocarla ahora. Es una canción diferente y pienso que es bueno hacer cosas diferentes. Fue lo mismo con “Wasted Years”. Adrian ni siquiera pensaba mostrármela. La enterró al final de una cinta. Después de que la escuchamos, me decía: “Oh, es que no me pareció adecuada”. “Adrian, cualquier canción es adecuada si es buena”, le dije. [Risas]

¿Hay discos de Maiden que no te gusten? No tocaron mucho de No Prayer… en años.

No estaría bueno que la gente piense eso en el caso de que no toquemos canciones de un disco. Creo que hay canciones realmente fuertes en ese disco. También hay canciones geniales en uno o dos de los discos que siempre se mencionan como, supuestamente, no tan buenos como el resto. La verdad, me encantaría tocar la mayoría de las canciones de No Prayer. Es un disco muy fuerte.

Por último, sobre el tema del legado, Iron Maiden fue candidata al Salón de la Fama del Rock and Roll desde 2004, pero nunca los eligieron. ¿Qué opinás?

Que no me importa. Es lindo que te den premios, pero no entramos en el negocio por ese tipo de cosas. No es que no puedo dormir si no nos dan un premio. Y no digo ese en especial, cualquier premio. No creo que merezcamos tener esto o aquello necesariamente. Con lo que hacemos, lo que sea que pase, genial. Y lo que no, genial también.

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