A un mes de la controversial elección presidencial en Venezuela, la situación sigue siendo altamente conflictiva y está plagada de ilegitimidad en el país. Nicolás Maduro, quien fue declarado ganador para el período 2025-2031 y recientemente fue ratificado por el Tribunal Supremo de Justicia, se mantiene en el poder en medio de acusaciones de fraude por parte de la oposición y los cuestionamientos de la comunidad internacional. La renuencia a presentar las actas electorales ha comprometido la veracidad de lo que pasó en la noche del 28 de julio.
La Misión de la ONU para la Determinación de los Hechos sobre Venezuela se pronunció hace algunos días, alertando la falta de independencia e imparcialidad tanto del TSJ, como del Consejo Nacional Electoral.
La respuesta ha sido una creciente represión política que se suma a los abusos de la fuerzas armadas y la persecución judicial. En este panorama, los derechos humanos en el país están en un grave riesgo.
Un mes de controversia electoral
La elección del 28 de julio ha estado envuelta en un manto de dudas desde su cierre. Hasta la fecha, dado que no se han presentado las actas ni el material electoral que permitiría verificar la validez de los resultados, la oposición insiste en que tiene las pruebas para demostrar que el candidato Edmundo Gonzalez fue el verdadero ganador de la presidencia.
La comunidad internacional, incluidas organizaciones como el Centro Carter que hizo seguimiento y sondeos previos a las elecciones que identificaban el debilitamiento de Maduro, han denunciado la falta de transparencia en el proceso de elección. La situación se hace más grave con la disputa electoral que no termina, pues el TSJ instó al ministerio público para que investigue los presuntos delitos electorales, incluidos los del mismo Edmundo González por no acatar los resultados.
Represión y violaciones a los Derechos Humanos
La represión y las violaciones a los derechos humanos han aumentado significativamente desde que Maduro fue nombrado ganador. Carolina Jiménez Sandoval, presidenta de la organización The Washington Office on Latin America (WOLA), ha reportado un incremento en el número de presos políticos, detenciones de menores en contextos de protesta y violaciones al debido proceso. La estrategia del gobierno parece centrarse en la represión y la censura, limitando también el acceso a la información e internet
Desafíos para la oposición y nueva salida de migrantes
La oposición venezolana, organizada en una estructura de veeduría conocida como los “comanditos”, enfrenta ahora una creciente amenaza a su libertad. Estas personas, que actuaron como testigos electorales, están viendo cómo se intensifican las represalias en su contra. Este clima de represión y persecución podría desencadenar una nueva salida de venezolanas y venezolanos buscando escapar de la represión renovada en su país, algo que ya está ocurriendo.
El descontento internacional con el proceso electoral y las presiones sobre Venezuela, han llevado a que Diosdado Cabello, primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y recién nombrado ministro de Interior, Justicia y Paz, se pronuncie en contra de organismos como el de la ONU. Para Cabello esto es una interferencia en los asuntos internos de Venezuela.
¿Qué pasará en Venezuela?
La politóloga María Isabel Puerta, en conversación con el medio local venezolano Efecto Cocuyo, ha señalado como “un error de cálculo” de Maduro al subestimar el nivel de organización y resistencia de la oposición. Por eso ahora, aunque baje la cantidad de personas que siguen protestando en las calles, la oposición no se da por vencida.
A pesar del control institucional que ejerce el gobierno, el creciente malestar social y la crisis económica podrían desafiar las estrategias del régimen. La periodista venezolana Luz Mely Reyes argumenta que, en un contexto de crisis económica y descontento social, el gobierno de Nicolás Maduro parece depender cada vez más del miedo y la represión para mantener el control, “sin amor y sin dinero solo les queda el terror como estrategia”, dice.
Por supuesto, la crisis política en Venezuela continúa sin resolverse y no lo hará de la noche a la mañana. Los esfuerzos diplomáticos continúan en gobiernos como el de Brasil y Colombia, solicitando que se publiquen los datos desglosados y verificables, pero no dan muchos frutos.
La falta de transparencia en el proceso electoral, las violaciones a los derechos humanos y la represión sistemática del gobierno Maduro son signos que tienen en alerta tanto a quienes habitan Venezuela, como para aquellos que deciden migrar.
