Un irreverente crucigrama

Había una vez en... Hollywood' es la epístola cinematográfica que Quentin Tarantino hace a Hollywood. Una cinta que reúne al talento más exclusivo de la industria. Platicamos con los responsables de tan sugestivo título

abril 4, 2020

Cortesía

“Me encantaría regresar a Morelia y presentar una exhibición especial de esta película. Deberíamos de decirle a Daniela (Michel) que me invite. Amo ese festival, me siento como en casa”, fueron las primeras palabras que expresó Quentin Tarantino cuando le detallé que venía de la Ciudad de México.

Tarantino simplemente ama nuestro país. Ha estado presente en tres ocasiones en el Festival Internacional de Cine de Morelia, ha visitado la Ciudad de México otras tantas y manifestado abiertamente su fascinación por el cine nacional y sus estrellas (Hugo Stiglitz, por ejemplo).

Ahora, el director quiere presentar Había una vez en… Hollywood en México, película que el mismo realizador ha calificado como su trabajo más personal hasta ahora, un mosaico de relatos al más puro estilo pulp el cual tiene como marco el turbulento año de 1969 y la ciudad de Los Ángeles, California como entorno.

“El año de 1969 significó el fin de muchas cosas pero también el principio de otras. Es muy curioso porque durante el primer semestre de ese año se estrenaron muchas producciones que representaban la manera tradicional de Hollywood de contar historias pero paradójicamente esa misma temporada se exhibieron películas que correspondían a las exigencias sociales que se manifestaban de forma inminente en ese momento. Los personajes centrales de mi película se encuentran justo en la mitad de esa transformación”, dice un expresivo Tarantino al cuestionársele la repercusión de ese periodo en particular en Hollywood y más aún, en su propia vida.

Tarantino ha expresado abiertamente que Había una vez en… Hollywood representa lo que Roma fue para Alfonso Cuarón. Una época precisa que se reconstruye a través de los recuerdos. Para Alfonso, fue la Ciudad de México en 1970. Para Tarantino, Los Ángeles en 1969. Ahora, la forma de estos dos directores no podría ser más opuesta pues mientras Cuarón apuesta por la precisión y el naturalismo, Tarantino se toma varias libertades sobre los hechos históricos, tal como lo vimos en Bastardos sin gloria. “Hubo dos retos muy claros en esta misión.

El primero fue encontrar los lugares reales en donde se lleva acabo la anécdota y ver si podrían seguir funcionando tal y como estaban en 1969. La otra, era transformar el lugar a su apariencia de hace 50 años pero aquí viene el desafío de producción ¿qué tan caro resulta reconstruir el espacio tal y cómo lo recordaba? Para responder a esta pregunta tienes que emplear tu sentido común pues este factor puede encarecer la producción. Lo fascinante del desafío es que no era una tarea fácil y eso me entusiasmaba como creativo. Te confieso que le doy gracias a Dios de poder hacer mi película hoy en día porque en dos años más, no sé si esto sería posible. Las propiedades en Los Ángeles se están transformando de tal manera que durante el proceso de preproducción tuvimos que hacer algunos cambios. Parece que la gente está enloqueciendo con el asunto de los bienes y raíces en esta ciudad”, añade Tarantino al referirse a los conflictos que implica rodar una producción de época.

Había una vez en… Hollywood es simplemente uno de los títulos definitivos a ver esta temporada. Hace apenas un par de meses la película fue incluida dentro de la competencia oficial en la pasada edición del Festival de Cine de Cannes y aunque la producción no fue meritoria de algún reconocimiento, el público y crítica especializada le extendió una ovación de siete minutos al terminar la función de gala. Tarantino incluso, asistió a la ceremonia de entrega de reconocimientos como acto solidario aún sabiendo que no recibiría ningún premio. No es casualidad que Tarantino sea uno de los consentidos de Thierry Frémaux y compañía, directivos del exclusivo Festival.

Fue en Cannes donde finalmente el realizador confrontó su obra con el público y la crítica, una circunstancia por demás irónica pues precisamente hace 25 años en ese evento, Tarantino ganaría la Palma de Oro por Pulp Fiction.

“Esta película es lo más parecido a Pulp Fiction  en cuanto a su estructura. Son varias historias que parecen inconexas. Sin embargo, en algún momento determinado te darás cuenta que no es del todo así. También el humor de esta cinta me remite a aquella pero no fue algo que fuese premeditado”, insiste Tarantino al tratar de explicar las evidentes comparaciones que se han suscitado.

Otro de los factores a preponderar de este magnus opus es el elenco. Podríamos asegurar que Tarantino pudo haber empleado al intérprete que hubiese querido pues rápidamente se corrió en Hollywood el rumor que Había una vez… en Hollywood poseía una serie de seductores personajes.

“Siempre tuve en mente tener al dúo mas importante de Hollywood en la película. Era evidente pensar en Leo (DiCaprio) y en Brad (Pitt)  pero también tendría que considerar a otros nombres por el bien de la producción. El problema con las agendas de actores de primera talla es que siempre están ocupados”, refiere el director a los dos protagonistas de su película quienes interpretan a Rick Dalton, estrella de televisión en declive y a Clift Booth, su stunt y mejor amigo, respectivamente.

“Brad y yo trabajamos en el mismo programa de televisión hace muchos años, principios de los años noventa creo, pero nunca nos tocó compartir escena. Me siento muy afortunado de finalmente coincidir con él. Curiosamente nuestras carreras se han entrecruzado en varias ocasiones durante los años pero nunca habíamos concordado. Los dos hicimos un trabajo de investigación muy arduo antes de iniciar el rodaje de esta película por lo que cuando finalmente llegó el momento de trabajar juntos había un ambiente de confianza y tranquilidad. No se requería decir mucho, los dos entendíamos perfectamente el vínculo que une a estos personajes”, declara DiCaprio en nuestra entrevista exclusiva misma a la cual llegó acompañado de Pitt manifestando que tanto en la pantalla como en la vida real los une una sincera camaradería.

“Sí había alguna buena anécdota que contar entre tomas, Quentin paraba todo hasta terminar de relatar la historia. Esa era su prioridad (ríe). Fue increíble hacer esta película porque la manera en la que se rodó nos remitía a las formas clásicas de producir en Hollywood. Quentin es un entusiasta de mantener las maneras tradicionales del quehacer cinematográfico. Es un tipo que sabe perfectamente lo que quiere en cada una de las tomas. Es prácticamente imposible engañarlo. Ahora, podría resumir su cinematografía con una sola palabra: diálogos. Son las palabras y los coloquios que emplea lo que hace característica su filmografía. Los hermanos Coen son otros que se distinguen por lo mismo. Hay un ritmo tal en los diálogos que si cambias cualquier término, el asunto simplemente deja de funcionar”, añade Pitt quien caracteriza a un veterano de la guerra de Vietnam para convertirse en doble de cine y representa un extraño rol en los círculos en Hollywood: confidente de una estrella cinematográfica.

La controversia no es ajena a Tarantino

Los elementos polémicos no son extraños al realizador. De nueva cuenta el director se toma libertades tales como las de cambiar los hechos históricos (a la manera de Bastardos sin gloria) situando la acción acontecida en 1969 en una especie de realidad paralela en donde el par de protagonistas conviven con el director de cine Roman Polanski y su esposa Sharon Tate mientras enfrentan al clan liderado por el homicida Charles Manson.

“Pasé dos años de mi vida escribiendo este guion, realicé una investigación a fondo de los sucesos que presento en la historia, en particular aquél alrededor de la figura de Sharon Tate. Por mera casualidad me topé con una película protagonizada por Margot Robbie y posteriormente vi otra con ella en el reparto y me percaté que es una de las intérpretes más interesantes que hay hoy en día. Para mi sorpresa, posee un parecido asombroso con Tate por lo que dije: ‘¡Es exactamente lo que necesito para este rol!’. Me siento muy afortunado de encontrar a una de las actrices más importantes de este momento interpretando uno de los roles de esta película. Finalmente, pudimos organizar las agendas para poder contar con Margot en nuestra misión”, señala Tarantino sobre la inclusión de la intérprete en el reparto quien, de acuerdo al director, rechazó el papel protagónico en tres proyectos que rodaría consecutivamente con el objetivo de formar parte del ensamble de esta película.

También existe ese factor nostálgico en Había una vez en… Hollywood. Dos célebres histriones nunca vieron el resultado final de su participación en la producción. Luke Perry y el legendario Burt Reynolds fallecieron antes de ver la película.

“La pérdida de Luke fue un golpe duro para todos nosotros. Un actor extraordinario y el mejor jinete frente a cámara que he visto. Después de meditarlo llegué a una reflexión un tanto egoísta y es que pude trabajar con él, conocerlo de cerca. Con Burt (Reynolds) pasó algo muy interesante y es que estaba a la expectativa de lo que él pensaba de mi guion. Finalmente fue uno de los protagonistas en pleno de esa época. Me interesaba conocer su visión de mi planteamiento y después de platicar un par de veces con él me dio grandes ideas. Recuerdo perfecto que me dijo: ’Brad Pitt me recuerda a Steve McQueen, tienen una personalidad muy similar. Se  mueven muy parecido. Quentin, si él va a interpretar al stunt tienes que ponerle un alto’. Y los dos reímos por un rato”, rememora Tarantino.

Prejuicios latentes alrededor de Hollywood

Todos los involucrados en este proyecto coinciden que Había una vez en… Hollywood es la esperada carta de amor que Quentin Tarantino le escribiría a la industria cinematográfica.

“El común denominador que encuentro entre todas aquellas personas que en mi opinión son artistas y hacen arte es su apreciación de la historia. Quentin no sólo es un experto en cine clásico sino que es un informado de la cinematografía pulp , títulos que yo nunca había escuchado, posee copias de programas de televisión que pocos han visto y su colección de música es envidiable. Quentin sabe de memoria la filmografía de algunas estrellas de cine y televisión que se han apagado con el tiempo, que el público ya no reconoce y que prácticamente ha olvidado. Esta película es un homenaje a todos ellos. Son muy pocos lo directores con los que he trabajado que tienen una pasión por el cine como Quentin, probablemente Scorsese sea el otro, pero es un elemento muy raro. Son personas que, independientemente de lo que estemos hablando ya sea político o social, siempre contextualizan la charla con referencias cinematográficas”, define DiCaprio el colaborar con Tarantino. Una contribución esperada por años por cinéfilos quienes están al tanto de lo preciso y concienzudo que es DiCaprio para elegir proyectos donde laborar.

“¿Significado de la palabra ‘valor’? Es muy sencillo. Ser franco y completamente honesto en lo que dices sin temor a perder popularidad o considerar lo que piensen los demás. Siento que hoy en día la integridad y rectitud juegan un rol muy importante en la comunicación. Vivimos en la era de fake news por lo que estos valores son por demás significativos. Hay que comunicar la verdad”, dice contundente DiCaprio sobre el significado de la audacia hoy en día en el mundo del entretenimiento.

Para concluir nuestra entrevista preguntamos a Pitt sobre cual consideraría sería el prejuicio más grande alrededor de Hollywood. “Se ha transmitido la idea de que todos quienes pertenecemos al mundo del cine pensamos siempre en nosotros mismos nada más, que somos unos egoístas demandantes. Creo que se trata de una percepción errónea. Por supuesto que no puedes negar que existe algo de esa idea pero eso también se da en otros ámbitos, digamos que no somos exclusivos. Yo he encontrado a las personas más fascinantes en este medio, personajes que cuestionan todo el tiempo y que ponen en la mesa ideas inteligentes. Hay que aludir que hacemos esto para poder contar historias y no hay nada más generoso que eso”, finaliza el actor.