No hay nada más diverso que la naturaleza. En cada ecosistema encontramos variedad, diferencia, complejidad. No solo tenemos culturas, ideas, formas, cuerpos distintos, sino expresiones y gustos tan amplios, que a veces las palabras se vuelven obsoletas y necesitamos nuevas para seguirle el ritmo a las muchas posibilidades de ser y habitar el planeta como seres humanos en esa multiplicidad.
Trans, cisgénero, no binarie, heteronorma… ¿Te suena? ¿Sabes qué significan? ¿Puedes distinguir qué es la orientación sexual y qué es la identidad de género? Si lo tienes claro, vas muchos pasos adelante. Si todavía te pierdes entre las palabras y crees que la realidad va más rápido de lo que aprendiste, Farfetch y ROLLING STONE te presentan este pequeño glosario te servirá de guía.
No sobra recordar que el entendimiento que tenemos de la sexualidad está directamente relacionado con el momento y lugar particular de la historia que vivimos hoy. Interactuamos bajo unos acuerdos construidos socialmente para esta época, por eso algunas ideas del pasado nos parecen tan escandalosas y no sabemos qué pensarán las futuras generaciones sobre la forma en que actuamos ahora. La clase social, la raza, la edad y, por supuesto, el género, entre otras variables, también influyen en cómo entendemos y experimentamos la sexualidad.
Este es un ejercicio inacabado pero necesario para familiarizarnos con los términos más comunes a la hora de hablar de diversidad sexual y género. Un glosario corto, en construcción y muy susceptible a cambiar como lo exige nuestra realidad. Como dice Aro, explorar y definir estos conceptos se convierte en una herramienta para que las personas tengan contexto y no para que las personas lo tomen como una labor de taxonomía. No se trata de aprender a catalogarnos, sino de entender que existen muchísimas formas de existir.
Dicho esto, te proponemos este pequeño diccionario con los términos más recurrentes sobre la diversidad sexual y la identidad de género que no pretenden ser absolutos e inflexibles, sino un abrebocas para que, cualquier persona que viva en la segunda década de este siglo, pueda hacer parte de una conversación que involucra personas y derechos humanos. Como asegura Pilar Vargas, activista lesbofeminista, es importante entender que todas las personas tenemos diferentes maneras de habitar el mundo, de sentir y de pensar, y por eso es importante conocer esa diversidad de experiencias al relacionarnos desde el respeto.
Empecemos por el principio*: el sexo y el género no son lo mismo. El sexo se asigna al nacer y está asociado al tipo de genitales y otras características físicas que tiene una persona. Estas se interpretan a partir de los acuerdos que la biología ha definido y aunque hay discusiones que indican que el sexo sería también una construcción cultural, para efectos explicativos nos apegaremos a la definición biológica. El género no es un rasgo físico, más bien es la manera en la que socializamos los comportamientos que se consideran masculinos o femeninos (por ejemplo, que a las mujeres les gusta el rosado y a los hombres les gusta el azul). Es una invención de la cultura, y siempre puede cambiar.
Al hablar de género también hablamos de la identidad y la expresión. Por un lado, la identidad de género es la percepción que tiene un individuo sobre su género, esta percepción puede no encajar con los rasgos físicos o biológicos asignados a su sexo. Por otro lado, la expresión de género es la manifestación física, visual y estética del género y esto incluye el nombre, los pronombres usados (ella/él/elle), el peinado y la ropa.
Ahora, la orientación sexual no es una elección y nos habla del deseo, pues define quién te atrae de manera física, romántica y/o afectiva, por su sexo, su identidad o expresión de género. Más que categorías fijas, cada vez es más aceptado entender la sexualidad como un espectro donde cada quien se ubica y fluye de acuerdo con sus experiencias sexuales y la atracción que siente.
Es probable que no lo hayas pensado antes, pero todos los seres humanos tienen una identidad de género y una orientación sexual. Como dice Aro: “Que no sepan cuál, es otra cosa, pero todas las personas lo tienen”. Esta claridad permite reconocer que no se trata de un asunto exclusivo de un grupo minoritario, ni mucho menos de un asunto reciente. Todas las culturas a lo largo de la historia tienen registros de personas que no encajaban en el modelo heterosexual impuesto.
La cultura occidental nos enseñó a pensar en una fusión inseparable entre género, orientación sexual y tipo de relaciones afectivas como un todo con una única posibilidad “normal”: ser heterosexual y monógamo. A esto se le llama heteronormatividad, pero ya llegaremos a esa palabra.
¿Nos sigues hasta aquí? Esta es la base para entender mejor otras palabras que seguro reconoces porque hacen parte de un vocabulario cada vez más cotidiano. Aquí vamos:
- LGBT:
La sigla (que no por estar unida implica semejanza o uniformidad) se usa para referirse a los sectores sociales con orientaciones sexuales e identidades de género diversas. Se compone de orientaciones sexuales (homosexuales y bisexuales) e identidades de género (experiencias trans). En Colombia se usa además la I para referirse a personas intersexuales por un fallo de la Corte Constitucional y en otras partes del mundo la sigla incluye otras letras como TT (transformistas y travestis),y la Q (queer).
- Lesbiana:
Una mujer que siente atracción sexual y afectiva por otra mujer. También vale mencionar que las personas trans pueden ser lesbianas, pues como ya vimos, la identidad de género es diferente de la orientación sexual. Desde el lesbofeminismo, ser lesbiana es además un concepto tanto de amor como político, según explica Pilar Vargas, “Amar a otras mujeres no solo desde lo erótico, sino desde los diferentes ámbitos que habitan, a tu amiga, a tu hermana, a tu mamá, es entender que las mujeres que amamos mujeres transgredimos las normas. Es una forma de trabajar por un mundo diferente para todas. Es una apuesta política por el amor”.
- Gay:
Un hombre que siente atracción sexual y afectiva por personas del mismo género, hombres. Es necesario recordar que las personas trans también pueden ser gay. Al tener una orientación homosexual, tanto gays como lesbianas son continuamente cuestionados por la sociedad para explicar por qué son homosexuales, algo que jamás se les pide a las personas heterosexuales, pues esta se considera la norma.
- Bisexual:
Persona que se siente atraída tanto por los de su mismo género, como por los de un género distinto (por ejemplo, una mujer que se siente atraída en igual medida por mujeres y hombres). Algunas personas usan la palabra bisexual como un término general para describir a quienes sienten atracción por más de un género, así que está estrechamente relacionado con pansexual u omnisexual, es decir, aquellos que se sienten atraídos por personas de cualquier identidad de género. Las experiencias bisexuales tienden a ser invisibilizadas por no encajar en el modelo binario heterosexual u homosexual, a pesar de que la atracción bisexual es muy común. Son más las personas que la experimentarán que las que actuarán como bisexuales, y muchas menos las que se identificarán como tal, en buena medida por la homofobia y la bifobia.
- Trans:
En lo trans se encuentran diferentes expresiones para hablar de los tránsitos que los seres humanos hacen en la construcción de su identidad de género cuando esta no corresponde con el sexo asignado al nacer. Más allá de una sola palabra (transgénero, transexual, travesti), para las personas trans estos tránsitos implican una transgresión a los géneros social y culturalmente construidos e impuestos. Para la Fundación GAAT es conveniente enmarcar lo trans en la idea de “experiencias de vida trans” y así reconocer las diversas situaciones y realidades que viven para construir su identidad de género y expresarla en la vida privada y pública.
Como ejemplo, puede ocurrir que, al nacer, a la persona se le asignó un sexo asociado a lo femenino por tener vagina, pero con el tiempo, se identifica con el género masculino, allí se habla de un hombre trans. Del mismo modo, si a una persona se le asignó sexo masculino por tener pene, pero posteriormente se identificó con el género femenino, se habla de una mujer trans. Un punto importante radica en que las experiencias trans no implican que la persona realice procedimientos quirúrgicos que cambien su genitalidad.
- Cisgénero:
Una forma de entender la contraparte a lo trans sería lo cisgénero (del prefijo latín que significa “del lado de”) y hace referencia a las personas cuya identidad de género se alinea con su genitalidad. Es decir, hombres y mujeres para quienes coincide su identificación y expresión de género con los genitales que socialmente se asocian a este género.
- Asexual:
Es una orientación sexual en donde la persona no siente atracción sexual o no necesita del contacto sexual. Sin embargo, eso no quiere decir que no pueda formar otro tipo de vínculos afectivos. Las personas asexuales pueden tener relaciones interpersonales con cualquier persona de otra orientación sexual.
“Lo ideal no es que las personas aprendan a clasificar personas, sino que entiendan que existen muchas formas de ser”.
- Heteronorma:
Se refiere a la imposición social que indica que la heterosexualidad (atracción por personas del género opuesto) es la norma, y así excluye otras formas de diversidad sexual, considerándolas anormales. La heteronorma impone un tipo de proyecto de vida: a quién debemos amar (ser heterosexuales), cómo debemos amar (monogamia), cómo deberíamos lucir (femenino o masculino dependiendo del rol de género aceptado) y qué tipo de sexualidad tener (generalmente pene-en-vagina). La heteronormatividad está íntimamente relacionada con el patriarcado, es decir, el sistema que categoriza a hombres y mujeres, situando a estas últimas en relaciones de poder subordinadas.
- Género fluido/No binarie:
Engloba todas las identidades de género que no entran ni en lo masculino ni en lo femenino. Es una expresión que permite fluir entre esas dos categorías sin atarse a ninguna.
- Binarismo de género:
Son las dos categorías asignadas por la sociedad y que, además, están en oposición. Lo masculino vs lo femenino. Lo masculino está ligado a los comportamientos y estereotipos de los hombres y lo femenino está ligado a los comportamientos y expectativas de la mujer. Por ejemplo: los hombres no lloran y las mujeres siempre son comprensivas.
- Queer:
Originalmente pensado como un insulto, esta palabra hace alusión a “lo torcido” e incluía a todas aquellas personas que no eran heterosexuales o no cabían en lo “normal”. La población LGBT (principalmente en Estados Unidos, pero conformada en buena medida por colectivos de mujeres lesbianas, chicanas, negras, latinas), resignificó esta palabra en las últimas décadas y ahora se entiende como una sombrilla que acoge las múltiples representaciones de género y sexualidad que no se limitan al binarismo y dan cuenta de la diversidad. Una respuesta latinoamericana a este movimiento ha sido la apropiación de la palabra y la teoría queer para situarla y enriquecerla con las experiencias cuir en esta región.
- Homofobia vs. violencia por prejuicio:
Diferentes sectores sociales proponen usar el concepto de violencia por prejuicio en vez de términos como homofobia, bifobia o transfobia. La organización Caribe Afirmativo indica que la ‘fobia’ se refiere a un miedo irracional que no puede ser controlado por quien lo siente. Al decir que la violencia contra personas LGBT es por una fobia, se le resta responsabilidad al agresor. Por esto es importante hablar de los prejuicios que motivan agresiones contra sectores LGBT basados en falsas creencias que rechazan a un grupo social específico y llevan a diferentes formas de discriminación, llevando incluso a la muerte de la víctima.
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Cerramos este pequeño glosario con una invitación a revisar esos prejuicios que nos habitan, preguntándonos de dónde parten y cómo podemos superarlos, para así construir una sociedad más incluyente y respetuosa. Como ves, esta es la puerta de entrada para conocer las muchas posibilidades de ejercer las identidades de género, orientaciones sexuales y formas de vivir la sexualidad, pues para muchas voces expertas hay tantas categorías de género como personas.