Suena a pop-punk: ¿revival o rewind?

Blink-182 volvió al ruedo y anunció su desembarco en el Lollapalooza Argentina 2023, trayendo consigo mucho más que un show; todo sobre el regreso de un (sub)género que marcó el principio del milenio

Por  JULIETA GALIANO

diciembre 26, 2022

Blink-182 vuelve a la carga con Tom DeLonge, su guitarrista original

Foto: Getty Images

Lo inherentemente millennial está en edad de volverse un clásico. ¿Te acordás del MTV de los 2000? Ese de guitarras, pelos parados y un sabor a punk-rock, en un coqueteo con melodías radiables, y artistas declarándole la guerra al sueño americano. Veinte años más tarde, y para el deleite de aquellos que se juntaban en la Bond Street con sus flequillos “coté”, la pospandemia trajo consigo el resurgimiento de este movimiento.

Festivales internacionales que apelan a la nostalgia, como el When We Were Young en Las Vegas, el retorno de grandes bandas de la época y la inclinación de nuevos artistas hacia este estilo musical apuntan las velas culturales hacia el sol naciente de la vuelta de los 2000. El péndulo social lo hizo de nuevo. Sin embargo, aún queda por definir algo clave: ¿es este un revival o un rewind? ¿Nostalgia, retroceso o transformación?

El surgimiento del pop-punk

Si bien el término pop-punk, o punk-pop, ya había sido acuñado antes del nuevo milenio para englobar bandas como Descendents, The Lookouts, Pansy Division y otras, el año 2000 trajo consigo una nueva definición en base a un sonido similar, de guitarras potentes y riff crudos, pero con melodías que MTV no podía desaprovechar.

El punk-pop de 2000 tuvo su auge de popularidad a principios del milenio, encabezado por artistas como Blink-182 y Sum 41, siguiendo los pasos de grupos de los 90 como Green Day y The Offspring, que se rebelaban contra un designio de adultez de oficina. Sin embargo, ese espíritu dosmiloso devino en algo diferente al volverse la banda sonora de la comedia estadounidense American Pie (1999), lo que reapuntó el target hacia el joven varón blanco, sin suerte con las mujeres “de la prepa”, con letras y videos irónicos y chistes de corte sexual. Un signo de los tiempos.

Green Day, inspiración fundamental para el punk-pop del 2000 (Foto: Gentileza Warner)

Para el músico y productor Fernando Etchegoyen, cocreador de la fiesta Still Young en Argentina (la Bresh del exadolescente con tachas que ya lleva diez ediciones, no solo en CABA, sino también en Rosario), el regreso de este género en este momento de la historia está muy vinculado a la pospandemia: “Se necesita un poco de esa cosita happy. Pasaron muchas cosas como para que la gente vuelva a hacer lo que hizo siempre y quiera meterle una fichita más. Hay una nostalgia, un comeback, que da para aprovechar”.

La periodista especializada en moda con perspectiva de género y creadora de contenidos en La Curva de la Moda, Lucía Levy, explica que, al ser un sistema con sus propias reglas, la música y la moda tienen un ciclo que se repite cada 20 años. Los 2000 y su cultura de delgadez extrema ya asomaron la cabeza con las Kardashian al frente de esta tendencia. Y que no se escape este dato: el baterista de Blink-182 es el marido de la mayor del clan, Kourtney. Vuelven todos, y de la mano.

“Tiene sentido que se esté repitiendo. Quizás no exactamente igual, pero sí los valores básicos”, reflexiona Levy. Pero esos “valores básicos” a los que hace referencia parecieran ser el problema. En el mainstream, a nivel internacional, el caso más claro y conciso de este fenómeno es el de los mismísimos referentes indiscutidos de la escena: Blink-182.

La banda anunció en octubre de 2022 la reunión de su formación original (Mark Hoppus en bajo y voz, Travis Barker en batería y Tom DeLonge en guitarra y voz), con un álbum en plena cocción, un tour mundial que los traerá a Sudamérica como headliners del Lollapalooza, y una nueva canción llamada “Edging” en la que cantan: “Soy un chico punk rocker, vine del infierno con una maldición. Ella trató de quitármela rezando, así que me la cogí en la iglesia”.

Hoy en día, los valores revisados y la corrección política no permiten la circulación de mensajes como este. Sin embargo, eso no significa que una banda con la espalda de Blink-182, impulsada por el marketing de la nostalgia, no se de el lujo de empujar los límites. Y siempre va a haber público para eso. Está por verse si la naturaleza de Blink, con esta letra que es apenas un vistazo del disco que se viene, será el fiel reflejo de la esencia de este resurgimiento del pop-punk. Pero sin duda la banda es el pegamento que todo lo sostiene.

Varios de los rostros nuevos que hoy dominan la escena internacional salieron del laboratorio de Travis Barker. Con su discográfica, DTA Records, el baterista puso en la nómina a artistas como Machine Gun Kelly −exrapero transformado en punk popero−, Mod Sun, y hasta relanzó la carrera de Avril Lavigne.
El productor y cocreador de Still Young, Federico Dorrego, explica: “Blink no solo los apadrinó, sino que los llevó al lugar que quería que tengan. En Estados Unidos el pop-punk siguió vigente. Capaz que bandas nuevas, que para nosotros se consideran under, allá tienen público en todas las ciudades. Por eso es que hubo este nuevo recambio. Esta nueva ola generacional de músicos que vienen de otro palo se meten acá, y en muchos casos son artistas individuales”, explica.

El discípulo más representativo del legado de Blink-182 es Machine Gun Kelly. Una copia calcada de la banda a principios de los 2000 en términos sonoros y estéticos. Y aunque se pueda considerar algo vacío, es el principal responsable del resurgimiento cultural del pop-punk.

“Si los pibes de otros estilos están metiendo bases del punk-pop, en gran medida debe ser por él. Es algo que hay que valorar. Suena a punk-pop y es bueno que lo haya puesto en vidriera de vuelta,” dice Etchegoyen y sentencia: “Hay un semillero, lo que habría que ver es si hay suficientes bandas que se lo tomen en serio como para ser los abanderados de eso’’. Otras artistas, como Willow Smith y Olivia Rodrigo, también se pusieron al frente de este reavivamiento, con nuevos elementos que denotan el inicio de una mutación en el género.

Los 2000 en Argentina

En nuestro país tal vez se tenga más presente a los emos de la Bond Street −y su eterno River-Boca con los floggers del Abasto− como referencia del impacto del género. Las condiciones socioculturales, no solo de Argentina, sino de Latinoamérica, podrían haber dado lugar a una resignificación del pop-punk, atravesado por la mirada tercermundista de una generación que inauguraba la era digital y que, sin saberlo, perdía el privilegio del sueño de la casa propia. Pero no prosperó. El 2007 pasó hace mucho tiempo, y hoy esos jóvenes de tachas y flequillos tienen 30 años.

El exbajista de Infierno 18, Sergio Munich, una de las pocas bandas argentinas de pop-punk que lograron rotación en MTV, recuerda: “Cuando hicimos Estás lista para esto, en 2007, ese disco fue de lleno pop-punk. Estuvo buenísimo por el apoyo que nos dieron por ser chicos, por tener una propuesta distinta acá”. El músico recuerda que en aquel entonces los referentes del punk eran los surgidos en los 90, como Attaque 77, Flema y 2 Minutos. “No había bandas con propuestas así. Nosotros quisimos traer la movida que veíamos de afuera como Blink, New Found Glory, Simple Plan”, distingue.

Infierno 18, una de las pocas bandas argentinas de pop-punk que lograron rotación en MTV (Foto: Gentileza Amelia Álvarez)

Si bien las bandas internacionales tenían su público en Argentina, las agrupaciones locales como Infierno 18, Smitten o Shaila no lograron la tracción suficiente. Tal vez por falta de identidad, dado que los valores culturales que alimentaban al género no eran tan abarcativos, ni representativos, como para conquistar al sur del continente.

Para Munich, el público estaba “trabado” en el punk-rock de los 90. “No nos entendían en ese momento. El choque era cultural. Aparte nuestras letras hablaban de amor, de relaciones frustradas adolescentes. Y acá era ‘si yo soy así, no es por culpa de la droga, es por culpa del alcohol’ [cita ‘Si yo soy así’, de Flema]. Éramos dos corrientes distintas”.

Argentina vuelve al punk

Según Mery Road, periodista y directora del fanzine Interzine −dedicado a la movida punk nacional e internacional actual−, hay esperanzas y están todas depositadas en las nuevas generaciones. Y dice que hay una ola de bandas jóvenes dispuestas a resignificar el estilo en Argentina. Y esta vez su rol está muy lejos de ser pasivo.

La vuelta de My Chemical Romance, Avril Lavigne y otros se empezó a respirar en la juventud. Ahora llegó el momento de que ellos formen sus propias bandas tomando elementos de 2000. Y no se trata de copiar, sino de tomarlos como inspiración para generar un producto nuevo.

El cambio de paradigma está enraizado en la pandemia, que alienó al mundo y potenció la necesidad de los adolescentes de encontrar un lugar de pertenencia en la música, y en formar “bandas con amigos”, concepto fundacional de las bandas de los 2000.

“Se sufrió mucho la falta de eventos, salir, juntarse a ensayar. Es una demencia la cantidad de bandas que están saliendo. Y si bien hay algunas que son un poco más relajadas, más naif en cuanto a sus letras, también volvió la bronca. La necesidad de sacar afuera la frustración. La pandemia lo potenció”, asegura Mery Road. Lejos de la predominancia del varón blanco heterosexual de American Pie, uno de los cambios más claros es la presencia de bandas con mujeres al frente, como No Me Toques, Kill Flora, Bastardos del Under y Nena Fénix.

Si bien el mainstream siempre va a comandar lo que pasa en el under, con su facilismo y su producto previamente masticado para el confort de la escucha, las incipientes bandas argentinas comienzan a encontrar su sonido y sus ideales. Y tal vez sean ellas las que transformen este rewind en un genuino revival.