El segundo largometraje como director del actor Jonah Hill, luego de ese conmovedor retrato sobre la juventud llamado Mid 90’s, es un documental delicado y poderoso que se enfoca en la vida y el trabajo del psiquiatra estadounidense Phil Stutz, quien en calidad de psicoterapeuta ayudó a Hill a manejar su depresión y sus ataques de ansiedad.
Gracias a esta cinta que se presenta en Netflix, conformada por una serie de conversaciones entre el terapeuta y su paciente, conoceremos el método de Stutz, que se basa en una serie de herramientas y conceptos que el psiquiatra maneja en sus terapias.
En un primer acto, veremos a Hill invirtiendo su papel e interrogando a su terapeuta acerca de su vida y obra. En algún momento, Stutz le dice que probablemente decidió hacer esta película como una forma de adquirir poder sobre él. Pero Hill es una persona inteligente y suspicaz, y en un segundo acto, decide dejar a un lado las charadas. Nos enteraremos que el consultorio donde inicialmente vemos al terapeuta conversando con su paciente, es en realidad un escenario artificial conformado por una pantalla verde y que Hill estaba usando una peluca para generar un efecto de continuidad en este proyecto que le tomó años en realizar.
Hill se detiene para reflexionar sobre la idea de hacer un documental sobre su terapeuta y se pregunta si vale la pena seguir adelante con el proyecto. Confiando en su intuición, asumiendo una actitud libre y espontánea y dejando que las cosas fluyan de una manera orgánica, como se debe hacer en terapia, Hill logra que sus intenciones se conviertan en realidad.
Tanto el paciente como el terapeuta desnudan aquí su alma. Stutz no duda en hablarnos sobre su lucha con el mal de Parkinson, sobre la difícil relación con su madre y sobre una relación sentimental que lleva más de cuarenta años de intermitencia. Asimismo, Hill nos habla sobre sus problemas de autoimagen causadas por su sobrepeso (el actor nos presenta una imagen suya de cuando tenía catorce años de edad) y lleva a su madre para hablar al respecto. Stutz y Hill perdieron a sus respectivos hermanos de manera prematura, y eso marca una fuerte conexión entre los dos.
Lo que convierte a Stutz en un estupendo documental sobre el fascinante mundo de la psicología clínica, es que nos muestra que, en últimas, la psicoterapia es un encuentro entre dos seres humanos y que reconocer los problemas e intentar manejarlos, no significa que se puedan solucionar o vencer del todo. Como dice Stutz, todos necesitamos ayuda y no hay nada de malo en ello.