¿Qué podemos decir que ya no se haya dicho de la reina del R&B? Robyn Rihanna Fenty, nacida el 20 de febrero de 1988 en Barbados, llegó a este mundo para mostrar de lo que está hecha. Con un sueño latente en las calles de Bridgetown, donde creció, la isleña mantuvo viva su fe admirando a artistas como Bob Marley y creyendo en que sus ambiciones tarde o temprano la llevarían a descubrir el mundo que tanto anhelaba. Proveniente de una familia humilde, Rihanna jamás dudó de sus habilidades a pesar de que la industria, entonces, parecía ser inalcanzable. Tan solo bastó con una coincidencia para que las puertas de su destino se abrieran y finalmente pudiera empezar a construirse artísticamente como la conocemos hoy día.
Rihanna solía cantar todo el tiempo en las calles, en eventos familiares, en el colegio, sin desaprovechar cualquier espacio que pudiera usar para exponer su voz. Luego de años de entonar su canciones favoritas de entonces por doquier, en 2003 llegó la oportunidad que le cambiaría la vida. El productor musical norteamericano, Evan Rogers, eligió la isla de Barbados como un buen destino para unas vacaciones junto a su esposa. Con algunos contactos en común, la Rihanna de 15 años logró agendar un encuentro con Rogers en donde, interpretando ‘Dangerously In Love’ de Beyoncé, logró hacerse un pase de ida sin regreso hacia su futuro.
“Tenía algo realmente único… Me pareció que tenía una presencia increíble, incluso con su uniforme escolar, con su acné y sus pequeñas trenzas”, recuerda el productor. Una vez en tierras estadounidenses, Rogers introdujo a Rihanna al equipo que la ayudaría a producir las primeras maquetas de composiciones originales para lograr el contacto con alguna disquera. Así fue como nació ‘Pon De Replay’, el tema que se hizo su propio camino hasta el rapero Jay-Z quien para entonces, recientemente se había posicionado como el presidente de Def Jam Records. Bajo este sello fue con el que el sencillo, que suponía la carta de presentación de la isleña al mundo, logró adentrarse en las listas de éxitos más importantes.
Desde entonces, la prometedora carrera de Rihanna no ha hecho más sino crecer, escalando a la cima con hits que ubicaron a la intérprete dentro del mapa de la industria. Pero con el tiempo, la música no parecía ser lo único en lo que la artista fijaba su interés. En su ascenso a la fama, la gente también hablaba de su curado estilo, no solo llamando la atención de sus seguidores, sino de marcas que la empezaban a considerar una mujer influyente dentro del mundo de la moda.
Tanto así que en 2014, el Consejo de Diseñadores de Moda Americanos (CFDA por sus siglas en inglés), le otorgó a la intérprete el premio de Ícono del Estilo, recibiendo la estatuilla llevando su inolvidable vestido transparente cargado de 216 mil cristales Swarovski. Para este mismo año, los rumores de que Rihanna estaba construyendo una marca de moda empezaron a surgir, pero no fue sino hasta 2017 cuando la isleña dio a conocer su nuevo negocio al que bautizó bajo su apellido, Fenty.
Pero la idea de empezar en este nuevo mundo no surgía aleatoriamente, pues su historial como diseñadora constaba de colaboraciones junto a Armani, River Island, Puma, Stance, Manolo Blahnik, Dior, Chopard, entre otros. El éxito de cada una de estas colecciones creaba la demanda suficiente como para que la cantante de ‘Umbrella’ se diera cuenta que aquí había un negocio por explotar y, de la mano con su talento, carisma e indudable sentido de la moda, logró anunciar oficialmente a Fenty, a través de sus redes sociales, en mayo del 2019.
Claramente no era una empresa que iba a crecer gradualmente, pues desde el principio contó con el respaldo de LVMH, la compañía madre detrás de otras marcas de lujo como Tiffany & Co., Louis Vuitton, Christian Dior, Fendi, Marc Jacobs, Givenchy, Loewe, y más. Aquí empezó la travesía que demostraba el fruto de años de planeación. Mientras Victoria’s Secret sufría una caída estrepitosa con la cancelación definitiva de su Fashion Show, Rihanna tomó la oportunidad de sacar una línea de lencería que le apostara a la verdadera inclusión. No importaba el color, el tamaño o las “imperfecciones”, la intérprete quería demostrar que la belleza tenía muchos formatos, un factor clave por el que el espectáculo de los “ángeles” llegó a su fin.
Bajo esta misma visión, la artista oficializó la llegada de Fenty Beauty, su propia marca de cosméticos que venía antecedida por una colaboración que llegó al mercado en 2017 junto a Kendo. Para entonces, la línea de la cantante logró recaudar 100 millones de dólares en las primeras semanas que salió a la venta. A partir de esto, Rihanna propuso que esta pequeña colección se consolidara como independiente y parte de su empresa. La fórmula secreta de su triunfo es que la idea de la inclusión era por completo el motor de Fenty, pues el maquillaje que ofrecía contaba con una amplia gama de tonalidades de la piel, enfocándose, sobre todo, en sus clientes de color.
La cantautora replica sus ideologías en cada cosa que hace, pues Rihanna también es conocida por su labor filantrópica. Actualmente es la creadora de la Fundación Clara Lionel, una organización sin ánimo de lucro que apoya iniciativas educativas y sanitarias en todo el mundo. También ha sido embajadora de la Asociación Mundial para la Educación y el Proyecto Ciudadano Mundial, en defensa de iniciativas educativas y sanitarias para comunidades desfavorecidas.
Asimismo, ha sido una vocera que defiende temas políticos y sociales, y cuenta con toda la franqueza y disposición para tomar una posición frente a temas de debate. Ha sido una firme defensora de los derechos LGBTQ+ y ha apoyado a varias organizaciones que trabajan por la igualdad racial y de género. Esto último, siendo víctima de abuso físico a manos del cantante y ex pareja, Chris Brown, con quien sostuvo una relación de un año con algunas idas y vueltas. Con esto, también ha dado paso a discusiones públicas que permitan la concienciación sobre la salud mental, hablando de sus propias experiencias con la ansiedad y la depresión desde muy corta edad.
Su arte continúa expandiéndose a otros campos, pues también hemos podido verla en la pantalla grande con algunos papeles en filmes como Ocean’s 8: Las Estafadoras y Guava Island. Pero al mundo en muchas ocasiones no le gusta ver a alguien triunfante, pues las envidias y los problemas han sido parte del camino de la isleña. Incluso pareciera que hay artistas que intentan colgarse de una mujer que ha trabajado duro para convertirse en alguien “intocable” dentro de la industria. Para dar algunos nombres, el rapero Eminem, con quien incluso colaboró en 2010, creó polémica con algunos versos que aludían al incidente entre Rihanna y Brown.
El disgusto de sus seguidores inundó rápidamente las redes, pues no solo la estaba mencionando, sino que estaba, de cierta manera, mostrándose a favor de Brown en uno de los casos de abuso más escandalosos de la industria. Para ello, Eminem lanzó otra canción en la que aparentemente se disculpaba con su ex-colega. Ambos temas lograron un éxito numérico, pero, ¿de verdad hay que crear polémica para mantenerse relevante?
Rihanna es mucho más que una artista con talento. Sus contribuciones a la moda, la belleza, la filantropía y la actuación le han valido un amplio reconocimiento y elogios, y han solidificado su estatus como un verdadero icono. Pero la intérprete, como de costumbre, es poco predecible. No sabemos si tal vez está planeando su muy, muy esperada continuación a su álbum de 2016, ANTI, o simplemente regresará a dedicarse de lleno a su maternidad ahora que ha anunciado su nuevo embarazo. Con su excepcional intervención en el medio tiempo del Super Bowl y marcando su regreso con ‘Bitch Better Have My Money’, Rihanna hace historia una vez más, casi que dejándonos a la expectativa del siguiente movimiento de la cantautora.