Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente
Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

“Queremos tocar más corazones”: Nasa Histoires

Hablamos con la banda colombiana sobre su historia, sus objetivos como banda y la dualidad de sus letras melancólicas con sonidos alegres.

agosto 5, 2024

Cortesía

Nasa Histoires es una banda colombiana que nació en 2016 cuando los amigos Daniel Pinto, Victor Cely, Santiago Jiménez Palomino, Daniel Tovar y Jair Serrano decidieron formar un proyecto para expresar sus sentimientos a través del arte. Así crearon una agrupación con una fusión de sonidos interesantes y una dualidad de melancolía y alegría. 

La banda” es un viaje a través de diferentes latitudes, emociones, colores, formas”, así lo describe su integrante Daniel Pinto en conversación con ROLLING STONE en Español, en la que nos hablan sobre su más reciente gira por México, su reciente álbum FLORA, su historia y mucho más. 

Quería regresarme al inicio. ¿Cómo comienza la banda? ¿Cómo se conocen? 

Daniel Pinto: La banda comienza entre el 2016 y 2017, pero no sólo como un proyecto, sino como un montón de amigos que querían expresar lo que sienten a través de la música, que querían hacer una banda, algo que creo que es el sueño de muchos universitarios. Nos reunimos con el objetivo de hacer música principalmente, música que empezó a tomar un rumbo muy específico y digamos que muy particular a partir de muchas de nuestras vivencias académicas y personales. Víctor y yo estudiamos lenguas extranjeras, por lo cual teníamos cierta conexión con esta cultura gitana francesa que está ligada a ese jazz gitano y a ese gypsy jazz, creado por Django Reinhardt. Digamos que por ese lado teníamos conocimiento de esa música gitana. Por el lado de Jair, él tenía conocimiento de toda la parte musical más académica de diferentes espectros que cobijan a este género. Además de eso, teníamos un montón de vivencias musicales que nos complementaban. Con Dani tuvimos una banda que era como de hard rock; con Jair tuvimos una banda que hacía soul y cosas más Manuel Medrano y Esteman; Víctor tenía unos conocimientos muy fuertes en los temas folclóricos porque hacía parte de su onda sinfónica de el lugar donde él viene; Santi tenía una banda de rock alternativo con Dani. Teníamos muchas vivencias, muchos gusto musicales, muchas perspectivas de la música, así empezamos a hacer música juntos y empezar a darle un pulso que la misma música decidió, es decir, nosotros no nos sentamos y dijimos: ‘vamos a hacer música de gypsy jazz’ porque es algo muy específico, sólo comenzamos a hacer música juntos, ahí empezamos a aportar lo que le gusta a cada uno: un jazz un poco más clásico, un poco de esa cultura francesa, lo alternativo, lo folclórico. Así ha surgido Nasa Histoires, a partir de las vivencias de cada uno, desde lo musical hasta lo literario. Nasa Histoires termina volviéndose en letras melancólicas con música muy alegre, lo cual le permite al oyente tener una canción que siempre va a escuchar al menos dos veces: una para decir que es triste y otra para notar lo bailable que es. Nos formamos en Tunja en el 2017. Lo que ha venido sucediendo hasta el día de hoy es la historia de lo bonito que nos ha brindado la vida con un poco de las vibras que hemos venido atrayendo y trabajando.

Me gustó que es una fusión de muchas cosas latinas, europeas y varios géneros. ¿Qué tanto fue un reto, teniendo tantas experiencias y tantos géneros diferentes, para aterrizar en un concepto que tuviera identidad?

Víctor Cely: Eso que dices es bien particular porque nosotros hemos tenido retos a lo largo de la creación del proyecto y de algunas canciones en específico porque hay algunas canciones que salen en dos horas y hay otras que se demoran tres semanas, inclusive hay algunas que retomamos para este álbum que ya habíamos intentado al principio. Hay procesos que son retadores, pero considero que con Nasa Histoires las cosas en cuanto a composición ocurren de una manera muy particular porque siento que los cinco nos comunicamos mejor en la música que con palabras. En realidad no buscamos algo muy específico, sino que entendemos todas las perspectivas de los demás, las escuchamos y a partir de esa idea que aporta el otro, yo empiezo a aportar y construir en ese proceso creativo. Esto me parece interesante porque no ha sido tan retador, sino que más bien ha sido un proceso creativo que nos ha permitido descubrir quiénes somos. Ha sido retador en una medida, pero sobre todo, ha sido un proceso bastante divertido y de autoconocimiento. 

Mencionas la dualidad de letras melancólicas con sonidos bailables y alegres, justo me gustó mucho. ¿Cómo nació eso?

Jair Serrano: Quizás, algo muy relevante en la banda, es la exploración. Venimos de Colombia, un país muy rico en sonoridades y géneros folclóricos, entonces yo creo que eso potencia un poco las herramientas, es decir, que en Latinoamérica en general, tienen ritmos particulares que nutren en generar musicalidad y lenguaje. Yo como guitarrista a veces pienso en el contexto identitario de la región, crezco en un contexto específico folclórico y quizás desde la investigación musical uno puede extraer herramientas que a ti te ayuden a potenciar el lenguaje musical. Siento que esa exploración del jazz gitano ha terminado de consolidar la propuesta, básicamente en el sentir de la banda. Algo que mencionaba Víctor es que el trabajo que tenemos en conjunto es bien bonito y particular porque no elegimos el género, a veces la canción puede hablar de qué tan tristes estamos como ‘Cactus’. Normalmente, lo que uno hace regularmente cuando compone, es intentar transmitir el lenguaje de la tristeza mediante los sonidos, pero también pensamos en que a veces el contexto literario no sólo tiene que atarse a lo musical. En ‘Cactus’ tú la escuchas es una fiesta, te puede remitir a una fiesta en un contexto gitano, es un jazz rumani. También está ‘Bugambilia’, tú la escuchas y vas a acotar herramientas de cumbia y herramientas de porro, es una perspectiva que queremos vincular desde nuestro proceso creativo y nuestra identidad colombiana al mundo. Algo que mencionó Victor es que el oyente en Nasa Histoires puede vivir  la música desde dos experiencias: desde la experiencia literaria y la experiencia musical. Hay personas que quieren fijarse y hacer un análisis teórico con base en la letra, pero puede haber personas que quieran vivir una experiencia desde lo musical. Es una experiencia chévere, es una dualidad que nos lleva a brindar algo muy completo. Todo esto hace que nuestro concierto en vivo genere una expectativa inmensa y una experiencia de diferentes instantes y momentos, los cuales los oyentes puedan guardarse en su memoria como diferentes etapas. Llevamos el concierto desde algo muy elevado de energía, después pasamos por momentos más amenos y cálidos, mostrando una sinergia con el público, pero volvemos a estallar para convertirlo en una fiesta. 

Daniel Pinto: Finalmente eso es Nasa Histoires, es un viaje a través de diferentes latitudes, emociones, colores, formas. Esto es muy bonito. Nasa Histoires es la opinión de cada uno de nosotros a través de la música.

¿Qué tan importante es explorar y celebrar sus raíces?

Daniel Tovar: Precisamente venimos de festejar nuestro primer Lunario en el festival Pura Vida, un festival que va en pro de lo que mencionamos, el tema de la raíz latinoamericana y su celebración. Hemos compartido con bandas que también comparten un mensaje similar. Respectivamente, Nasa es eso, es rescatar esas raíces que identifican esta multiculturalidad para llevarla a una sonoridad que sea rica, que tenga abundancia y riqueza musical, donde cada quien aporte desde su raíz. Esto es importante para nosotros porque nos lleva a un sonido muy orgánico, que es lo que hablábamos, porque la banda quiere mantener esta filosofía orgánica que sea conectar en cualquier lugar y que suene sola, que suene una banda muy completa. No queremos llegar a unos sonidos digitales, que no están mal, pero queremos mantener esa riqueza orgánica.

Daniel Pinto: Lo que dijo Dani es muy cierto, y es que nosotros aportamos desde nuestras raíces, incluso desde el nombre. Nos llamamos Nasa Histoires, Nasa no tiene que ver con la Nasa, sino con una de las lenguas indígenas más ancestrales que existen en nuestro país que es la lengua wayuunaiki, lengua que se habla por la comunidad Wayuu. Aunque nosotros no exploremos la lengua indígena en nuestras canciones, si queremos expresarlo en nuestro nombre porque sentimos que es importante apropiarnos de nuestra cultura, y más apropiado que el español, nuestras lenguas indígenas. Y el Histoires va porque es uno de los referentes musicales que nos ha permitido explorar diferentes sonidos, como el jazz gitano que viene de Francia. Por esto es el Nasa Histoires. 

Cuéntenme de Flora. ¿Qué conceptos o temáticas exploraron en este disco?

Daniel Pinto: Flora es un álbum que es muy íntimo. El primer álbum que lanzamos es un disco que habla de historias de terceros; una persona que escribe un montón y que nadie le escribe; una persona que es amante de otra persona; una persona que va a visitar a su pareja fallecida en el cementerio; son historias de terceros. Flora es un trabajo muy personal, muy nuestro, que también surge en medio de una coyuntura mundial y fue el surgimiento de la pandemia que nos cogió a todos como un balde de agua fría, algo que nos hizo entender que había muchas cosas que teníamos que trabajar. En medio del encierro descubrimos que muchos estábamos luchando con cosas que ni siquiera sabíamos que luchábamos: la ansiedad, la depresión, saber si soy quien debería de ser, si estoy donde quiero estar. Todos estos cuestionamientos nos llenaron tanto el corazón y la cabeza que ya se estaba desbordando por los oídos, tanto que surgieron y se volvieron canciones. Flora es un álbum que sin querer tuvo mucho sentido en sí mismo, digamos que surgió en un momento donde la banda estaba muy frágil, acabamos de terminar la etapa universitaria e íbamos a empezar la etapa laboral, nos empezamos a cuestionar qué era lo que queríamos hacer. La banda comenzó a fracturarse; Víctor se fue para Francia, Jair durante un tiempo se salió de la banda, muchas cosas ocurrieron. Yo entré en una depresión enorme, empecé a escribir muchas letras de cómo me sentía, letras que eran muy crudas, tanto que a veces me daba miedo de soltarlas porque dejar que alguien entre en ti es darle la posibilidad de conocerte tanto como para hacerte bien o hacerte daño. Soltamos esas letras, y al hacerlo, aparecen todas las habilidades de los chicos: la batería alternativa de Santi, el bajo de Dani, los conocimientos de jazz de Jair, el folclor bien marcado de Víctor. Empezamos a crear un mundo de canciones con letras que eran muy crudas con música muy enérgica y fiestera. Flora surgió como eso, como un montón de canciones que sin querer hablaban de cómo nos sentíamos, de la depresión, ansiedad y de todo. Terminaron teniendo nombres de flores, incluso antes de que nosotros quisiéramos. Así terminamos poniéndole Flora, celebrando las emociones, que al igual que las flores, pueden germinar, florecer o marchitarse, dependiendo de cómo la riegues, al igual que los pensamientos. Si tú dejas florecer la ansiedad, se arganda un montón; si tú dejas marchitar tus sueños, se apagan. Es un poco sobre cómo nos sentimos por dentro y qué hacemos con eso, es un cuestionamiento que nosotros sentimos pero que no se habla actualmente, y que creo que cada vez va tomando más fuerza, como la salud mental y la importancia que tiene al hablarlo. Es un álbum que utilizamos para expresar lo que sentíamos pero que la gente se apropió de él como una herramienta para sentir ese significado y acompañarse en muchas luchas que nos aquejan a todos. Esto es lo que es Flora

Mencionan algunos retos que tuvieron, de por sí el segundo álbum es complicado. ¿Vivieron algo de eso? ¿Sintieron presión del segundo disco?

Víctor Cely: Yo creo que sí. Ahora que hablas de la maldición del segundo álbum, cuando estábamos pensando en ideas para hacerlo decíamos: ‘aquí o la rompemos, o nos rompemos’, era como matar o morir. Pasó algo muy especial con este álbum porque sí hubieron momento difíciles, no sólo desde una perspectiva creativa, algo que siempre suele ocurrir cuando se está creando, sino que también desde una perspectiva económica porque la banda estaba en una inestabilidad bien particular porque, como lo decía Dani, no empezamos queriendo ser una banda que gira por México y que llena el Lunario, empezó siendo un proyecto de amigos que la pasan bien tocando, encontrando una escapatoria a la vida que a uno le tocó vivir, que a veces puede ser complicada. Cuando nos enfrentamos al segundo álbum, nos enfrentamos a que teníamos que grabar videos y cumplir con una serie de cosas que nos gustaban, a la vez que nos proponían retos interesantes y difíciles logísticamente de cumplir. Somos cinco, pero poner de acuerdo a cinco personas sobre un pensamiento, una idea, una fecha y más cosas, a veces es complicado, aparte de que tenemos vidas alternas a esto, tenemos otras cosas, algo que le da variedad y riqueza al proyecto, pero todo esto puede generar ciertos inconvenientes al momento de generar un proyecto musical profesional, que es como vemos a Nasa. Claro que ha habido retos, pero es bien interesante que los hemos encarado y que hemos dicho: ‘esto es lo que queremos y se los vamos a demostrar a todos’. Esto es bien interesante. 

Daniel Pinto: Estamos dispuestos a ser la mejor banda de Latinoamérica y el mundo. 

Decían sobre la importancia del show en vivo. En este Flor Morada Tour, ¿cómo dirían que ha evolucionado el show?

Jair Serrano: Quizás hemos encontrado muchísimas emociones. Nosotros en Colombia tenemos experiencias increíbles, no podemos decir que todos los conciertos son iguales. Algo que nos caracteriza es el contacto con el público, es un concierto muy dinámico, lleno de expectativas, tanto para el oyente como para nosotros, en el sentido en que las dinámicas a veces nos dan una aceptación que no somos tan conscientes. El público mexicano es hermoso, estamos muy agradecidos porque nos acogieron. Este show lo pensamos desde una expectativa muy contextual de cada una de las canciones que vamos a interpretar. Hay expresiones teatrales que se van a venir, las cuales implican un contexto de cómo nosotros como agrupación pensamos, cómo convivimos y cómo queremos expresar esta parte emocional de interpretar nuestra música, en función de cómo queremos que los oyentes la tomen. Ha evolucionado en muchos aspectos. Recuerdo cuando la banda empezó que cuando ya teníamos una canción inédita no le dábamos tanta importancia. Tal vez era la inmadurez del proyecto en esa época en donde no le dábamos importancia,  pero ahora le damos mucho amor y atención a cada uno de los temas, en donde quizá ahora va más allá de sólo interpretar los instrumentos, sino que también expresa corporalmente y visualmente, con escenografía, que apoyan a los aspectos visuales del proyecto en general. Detrás del proyecto hay personas increíbles que nos han aportado un montón, como Joanna, que se encarga de hacer el arte. Estas personas hacen parte del show porque están pendientes de que cada cosa esté perfectamente sincronizada y que no haga falta nada, todos hacen que el show de este tour sea muy dinámico, con muchas sorpresas y colores. 

Han conectado mucho con México…

Daniel Pinto: Yo creo que se queda corta esa palabra. No nos esperábamos todo lo que ha venido sucediendo, estamos llenos de regalos, un montón de vainas por todos lados. Nos hemos sentido muy agradecidos porque el amor que hemos recibido en México es muy grande. México nos ha dado amor desde todos los planos, es decir, el público, que es impresionante, nos ha dado mucho cariño y energía. Al día de hoy, lo que pasó en el Lunario lo seguimos procesando. También los medios se han tomado el espacio muy profesional de hablar y estudiar al artista, siento que eso nos hace sentir importantes y relevantes, porque de alguna forma entendemos que el periodismo en México es muy fuerte y profesional, quienes le dan el valor que tiene que tener el artista. Todos nos han tratado y recibido muy bien. La gente de México es excesivamente cálida. La verdad es que por todos lados nos hemos sentido muy enamorados de México, obviamente sin olvidar la importancia de nuestra tierra y cariño que hay para Colombia, pero la verdad es que México nos ha tratado como en nuestra propia casa. Ha sido algo muy lindo.

¿Qué es lo que más les emociona como banda del futuro cercano?

Víctor Cely: Creo que hablaré por todos. Es poder tocar en lugares donde nuestra música se escuche muy lindo. Nos encanta sentirnos acogidos por el público, a la vez que la música nos lleve y nos impulse, que nos haga sentir ese deseo de bailar y tocar con muchas ganas, creo que es algo que quiero sentir el resto de mi vida, lo que me encantaría que fuese con estos cuatro personajes. Me parece muy chimba cumplir mi sueño con esta gente, tocar música y viajar con el sax en la espalda, llevar esa música a muchas personas. Saber que la gente nos recibe con tanto amor es algo que me genera mucha expectativa, algo que quiero experimentar en todas las partes del mundo porque es una sensación muy adictiva. Tocar es la mejor forma de liberarme y quitarme de encima todos los males que a veces tengo. 

Daniel Pinto: Queremos tocar más corazones.