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Quarcissus, la mirada al abismo de Rafael Lechowski

A finales de 2016 el MC presentó el primer acto de su más ambiciosa empresa, una tragedia de cinco partes llamada Quarcissus

Por  IGNACIO MAYORGA ALZATE

febrero 5, 2017

Cortesía

En Más allá del bien y del mal, Friedrich Nietzsche previene al lector de sus aforismos: “Quien con monstruos lucha cuide de no convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, también este mira dentro de ti”. Precisamente a dicha hazaña se enfrentó el MC de origen polaco Rafael Lechowski cuando se propuso su más ambicioso proyecto: una tragedia de cinco actos representada por Quarciso —híbrido entre Narciso y Cuasimodo, el joven enamorado de su propia belleza y el monstruo que vive en los campanarios de Notre Dame en una de las novelas de Víctor Hugo— que será presentada en igual número de entregas de libros/discos. Por fin, después de casi de una década desde que se planteó la idea, a finales de noviembre pasado conocimos el primer acto de Quarcissus, titulado El arte de desamar. Hablamos con Lechowski sobre la génesis del proyecto, las dificultades de llevarlo a cabo, su viacrucis personal y la relación especial que guarda el rap con la poesía.    

Quarcissus es la contemplación de lo oscuro en vez de la contemplación de la belleza como hizo Narciso en la mitología clásica”, explica Lechowski desde España. “Quarciso viene a contemplar lo oscuro, lo no tan hermoso de la condición humana, de su propia condición. Es el antagonista de ese mito”. La criatura de cuyo dolor somos testigos nació de la propia experiencia del artista, de una contemplación de los dolorosos filos de su abismo personal que terminó plasmándose en esta compleja tragedia de la que El arte de desamar es apenas el primer acto. “Quarciso es el personaje, el rasgo literario y el arte de desamar es el ejercicio personal. Hay un transvase de lo personal a la obra y una especie de ejercicio de sanación. El arte de desamar sería lo que está fuera del arte, mi ejercicio personal, transvasado a la obra que es Quarcissus. Buscaba el nombre de un protagonista que no fuera un personaje tan idílico, sino más oscuro y monstruoso como lo que me tocó vivir”. 

En este sentido, El arte de desamar —un libro con disco, o un disco con libro, de tres temas en el que la historia de Quarciso y la traición que padece apenas ocupa la mitad de la obra— está llena de una técnica vocal histriónica y teatral, a la manera de las radionovelas de antaño, en la que el espectador se ve incómodamente envuelto como una especie de testigo circunstancial de un crimen. 

Explorando temas universales como el desamor, la traición y el duelo, Lechowski sumerge a sus escuchas en una tragedia que presenta las mejores características de su creador: el arte de relatar una historia inquietante y una habilidad para construir rimas de elegante y delicada factura. Así mismo, es un trabajo artesanal digno de ser admirado por su pulida estética. Publicado por la editorial que regenta el mismo Lechowski —llamada Arscesis—, El arte de desamar viene ilustrado con una pintura hecha a mano por Maria Poddubnaya, un proceso artesanal que tardó más de dos semanas en finalizar, una abstracción en tonos rosáceos que presenta una suerte de test de Rorschach en que el espectador no está muy seguro si lo que ve es una vagina o una truculenta herida abierta. “Esa era la intención total de la creadora al hacerlo: que haya una ambigüedad y una dualidad entre lo sexual y la herida que es una excelente síntesis del capítulo que, a mí, cuando me lo propuso María, me pareció inigualable”, explica emocionado Lechowski. “Me parecía muy poética, muy artística. La idea de hacer las cubiertas a mano forma parte ya de una ideología de la editorial Arscesis: prácticamente todos los libros que se publican tienen algún tipo de vínculo con lo artesanal, ya sea en las cubiertas o en cualquier otro aspecto, es buscar una forma de hacer algo con las manos”.

Rayando en la histeria interpretativa, el autor logra transmitir electricidad a través de su llanto, sus aullidos de animal herido y las fuertes interjecciones que despacha como si fuesen esputos en medio de la calle. Y, sin embargo, no deja de ser una de las obras de rap más perturbadoras de tiempos recientes, un ejercicio que lleva a los límites a un género que parece inagotable pero que, dentro de sí mismo, está lleno de restricciones y que posee una suerte de policía no oficial que repudia en ocasiones aquellas piezas de colores alternativos. 

“Hay géneros que son tremendamente sectarios, cerrados. El rap lo es. Es un género bastante conservador. Los 3 mil ejemplares se agotaron en dos semanas, un éxito tremendo, pero, al mismo tiempo —y por ejemplo—, ha habido alguna persona que ha escrito a la editorial para que se le devuelva el dinero porque no era lo que esperaba, que esto no era rap”, explica Lechowski resignado al otro lado de la línea. “Esto me recuerda a un disco que presentó Camarón de la Isla llamado La leyenda del tiempo, que la comunidad gitana iba a devolver a las tiendas porque decían que no era flamenco”. Esto explicaría la difícil difusión que ha tenido en la prensa especializada el proyecto de Quarcissus aunque, por otro lado, medios afines a la cultura, la literatura y la poesía, se han sentido entusiasmados por la empresa del creador polaco. 

“Pero mi género no entendió, quiero decir, un porcentaje de él. Ya después el 90 por ciento ha sido de acierto, porque la gente que lo oyó se ha basado en la emoción, no en la vestimenta del género”, explica sobre la dificultad de enmarcación de Quarcissus. “La etiqueta es lo de menos. [Existe una] dualidad de la audiencia o de los medios de comunicación de ponerle una etiqueta a una obra de arte, porque si no se puede ubicar, no se puede poner en un circuito para que ruede”. Y es que la dificultad de encasillar esta propuesta dentro de un género fijo, lo que se advierte desde la contraportada del libro, no solo representa una complejidad a nivel comercial, sino que también radica en un reto a la hora de un hipotético montaje o un circuito de giras. “Es un riesgo que he asumido y me va a costar caro. Me va a costar ganarme el pan de una manera fluida con esto. Pero yo ya había asumido el precio porque para mí era más importante el sentimiento, la emoción, abrir puertas nuevas, descubrir cosas nuevas artísticamente que ganar mucho dinero. No era eso lo importante”. 

Quarcissus respeta la estructura del género, espacio que funciona como lugar de enunciación del proyecto y que Lechowski fue muy  cuidadoso en preservar. “Yo siempre respeté el 4×4. Esa ha sido una de mis leyes. Así es que es rap en todo momento”, explica el creador. “Lo que pasa es que no es al uso, no es como ellos lo comprenden. Está hecho con mayor sutileza, está disimulado, de alguna manera predomina más la emoción, la expresión, la interpretación, que una estilística forzada o de una pronunciación del rap”. Así mismo, hay una coqueta comunión entre las formas poéticas de las que se vale Lechowski para presentar su dolorosa historia: la introducción del relato está escrita en soneto mientras que el resto del poema se desenvuelve en un vertiginoso estilo libre. “Es un poco un homenaje al tratar de abrazar una expresión poética moderna con una de las expresiones clásicas. Era poner en armonía o en comunión estas dos formas. Que convivan lo clásico con una expresión, no sé si la mía es poética o no, de rasgos literarios más contemporáneos o más nuevos. Me pareció bonita esa comunión y, al mismo tiempo, fue muy divertido, porque podía usar el soneto en mi obra y eso le añadía un poquito más dificultad al trabajo”. 

El arte de desamar es apenas el primer acto de la serie de Quarcissus. “La intención es que cada dos o tres meses salga un acto para cerrar la obra en el año 2017. No sé si lo he logrado, pero la intención es que cada acto, si lo oyes por separado, se cierra, es circular y se sirve a sí mismo”, concluye Lechowski. “Cada uno abarca una temática universal que podría no depender de las siguientes, pero, por supuesto, todas ellas narran una historia y tienen un final. Los cinco actos construyen una tragedia. Lo ideal sería leerlo y escucharlo para disfrutar de su estructura. Cuando ya en el audio crees que has encontrado todos los misterios, luego en la obra escrita hay una arquitectura, unos paréntesis que se abren y que justifican los silencios de la música, de la voz sobretodo. Entonces sí son necesarios los dos formatos. Por eso se hizo así”

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