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P&R: Mikel Erentxun

El hombre de Duncan Dhu ha estado de gira por España, Estados Unidos y América Latina, y lo ha hecho llevando la música de Septiembre, un disco hecho a contracorriente, con una clara declaración de principios.

Por  RICARDO DURÁN

enero 10, 2024

Prensa Mikel Erentxun

‘Es un disco mítico, y estoy muy orgulloso de él’, dice Mikel Erentxun desde su hotel en México, cuando le muestro mi copia en vinilo de El grito del tiempo (1987), un álbum con el que Duncan Dhu atravesó el océano en la segunda mitad de los 80. ‘En algún lugar’ sigue sonando junto a chimeneas y fogatas, es cantada también en buses y trenes, en cualquier espacio donde haya lugar para una buena canción. Ese disco le cambió la vida, y marcó a toda una generación de habla hispana.

Tras cuatro décadas de carrera, Mikel continúa haciendo música bajo unas convicciones muy sólidas, y el público sigue pidiendo sus canciones en toda Iberoamérica. Actualmente está presentando un álbum en el que ha dejado al lado la guitarra para explorar como compositor ante las teclas de un piano. Septiembre sigue oliendo (y sonando) a tierra, a espacios abiertos y madera, como toda la música que él ha hecho; lleva una carga enorme de nostalgia de la que se siente orgulloso, y no tendría por qué ser de otra forma.

Tommy Delatierra

Quiero empezar preguntándote sobre tu álbum más reciente, Septiembre. Dices que siempre has ligado este mes con el comienzo de algo nuevo, ¿qué crees que empieza para ti con este álbum?

Bueno, por ejemplo, el hecho de haber escrito casi todas las canciones con piano, cuando llevo toda mi vida atado a una guitarra, para mí es un cambio sustancial muy grande. Cada vez me gusta más y me encuentro más a gusto con el piano. Para mí, por ahí empiezan un poco los tiros. Ir un poco a contracorriente en este mundo tan digital, dar cada vez más importancia a los soportes físicos y cuidar el sonido analógico. Cada vez estoy más metido ahí, a buscar un poco el punto vintage de todo esto.

¿Cuándo te dedicaste a aprender a tocar el piano para que luego terminara en esto? ¿Cuánto tiempo te tomó aprender?

No lo manejo demasiado bien, pero bueno, tampoco manejo muy bien la guitarra. Digamos que soy autodidacta, y justo toco lo imprescindible para poder escribir canciones. Esto empezó en pandemia; durante la pandemia, que estábamos todos encerrados en nuestras casas, vi una película sobre Elton John, que se llamaba Rocketman, y ahí descubrí un artista y, sobre todo, una época que me fascinó, el Elton de los primeros años 70. Eso fue lo que me llevó a tocar el piano, y una cosa llevó a la otra…

¿Cuánto tiempo te tomó sentirte en confianza para escribir canciones en el piano?

Empecé de una manera bastante natural, sin intención de llegar a ningún sitio realmente. A raíz de la película y de la discografía de Elton John, me compré un piano y empecé a tocar en casa, y de repente empezaron a salir canciones. Cuando ya se había acabado la pandemia, me di cuenta de que tenía unas cuantas canciones, y ahí sí fue cuando decidí: “¿Y si continúo por aquí e intento hacer un disco entero escrito a piano?”. Fue como un reto, que es algo que me encanta, salir de la zona de confort y plantearme nuevos retos cada vez que me aproximo a un nuevo disco. Creo que esa es la respuesta de por qué llevo 40 años en esto y por qué he grabado casi 30 discos. Siempre encuentro cosas nuevas que decir y hacer.

Tommy Delatierra

Más allá de eso, ¿cómo definirías el espíritu de Septiembre?

Musicalmente es un disco que tiene un pie en el presente y un pie en los años 70. En todas esas influencias que me han marcado desde los Wings, John Lennon en solitario, George Harrison, es decir, los Beatles después de los Beatles, además de Elton John, T. Rex, David Bowie… Todo eso está en el disco, pero también es un disco que tiene mucho de actual; está grabado ahora, y no tratamos de hacer un revival, creo que musicalmente se mueve en esos dos terrenos.

A nivel de letras es un disco bastante otoñal, donde hay muchos contrastes. Es un disco que gira en torno a mi persona. Como empecé a escribir las canciones en pandemia, al principio tenían un tono más gris, y según se fue arreglando todo, pasaron los meses y luego los años, aparecieron letras mucho más luminosas. Por eso se llama Septiembre, porque septiembre es un mes que me sugiere todo esto: cambios, contrastes, melancolía y otoño…

Hablabas de las plataformas y de los formatos físicos, pero tu álbum también tiene una cosa que va en contravía siendo un disco largo en una época de sencillos, EPs y lanzamientos de tres o cuatro canciones, ¿ hay ahí una declaración de principios o simplemente se estaba acumulado todo eso?

Hay una declaración de principios. Ahora mismo la música es una especie de fast food, un consumo rapidísimo al que apenas se le presta atención. Yo he querido hacer un álbum largo, que requiera de cierta complicidad por parte del oyente, que le dedique tiempo, que se siente en su sofá y escuche el disco tranquilamente porque hay muchas cosas que descubrir, hay un guion, porque las canciones no van colocadas al azar, y son 18 canciones. A mí me gustaría pensar que el fan va a escuchar el disco tranquilamente, va a ir descubriendo cosas y se va a ir metiendo en la atmósfera de Septiembre. No es un disco para escucharlo con el teléfono, solo una canción y ya. Y eso sí, totalmente a contracorriente ahora mismo, claro.

También has hablado de cómo te cuesta hacer frente a la longevidad y a todo el tiempo que ha pasado, a una carrera larga y todos estos álbumes que has hecho, me va quedando un poco claro con lo que vas diciendo, pero me gustaría ahondar un poco más, ¿cómo te relacionas con la nostalgia y con el presente que nos está tocando vivir?

Sí que el paso del tiempo es algo que me obsesiona bastante y aparece en muchas de mis letras, pero al final trato de vivir el día a día, el aquí y ahora, y disfrutar del presente. Estoy muy orgulloso de mi pasado, pero no quiero vivir de él, no quiero vivir de nostalgias, no quiero vivir solamente de ‘En algún lugar’ o de ‘A un minuto de ti’.

Quiero mirar hacia adelante y tengo muchos planes de futuro; ahora mismo disfruto de Septiembre, que es mi nuevo disco y tengo ideas para discos del futuro. Estoy muy contento y muy orgulloso de todos mis discos anteriores, pero precisamente el hecho de que en 40 años haya grabado 30 discos da a entender que no me conformo con lo que hice hace muchos años.

Ahora hablamos del paso del tiempo y del orgullo que te produce El grito del tiempo, me llama muchísimo la atención que el disco que te llevó a la fama lleve ese nombre.

Sí, fuimos premonitorios porque entonces éramos muy jóvenes, y el paso del tiempo nos importaba muy poco. Recuerdo cuando estuvimos buscando títulos para este disco en el estudio de grabación, teníamos una hoja de papel con un montón de posibles títulos, y “el grito del tiempo” aparece una canción [‘El sentido de tu canción’], era uno de los posibles títulos y al final creo que le iba muy bien al tono del disco.

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¿Cómo te cambió la vida ese disco?

A ver, El grito del tiempo es el disco más importante de mi carrera. Es el disco más vendido, es el álbum con el que Duncan Dhu dio el salto internacional, vinimos aquí a México primero y luego a otros países. Es el origen de que Duncan Dhu sea lo que es ahora. Antes de eso hay otro disco, Canciones, y un mini LP, Por tierras escocesas, pero El grito del tiempo es el comienzo de la gran carrera de Duncan Dhu. Es el último álbum en trío porque a partir de entonces se convirtió en un dúo y dentro de El grito del tiempo está ‘En algún lugar’, que es el gran himno.

Volviendo al paso del tiempo, tú naciste en el 65 y en estos días te oí decir que tu década favorita no es exactamente una década, para ti son los años del 65 al 75…

Para mí son los 10 mejores años de la música a nivel internacional.

¿Te habría gustado nacer antes para vivir esos diez años?

Pues sí, me encantaría. [Risas] Además, ahora que sé lo que pasó, me encantaría entrar en una máquina del tiempo e ir a ver el concierto de los Beatles en la azotea, ahora que sé cuándo ocurrió; creo que ese es el momento histórico que más me hubiera gustado vivir.

Me hubiera gustado nacer a lo mejor en el año 50 y haber vivido con una edad ya importante todo eso, el nacimiento de Bowie, Jimi Hendrix, haber estado allí con 18 o 20 años y haber podido asistir a esos conciertos hubiera sido maravilloso. Aunque me tocó también vivir un poco los finales de los 70 que tampoco estuvo mal; todo el power pop y la nueva ola fue fantástico. The Clash, The Police, todo eso sí lo viví a una edad en que compraba sus discos cuando salían, y nada es igual; cuando un grupo lo has seguido desde su nacimiento, se produce una especie de matrimonio que dura toda la vida.

Volviendo a Septiembre, en ‘Ladridos en el pecho’ le cantas a un Ángel de la Guarda, y esa figura retórica parece clara, pero también es inevitable preguntarse por tu perspectiva de la espiritualidad. Después de todo este tiempo y de todo lo que has vivido, ¿qué perspectiva tienes de eso?

Pues todo va cambiando. Efectivamente yo creo que todos tenemos ese punto espiritual más allá de creencias en una religión o en otra. Es difícil creer en algo cuando el mundo va tan mal; es difícil imaginarse que hay bondad y algo bueno que permita que pasen cosas tan malas, con lo cual ahora mismo atravieso una época un tanto más incrédula y me agarro a las cosas más cercanas, a mi familia y amigos, que son lo más importante. Como decía John Lennon: “Yoko Ono y yo”. Al final, te agarras a tu círculo cercano.

Portada

¿Cómo definirías lo que América Latina ha representado para tu carrera?

Por un lado, mis influencias son muy anglosajonas; crecí con los Beatles y con la música cantada en inglés; musicalmente, Latinoamérica no me ha influido mucho, pero anímicamente, es todo lo contrario. Descubrir América en el año 86 con Duncan Dhu me abrió las puertas a un nuevo mundo. No imagino mi profesión sin Latinoamérica, me encantan las diferentes culturas, la gastronomía y sus países. Mi profesión, mi trabajo y mis giras ya van muy mezcladas entre España y Latinoamérica, pero en mi música no hay ese mestizaje que puede haber en un Bunbury, por ejemplo, que mezcla muchísimo de la música anglosajona con la música latina. Eso no me ha ocurrido, por lo menos hasta ahora.

Pero tu carrera sí ha tenido un pie puesto en España y el otro puesto en América Latina, de alguna manera.

Efectivamente, cada vez más, además. Desde finales de los 90 a primeros de los 2000 empecé a venir de una manera muy asidua, y últimamente ha acrecentado. El año pasado hice más conciertos en Estados Unidos que en España, por ejemplo, lo cual te da una idea de que las cosas están muy mezcladas.

Ya para dejarte ir, ¿qué consejo le darías al Mikel que sale en la foto de El grito del tiempo?

Pues no tendría que darle ningún consejo porque le ha ido muy bien. No me gusta dar consejos, pero a ese que está en la foto le ha ido muy bien, así que no los necesita.

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