Nito Mestre: “Con Charly alguna vez nos mandamos un ‘pagadiós’ en un restaurante”

Antes de celebrar los 50 años de 'Vida' con un concierto sinfónico en el teatro Ópera, el cantante recuerda los inicios con Sui Generis y explica por qué todavía puede cantar las canciones en su tonalidad original

Por  HUMPHREY INZILLO

noviembre 17, 2022

Nito Mestre, notable voz del rock argentino, vuelve este fin de semana a la calle Corrientes.

Gentileza C+G Prensa y Comunicación.

El 19 de este mes festejás los 50 años de Vida, el primer disco de Sui Generis, en el teatro Ópera, con un concierto sinfónico. ¿Qué representa emocionalmente volver a ese repertorio? 

El show es una celebración de toda mi carrera. Voy a cantar con la Orquesta de Neuquén las canciones del disco, pero después hay 16 temas de toda mi carrera, con muchos invitados sorpresa. Pero yo soy cero nostalgioso. Soy cantante y me meto adentro del tema. Una vez le pregunté a Paul McCartney si no se aburría de cantar “Yesterday”, y me dijo que no, porque cambia el escenario, el público y a veces él hacía pequeñas modificaciones en la interpretación. A mí me pasa lo mismo.

¿Cómo es verte en una estatua, con Charly, en Mar del Plata? 

Elegimos una pose porque así repartíamos volantes en esa época. Era una excusa para hablarles a las chicas. Con suerte, venían 20 personas. Yo les decía: “Vengan ahora, antes de que seamos famosos y esté repleto de gente”. 

¿Lo decías con convicción? 

Mucho tiempo después, leyendo un libro sobre control mental, entendí que cuando vos estás convencido de algo y lo empezás a repetir, tu energía se focaliza en que eso ocurra. Y yo estaba completamente convencido. 

¿Por qué  decidieron arrancar en Mar del Plata?

El gordo Pierre, nuestro manager, era más grande que nosotros. Un tipo extravagante, grandote, que tenía el pelo largo, usaba un mameluco y tenía varias actividades paralelas. Él nos sugirió ir allá, porque iba gente de todo el país. Nos consiguió hacer temporada en un teatro que regenteaban Fernando Siro y Elena Cruz. Las condiciones eran paupérrimas. Alguna vez nos mandamos un “pagadiós” en algún restaurante, porque vivíamos a sándwiches. A veces, le decíamos a la gente que si traía fiambre y pan, entraba gratis. 

En el primer disco de Los Desconocidos de Siempre le agradecés especialmente a León Gieco, ¿por qué?

Cuando se termina Sui Generis, la cosa estaba jodida por la Triple A. Un día me llama Carlos Robertone, nuestro sonidista, que se había ido a vivir a Venezuela y estaba por armar una agencia de publicidad. A mí me gustaba la fotografía y me propuso que fuera a sacar fotos. Allá estaba todo floreciente, y se me cruzó por la cabeza irme. Hablé con León y me dijo: “¡Vos estás loco! ¿Cómo te vas a ir después de Sui Generis? Tenés que armar una banda…”. Otro que me insistió fue Juan Alberto Badía, a él también le agradecí en el disco. 

Fue un gesto disruptivo invitar a María Rosa Yorio a sumarse a ese grupo…

Siempre defendí el feminismo, porque perdí a mi padre a los once años y me crio mi madre, que siempre trabajó. Pero quería sumar una voz femenina, porque a mí me es muy fácil hacer armonías, entonces para una banda inclinada a lo folk, era una forma de desarrollar eso. Pero, en ese momento, sumar una mujer a una banda de rock era una locura. En un club, no la querían dejar subir al escenario. 

¿Tomaste clases de canto? 

La primera vez, a los catorce años, cuando me echaron de mi primera banda porque me estaba cambiando la voz. Fui a un profesor que cantaba en el Teatro Colón, ahí por Caballito. Era un embole, pero el tipo me dijo: “Esto que estás haciendo ahora va a permitir que no tengas nódulos cuando seas grande, ni tengas problema con la voz”. La mayoría de los temas los canto en la misma tonalidad. Y todavía tengo algunos encuentros con mi coach vocal, Grace Cosceri, que es una genia. 

Hace poco subiste un video con Stuka, cantando juntos “Confesiones de invierno”. ¿Cómo fue ese encuentro? 

Lo entrevisté en Miami para mi programa Rock and Road (El Garage TV), y me contó que el primer disco que se compró fue Vida. Yo no lo podía creer: “¡Pero si vos sos de Los Violadores! ¿Qué hacés cantando Sui Generis?”. Me encantó. Tenemos muy buena onda: me lo cruzo en Miami y me da consejos, porque es experto en computadoras.

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