Las posibilidades que brinda el universo NFT a la comunidad artística parecen ilimitadas. O, mejor dicho, encuentran su límite en la creatividad de cada ilustrador, músico, diseñador y/o creador de contenido que decide meterse con esta tecnología que gana cada vez más adeptos a nivel internacional. Y también local: Daniel Melero, Bizarrap, Babasónicos, Lali Espósito, Miranda! y Tweety González son algunos de los artistas argentinos que se animaron a pensar ideas y adaptar sus obras a lo que se conoce como Web3, un concepto que –según valoran sus impulsores– puede potenciar la imaginación y generar vínculos novedosos con la audiencia.
Para empezar, deberíamos explicar qué es un NFT y por qué puede ser una herramienta clave para el futuro (¿el presente?) de la industria musical. Los Non-FungibleToken (token no fungible) son vales criptográficos que se pueden comprar y vender, y que a su vez tienen la característica de ser únicos, lo que los vuelve coleccionables. Gracias a la tecnología de blockchain (o cadena de bloques, conocida por las criptomonedas), estos activos digitales encriptados son, en realidad, un certificado de autenticidad que se asocia a un archivo. Y ahí es donde empieza a entrar en juego la creatividad. Si se le busca la vuelta, una canción, un disco, una tapa, una letra, una entrada o hasta un sándwich de milanesa pueden formar parte de este universo.
Por mencionar un ejemplo, la familia Spinetta anunció en diciembre pasado el lanzamiento de Figuración, una serie de ilustraciones que hizo Luis Alberto originalmente en papel y que ahora convirtieron a formato digital para conformar una colección de 72 dibujos/NFT. “La idea de estos NFT es poder mostrarle al mundo que mi papá también era este artista plástico increíble, un dibujante totalmente brillante”, le dice Catarina Spinetta a Rolling Stone. “Si hubiese querido, se podría haber dedicado a esto como forma de vida. Desde su primer disco, el de Almendra, que tiene de tapa un dibujo suyo, siempre acompañó su música con dibujos y otras expresiones plásticas como la de la portada de Don Lucero (1989), que hizo con una Commodore 64 que era mía”.
Las obras digitalizadas de Spinetta estarán disponibles en Enigma, el primer marketplace de NFT de Hispanoamérica. “Por suerte, los NFT o las iniciativas de música relacionadas a la Web3 están creciendo y teniendo éxito”, asegura el CEO y cofundador de Enigma, Matías Lóizaga. “Se está demostrando que cuando los NFT traen un beneficio tangible, o cuando se prueba que detrás de su creación hay un artista interesado en vender su obra, en comunicarla, y que a su vez tiene una base de fans atentos, curiosos y ávidos por relacionarse con él de otra manera, los NFT funcionan”, sostiene.
Desde sus inicios, Enigma trabaja con músicos que se caracterizan por cierto perfil innovador. “Algunos músicos entendieron los beneficios del blockchain y lo abrazaron desde temprano”, dice Lóizaga. Y cita casos como el de Bizarrap, que lanzó una colección de trading cards; el de Babasónicos, que editó siete colecciones de distintos tipos de NFT, desde outtakes de su último disco, Trinchera (2022), hasta meet and greets para uno de sus shows en México, o el de Miranda!, que acompañó la salida a la venta de los tickets para su show en el Gran Rex con NFT especiales para la ocasión.
La plataforma Enigma cuenta además con una herramienta interesante para músicos, Mixer, que permite ver el track en multipista para remixarlo, reinterpretarlo o simplemente escuchar una canción con cada instrumento por separado. Incluso, si el artista lo permite, se puede hacer un remix y volver a compartirlo, haciendo que las ganancias se repartan y así “monetizar sin intermediarios”, uno de los objetivos fundamentales del mercado NFT.
“El Mixer es una nueva forma de consumir música comprándola y dándole un beneficio al músico que, hasta ahora, podía vivir de los conciertos o de la plataforma de streaming, siempre y cuando tengan un montón de streams. Hay solo un mínimo porcentaje de artistas que pueden vivir de lo que generan las plataformas de streaming, entonces esto da una oportunidad enorme. Les permite a los músicos emergentes o no consagrados vivir de la música y tener un contacto directo con sus fans”, insiste Lóizaga.
En el mismo sentido, Nicolás Madoery, coordinador de FUTURX y director de contenidos de Enigma, coincide en que “el modelo de streaming está hecho para unos pocos” y que “los que tienen la posibilidad de ganar dinero, de generar modelos sustentables, necesitan números muy grandes”. Además, señala que el tipo de consumo que se da en las plataformas de streaming “es muy liviano, muy ocasional. Entonces, si alguien se quiere involucrar en el proyecto de un artista, solo puede reproducir la canción, el video o el contenido que sea. Los NFT vienen a traer la posibilidad de algo como ‘elige tu propia aventura’. Qué es lo que quiero hacer, cómo es mi audiencia y cómo lo puedo monetizar utilizando la tecnología que hay”, dice Madoery.
La comunidad FUTURX, en colaboración con Water & Music, publicó en diciembre pasado un primer reporte exhaustivo sobre el estado de situación de los NFT de música en Latinoamérica y llegaron a varias conclusiones interesantes. En total, relevaron 150 proyectos de 16 países de la región y corroboraron que la música electrónica −en sus diversos subgéneros− es la escena con mayor desarrollo en la materia, tanto a nivel latinoamericano como mundial. El reporte consigna además que en el último tiempo se vendieron más de 5000 NFT musicales, con un volumen de venta mayor a un millón de dólares.
Cuando se habla de NFT, al compartir ecosistema con las criptomonedas, inevitablemente entra en juego la especulación económica. Sin embargo, para Madoery esa conexión no debería impactar necesariamente en la relación entre esta nueva tecnología y la música. El director de contenidos de Enigma destaca la “conexión emocional” y “la redefinición del vínculo”, además de las utilidades que pueden llegar a tener los NFT para los artistas, especialmente para aquellos que no son masivos y que pueden aprovechar esta herramienta para contar otras historias.
“Los NFT no vienen a romper con lo que está pasando en las plataformas de streaming, sino a generar canales paralelos, otras posibilidades −sostiene−. Hoy, las plataformas son insuperables en la manera de consumo, pero hay todo un espectro de creadores y consumidores que pueden buscar algo distinto. En ese sentido, creo que a futuro va a ser interesante ver cómo los artistas se animen a generar otro tipo de historias y otro tipo de conexiones a raíz de esa tecnología”.
Otra de las experiencias argentinas que combina NFT con música es la de Lemon Cash, la app que permite, entre otras cosas, crear un perfil en la Web3 y almacenar NFT. Franco Bianchi, CMO de la empresa, dice que una de las ventajas más fuertes que permite esta tecnología es “la capacidad de crear comunidades en torno a experiencias significativas conectando de manera directa a los fans con artistas, contenidos o festivales musicales a través de un activo que puede ser único, irrepetible o incluso hasta transferible (acorde a las propiedades del estándar del NFT)”. Además, señala que tiene el potencial de “representar el futuro de la venta de tickets a eventos para un mayor control y evitar duplicados”.
A través de la ticketera Venti, Lemon Cash ofrece la posibilidad de comprar entradas con NFT coleccionables. El sistema fue utilizado con éxito, entre otros eventos, en la última edición del festival Music Wins. Además, demostró una vez más que el límite está en la capacidad de imaginación. “Esto logra una conexión más fuerte y exclusiva acercando un modelo de propiedad de contenidos, o experiencias, que hoy las personas solo pueden obtener interactuando a través de las redes o guardando algún recuerdo material. Por ejemplo, si una persona asiste a un evento, compra un vinilo o una entrada, puede recibir un activo en formato NFT que demuestre que fue parte de esa experiencia o que le corresponde por derecho lo obtenido. A su vez, podrá identificarse o unirse con más personas, obtener beneficios adicionales durante y después, accesos exclusivos, entre otras cuestiones, y todo verificable por blockchain”, dice Bianchi.
“Esto abre un abanico de oportunidades para que los artistas puedan monetizar su música mientras desarrollan su comunidad –agrega–. Los músicos pueden crear sus canciones o discos en formato NFT y hasta venderlos de manera directa a sus fans a través de plataformas musicales descentralizadas como Sound. A través de Lemon queremos impulsar esta conexión entre el artista, o festival, con sus fans a través de Web3 con NFT coleccionables que le permitan al usuario ser dueño de la experiencia y parte de una comunidad. Cada vez más usuarios revelan su NFT del show de Daddy Yankee, Duki o Music Wins con la posibilidad de compartirlo en redes a través de su perfil lemon.me, o visualizarlos en [el marketplace] OpenSea”.