Este tenista español convertido en actor, se dio a conocer gracias a la exitosa serie Sin tetas no hay paraíso, en donde interpretó a El Duque. Actuó junto a Irene Azuela, su coprotagonista en Los enviados en la serie Sense8, producida por las hermanas Wachowski (The Matrix), así como en las elogiadas En el corredor de la muerte, la reciente Sky Rojo y la muy exitosa La casa de papel, en donde interpretó a René, el gran amor de Tokio. Ahora asume el papel del ambicioso e intuitivo sacerdote Simón Antequera, enviado a México por el Vaticano para estudiar un supuesto milagro.
¿Podríamos decir que Los enviados es ante todo un thriller? Detrás de esta serie está Juan José Campanella y sabemos que los trabajos de este director siempre tienen un trasfondo social, algo que podemos leer entre líneas. ¿Tú podrías comentarme algo de ese trasfondo que se encuentra también en Los enviados?
No sabría decirte exactamente, lo que sí que creo es que los thrillers de Juan José Campanella son muy peculiares, porque realmente exponen a los personajes a momentos donde cuestionan mucho su moralidad, donde cuestionan, en este caso –en el de mi personaje– hasta los votos de castidad, la creencia en Dios; si cree en Dios o cree en el diablo. Y creo que uno de los dones de Juan José es hacer thrillers donde los personajes reaccionan de una manera muy real, se asustan, se ponen en tela de juicio, se cuestionan.
Políticamente, me pillas muy fuera de juego, porque no sabría decirte cuál es o cuál creo que es el discurso detrás de Juan José, porque no creo que lo haya… a mí recuerda mucho a El secreto de sus ojos. Creo que tiene mucho que ver con eso, a través de un asesinato empieza a haber un entramado de cosas que te hacen dudar y todo tiene un gran desenlace, creo que la estructura es la misma. Hay un gran desenlace en esta serie, que es en el octavo capítulo donde se levantan todas las cartas de la baraja, y todo lo que se ha ido creando durante todos los otros capítulos. Poniéndolo en el pedestal en el que está El secreto de sus ojos, creo que esta serie consigue muy bien llevar al espectador a ese tipo de suspenso y de goteo de información que te va calando poco a poco.
Los enviados tiene que ver con la fe, la moral, la religión también, y de alguna manera, con lo sobrenatural, ¿cuál es tu percepción sobre estos temas?
Creo que tiene un poco el mismo punto de vista de lo que ofrece Juan José, es algo muy sutil, dices, “Los milagros existen”, y en la vida suceden cosas inusuales, pero son tan finas, que podrías justificarlas de muchas maneras. Pero, por otro lado, está lo que el ser humano pone de su parte, pero luego son carambolas del destino; de repente un día llueve, llegas tarde al aeropuerto y no coges ese vuelo. Sucede muchas veces así, y te preguntas si es un milagro, una casualidad, si hay alguien que maneja todo esto.
Esto nos puede llevar a tu personaje, Simón Antequera, ¿cómo lograste conformar este personaje tan complejo e interesante?
Creo que estaba escrito en el papel; estaba muy, muy claro en el guion, era muy fácil de entenderlo. Yo actué lo que estaba, hay algo que he heredado en esos diálogos; yo creo que estaban escritos para un actor argentino, y a mí me tocó la suerte de que al final quisieron abrir un casting internacional y me buscaron a mí para ese personaje. Sin embargo, la forma de expresarse y la forma de ser es muy argentina. A mí me ha venido muy bien entender ese lado canchero de los argentinos, creo que me ha aportado mucho ese lado como más picante, más irreverente del personaje.
¿Cómo llegaste a asumir este personaje? ¿Cómo llega un actor español a trabajar en México en un papel que estaba pensado para alguien de otra nacionalidad?
A mí directamente me llamó mi representante en plena pandemia, me dijo que Juan José Campanella me quería ofrecer un personaje. Claro, para mí Juan José Campanella… una parte muy importante de mi adolescencia fue El hijo de la novia, mi abuela se murió de alzhéimer, y mi padre nos ponía esa película para que entendiéramos la enfermedad y el proceso que estaba viviendo mi abuela. Así que, me sé los diálogos de esa película, diálogos que le he hecho a Juan José, y le hace gracia, pero, claro, he visto muchísimas veces esa película.
Entonces, carambolas de la vida, esa es la suerte que ahora nos dan las plataformas; apoyando la diversidad consiguen hacer ensambles de actores que vienen de lugares muy diferentes.
Estamos hablando del azar y de los milagros desde una perspectiva religiosa y desde una perspectiva científica, también del poder de la naturaleza, pero también hablamos sobre la iglesia, sobre las reglas y acuerdos que se establecen dentro de esta institución, ¿qué tan salvaje y qué tan civilizado o institucionalizado está Simón Antequera, tu personaje en Los enviados?
En ese sentido, él tiene un lado bastante espontáneo, cree en Dios y en la presencia de Dios en la naturaleza, pero no en aquello que nos han arraigado y que forma parte de un ideal. Creo que es un personaje que se deja llevar por su propio deseo y lo entiende como parte de algo divino también. Y me gustaba mucho leer eso en el papel, entre líneas, ver a un personaje que no se deja guiar por la razón, sino por el corazón. Creo que hace muy buen contraste con el personaje de Luis Gerardo, que, de alguna manera, hace lo opuesto, y ambos se llegan a complementar muy bien.
Con respecto a tu trayectoria, ¿representa este personaje una continuidad o una ruptura, algo nuevo?
Una continuidad y una forma serena de ver esta profesión, de entenderla como una mezcla, se mezcla mucho el trabajo y la pasión y el amor que le tienes a esta profesión, pero yo creo que una continuidad, la verdad.
Tengo entendido que Los enviados busca cada temporada abordar un país diferente, una situación diferente, ¿puedes contarnos algo sobre ese plan, sobre ese proyecto?
Sí, ya me han hablado de tres posibles destinos para la siguiente temporada, y me quedaría con los tres, uno de ellos está en Latinoamérica, otro en Europa, y otro en África.
Todavía no se ha decidido.
Cualquiera de los tres me parece épico, sobre todo que hoy le mandaba un mensaje a Juan José y le decía, “Me da igual dónde sea, quiero volver a repetir esta experiencia”. Me siento muy orgulloso, la serie es buenísima, yo he visto ocho capítulos, y me encanta el resultado, es buenísima. Soy espectador de thrillers, y este me da todo lo que necesito, todo, no hay ningún momento donde diga, “Ay…”. Eso me pasa con muchos thrillers, llegas al cuarto capítulo, parece que aguanta, aguanta, y llegas al cuarto y dices, “¿En serio me van a salir con esto ahora?”, y te corta el rollo. No me ha pasado con Los enviados. Aguanta hasta el final, y finalmente tiene un final apoteósico. Por eso digo que, en el pedestal en el que está El secreto de sus ojos, hay algo de esta serie que me recuerda a esa película.
No puedo estar en desacuerdo contigo, hay algo fascinante en el trabajo de Campanella, y especialmente en esta serie, ¿cuál crees que es ese sello, esa fórmula que hace que nos sintamos a gusto con estos trabajos?
Lo he pensado mucho con respecto a Juan José. Era inevitable ver muchas series, es que a mí el género que me gusta es el thriller y el suspenso. Creo que Juan José tiene una mirada muy modesta y sencilla de ver la vida, no se posiciona de una manera rígida en nada. Hay algo que sucede y te va calando en los huesos poco a poco, es algo que está en su cine y está aquí, es un thriller de verdad, donde los actores son los personajes, se asustan ante situaciones en lugar de apretar la mandíbula, se les desencaja de todo lo que les está pasando, y creo que es una de las cosas que va con Juan José.
Más que los efectos y los giros, tiene que ver con esas relaciones humanas, ¿verdad?
Eso es, con la relación humana, pero el espectador va a estar dudando todo el rato entre, ¿es un milagro o no es un milagro? ¿Los milagros existen o no existen? ¿Cuál es el punto de vista del director? Van a estar todo el rato divagando entre “sí o no”, y forma parte del enganche de la serie. “No, no, no, que no es un milagro”. “Sí, sí, sí, fíjate”. Está llena de giros de guion, y debajo te va enseñando unos personajes que representan al espectador, que son todas esas dudas existenciales que les aparecen por el camino. ¿Dios existe? ¿El diablo existe? ¿Existen los milagros? ¿Es casualidad o es causalidad? ¿Alguien está viendo todo esto? ¿Cómo puede ser que yo perdiera un avión que luego me llevó a conocer a esa persona?
¿Qué viene después de Los enviados?
Ahora estoy rodando Sky Rojo, por eso no puedo estar hoy en México con mis compañeros, porque mañana a las 5 de la mañana me recogen aquí, luego continúo con 30 monedas, con Alex de la Iglesia, y espero y deseo empezar a rodar la segunda temporada de Los enviados, nada más termine la de Alex de la Iglesia.