Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente
Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

Los últimos días de Mac Miller

La superestrella de 26 años estaba en la cima cuando murió accidentalmente por sobredosis; sus amistades y colaboradores aún lo lamentan

Mac Miller en su casa, julio de 2018. Clarke Tolton

septiembre 7, 2022

Una semana antes de su muerte, Mac Miller estaba feliz. El 31 de agosto, el rapero invitó al bajista Thundercat (su amigo cercano y colaborador) y a su hija, Sanaa, a su casa en Studio City, California, para pasar el día celebrando el cumpleaños de la pequeña. “Se negó a no celebrar con nosotros”, recuerda Thundercat en medio de risas. “Nos dijo, ‘¿Qué le regalo?’, ‘No lo sé, ¿unas sandalias Gucci?’”. Miller atendió a sus invitados con una cena, cantó el ‘Feliz cumpleaños’ dos veces y luego se sentó en el sofá, donde los tres amigos pasaron el resto de la noche viendo los programas de TV favoritos de Sanaa. “La felicidad estaba allí”, afirma Thundercat. “La podía ver en él y no era falsa”.

Aquella sería la última vez en que vería a su amigo con vida. El siete de septiembre, poco después del anochecer, la Policía respondió una llamada al 911 proveniente de su asistente personal, quien momentos antes había encontrado su cuerpo sin vida en una habitación de su casa. El rapero de 26 años –que encabezó listados siendo un artista joven e independiente, que fue amigo y colaborador de grandes nombres del hip-hop y cuya carrera estuvo definida por su ímpetu por mejorar su arte– fue declarado como fallecido allí mismo. De acuerdo con el reporte de la autopsia emitido por el departamento de Medicina Forense de Los Ángeles el cinco de noviembre, Miller murió por una sobredosis accidental. En su organismo fueron encontrados rastros de fentanilo, cocaína y alcohol. En su casa se halló una botella de licor y medicamentos prescritos, y en su cuerpo se encontró un polvo blanco.

Te puede interesar: La sentencia que recibirá el proveedor de drogas de Mac Miller

Según los testimonios recopilados en el documento, el rapero fue visto con vida por última vez por su asistente alrededor de las 10:30 p.m. del seis de septiembre, y tuvo una llamada con su madre esa misma noche. Fue hasta la mañana siguiente que su asistente –que solía despertarlo a las 11:30 a.m.– descubrió el cuerpo de Miller, que todo su círculo cercano se enteró de que algo estaba mal.

Mac Miller había sufrido problemas de adicción por mucho tiempo y, mientras intentaba mantenerse sobrio, tuvo varias recaídas que llegaron a ser excesivas. La última vez antes del día de su muerte había ocurrido el cuatro de septiembre, tan solo tres días antes del siniestro.

El músico había hablado abiertamente sobre su dependencia al lean, una combinación entre codeína y prometazina, que se presentó con mayor fuerza durante la realización de su mixtape de 2012, Macadelic. “Él había tenido cierto cambio después de [su álbum debut de 2011] Blue Slide Park, cuando creo que se metió un poco más en las drogas y estaba hablando sobre ello”, cuenta Benjy Grinberg, fundador de Rostrum Records, quien firmó al rapero para su primer contrato discográfico en 2010 e hizo de su manager por varios años. “Fue muy aterrador. Nunca había estado tan cerca de alguien que tuviera problemas de ese tipo”.

Aun así, para sus allegados su muerte fue impactante ya que, según varios, tenía su mejor condición física y mental en años. Había estado trabajando con su padrino de rehabilitación desde 2016 y estaba yendo al gimnasio casi todos los días.

Dos semanas antes de su deceso, Ty Dolla $ign, quien estaba trabajando en un proyecto junto a él, pasó el día con Miller en los estudios Chalice en L.A. “Estaba de buen ánimo”, dice Ty, quien conoció al rapero gracias a su amistad en común con Wiz Khalifa. “Hizo reír a todos en esa habitación”. Miller también conoció a Dinah Jane de Fifth Harmony ese mismo día y, recuerda Ty, “Ella estaba hablando sobre lo agradable que era él”. “Ella no pensó que él fuera a ser así de genial, pero lo era. Y yo le decía, ‘Sí, así es Mac’”.

Cuando se enteró de la muerte de Miller a través de un mensaje de texto que recibió durante su gira junto a G-Eazy y Lil Uzi Vert, se le rompió el corazón. “Salí de mi autobús para intentar tomar aire”, comenta. “Estaba llorando y yo nunca lloro. Nadie me ve cuando estoy así de mal. Ese fue el peor día de mi vida y fue la primera vez que lloré en años”. Apenas supo, llamó a Thundercat. “Tenía que darle las malas noticias e inmediatamente se destrozó. Él me contó que la última cosa que le dijo fue, ‘Solo quiero poder hacer la gira’”.

Thundercat y Miller tenían grandes planes para el resto del año. Ambos iban a salir de tour en octubre en promoción de su último álbum, Swimming, y a mediados de septiembre iban a grabar el video musical de su colaboración en ‘What’s the Use?’. Una gran cantidad de celebridades y amigos del rapero, desde Guy Fieri y Kehlani hasta Mac DeMarco, iban a hacer cameos en el clip. “Él quería que la gente supiera lo duro que había estado trabajando”, resalta el bajista. “Hasta en las últimas palabras que cruzamos no había nada más que emoción pura”.

Cientos de fans de Mac Miller hicieron una vigilia en la resbaladilla azul del parque Frick, lugar que le dio nombre a su álbum debut, Blue Slide Park (2011).
Jason L. Nelson

En una tarde a finales de julio, Mac Miller se reunió conmigo en Manhattan para una de sus primeras entrevistas sobre Swimming. Fue una de sus primeras apariciones públicas después de su ruptura con Ariana Grande, situación que empeoró con su arresto por conducir bajo los efectos de sustancias y huir de la escena tras haber estrellado su Mercedes SUV contra un poste de luz cercano a su hogar. Pero me dijo que, a pesar de los titulares que insinuaban que había vuelto a consumir drogas excesivamente, había aprendido a ser su propio juez. También dijo que estaba pasando por un buen momento.

“No me malinterpretes, grabo música como un adicto a las anfetas”, afirmó entre risas. “Pero esta gente en Internet cree que estoy metido en las drogas cuando no es así… Eso no es lo peor del mundo y no le doy importancia. ¿Cómo esperas que un montón de personas que solo están leyendo esos titulares o asumiendo que estás mal y deprimido, lleguen a otras conclusiones? No puedo esperar a que todo el mundo diga, ‘No, Malcolm es una buena persona’”.

En las semanas previas a su muerte, Miller hizo lo que siempre hacía para ignorar las críticas: trabajar en música. Ya estaba concentrado en los ensayos de su próxima gira, la cual iba a contar con su banda de ensueño, incluyendo a Thundercat. “Él me hizo querer darlo todo”, sostiene el bajista. “Porque podía verlo en él. Él no estaba jugando, estaba 100% comprometido”.

“Eso es lo que más duele”, añade Miguel, cantante que colaboró con el rapero en ‘Weekend’, uno de los mayores hits de su carrera. “Acababa de hacer un álbum increíble y estaba listo para salir de tour con uno de sus amigos más cercanos. Estaban pasando muchas cosas porque él estaba apuntándole a algo nuevo”.

Incluso después del lanzamiento de Swimming el tres de agosto, y de recibir algunas de las mejores reseñas, Mac ya estaba trabajando en música nueva. Había estado en el estudio junto al productor Frank Dukes y a la vez tenía planes de hacer un disco con Post Malone. “Mac nunca dejó de trabajar en música desde el momento en que lo conocí hasta la semana de su fallecimiento”, asegura su productor Eric ‘E. Dan’ Dan, quien conoció a Miller en su estudio en Pittsburgh cuando el rapero andaba publicando mixtapes y que terminó por trabajar en cada uno de sus proyectos venideros. “No creo que haya nadie que pueda decirte que él no estaba emocionado por salir de gira, ni contento por el éxito de su álbum, ni mirando hacia el futuro”.

El cinco de agosto, Miller dio una presentación íntima en el Hotel Café en L.A. ante un público de 100 o más personas, entre familiares y amigos, para celebrar el lanzamiento. El setlist que interpretó esa noche abordó sus canciones más nuevas y cerró con ‘2009’, una canción tan personal que el rapero dudó en incluir en el LP. “Ahora, cada día despierto y respiro/No lo tengo todo, pero eso está bien”, cantó antes de bajar de la tarima.

Benjy Grinberg, uno de sus primeros colaboradores, estaba esperándolo a pesar de que no habían tenido mucho contacto en los últimos años. “Esa noche, cuando bajó del escenario me dio uno de los abrazos más cálidos que he recibido y se dirigió a su camerino”, dice. “Fue un gran momento para mí”. También fue la última vez que lo vio: “Pensándolo bien, me alegra que al menos tuve la oportunidad de verlo en persona una vez más. “No se siente real”, agrega. “De hecho, anoche tuve un sueño en el que yo estaba en su boda y al despertar pensé, ‘Carajo’. Sinceramente, todavía estoy un poco paralizado”.

Mucho antes de que quisiera ser rapero, Miller, cuyo nombre de pila era Malcolm James McCormick, hijo de una madre fotógrafa y un padre arquitecto, tenía un espíritu creativo. De pequeño era tan ingenioso que su hermano mayor, Miller, lo comparaba con el personaje principal de Harold y el lápiz color morado. “Es este niño que dibuja sus propias realidades”, me dijo el rapero en julio, describiendo el personaje. “Siempre me han interesado esas cosas”.

Comenzó a rapear a los 14 años, construyendo un nombre propio en la escena freestyle de Pittsburgh como EZ Mac, antes de bautizarse como Mac Miller. Estableció contacto con Grinberg y el A&R de Rostrum, Artie Pitt, cuando era adolescente; ambos recuerdan toparse con él con frecuencia en el estudio de E. Dan, ID Labs. “Era diligente y sabía lo que quería”, recuerda Pitt sobre un Miller adolescente. “Y eso es una gran parte de ser una superestrella, ser capaz de maniobrar tu propio barco. Él tenía visión y sabía que iba a ser ese tipo”.

Con el lanzamiento de su mixtape de 2010, K.I.D.S. (Kickin’ Incredibly Dope Shit), un Miller de 18 años comenzó a atraer atención nacional, en parte gracias a la canción ‘Kool Aid & Frozen Pizza’, que usó un sample de ‘Hip 2 Da Game’ de Lord Finesse (quien lo demandó en 2012). Los versos de Miller eran juveniles, pero samplear a una leyenda del hip hop como Finesse significó para muchos que era un hombre joven con un gran respeto y curiosidad por el legado del género. “Pudo haber elegido cualquier otro beat”, opina DJ A-Trak, con quien entabló una amistad años después. “Pero escoger algo tan genial como a Lord Finesse es un buen comienzo”.

El año siguiente, hizo su gran debut con Blue Slide Park, un total éxito comercial y el primer debut independiente en llegar al primer lugar en el listado Billboard 200 desde Dogg Food de Tha Dogg Pound en 1995. Sin embargo, la crítica lo despedazó y calificó de hip hop insípido y poco original. Miller fue relegado al montón de raperos blancos del momento, como Asher Roth y Sammy Adams, y fue tildado de “frat rapper”.

“Nunca lo fue”, asevera Pitt. “La música nunca fue frat rap. Él y yo tuvimos esa conversación muchas veces”. Las intensas críticas, incluyendo la infame reseña de 1.0 en Pitchfork, fueron un golpe duro, pero eventualmente alimentaron su ambición. Pronto se trasladó a Los Ángeles y, con Macadelic (2012) y Watching Movies with the Sound Off (2013), comenzó a experimentar con nuevos sonidos y al mismo tiempo empezó a producir su propia música, usualmente bajo el seudónimo de Larry Fisherman. Asimismo, se convirtió en un gran exponente de la escena del rap en L.A., forjando amistades y colaborando con artistas como Earl Sweatshirt, Vince Staples y Schoolboy Q, además de músicos experimentales como Thundercat y Flying Lotus.

Mac Miller y Miguel durante el Okeechobee Music Festival en Florida.
Daniel DeSlover

“Es increíble”, me comentó Miller en 2013. “Todos nosotros estábamos haciendo música juntos, todos disfrutábamos de nuestra música y nos impulsábamos a ser mejores. Personalmente, pienso que las personas más talentosas de la música en estos momentos han pasado por mi estudio”.

Fue allí cuando también inició su consumo de drogas más duras. Al haberlo acompañado en sus giras, Pitt cuenta que aún tiene arrepentimiento por ese momento en la vida del rapero pues siente que pudo haber sido de mayor ayuda. “Siempre me preocupé por él en ese momento”, sostiene. “Pero todavía siento culpa y me afecta cada vez que pienso en eso. Supongo que siempre pensé que estaría bajo control”.

Su abuso de sustancias fue plasmado en su música. Su mixtape de 2013, Faces, abre con el músico reflexionando sobre su propia muerte: “Ya debería haber muerto”. En ‘God Speed’, uno de los temas más reveladores de su LP GO:OD AM (2015) –que lanzó luego de firmar un acuerdo con Warner Bros. de 10 millones de dólares–, rapea, “Las líneas blancas borran los malos momentos/Las píldoras que estoy tomando, tengo que madurar/Admitir que es un problema, tengo que despertar/Antes de que no lo haga más”.

Para él, la música era una forma de conexión entre personas, sonidos y él mismo. “Eso es lo más importante, quiero un trabajo que se sienta como mío”, comentó en julio. “Hablo a través de mi música, así que cuando la gente pregunte, ‘¿Cómo se encuentra?’, simplemente pueda decir, ‘Escuchen la música’. Eso debería responderle”.

Su trayectoria fue una constante evolución musical, incluso después de la primera reinvención de su rap precoz a una experimentación Avant Garde, continuó mutando. Divine Feminine (2016) significó el tercer acto de su carrera artística que, al incluir instrumentos en vivo y ritmos funk, fue su trabajo más optimista. También fue cuando comenzó a cantar mejor en sus discos. “Mi único objetivo es seguir mejorando”, le dijo a ROLLING STONE ese año. “Eso es todo lo que quiero hacer”.

Swimming, publicado hace tres meses, seguía la misma línea sonora de Divine Feminine, pero fue un paso más adelante. El LP cuenta con algunas de las letras más punzantes, dolorosas y tristes de su carrera. Pero su música, compuesta por arreglos orquestales y sintetizadores dinámicos, se sintió como el manifiesto claro y conciso de un artista más a gusto que nunca con sus sueños. Y la amplia gama de colaboradores que van desde John Mayer y Dev Hynes hasta Jon Brion, fue un gran indicador del respeto que se había ganado de sus colegas. “Tan solo su crecimiento artístico y sus logros en sí mismos son extraordinarios”, dice A-Trak. “Sí, al principio la gente no quería darle crédito, pero perseveró y se mantuvo sereno. Y eso es de respetar”.

Desde la muerte de Miller, las personas que lo conocieron han estado ansiosas por compartir el tipo de persona que era. “Era amable con todo el mundo”, afirma Ty Dolla $ign. “Hablaba con todos cuando llegaba a un lugar y agitaba sus manos. Era un tipo muy agradable. Nadie que conozca puede decir algo malo sobre él”.

Uno de los tributos más conmovedores provino de Ariana Grande, su exnovia, quien compartió un tierno video de él una semana después de su fallecimiento. “Te adoré desde el día en que te conocí cuando tenía 19 años y lo haré por siempre”, escribió la artista. “Hablamos de esto muchas veces. Estoy tan enojada y triste que no sé qué hacer”. Más adelante, haría referencia a él en su sencillo ‘Thank u, Next’: “Desearía poder decirle ‘gracias’ a Malcolm porque él era un ángel”.

“Más allá de ayudarme a impulsar mi carrera, fue uno de los tipos más dulces que he conocido”, escribió Chance the Rapper en Twitter. “Un gran hombre. Lo quería de verdad. Estoy completamente destrozado. Que Dios lo bendiga”. Mayer escribió en Instagram: “Tienes que saber que si no conocías a Mac Miller, estabas a punto de hacerlo. Ya fuese por un festival o un amigo que le contase a todos sus conocidos sobre él (como hice yo). Mac lo dio todo”.

Elton John le rindió un homenaje en el primer concierto de su gira de despedida, en Pensilvania, la noche después de su fallecimiento; allí le dedicó ‘Don’t Let the Sun Go Down on Me’. “Increíblemente tenía 26 años de edad y falleció ayer”, dijo la leyenda antes de cantar una de sus canciones más reconocidas. “Es inconcebible que alguien tan joven y con tanto talento pudiera hacer eso”.

“Le habría encantado que alguien tan icónico como Elton John le dedicara una canción”, dice E. Dan. “Me alegra que haya podido sacar este último disco y visto la buena acogida que ha tenido”, añade. “Pero me entristece enormemente saber que tenía mucho más que decir a nivel musical para seguir sorprendiéndonos a todos”.

Miller era consciente de que, aunque estuviera creando cada una de sus propuestas artísticas con sus amigos y compañeros, solamente él era responsable de su legado. “Al final te das cuenta de que eres la única variable”, comentó unas semanas antes de morir. “La única diferencia eres tú, por eso tienes que ser tan honesto. Das mucho de ti mismo en lo que haces porque al final tú eres lo único que cambia. Eres lo único que lo diferencia”.

“¿Quién sabe cuál es la imagen que se tiene de mí en estos momentos?”, se preguntaba en 2016. “Para ser sincero, ya no lo sé. Durante un tiempo fue, ‘Es un niño blanco y rico’, lo cual es falso. Luego fue, ‘Es un drogadicto’, lo que estaba abierto a la interpretación. En este momento, solo quiero que mi música sea eso, música. A medida que pasa el tiempo, la gente puede o no captar la idea, pero no es necesario, todo lo que tiene que hacer es escuchar”.

“Ha sido duro, muy duro”, declara Thundercat ante ROLLING STONE en una tarde de octubre. El bajista debería estar embarcándose en una gira mundial con su amigo, pero en lugar de eso, todavía está conmocionado a seis semanas del fallecimiento de Miller. “Pero no quiero cerrarme al mundo. A veces, la unión puede ayudar a darle cierre al duelo, o al menos puede servir de consolación”. Unos días después, hizo exactamente eso.

Dylan Reynolds, Chance the Rapper, Njomza, Miguel, J.I.D, Ty Dolla $ign, SZA, Anderson .Paak, John Mayer, Karen Myers, David Byrnes, Kelly Clancy, Mark McCormick y Christian Clancy en el concierto tributo a Mac Miller. 31 de octubre de 2018.
Kevin Winter

En la noche de Halloween, en el Teatro Griego de Los Ángeles, un grupo de estrellas se reunió para un concierto en su honor. Allí estuvieron presentes amigos cercanos de Miller como Vince Staples, SZA y Earl Sweatshirt; colaboradores como Mayer y Miguel; y admiradores de su música como Travis Scott y Rae Sremmurd. El rapero iba a dar una presentación allí en medio de su gira Swimming, pero cuando murió su equipo mantuvo la reserva para honrar su legado.

“Yo hubiera hecho cualquier cosa que me pidiera y él hubiera hecho lo mismo”, le asegura Anderson .Paak a ROLLING STONE días antes del show. Le había prometido a Miller que subiría al escenario con él para interpretar su colaboración en ‘¡Dang!’ de su LP Divine Feminine. En lugar de eso, el músico se presentó solo con una batería, con la voz del rapero reproducida a través de los amplificadores. Antes de empezar, .Paak elogió a su difunto amigo: “Tengo la suerte de que mis amigos más cercanos sigan aquí. Sé que si estás en esta industria un tiempo, o si simplemente vives lo suficiente, verás a la gente ir y venir. Pero esto es muy duro para mí porque era mi amigo”.

El concierto duró tres horas. Hubo presentaciones, homenajes y testimonios de una gran variedad de celebridades y colaboradores. Lo que cada uno de ellos tenía por decir –desde Pharrell Williams y Lil Wayne, pasando por DJ Jazzy Jeff y DJ Premier, hasta Donald Glover y Dev Hynes– era sumamente positivo y difícil de escuchar. Pero fue Miller, a quien se le veía sonriendo en los videos que resumían su carrera, el que iluminó con más fervor.

Allí estaba Mac bromeando en el backstage, divirtiéndose mientras cantaba canciones de Creed en el estudio y compartiendo (más que recibiendo) sabiduría con Rick Rubin. Y, cuando la noche llegaba a su fin, ahí estaba él en un video simple, probablemente grabado con su celular, sentado en un piano y cantando una canción inédita. No era como sus composiciones habituales –más como Randy Newman que como Rakim–, sino que apuntaba a otra reinvención artística tan cálida, sincera y vulnerable como sus mejores trabajos. “Me pregunto si les importaba”, cantó. El público quedó absorto y en silencio. Les importaba, les sigue importando y siempre les importará.

*Este artículo fue publicado originalmente en noviembre de 2018

CONTENIDO RELACIONADO