Tres ex bailarinas han presentado una demanda contra la cantante Lizzo, señalándola por acoso sexual y de crear un ambiente de trabajo hostil.
Tal como informó NBC News, las acusaciones presentadas ante las autoridades señalan que Lizzo presionó a una bailarina para que tocara a un artista desnudo en un club de Ámsterdam y sometió al grupo de baile a una re-audición “atroz” basada en falsas acusaciones por parte de la cantante hacia sus trabajadores, de haber consumido alcohol en horas laborales.
Además de los señalamientos en contra de la intérprete, la demanda también incluye acusaciones contra la capitana de su equipo de baile, Shirlene Quigley, por hacer proselitismo y comentarios inapropiados. Así mismo, las demandantes afirman que Lizzo le hizo un llamado a otra bailarina por su aumento de peso y que más adelante, la despidió por otros incidentes que disgustaron a la cantante.
“La impresionante naturaleza de cómo Lizzo y su equipo directivo trataron a sus artistas parece ir en contra de todo lo que Lizzo representa públicamente, mientras que en privado avergüenza a sus bailarines y los maltrata de maneras que no solo son ilegales, sino absolutamente desmoralizantes”, dijo el abogado de las demandantes, Ron Zambrano, en una declaración.
La demanda alega acoso religioso y racial, detención ilegal e interferencia con una posible ventaja económica, entre otras reclamaciones. Aunque los representantes de Lizzo aún no se han pronunciado al respecto, la demanda suscita preocupación por el trato que reciben los artistas y la desconexión entre la imagen pública de Lizzo y su comportamiento privado.
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Las bailarinas que presentaron la demanda habían actuado anteriormente con Lizzo después de participar en su reality show, que más adelante terminaría en despidos y renuncias. La demanda también describe un incidente en un bar de cabaret nudista de París al que Lizzo invitó a sus bailarinas sin revelar la naturaleza del evento, lo que provocó malestar debido a los antecedentes.
Así mismo, las acusaciones también detallan algunos hechos que condujeron al despido de dos bailarinas, incluido un ensayo de 12 horas, durante el cual una de ellas “tenía tanto miedo de perder su trabajo” si preguntaba por ir al baño, que terminó ensuciando sus pantalones.
La demanda reclama daños y perjuicios por angustia emocional, salarios impagados, lucro cesante y honorarios de abogado. El caso suscita preocupación por el trato que reciben los artistas y el impacto de las palabras y los actos en el bienestar de sus trabajadores.
