Las mejores 40 canciones de Gustavo Cerati

En el aniversario del nacimiento del músico (cumpliría 63), amigos y compañeros de ruta eligen entre sus hits imbatibles y los temas preferidos de una obra inmensa

Por  ROLLING STONE

agosto 11, 2022

FOTO: SANTIAGO MELAZZINI
  1. “Puente” – Bocanada

Si Bocanada es el auténtico debut solista de Gustavo Cerati luego del final de Soda Stereo, “Puente” es la canción himno de un álbum de reinvenciones. Junto a nuevos talentos de la generación de recambio del rock argentino, Cerati reveló en incontables sampleos su educación musical y puso en duda el valor de la autenticidad. “Puente” es uno de los pocos temas que no incluye fragmentos ajenos, bastaron una melodía celestial, compuesta con una guitarra criolla, y un estribillo explosivo para alcanzar la gloria.

Casi como un ritual de iniciación, Cerati se despidió de Soda Stereo con algo de su propia medicina. En un álbum en donde aparece –por primera vez– la figura del crooner, las citas samplaedas de una adolescencia melómana y, muy especialmente, la sofisticación instrumental que impone serias diferencias con su pasado inmediato, “Puente” describe el tránsito hacia Bocanada desde un nuevo despertar pop y, al mismo tiempo, impone con un abrupto e inesperado cambio rítmico la invitación a disfrutar lo mejor de ambos mundos.

Por sus acordes iniciales, una perfecta melodía suspendida que parece hamacarse en la cadencia acústica de la versión de “Pasos” (incluida en el unplugged de Soda para MTV), los ecos corales tan Beach Boys y el estribillo-estallido, “Puente” es una construcción de art-pop para las masas, el God Only Knows de Cerati y un modo genuino de embellecer un mundo gris con ideas peregrinas como “usa el amor como un puente”.    

La canción nació con una criolla en mano y la letra cantada en un inglés balbuceado. Una de las pocas frases que podían entenderse en los primeros demos era “arriba el sol, abajo el reflejo”, pero con el correr de las versiones algunas líneas se difuminaron. Martín Carrizo vivió de cerca cómo la canción fue tomando forma. “Le faltaba una parte para terminar la letra”, dice el baterista. “Mientras tanto, Gustavo pensaba y pensaba qué frase poner ahí. Yo no aguanté más y dije: ‘Arriba el sol, abajo el reflejo’”. Cerati quedó muy sorprendido: “Su cara de felicidad y sus ojos me decían ‘guau qué frase pelaste’”, cuenta Carrizo, que no tardó nada en revelar el origen: “‘Es tuya, está en tu demo’, le dije y con esa frase terminó la letra”.

La lista de participantes en “Puente” registra un nombre extraño al núcleo de músicos que acompañó a Cerati. “Capi: átomos”, cierra la nómina y devela a uno de los aliados clave de un álbum macerado en las largas charlas sobre filosofía cotidiana, arte contemporáneo y anhelos de superación. Capi es Eduardo Capilla, artista plástico y director de cine que, como amigo de Cerati, vivió de cerca todo el proceso que desembocó en el primer disco solista pos Soda. La decisión de Cerati de incluirlo en los créditos es un mimo para el amigo y confidente. “Se refiere a esa idea de deshacer o armar de nuevo a alguien por efectos del amor juntando los átomos que andan desparramados, agrupándolos nuevamente”, dice Capilla. “Desordené átomos tuyos para hacerte aparecer”, dice la letra justo antes de que una sucesión de voces multiplique las partículas de ensoñación.

2. “Lago en el cielo” – Ahí vamos

En el medio de un disco de riffs y chispazos valvulares, este tema sobresale por oposición. La canción que parte al medio la lista de Ahí vamos es el ejercicio pop definitivo del repertorio solista de Gustavo Cerati, con un telar de guitarras en movimiento constante. Casi a contrapelo de su habitual iridiscencia, “Lago en el cielo” es una canción de amor que pide mesura en los actos: “Me sirvió para reforzar algunas ideas, como decir ‘yo sé que todo está increíble, que vamos para el mismo lugar, pero vamos despacio, sin apresurarnos ni crearnos falsas expectativas’”, explicó en 2006.

3. “Crimen” – Ahí vamos

El fin del amor como un irresuelto vandalismo del corazón. Esa podría ser la trama, deliberada y no oculta, del primer corte de Ahí vamos, que musicalmente desconoce el ADN de la propuesta de la obra (guitarrera, catártica, vitalista) presentándose como una balada de piano. Esta excepción estelar encarna el tema crossover por excelencia del artista, el más difundido de su carrera solista, y habilita una veta estilística que nunca continuaría, incluso complementada por un video que parece guionado por Raymond Chandler y sus historias de detectives en quiebre moral.

  • 4. “Adiós” – Ahí vamos

Como una de las pocas baladas dentro de un disco esencialmente rockero y eléctrico, “Adiós” brilla en la simpleza pop de su armonía y en la efectividad de su letra. Sobre una base en mi menor, construida con el arpegio de una guitarra eléctrica sin distorsión, Cerati utiliza la tercera persona del plural para hacer foco en el fin del amor y el deseo arrasado, a través de imágenes de identificación universal. Acá aparece el primer aporte autoral de su hijo Benito (“poder decir adiós es crecer”), toda una máxima blindada cayendo justo sobre el pico emocional de la canción.

  • 5. “Av. Alcorta” – Amor amarillo

Con la agenda dividida entre Buenos Aires y Santiago, Cerati retrató en “Av. Alcorta” esa suerte de vida nómade a ambos márgenes de la cordillera: de un lado, la avenida que surca Núñez; del otro, el barrio trasandino de Providencia en donde esperaba el nacimiento de Benito. Todo ocurre a cimbronazos guitarreros con guiños a Color Humano y Aquelarre, y sobre el final, el último verso (“He cerrado el cielo para ti/ Ya no tengo tierra para mí”) pone a la vista una única conclusión: con los tantos repartidos entre Argentina y Chile, Cerati se sentía un habitante de ningún lado.

  • 6. “La excepción” – Ahí vamos

El punto de partida en la primera sesión de Ahí vamos. Con una banda mínima (Fernando Nalé, Leandro Fresco y Emmanuel Cauvet, a los que se sumaría Richard Coleman en la versión final), Cerati contó cuatro y dio forma a un riff poderoso y distorsionado que definió el concepto general del disco. Con ecos de las texturas de guitarras de Canción animal (1990), “La excepción” es también un ejercicio de estilo autoconsciente: “Yo quería jugar con un ideario rockero, donde las palabras ‘satisfacción’, ‘fuego’ y ‘arder’ son parte esencial, quería que estuvieran ahí”, dijo Cerati.

  • 7. “Amor amarillo” – Amor amarillo

Tras años de giras a bordo de un monstruo cada vez más grande, en 1993 Cerati decidió apretar el botón de pausa para priorizar su paz hogareña. El tema que da nombre a su primer disco solista comprime el cambio de clima: con un riff que alterna entre un vuelo psicodélico en cámara lenta y un flow blusero, el líder de Soda puso en el centro narrativo a su vida familiar, y en particular a la llegada de su primer hijo. “Hay algo en el aire, un detalle infinito y quiero que dure para siempre”, canta embelesado por el contacto con un mundo del que desconocía su existencia.

  • 8. “Déja vu” – Fuerza natural

La construcción de un hit en tiempo real. Cerati explica el misterioso proceso de lo “ya vivido” y juega con su fascinación por retener el tiempo. “Esta canción ya se escribió hasta el mínimo detalle”, dice subido a un in crescendo de guitarras oblicuas y el ritmo sostenido por la batería de Sterling Campbell (David Bowie, The B-52’s). “Es una canción que se escribe sola, que parece haber sido escuchada antes”, dijo Cerati, y su hijo Benito llegó aún más lejos cuando escribió en Twitter: “Veo muchas similitudes entre ‘La carretera’, de Julio Iglesias y ‘Déjà vu’, de mi viejo”.

  • 9. “Me quedo aquí” – Ahí vamos

El último single de Ahí vamos es  una detallada obra de ingeniería musical construida sobre un clima opaco, casi crepuscular, que avanza en fade in. Tras una introducción de guitarras acústicas y teclados de reverberación acuática, la canción crece en instrumentación hasta alcanzar un clima de dream-pop enérgico y guitarrero, con coros y palmas apuntalando el tiempo. En consonancia con el efecto tozudo del título del disco, Cerati imprime esa determinación leonina en una frase que resuena tanto a ADN constitutivo como a latiguillo de batalla: “Terco como soy: me quedo aquí”.

10. “Cactus” – Fuerza natural

Con Fuerza natural convertido en una suerte de viaje introspectivo y autorreferencial, “Cactus” hizo contacto con la formación folclórica de su infancia. Sobre el arpegio de “Tiger Mountain Peasant Song”, de Fleet Foxes, Cerati desarrolló una pieza psicodélica del altiplano. Si “Raíz”, “Sulky” y “Cuando pase el temblor” eran intentos de aggiornar el folclore, “Cactus” hace el proceso inverso: su recorrido es la búsqueda del propio origen en una suerte de ritual chamánico, una levitación suave, que empieza en el desierto norteño y termina entre médanos y témpanos.

11. “Bocanada” – Bocanada

Una observación del periodista Pablo Schanton, luego hilvanada como letra, es el puntapié del tema central del segundo álbum solista de Cerati. Un sampler de Focus (“Eruption”) moviliza la atención y hace desperezar esta alegoría trip-hop sobre la lenta desintegración de un vínculo amoroso (“cuando no hay más que decirnos, se abren al aire vacíos, que dos no pueden respirar”). Influenciado por los modos del prototipo del crooner ilustrado, alla Scott Walker, en vivo Cerati solía interpretarlo despojado de su guitarra, cerrando los ojos, fumando con el texto.

12. “Cosas imposibles” – Siempre es hoy

Esta canción tiene la magia de los clásicos. Uno puede reconocerla al escuchar nada más que las capas de instrumentos que van superponiéndose en la introducción de “Cosas imposibles”: un loop programado al que se suma el hi-hat y el bombo de la batería, un bajo groovero y el rasgueo distorsionado de la guitarra de Gustavo Cerati que termina con el riff leitmotiv del tema. Compuesto con Flavio Etcheto, el primer sencillo de Siempre es hoy, el tercer álbum solista, es un hit –casi bailable– inmortal con un eslogan irresistible: “Quiero hacer cosas imposibles”.

13. “Río Babel” – Bocanada

Con el trabajo de laboratorio de Bocanada, Cerati buscaba saldar una cuenta pendiente de sus tiempos con Soda Stereo: desarrollar el factor rítmico. “Río Babel”, con su impronta hiphop (donde flota esa intro de cuerdas sampleada de “Momma”, de la ELO), fue un claro paso en esa dirección. “Es un tema con base hip-hop que se mueve. Y con algunas frases que me gustan mucho: ‘Uno toma otro barco aunque no quiera’, por ejemplo. Es eso: buscar algo y encontrar otra cosa”, dijo Cerati, que, al momento de buscarle un título, contó con la participación de su hijo Benito.

14. “Vivo” – Siempre es hoy

“El fin de amar es sentirse más vivo”, repite Cerati sobre un remolino de guitarras circulares, en una canción cargada de silencios, como resabio de Soda. El track, en el que diserta sobre la fuerza magnética de una relación de dos, carga con aroma folclórico por su cadencia rítmica, desde donde brota un sampler de “Dazed and Confused”, de Led Zeppelin y un Rhode firmado por Charly García.

15. “Lisa” – Amor amarillo

Inspirado por una especie de la fauna acuática chilena que lleva ese nombre, “Lisa” es una fábula submarina en clave de vals para la generación MTV. Entre guitarras con chorus y texturas en cámara lenta, el escenario y sus protagonistas se desplazan hasta encontrar la fauna abisal. Cerati lleva la canción a una coda luminosa con una batería programada y un solo de guitarra épico.

16. “Tabú” – Bocanada

Mucho antes de terminar Bocanada, Cerati tenía en mente a “Tabú” como apertura del disco. Un arranque a puro groove que descolocaba a los seguidores de Soda y exhibía citas explícitas. La más notoria es el sample de “Waltz for Lumumba”, tema de los ingleses The Spencer Davis Group. Épico y cinematográfico, Cerati inaugura su etapa crooner cargado de sensualidad y misterio.  

17. “Tu medicina” – Colores santos

Que dentro del universo compartido que significó el disco Colores santos “Tu medicina” haya sido la única canción firmada únicamente por Cerati tenía razón de sobra: fue dedicada a su padre Juan José, fallecido poco tiempo antes de cáncer de pulmón. “Revisé tu abrigo, todo estaba ahí, tus cosas/ Todo sigue ahí”, canta Cerati sobre una base de rock austera y ardorosa.

18. “Pulsar” – Amor amarillo

En el medio de un disco definido por el intimismo de entrecasa, “Pulsar” brilla por oposición. Construida sobre el audio de los latidos de Benito en una ecografía, un sample de Alan Parsons Project y un beat del dúo sueco de rap Rob ’n’ Raz dan forma a una pieza que lleva de las narices a la pista de baile en un trance sintético, hasta que el clima estalla en un solo de guitarra fervoroso.

19. “Te llevo para que me lleves” – Amor amarillo

Dentro de los distintos aspectos del intimismo doméstico que atraviesa Amor amarillo, este tema es la celebración de una situación sentimental en presente continuo. Las voces de Cerati y Cecilia Amenábar se turnan en un formato de llamada y respuesta, guiados por guitarras acústicas en plan de fogón lisérgico y con un clip que hizo escuela.

20. “Paseo inmoral” – Bocanada

El tema que desbarata la introspección orquestada de Bocanada se mece en la euforia del inmortal beat de “Rock and Roll part 2”, de Gary Glitter Band. La letra es una colaboración directa de Francisco Bochatón, que empuja a remedar al poeta inglés William Blake, aportando “y después, un paseo inmoral, noches de longevidad”, en el trip más hedonista de la obra.

21. “Karaoke” – Siempre es hoy

Retomando el bit elevado que ubica a Siempre es hoy como un álbum apuntado a la pista de baile, “Karaoke” resultó uno de sus tracks más populares y difundidos gracias a la pregnancia de un ritmo sostenido por arpegios de guitarras con echo y su base de bajo que se despliega como un loop pegadizo. Cerati parece destilar ironía bailando sobre las cenizas de una relación acabada.

22. “Rombos (un cuarto lleno de rombos)” – Amor amarillo

Rescatada de las sesiones de Dynamo, es una de las canciones más abstractas de Cerati, inspirada en una pesadilla recurrente de su adolescencia. Con las guitarras convertidas en telares de texturas sonoras, todo fluye entre variaciones mínimas de acordes y cambios repentinos de climas. El dreampop de Slowdive y Lush, leído en tiempo real.

23. “Vuelta por el universo” – Colores santos

Un remix oculto de “Crazy”, el éxito de Seal, es la matriz que abre el disco. Aunque la cita, evidente en los primeros compases, no figura en los créditos. El tema es un exquisito modelo de pop detallista. La astronomía, el trip continuo y un ritmo envolvente proyectan los anhelos del dúo abocados a la búsqueda de la canción perfecta.

24. “Artefacto” – Siempre es hoy

El tercer corte de siempre es hoy, uno de los temas más rockeros, es el resumen perfecto del espíritu del disco: un híbrido entre samplers, loops y scratches –la senda electrónica por la que venía Bocanada, pero con más groove–, guitarras cargadas de distorsión y algunos solos épicos. “Lo que pasa a nivel armónico y de guitarras está relacionado con el rock”, dijo Cerati a RS.

25. “Al fin sucede” – Ahí vamos

Una oda a las profecías autocumplidas, la canción que abre Ahí vamos es la misma que utilizaría para comenzar todos los shows de la gira de presentación. Como acto de reafirmación rockera, el mismo que pretende trasuntar la obra, es efectivo: se abre paso a los guitarrazos, como convocando a los fantasmas eléctricos que alimentaban Canción animal (1990), de Soda Stereo.

26. “#” – Fuerza natural

Formalmente, el cierre de la carrera de Cerati es esta pieza titulada con el signo de numeral que asoma transcurridos unos minutos del final de “He visto a Lucy”, completando Fuerza natural (2009). En un marco sonoro que asemeja un ejercicio de David Gilmour en Pink Floyd, se sirve de la simbología numérica para concluir: “Alfa y omega, todo principio y final”.

27. “Verbo carne” – Bocanada

Definida por la pomposidad de una orquesta dirigida por Gavin Wright y registrada en Abbey Road, “Verbo carne” resuena cinematográfica e íntimamente épica, tan solo sobre una percusión ligera, casi imperceptible. Es una primera aproximación del ex Soda a este formato antes de 11 Episodios Sinfónicos, editado dos años más tarde, donde también se incluye esta composición.

28. “Colores santos” – Colores santos

“Dedicado a la memoria de Juan José Cerati”, dice el booklet del disco que unió a Cerati y Melero en una cumbre de pop electrónico cruzado por el duelo y la perdida. La muerte del padre de Cerati se adueña de varios temas (“Tu medicina”), pero es “Colores santos” el testimonio más sentido bajo un ritmo marcial y una guitarra rabiosa mientras la letra explica deseos imposibles.

29. “He visto a Lucy” – Fuerza natural

¿Y qué tal si “Lucy” no es la chica a la que Anita Álvarez de Toledo le pone coros y primera persona, sino el voluble Lucifer? Esta suite, que arrastra una cita formal de “El Parque” (tema de Spinetta para La Pesada), se desliza con suntuosa obscenidad y desarrolla la Summa ceratiana de componer: un pie en la tradición de nuestro rock y otro, literalmente, en el más allá.

30. “+Bien (peli mix)” – +Bien

Además de asumir un rol protagónico en la película de Eduardo Capilla, Cerati compuso el soundtrack de +Bien. La colaboración de Leandro Fresco es clave en un recorrido por la música ambient, el techno abstracto y ciertos ecos minimalistas, juegos electrónicos basados en melodías ínfimas. A modo de mix bailable, el tema abre la pista casi como la celebración luego de un viaje bizarro.

31. “Tráeme la noche (con Andy Summers)” – Outlandos D’Americas

“Pobre Andy, le cambié la afinación del tema, entonces ese riff tan maravilloso de guitarra ya no le funcionaba tan bien desde el punto de vista mecánico, así que lo tuvimos que hacer a dos manos”, dijo Cerati sobre esta versión. Summers y Copeland le propusieron reemplazar a Sting en un probable regreso del trío, pero Gustavo dijo que no.

32. “Sudestada” – Siempre es hoy

Las primeras notas del piano magistral de Charly García, invitado de lujo, introducen el comienzo de esta balada con tintes electrónicos y sirve de colchón para la voz de Cerati. Mientras avanza, las guitarras, la batería, los teclados y las programaciones se mezclan como olas de un mar que se va enrareciendo. La letra se apaga despacio para darle lugar a una sección instrumental.

33. “Vértigo” – Inédito

En octubre de 2004, Cerati estrenó en vivo una adaptación de esta canción –que no tiene registro oficial– para tocar en formato de banda en España. La versión original, en la que se combina el riff de guitarra cristalino que usaría más tarde en “Rapto” con programaciones, sintetizadores y cajas de ritmo, la había creado casi un año antes en un cuarto de hotel con Roken.

34. “Sal” – Fuerza natural

El faro de José Ignacio, un pueblo pesquero de Maldonado, Uruguay, fue la inspiración de esta oda al mar. Ahí, donde Cerati tenía una casa de verano, escribió la letra con la ayuda de Benito y del compositor Adrián Paoletti. Su melodía es un teletransportador sonoro que se sumerge en un trance de nostalgia y paz. La banda sonora para recordar las mejores vacaciones en la playa.

35. “Fuerza natural” – Fuerza natural

Para el comienzo de la canción, Cerati sampleó el riff hipnótico de “John Barleycorn Must Die”, de Traffic, y algunas notas de la guitarra principal de “Same Old Blues”, de Captain Beefheart & His Magic Band, que intervino cambiándole el tono. Inspirado por temas de los 70, trabajó casi ocho horas en su estudio probando guitarras, amplificadores y pedales, hasta lograr su sonido.

36. “A merced” – Amor amarillo

“Tomar la dosis y levitar, atado a tu belleza inconsciente que mece mi espíritu y cuelga”, canta como un susurro Cerati, alejado por un tiempo de Buenos Aires y de Soda, en uno de los momentos más íntimos de Amor amarillo –su debut solista–, entre guitarras electroacústicas. Lo acompaña en coros y bajos Cecilia Amenábar, su musa inspiradora en este tema y todo el disco.

37. “Tu locura” – Canciones elegidas 93-04

“Ya no hay más que hacer, sos tu propia ayuda”, canta Cerati como una confesión y la voz doblada en el estribillo de esta gema outsider de su discografía. Compuesto para la cortina de la novela Locas de amor, de Canal 13, por la que fue nominado a los premios Martín Fierro, apareció como bonus track de su primer disco recopilatorio.

38. “Bomba de tiempo” – Ahí vamos

La canción más bailable de Ahí vamos, el disco con el que Cerati terminó de consolidar su carrera solista, empezó siendo un tema instrumental influenciado por la rítmica del grupo dance punk !!!. Estuvo a punto de publicarse así, pero al final le agregó la letra, que habla del peligro de una situación a punto de explotar. Un pequeño oasis en medio de una marea de temas de distorsión.

39. “Engaña” – Bocanada

Pensada como el relato de una relación fallida, “Engaña” es dos canciones en una, construida sobre samples reacomodados de manera constante. En una primera parte es un folk suave edificado sobre tomas de la guitarra de Steve Miller. Después, un soundtrack de John Barry devuelve la canción a un estribillo lleno de pinceladas en tonos menores, donde nada es lo que parece ser.

40. “Cabeza de medusa” – Amor amarillo

Mezcla de folk tocado sobre una base Madchester, “Cabeza de medusa” es la extrapolación de la mitología griega al universo privado de su autor. Las ansias de libertad se cruzan con advertencias primero y tentaciones después. Ahí donde Caravaggio y Benvenuto Cellini retrataron la muerte de la bestia, Cerati opta por una salida más sensata: huir antes de que sea muy tarde.

LISTA DE VOTANTES Y MÉTODO DEL RANKING

Adrián Taverna (sonidista), Andrea Álvarez (música), Tweety González (músico/productor), Leandro Fresco (músico), Fernando Nalé (músico), Diego Lucente (Tour manager de Cerati), Agustín Guevara (Spotify Argentina)

Textos: Oscar Jalil, José Bellas, Joaquín Vismara, Juan Barberis y Manuel Buscalia.

Cómo se elaboró la lista: Para definir el ranking de las “40 mejores canciones” de Cerati, más allá de Soda, ROLLING STONE convocó a un panel de expertos formado por músicos y productores con un conocimiento profundo de su obra. A cada uno se le pidió que eligiera los diez mejores temas de la discografía solista, incluyendo colaboraciones en otros proyectos. A partir de esos resultados y sumando sus propios aportes, los editores de RS completaron esta lista.

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