Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente
Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

La puerta al alma de Kamasi Washington

Uno de los más grandes exponentes del jazz en la actualidad, nos habla sobre lo que significa la música para él

Por  PABLO MONROY

febrero 18, 2021

Cortesía

Una puerta se abre cada vez que Kamasi Washington toca su saxofón, una puerta al interior de una de las mentes más importantes del jazz en la actualidad. Por ésta se asoma su alma, un alma que ha hablado a través de la música casi desde el momento en el que Kamasi empezó a hacerlo con palabras.

“Era muy joven. Empecé a tocar la batería cuando tenía tres años. Mi papá era músico, así que era algo que todos hacíamos. A los 11 años fue cuando empecé a sentir que no sólo era algo que hacíamos en la casa, era algo mío, era parte de mí. Fue entonces cuando empezó a gustarme el jazz y empecé a sentirlo por dentro. Siempre ha sido el principal vehículo para expresarme, es como una puerta que tiene mi alma para salir, siempre ha sido una manera para expresar lo que soy, cómo soy y lo que he vivido. Es una ventana a quien soy en realidad”, menciona Kamasi.

Eso que sentía por dentro se manifestó de muchas maneras, pero los grandes artistas de jazz orillaron a Kamasi a acercarse al saxofón, y a pesar de la resistencia de su padre, no lo volvió a soltar. “Empecé con la batería, después con el piano y luego con el clarinete. Cuando empezó a gustarme el jazz, vi que la mayoría de los artistas tenían saxofones, no clarinetes. Quería cambiarme al saxofón, pero mi papá no me dejaba, decía que tenía que pasar más tiempo con el clarinete primero. Un día tuvo un ensayo y dejó su saxofón afuera, así que lo tomé y empecé a tocarlo, y podía tocarlo. Fui a decirle a mi padre: ‘Muy tarde, ya cambié de instrumento’, le toqué una canción y dijo: ‘Ok’”.

La mente de Kamasi Washington siempre fue brillante. Aunque estuvo continuamente en contacto con la música, también se interesó por temas más empíricos. “No sabía que me dedicaría a la música, me gustaban mucho las matemáticas y la ciencia, mi madre era maestra de química. Aunque sabía que siempre tocaría música, había una diferencia para mí entre alguien que tocaba un instrumento y un músico. Tenía como 17 años cuando me di cuenta de que a eso me iba a dedicar.

Cuando me gradué de la secundaria, fui a UCLA y llevé calculo y microbiología, me di cuenta de que me gustaba pero no lo amaba, y sí amaba la música”, recuerda.

Con las matemáticas y la ciencia, Kamasi pretendía entender mejor el universo, pero con el jazz se encontró con uno completamente nuevo. “Cuando empecé a tocar jazz, sentí que tenía acceso a todo un universo nuevo. Ese sentimiento me hizo enamorarme de la música”.

Al ser uno de los exponentes más grandes del género en la actualidad, Washington se ha encontrado con que sus mensajes llegan a lugares que no imaginaría, al ser un músico mundialmente reconocido, su proceso creativo se ha vuelto más interesante y desafiante. “Sientes el alcance de tu arte y el peso de tu voz, sientes que las cosas que dices y haces van a llegar a las personas. Hace en proceso creativo un poco más pesado. Escribir es más difícil, pero más fácil al mismo tiempo. Sabes que si escribes algo hermoso llegará a algún lugar, pero también es difícil escribir algo hermoso”.

La música es la principal manera en la que Washington deja salir su creatividad, pero no la única. Recientemente, ha puesto empeño en una obra que nació de un sueño y que más tarde este año estará plasmada en una novela gráfica: “He estado trabajando en eso más que en mis canciones recientemente. Todo empezó con un sueño que tuve y desde ahí he estado desarrollando la historia. Empecé a escribirla hace poco, lo más apegado posible a como fue la historia en mi cabeza. Es una manera diferente para expresar mi creatividad. No soy escritor así que ha sido difícil, pero muy divertido”, dice Kamasi mientras ríe de manera penosa.

Con colaboraciones con nombres como Snoop Dogg, Ms. Lauryn Hill y Kendrick Lamar, Kamasi Washington se ha convertido en una entrada para que nuevas generaciones se acerquen al jazz, y esto para el angelino es algo emocionante. “Podré ser el primero al que escuchan de este género, pero hay tantos álbumes y artistas increíbles que se vuelve emocionante. Me gustaría regresar en el tiempo y volver a escucharlos por primera vez. La música es muy poderosa, especialmente la primera vez que la escuchas. Yo sólo soy el principio de un viaje lleno de aventuras increíbles y hermosas”.

De joven, Kamasi se encontró con que la habilidad no es lo único que se requiere para cumplir tus metas, se necesitan las oportunidades y un poco de suerte, y que incluso, leyendas como Herbie Hancock batallan con la ambición de llegar a ser mejores. La frustración no es algo ajeno para él. “El reto más grande de ser músico es entender que tu carrera y tu habilidad no siempre van de la mano. Cuando eres joven puedes tener una gran habilidad para hacer las cosas, pero no se te presentan las oportunidades. Hice una gira recientemente con Herbie Hancock y me habló de cómo él todavía intenta llegar más arriba y a más lugares, es algo de toda la vida, es hermoso, pero también puede ser frustrante”.

Washington tiene una audiencia multigeneracional y de todas partes del mundo, se ha parado en escenarios como el de Coachella y Glastonbury para tocar Heaven & Earth –su más reciente álbum–, es un músico educado que ha colaborado y salido de gira con los artistas más reconocidos, pero la mayor lección que ha aprendido, es a romper las reglas y estar presente cuando la música suceda. “La música pasa en el momento. En la escuela aprendes las reglas que te enseñan a hacer la música que crees que quieres hacer, pero cuando sales, te das cuenta de que esas reglas no importan, y que todo lo que crees saber es irrelevante para lo que está sucediendo en el momento. Te tienes que enfocar en lo que pasa y no en lo que tendría que pasar”.

CONTENIDO RELACIONADO