El boom de la música en vivo: detrás de la notable reactivación de la escena en Buenos Aries

Las pequeñas y medianas salas de conciertos de la capital retoman el ritmo y logran crecer en convocatoria tras un período difícil

Por  JOAQUÍN VISMARA

agosto 12, 2022

Una noche de fiesta en Niceto.

Archivo La Nación

Después del período de ensayo y error de finales de 2020 y gran parte de 2021, la música en vivo en la ciudad volvió a ver números similares a los que había antes del inicio de la pandemia. “Estamos con sold-outs uno detrás del otro, necesitábamos que volviera el ritmo de shows con lo que vaya a ser la normalidad ahora”, dice Diana Glusberg, programadora de Niceto Club. En los primeros meses, las fiestas del Club 69 y Bresh atiborraban la sala mientras que los conciertos tardaron en alcanzar ese mismo nivel de convocatoria. Pasado el tiempo, Raly Barrionuevo agotó tres funciones, y Marilina Bertoldi llegó en una hora al sold-out para el repaso en dos noches de su álbum Sexo con modelos

Un recorrido similar ocurrió en el Club Cultural Matienzo. “Se percibe que el público necesitaba eso”, dice Alan Fabulous, del venue de Almagro, al repasar la convocatoria de fiestas como La Puto y El Abrazo Cumbiero. “Hoy ya está más normalizado con los conciertos. Fue complicado porque hicimos un gasto para poner todo en función de los protocolos esperando que la gente veniera, y empezó a hacerlo muy de a poco”, explica antes de repasar una programación que suele incluir quince funciones por semana de jueves a domingo y que se completa con cine, muestras y artes escénicas. 

Para Horacio Pessagno, de La Trastienda, la reactivación llegó a partir de febrero y marzo, con la apuesta centrada en ciclos de Estelares, Massacre y Nonpalidece, y también la apertura de la curaduría a artistas como Karina y Lázaro Caballero. La convocatoria en la sala de San Telmo parece esquivar el presente económico. “El que predice algo y acierta tiene suerte, pero yo apuesto a que el segundo semestre va a aproximarse a los años previos a la pandemia”, completa. 

En una escala más reducida, en Café Berlín también aseguran un balance positivo en la boletería. “Tenemos funciones de martes a domingo, con varios sold-out y nunca bajamos de mitad de sala, jamás hubo que suspender”, remarca el productor Javier Celoria, que encuentra como punto fuerte la programación del lugar para 150 espectadores, que va de Chango Spasiuk y Teresa Parodi a Julieta Venegas y Fabiana Cantilo, pasando por Hugo Fattoruso, Richard Coleman y Los Amados

Con una capacidad de sala similar, en Strummer Bar, el spot administrado por Leo De Cecco y Luciano Scaglione, de Attaque 77, destacan que junio fue recién el primer mes en el que notaron el impacto económico en el público. “Todo el tiempo están escribiendo bandas contactándose para tocar. Marzo, abril y mayo fueron nuestros tres mejores meses de convocatoria. Hace unos días tocó Baccarat, y eso trajo un público que quizás de otra manera no hubiera llegado al lugar”, explica el baterista.   

En lo que todos parecen coincidir es que, así como otras veces el ocio fue el primer recorte que el público realizó a su presupuesto personal, hoy se da un efecto inverso. “Tenemos entradas económicas porque queremos que vengan todes, la gente necesita recuperar eso”, dicen del Matienzo. En una sintonía similar, Pessagno analiza: “Es más redituable gastar la plata en un concierto que guardarla, por lo menos te enriquece el alma”. Y, con notable poder de síntesis, Glusberg remata: “¿Para qué vas a guardarte medio peso si mañana va a valer nada?”.

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