Era 1973 y Marlon Brando acababa de ganar su segundo Óscar por su papel de Don Vito Corleone en El padrino (1972), sin embargo, la ceremonia de los Premios de La Academia de tal año no transcurrirían con su frivolidad acostumbrada. El actor se negó a aceptar el galardón como protesta por el trato y mala representación de los pueblos originarios en la industria cinematográfica.
En su lugar envió a Sacheen Littlefeather, activista indígena de los pueblos Apache y Yaqui, quien subió al escenario para rechazar la estatuilla en nombre de Brando y leer el discurso del actor que por su extensión tuvo que ser enviado a la prensa después de la ceremonia. “Sus razones [para no aceptarlo] son el tratamiento que reciben los nativos americanos en la industria del cine y retransmisiones de películas en televisión, al igual que los hechos recientes en Wounded Knee”, dijo en parte de su discurso que tuvo que ser improvisado por las limitaciones en la transmisión.
Littlefeather, que en ese entonces se desempeñaba como presidente del Comité Nacional de Imagen Afirmativa de los Nativos Americanos, fue abucheada y aplaudida por el público al finalizar su intervención. Posteriormente, tuvo que bajar acompañada de dos guardias de seguridad, acto que agradeció ya que un enfurecido John Wayne quiso bajarla él mismo del escenario. Y por si fuera poco, a medida que caminaba, personas racistas le hicieron el ‘tomahawk chop’, un gesto profundamente discriminatorio para los nativos americanos. En las semanas siguientes, continuó siendo víctima de racismo con medios negando sus orígenes, asegurando que todo se trataba de una búsqueda de fama e incluso acusándola de ser una amante de Brando.
A casi 50 años del suceso, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMPAS) se disculpó con Littlefeather a través de una carta firmada el 18 de junio, pero conocida públicamente este lunes 15 de agosto. “Diste una declaración poderosa que continúa recordándonos la necesidad del respeto y la importancia de la dignidad humana”, se lee en un fragmento del comunicado. “El maltrato que sufriste a causa de esta declaración fue injusto e injustificado”.
“Respecto a la disculpa de la Academia, los indígenas somos personas muy pacientes. ¡Solo han pasado 50 años!”, respondió la activista. “En todo momento tenemos que mantener nuestro sentido del humor sobre esto. Es nuestro método de supervivencia”.
La Academia también anunció Una tarde con Sacheen Littlefeather, un espacio que se realizará el 17 de septiembre y en el que ella compartirá sus reflexiones de los Premios Óscar de 1973, con el propósito de “mirar hacia un futuro basado en la sanación y celebración”. El evento hace parte de los programas que adelanta el Museo de la Academia con artistas y comunidades que han aportado culturalmente al cambio de la industria del entretenimiento.
Aquí puedes leer la carta completa:
Querida Sacheen Littlefeather,
Hoy, en nombre de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, con el más sincero reconocimiento de tu experiencia en la edición 45 de los Premios de la Academia, te escribo una carta que ha tardado mucho en llegar.
Cuando subiste al escenario en 1973 para rechazar el Óscar en representación de Marlon Brando, en reconocimiento de la mala representación de las personas nativas americanas en la industria cinematográfica, diste una declaración poderosa que continúa recordándonos la necesidad del respeto y la importancia de la dignidad humana.
El maltrato que sufriste a causa de esta declaración fue injusto e injustificado. La carga emocional que has vivido y el sacrificio de tu propia carrera en nuestra industria son irreparables. Durante mucho tiempo, no se ha reconocido la valentía que demostraste. Por ello, te ofrecemos nuestras más profundas disculpas y nuestra sincera admiración.
No podemos cumplir la misión de la Academia de “inspirar la imaginación y conectar el mundo a través del cine” sin el compromiso de facilitar la representación e inclusión más amplias que reflejen nuestra población global diversa.
Hoy, casi 50 años después, y con la orientación de la Alianza Indígena de la Academia, nos mantenemos en nuestro compromiso de garantizar que las voces indígenas –las narradoras originales– sean colaboradoras visibles y respetadas en la comunidad global del cine. Estamos decididos a fomentar una industria más inclusiva y respetuosa que aproveche el balance entre el arte y el activismo para ser un impulso para el progreso.
Esperamos que recibas esta carta con ánimo de reconciliación y como un reconocimiento de tu papel fundamental en nuestro camino como organización. Siempre estarás grabada, respetuosamente, en nuestra historia.
Con los más cálidos saludos,
David Rubin
Presidente de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas