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Karol G apostó por ella misma y ganó

La superestrella colombiana puso su alma al desnudo y superó el desamor

Fotografías De Domen Y Van De Velde; Estilo De Nicola Formichetti; Diseño De Brian Roettinger

agosto 23, 2023

Es el último día de junio y a unos 15,000 fans no les importa enfrentar el denso smog de Nueva York con tal de ir a alabar a Karol G. En el Rockefeller Center, una muchedumbre se congrega para presenciar el debut de la superestrella en el programa matutino The Today Show. Entre el público hay personas con jeans “levanta-cola” –de los que realzan la figura– y camisetas color amarillo vibrante de la selección nacional de fútbol de Colombia. Incluso, se ve a una niña pequeña que lleva una camisa negra en la que se lee el apodo de la artista: “Bichota”.

Dentro del rascacielos, el camerino parece una gran reunión familiar: una docena de representantes, asistentes y maquilladores hablan entre sí, revolotean alrededor de Karol y bromean mientras le hacen los retoques finales antes de la última prueba de sonido. Son las cinco de la mañana y la mayoría no hemos dormido más de tres horas, pero ella, de 32 años, está radiante y tiene un entusiasmo envidiable, de ese que solo poseen quienes están acostumbrados a despertarse a esas horas. Afuera, escuché a una fan decir que seguro La Bichota aún está dormida. Cuando se lo cuento, suelta una carcajada. “¡No dormí!” , exclama con su acento paisa ‘cantaíto’ y una sonrisa de oreja a oreja.

Su tía, con quien vivió una breve temporada cuando era adolescente, ha viajado desde Long Island para apoyarla. Por supuesto, luce una camiseta con el arte del último álbum de su sobrina, Mañana será bonito. Ha traído empanadas colombianas que compró en una panadería de Hempstead para todo el equipo, pero se sorprende al no ver en dónde calentarlas. “¡No se puede comer empanadas frías!”, protesta. Su aura de tía está llegando a niveles estratosféricos.

Tras una rápida prueba de sonido, Karol vuelve al camerino a vestirse para la actuación: una falda de tubo blanca, un crop top de manga larga color malva y unas botas de plataforma rosa eléctrico. Su rostro con forma de corazón está enmarcado con una trencita y apliques plateados en su cabello, mientras en su cuello cuelga una gran cruz adornada con piedras magenta. En el backstage, el jefe de seguridad se asoma y dice que hay tanta gente que la Policía de Nueva York ha pedido refuerzos. Parece ser que algunos fans no han conseguido entrar en el recinto y están obstruyendo la Quinta Avenida en un intento por acercarse al escenario como sea.

Durante toda la mañana, han circulado rumores de que el público de Karol superó al de Harry Styles cuando este se presentó en el mismo programa hace un año. Pero a medida que pasan las horas, parece que las especulaciones pueden confirmarse: el equipo de Today piensa que no solo ha eclipsado a Styles, sino que también ha batido el mayor récord de público del show, ocupado en 1999 por Ricky Martin. En cierto momento, Al Roker se asoma por una puerta, vistiendo un traje de sastre azul celeste, y grita: “¡Esto no se ve desde Ricky Martin!”.

Hasta parece no ser casualidad que quizás haya superado en asistencia a un artista que allanó el camino para el ascenso de la colombiana hacia el mainstream. Junto con pesos pesados como Bad Bunny o J Balvin, Karol forma parte de una nueva generación de artistas latinoamericanos y de ascendencia latina que se han hecho un lugar en el mercado pop estadounidense. Allí, están reescribiendo las narrativas viejas sobre las barreras lingüísticas y las malas prácticas del marketing. Con frecuencia, sus logros comerciales se han sustentado en relatos positivos de reafirmación cultural que dejan fuera nuestras diferencias raciales, lingüísticas y geográficas, reforzando la idea de que todos somos un mismo pueblo. A la vez, la capacidad de Karol de establecer nuevos récords desafía una noción xenófoba que la industria musical angloparlante ha perpetuado durante bastante tiempo: la mentira de que la música en español es de nicho, poco conocida e impopular.

Desde que lanzó su primer disco, hace seis años ya, la frescura de su música y su habilidad de conectar con la gente le ha valido millones de oyentes a lo largo y ancho del mundo. Su estilo se mece entre el ritmo del reggaetón, el afrobeat, el dancehall y el trap. Y, entre sus melodías luminosas que son aptas para la radio, canta historias universales sobre la traición, el desamor y el triunfo. Sus canciones son perfectas para perrear en la playa o en una discoteca y,  al ser cantadas por una mujer, son un respiro de la perspectiva masculina sobre la conquista y el sexo que abunda en el género. Esta mezcla de ingredientes mágicos ha materializado un año excepcional para Karol, siendo catapultada a un nuevo nivel de fama en los últimos meses. En marzo, Mañana será bonito se convirtió en el primer disco cantado en español por una mujer que consigue llegar al número uno de la lista Billboard 200 y, en estos momentos, es el álbum latino más vendido de este año. En junio pudimos escuchar una de sus canciones en la banda sonora de Barbie y, además, se ha convertido en la primera latina en ser cabeza de cartel en Lollapalooza. Por si fuera poco, también ha anunciado una gira multitudinaria por Estados Unidos.

CHAQUETA Y PANTALÓN PLATA DE BUERLANGMA. TOP PLATA DE GIUSEPPE DI MORABITO.

Hace unos pocos días, lanzó el álbum que complementa el anterior; un manifiesto personal llamado Mañana será bonito (Bichota Season). Pero Karol todavía está procesando todos estos hitos. “Yo me imaginé que iba a lograr muchas cosas en mi vida, pero la verdad nunca me imaginé estar en donde estoy. Llegar a tantas personas, tocar a tantas personas en tantos aspectos… Me vuela la cabeza todavía”, dice. “La vida me ha demostrado que tantas cosas son posibles. Tengo diez veces más ambición y visión que lo que me imaginaba”.

Después de más o menos una hora, Karol deja por fin el camerino. Sale del backstage y entra al vestíbulo del rascacielos, desde donde hará su entrada a la plaza luego de atravesar unas puertas doradas. Su equipo la rodea para protegerla de las fotos de la gente que pasa por allí y, durante unos instantes, la cantante se da media vuelta y oculta su cara detrás de un muro donde nadie puede verla. De la nada, su tía se hace a mi lado y murmura: “Si yo soy la tía y yo estoy nerviosa, ¡imagínate cómo estará ella!”. Llegado el momento, se da la vuelta, les choca la mano a todos los miembros de su equipo y sale frente al público.

Por estos días, Karol desborda confianza y si pasas cinco minutos con ella, te hechizará. Quizás te conquiste cuando la veas dar saltitos alegres mientras grita “¡qué  chimba!” (expresión que en Colombia significa “maravilloso”) al emocionarse con un tema nuevo, cosa que ya ha sucedido por lo menos tres veces. Puede que te parezca encantadora al susurrarte al oído un chiste sobre un fan demasiado intenso. O tal vez te cautive cuando, después de cantar un verso de Bichota Season, se ría de la fragilidad masculina de una expareja. O, de pronto, finalmente lo consiga cuando despliegue su enorme amabilidad. No todas las celebridades te ofrecen pedir servicio a la habitación si no has comido.

El día anterior a su presentación en The Today Show, ese carisma brilla con todo su esplendor. Karol G me abre la puerta de su suite en el lujoso hotel Barrière Fouquet’s de Nueva York, usando una bata blanca y con el pelo mojado. Su cabello rosa pastel es la más reciente elección de una rueda de colores que la ha llevado a lucir azul neón y rojo cereza en sus últimos dos ciclos discográficos.

TOP DE MALLA NEGRO DE NATALIA FEDER. CHOKER de BOOTZY COUTURE. GUANTES DE CUERO NEGRO DE KRISTINA K.

Dentro de la suite, paneles palo de rosa adornan las paredes y un gran sofá de terciopelo está al pie de un enorme tocador con luces, en el que la rodean sus maquilladores. Maletas llenas de paletas de sombras de ojos, secadores y ropa cubren el suelo como si fueran piezas de un rompecabezas, pero encuentro un huequito en el sofá y me dejo caer mientras Karol se pone una sudadera rosa sin mangas y unos pantalones militares con manchas. Su maleta de equipaje está cubierta de calcomanías de los dibujitos que aparecen en la portada de Mañana será bonito. También, un peluche de la sirena pelirroja de la ilustración cuelga de una silla en una esquina.

Karol se toma el día con calma después de que ayer tuviera que pasar cuatro horas posando para su figura de cera oficial en el Museo Madame Tussauds. Le pregunto si tiene la potestad de aprobar la versión definitiva, porque a veces las obras no son representaciones demasiado fieles. Me dice que sí, y duda antes de mencionar el caso de la inolvidable estatua de Cristiano Ronaldo que se hizo viral en 2017. Me enseña la imagen de la escultura del futbolista en su teléfono y también al resto de las personas en la habitación, sin dejar de reírse pícaramente por el dudoso parecido que tenía aquella representación con el jugador. Al cabo de unos segundos, recupera la compostura y recuerda que es una estrella del pop internacional. Se serena y dice entre risas: “Qué pena”.

Karol pone una silla delante de mí, lista para enseñarme Bichota Season. Son canciones completamente nuevas, pero con cierta conexión con Mañana será bonito, que fue el tipo de álbum de ruptura que sabe captar cada fase caótica y compleja de una separación: las noches que pasamos sin dormir mirando fotos viejas, deseando que ese amor aún fuera tuyo; la epifanía cuando te das cuenta de que tu sufrimiento no es permanente y las fiestas con tus amigas en busca de alivio.

Mañana será bonito es una crónica de la separación pública con su exprometido, el rapero puertorriqueño Anuel AA, en 2021. Karol dice que el fracaso del compromiso –y la experiencia de procesarlo a través del disco– fue emocionalmente exigente. La artista colombiana no suele hacer música de carácter íntimo, pero este disco se erige sobre la creencia de que la vulnerabilidad puede ofrecerle una sensación de autonomía. “Las dos semanas anteriores yo no dormía, yo no comía”, dice. “Estar tan expuesta en mi música fue superheavy, psicológicamente […]. Imagínate que a ti te pase algo y entonces tú tengas que contarles a millones de personas lo que te pasó”.


“Muchos artistas latinos estamos haciendo un trabajo demasiado grande por nuestra comunidad latina”.


Los efectos colaterales de la relación fueron amargos y estuvieron llenos de resentimiento, provocaron debates y corrieron ríos de tinta sobre la masculinidad tóxica y la misoginia hacia las mujeres negras. Esto último en parte debido a las actitudes salidas de tono de Anuel y a los comentarios racistas de fans hacia la siguiente pareja del cantante, la dominicana Yailin La Más Viral (ya no están juntos). Más recientemente, el boricua se ha dedicado a etiquetar a Karol en publicaciones de Instagram en las que, aparentemente, se burla de su canción con Shakira, además de mencionarla en sus conciertos. Durante unos premios en junio, el cantante llevó una camiseta que rezaba, “Estás con Feid, pero sabes que eres mía”, en referencia a la relación que se rumorea que tiene la artista con el reggaetonero colombiano.

Pero, mientras que Mañana será bonito hablaba de la sanación tras una ruptura dolorosa, Bichota Season adopta un enfoque distinto. En este disco, ella está lista para dejar atrás el desamor y para dar la bienvenida a una nueva época sin concesiones. Para ella, este nuevo trabajo representa tanto un credo personal como un punto de inflexión; un manifiesto sobre su emancipación tras los efectos de una catástrofe amorosa. “Yo de pronto echo para atrás en mi mente a los momentos que yo sentí, ‘Me estoy muriendo y no voy a poder con esto’”, comenta. “Y es como si mi yo de hoy dijera: ‘Mira, tan lindo todo esto’.  Es lo que tuve que pasar para el hoy”.

‘S91’, el primer sencillo del disco, estaba pensado para formar parte de Mañana será bonito. La canción incluye un fragmento de Karol leyendo el Salmo 91, un mantra de poder en su familia. “Mi mamá decía que era una oración de protección, de que nada nos podía tocar”, explica. El tema no encajó con el resto del disco, pero tampoco lo conseguía como un bonus track en una edición deluxe. “Y sentía que si yo incluía [‘S91’ en el LP], el día de mañana, cuando la gente fuera a escuchar el álbum entero, se iba a perder la historia”.

Así, Karol utilizó esa canción como un punto de partida y se imaginó el universo de Bichota Season. En un sentido, este disco tiene mucho más de confrontación y proyecta un futuro liberador que aún requiere de sacar las garras. Su título invoca el apodo de mujer empoderada que adoptó en 2020 tras lanzar una canción con el mismo nombre, aunque el término proviene del argot puertorriqueño y significa “jefa de narcotraficantes”. En el pasado, su alias le ha valido algunas críticas por parte de sus fans, que sugieren que su reapropiación como herramienta de empoderamiento borra la violencia y las luchas que rodean el contexto real de la palabra.

La artista cuenta que Bichota Season habla de recuperar la “confianza en una misma” y de “deshacerse” del miedo. “Trata de una mujer que se siente orgullosa del punto en el que está y de todo lo que tuvo que pasar. De que nunca se dejó y de que siempre tuvo una voz interior que le decía:  ‘Dale que tú puedes’”. Añade que también quiere transmitir el mensaje de lo importante que es valorarse. “Se nos enseña que está mal cuando nos felicitamos a nosotros mismos por algo que tenemos.  Y no está mal. Nosotros mismos tenemos que ser los primeros que nos damos los créditos”. Reflexiona sobre cómo ha atravesado sus miedos y las dificultades que se ha encontrado en el camino: “Me han pasado muchas cosas en la vida y ya no me asustan porque sé que ya las superé”.

Karol me pasa sus AirPod Max plateados con incrustaciones de piedras carmesí que forman el dibujito de la sirena de la portada de MSB. Me mira con aprensión, claramente está nerviosa por enseñarle esas canciones a alguien fuera de su equipo por primera vez, y escucho que le dice a su representante que tiene curiosidad por saber qué estoy anotando mientras escucho los temas. Antes de darle play en su teléfono, me hace una aclaración sobre el disco: “habla de mis logros y de mis éxitos tanto como persona, como en el éxito de mi carrera… La libertad mental que tengo de experimentar cosas en la vida sin importar qué. Pues, como que sin pensarlo tantas veces, sin darle tantas vueltas”.

ARMADURA CROMADA DE CRÉDITO POR KWK POR KAY KWOK. CHOKER DE BIANCA ARMER.

Los primeros rasgueos de la guitarra en ‘Mi ex tenía razón’ se filtran a través de los auriculares con la voz dulce de Karol alzándose sobre ellos. Un redoble de percusión acústica y digital se cuela en la melodía, subiendo el ritmo de la canción. Es muy Selena, como un lamento electro-tejano que parece directamente sacado de Amor prohibido. El tributo a no es una sorpresa: Karol tiene un tatuaje de la ídola tejana junto a Rihanna y su propia cara en el antebrazo, formando una santísima trinidad de bichotas. “Tuve mucho tiempo de mi vida que era super obsesionada y lloraba porque no la iba a conocer nunca”, declara. Admira, sobre todo, el impacto de Selena como renegada bicultural que ha difuminado fronteras: “He visto entrevistas donde Beyoncé habla de ella, o sea, cualquier artista con su infinita trayectoria sabe quién es y la reconoce, no importa si [esos artistas] hablan español o inglés”.

La letra es astuta y punzante: “Mi ex tenía razón/Dijo que no iba a encontrar uno como él/Y me llevó uno mejor”. Aparentemente, es una contestación a uno de los últimos sencillos de Anuel, ‘Mejor que yo’, donde el cantante le asegura a una ex que no encontrara a nadie como él. Sin embargo, Karol responde de forma serena y segura. Ya me quedó claro a lo que se refiere cuando dice que es la temporada de la Bichota.

Karol G se convirtió en una estrella en toda Latinoamérica en 2017 tras lanzar su disco debut, Unstoppable. Con los que le siguieron, Ocean y KG0516, poco a poco fue forjándose su reputación como una de las favoritas del público en el mundo del reggaetón pop. En 2019, su carrera recibió un gran empujón con ‘Tusa’, el tema que hizo con Nicki Minaj que tiene más de mil millones de reproducciones. En aquel momento ya era una de las grandes de Latinoamérica, pero Mañana será bonito abrió un nuevo capítulo de éxito tras amasar una pila de hitos históricos, entre ellos, su debut sin precedentes en la lista Billboard 200. “Y es el comienzo de cosas muy chimbas para mí en el futuro”, dice.

Para Bichota Season ha trabajado, fundamentalmente, con el productor Sky Rompiendo, un compatriota paisa que hizo carrera creando beats para J Balvin en los inicios del movimiento del reggaetón en Medellín. También han contribuido el dominicano y puertorriqueño MAG –el productor ejecutivo de Un verano sin ti, de Bad Bunny–, así como Edgar Barrera, el galardonado compositor que ha escrito grandes éxitos para ídolos de la música mexicana como Grupo Frontera, Fuerza Regida o Christian Nodal. También hay algunas colaboraciones provocadoras con, por ejemplo, el hombre del momento de los corridos tumbados, Peso Pluma; u otra con la megaestrella neerlandesa de la electrónica y el dance, Tiësto. También tiene canciones nuevas con la diosa colombiana del R&B, Kali Uchis: la primera es una pista fresca con tintes de reggae que aparece en el álbum y la segunda es un temazo de perreo de la vieja escuela que puede que salga en octubre. “Llevamos un año y medio hablando de esto. Nos hemos visto, hemos ido al estudio juntas, ha estado en mi casa y yo en la suya. Pero Kali es como yo, ‘sin presiones’”, declara. “Hicimos muchas canciones y ella me decía, ‘No me gusta’, y yo le decía, ‘A mí tampoco’”.

Pero la última canción que menciona es la más jugosa. Me habla de un tema en el que ha estado trabajando llamado ‘Verano rosa’, en el que Feid había planeado colaborar. “Es una canción de desamor, o sea, es que eso es lo mejor de todo”, dice, sonriendo con picardía. No confirma de manera explícita la relación, pero el comentario parece una insinuación de que algo hay entre los dos. Más tarde, con las prisas de salir del hotel para el ensayo de la actuación en The Today Show me equivoco y, sin querer, agarro el teléfono equivocado pensando que es el mío. Es el de ella y, de fondo de pantalla, veo una foto informal de Feid, un poco quemado por el sol y sonriendo.

Al final, ‘Verano rosa’ se quedó sin terminar, en parte, porque Karol tardó en encontrar al colaborador adecuado. “[Feid] dice; ‘yo sé que tú estás buscando como mil personas, has pensado en mil personas y nadie te encaja, pero… ¿me vas a dejar montarme en esa canción?’”, menciona.

Ambos artistas se conocen de Medellín, pero llevaban tiempo sin tener mucho contacto. “Nosotros estuvimos mucho tiempo que no hablábamos y casi que no sabía nada de él”, relata. Pero cuando él empezó a salir de la ciudad y a recorrer Latinoamérica, Karol lo invitó a ser su telonero en su Bichota Tour de 2021. Antes habían colaborado en una canción llamada ‘Friki’, que se convirtió en un gran éxito en Colombia. Sin embargo, Feid ha alcanzado nuevos niveles de fama en los últimos meses, sobre todo después de ‘Classy 101’, una colaboración con la rapera puertorriqueña Young Miko que hace poco debutó en la lista Hot 100. “Tú vas y pones la radio [colombiana], y es como, ‘¿Nos dan permiso de poner las canciones de alguien más?’”, bromea.

Últimamente, la artista está escuchando Bichota Season en bucle y, en el trayecto en auto para ir al ensayo de la actuación en The Today Show, pone en cola varios temas del proyecto. Es claro que está emocionada con estas canciones y está lista para dárselas al mundo. En cierto momento, pone ‘BichotaG’, un tema irascible de trap que remata con efectos de disparos y en el que hace toda una demostración de su gran capacidad para rapear. En el carro, cuando suena ‘Oki Doki’, empieza a cantar, agitando el dedo índice en el aire, “No me digas puta/El error fue tuyo y la vida es mía”. Algunas de sus mejores canciones son una especie de grito de batalla; himnos que no niegan el dolor, pero que la impulsan hacia adelante, hacia la sanación y la independencia. Para mí, como mujer que se ha pasado la vida lidiando con hombres con síndrome de Peter Pan, este verso cala hondo, así que le digo a Karol que me veo muy identificada con lo que canta. “¡De verdad, empiezan a decir esas cosas de una como si una fuera la más alborotada!”, exclama.

Pero abrazar tanto la tristeza como la valentía es algo que no se le suele conceder a las mujeres en el mundo del reggaetón. Karol ha conseguido un equilibrio flexible. Su música lucha contra la exigencia de elegir entre el sentimentalismo o la agresividad, explorando espectros completos de emociones complejas e imperfectas. En un género en el que las mujeres históricamente se han visto reducidas a objetos sexuales o a coristas que no aparecen ni en los créditos, ella no cae en ninguna de esas dos casillas. “Desde chiquitas se nos dice en la casa: ‘No cargue eso, eso es para hombres.  O no haga esto’”, comenta. “Y nos van enseñando de forma incorrecta en qué sí cabemos y en qué no cabemos. Qué podemos hacer y qué no podemos hacer. Cuando en realidad todo lo podemos hacer”. Considera que el trabajo que ha estado haciendo, junto con otras artistas, es un paso adelante. “Todas estamos construyendo un camino”.

Bichota Season transmite un mensaje importantísimo: reducirte al servicio de alguien a quien amas es una manera horrible y dolorosa de apagarte. A veces, habitar las texturas de la desolación puede guiarte para encontrar el camino de vuelta hacia la persona que eres y hacia la fuerza que llevas dentro. “Te lo juro, hasta en los momentos en que yo he estado super-mega-enamorada, sigo haciendo música de desamor”, afirma. “Uno pone las canciones más tristes del mundo y es como matándose a uno mismo, pero en realidad está sanando”.

Los habitantes de Medellín han cargado con los estereotipos asociados a la violencia y el crimen, pero esa visión miope omite una gran parte de la historia. Karol nos cuenta un relato bien distinto: su infancia fue muy feliz. Se libró de los años más duros del narcoterrorismo en la ciudad, por un lado, porque nació dos años antes de la muerte de Pablo Escobar. Creció en un hogar de clase media y tiene una gran familia. Su padre es Juan Guillermo Giraldo Ramírez, tiene 13 hermanos y cada uno tiene, a su vez, tres o cuatro hijos. “En Medellín, la gente es super familiar, muy de la cultura. Uno pasa las festividades especiales, los domingos y los fines de semana con los papás, los abuelos”.

Desarrolló muy pronto una conexión con la música, en parte, gracias a su padre. En su tiempo libre, Juan Guillermo tocaba en un grupo con el que interpretaba toda clase de ritmos: rock, salsa y baladas. A veces, su hija cantaba con él en eventos especiales. Aun así, cuando iba a la escuela, era una niña tímida y a menudo se apoyaba en su hermana mayor para que hablara por ella. “Esa misma confianza a mí me la dieron en mi casa”, explica.


“Que le digan a uno que rompió récords de asistencia, es algo que uno no se lo cree”.


Cuando tenía 14 años, su padre le sugirió que se presentara a la versión colombiana de Factor X. Cuenta que pasó las primeras tres rondas de audiciones, formó parte del grupo de diez semifinalistas tras un casting de 50 mil personas, pero la eliminaron antes de llegar a la final. No obstante, Juan Guillermo tenía claro que su hija tenía un don y Karol tuvo claro que tenía que intentarlo en el mundo de la música. En 2006, firmó con el sello puertorriqueño Diamond Music, lanzó un puñado de canciones que nunca llegaron a despegar y su padre acabó pagando por rescindir el contrato dos años después. Ella se frustró por los fracasos y casi se decidió a abandonar para siempre la música.

A pesar de las adversidades, tiene un buen recuerdo de aquella época, sobre todo por el apoyo incondicional de su familia. Ella y sus padres dejaban CDs allá donde podían –colegios, universidades, clubes, vagones de metro, autobuses. También se acercaba al centro de la ciudad, donde le llevaba su música a vendedores callejeros con la esperanza de que incluyeran sus canciones en las compilaciones pirata de reggaetón y en las USB que tenían a la venta. “Vendían, por ejemplo, algo que decía, Los éxitos del reggaetón. Entonces estaban Wisin y Yandel, Daddy Yankee y una Karol G que no conocía nadie”, dice entre risas.

En 2008, consiguió reunirse con Universal Music Latino, que le ofreció un contrato como compositora interna, aunque ella tenía claro que quería una carrera como solista, así que lo declinó. Sintiéndose sola y derrotada, se fue a Nueva York a estudiar marketing y a vivir con su tía en Long Island. Un día, en el metro, se fijó en un anuncio de la Boston Music Conference, así que decidió acercarse a ese evento del sector por pura curiosidad. Aquella visita volvió a darle fuerzas, la motivó para volver a la música con disciplina renovada. Hizo las maletas y regresó a Medellín, donde estudió composición, musicología y canto en la Universidad de Antioquía durante cinco años.

Karol se había criado escuchando reggaetón y estaba obsesionada con leyendas boricuas como Ivy Queen o Wisin y Yandel, así como con mixtapes que definieron el género como la serie Cuentos de la Cripta de El Chombo. Pero en 2013, cuando regresó a su ciudad natal, el reggaetón estaba adoptando una forma muy diferente, tanto en términos de raza como geográficos. La metrópoli se había convertido en la raíz de un nuevo sonido para el reggaetón gracias a trabajos de artistas pioneros como Fainal y Shako, Reykon y Golpe a Golpe. “No dije: ‘Quiero ser como Lady Gaga’, no, en las entrevistas dije, ‘Yo me sueño siendo como Fainal y Shako’, o sea, así de grandes eran”.

Luego, una nueva generación de productores y artistas como J Balvin, Maluma, Sky Rompiendo o los Rude Boyz empezaron a transformar el género, dándole una imagen renovada con sintetizadores vanguardistas e ideal para sonar en la radio. Una reinvención que se ha convertido en el objetivo de muchas de críticas por el blanqueamiento del reggaetón y su disolución en pop mediocre. Karol dice que los productores de Medellín no tenían los drum kits o los paquetes de samples necesarios para seguir la tradición puertorriqueña, así que se inventaron su propio estilo. “No teníamos ni los sonidos, ni esas carpetas, ni todo lo que ellos tenían”, explica. “Entonces nosotros tratamos de hacer que sonara parecido, pero con lo que teníamos”.

Esa conversación sobre Medellín se ha cruzado con una discusión racial más amplia en el mundo del reggaetón, en cierta medida, debido a los pasos en falso de toda la industria cuando hay que reconocer que un gesto ha sido racista, Karol incluida. En 2020, la artista se enfrentó a una polémica con sus fans después de tuitear una foto de su perro durante las manifestaciones por George Floyd con la siguiente leyenda: “El ejemplo perfecto de que el Blanco y el Negro JUNTOS se ven hermosos”.  La declaración fue criticada ser fuera de lugar y demostrar falta de tacto, por lo que, más tarde, Karol se disculpó diciendo: “Ahora veo que la forma en como lo expresé no estuvo bien”. En 2021, le dijo a Rolling Stone: “Sé que nunca seré capaz de hablar de esas causas por experiencia propia, pero puedo formarme mejor sobre esos temas”.

No fue sino hasta que conoció a su productor Ovy on the Drums, que la cantante encontró su propio estilo. Lo habían contratado para mezclar y masterizar su sencillo de 2013 con Nicky Jam, ‘Amor de dos’, y se acercó un día a casa de Karol para entregarle la canción terminada. En eso, escuchó de pasada que ella necesitaba un DJ que la acompañara en sus shows y, pensando que podía aprovechar la oportunidad, sugirió ocupar ese puesto, aunque no tenía ni idea de cómo hacerlo. “Él dice como, ‘Ah, yo estoy empezando a ser DJ de un grupo de aquí en Medellín. Y yo, ‘Ah, pero entonces, ¿vas a dejar esa gente por irte a trabajar conmigo? ¡Horrible!’”, recuerda la artista que ahora se ríe del momento. “Mi primera reacción fue como, ‘¿Y ese quién es? ¿Por qué se metió en la conversación?’”.

“No nos llevamos muy bien de entrada”, confiesa el productor en una entrevista por videollamada. “A ella no le gustó que yo [fuese] tan confianzudo en ese momento”. Pero Karol le dio una oportunidad. Ovy tomó un sampler prestado de un amigo y aprendió a mezclar para uno de sus conciertos del día siguiente. Tras ganarse más su confianza, Ovy sugirió que trabajasen juntos en una canción, que acabó convirtiéndose en ‘Ricos besos’. Ella quedó impresionada en el acto. “Es como si yo me hubiera quitado un chip y él lo hubiera conectado, era exactamente lo que yo quería para la canción. Y eso es lo que siempre me ha pasado con él”, explica la cantante. Ovy comparte su parecer: “Siempre ha fluido una linda energía entre los dos…  Y musicalmente siempre le he dado lo mejor y ella también me ha dado lo mejor”.

Pronto, la pareja musical empezó a colaborar como un equipo del tipo productor-cantante, de manera similar a dúos conocidos en Medellín como J Balvin y Sky Rompiendo, o Nicky Jam y Saga WhiteBlack. Se atrincheraron en el piso del padre de Ovy para grabar y utilizaron colchones para insonorizar la habitación. Al final, construyeron un estudio improvisado en casa de Karol con la ayuda de algunos primos, su padre y varias amistades. Llegaron incluso a poner ladrillos. “Íbamos todos los días haciendo música.”, recuerda el productor. “Llegaba a la casa de Karol a las ocho o nueve de la mañana y me iba a las dos de la madrugada… A veces se hacía muy tarde. Terminaba muy cansado y amanecía en la casa de ella”.

Ambos llevan trabajando juntos una década y, de hecho, él produjo varias canciones de Bichota Season. El productor dice que la artista tiene intereses más allá de hacer éxitos y que su visión es más integral. “Siento que es una mujer que la tiene clara y que siempre está pensando en innovar, en hacer algo diferente. No solamente musicalmente, sino en su imagen”, explica. “Cuando Karol coge una canción y ya la terminamos, ella le ve cosas que uno nunca le ha visto”.

Y, por supuesto, nos señala su irresistible encanto. “Puede ser una mujer que tiene mil problemas”, añade. “Pero siempre la vas a ver con una sonrisa y con su mejor actitud”.

ARMADURA CROMADA DE KWK BY KAY KWOK.SUJETADOR DE CUERO Y PANTY DE ZANA BAYNE.

Esa es la energía que irradia Karol en el escenario durante su actuación en The Today Show. En un descanso a mitad de la presentación, se acerca a los presentadores para saludar a sus fans y les dice, “Todos ustedes son mi sueño hecho realidad”, mientras reluce la gema que trae en un diente. El público abarrota la plaza, la gente grita de alegría, lucen gafas de sol al estilo Feid y sombreros vueltiaos. Bien podría ser un concierto en un estadio. Con las tenebrosas notas al inicio del hit ‘TQG’, los gritos se vuelven ensordecedores. “Vamos a cantar esa desde aquí, bien duro”, exclama Karol señalándose el corazón. Observo la muchedumbre, hay personas cantando a grito herido y otras con lágrimas que les inundan los ojos.

En cuanto se baja del escenario, Karol aún tiene muchas cosas que hacer: primero se la llevan para una entrevista exprés de una sección llamada “Ocho preguntas antes de las ocho de la mañana”. Luego, sigue una entrevista en el estudio, esta vez con los presentadores The Today Show. Después, un par de piezas para redes. Y por último, una tercera entrevista.

Al final, cae en cuenta de lo que acaba de pasar. Tras la conversación con los presentadores delante de las cámaras, se dirige al camerino para tomarse un pequeño descanso. Han sido unas horas de mucha agitación y ha estado aguantándose las lágrimas de alegría todo el rato, en ningún momento se ha parado a digerir la magnitud del momento. En cuanto llega, se tapa la cara con las manos y se echa a llorar. El lugar se queda en silencio. Entre sollozos entrecortados, empieza a hablar.

“Todo se nos da, entonces me parece muy loco”, declara. Le tiembla la voz. “Los artistas que han tenido acá, que si Beyoncé, que Shakira, que Rihanna, Ricky Martin… y que le digan a uno que rompió récords de asistencia. Es algo que uno no se lo cree porque parece una mentira”.

La tía de Karol interviene con ternura para consolarla. “Pero, mami, en verdad tú has luchado mucho por ello, todos han trabajado muy duro”, le dice, señalando a todas las personas de la habitación.

La artista levanta la cara y se seca las lágrimas de los ojos. Casi se ve cómo recupera el color en las mejillas. “Estoy super feliz, vamos por más”, afirma. “De verdad, nosotros estamos haciendo algo, no lo digo yo sola, muchos artistas latinos estamos haciendo un trabajo demasiado grande por nuestra comunidad latina y es muy grande lo que pasa porque ellos no se esperaban eso porque no entienden que el latino stand up for the latinos”.

Uno de sus representantes asiente con la cabeza, se le rompe la voz al decir: “Uno ve todas estas cosas y piensa, ‘Algún día, algún día’”. “Ay no, ¿ven? Se van a poner todos a llorar”, dice Karol y todo el camerino se echa a reír. En un rincón, otra persona de su equipo exclama, “¡Alguien cuente un chiste!”.

Cuando ya ha llorado lo que tenía que llorar, la artista se acerca a un monitor cercano en el que se ve una repetición de la interpretación de ‘Tus gafitas’. La cámara recorre el público, sus fans están que no caben de alegría, se saben todas las letras. Karol suelta un gritito, emocionada por lo que ve en la pantalla.

“¡Qué chimba!”.

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